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119. El Precio de Wheesung (09) por dayanstyle

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—Eres mi héroe, gatito—Ung Jae besó a Wheesung en toda su cara, prácticamente se arrastró encima de su cuerpo. Con un simple pensamiento, los tenía en el dormitorio de Ung Jae. Le gustaba tener a Ung Jae en sus brazos. Le gustaba mucho. Más de lo que nunca pensó que lo haría. El calor le hizo sentirse liviano.

—Te lo dije, no soy una bola de pelos —dijo mientras revisaba a Ung Jae de pies a cabeza, su compañero de sonrojó profusamente cuando lo desnudo.

—Estoy bien —dijo Ung Jae, tratando de alejar sus manos.

Tomó el rostro de este. Tenía la mejilla magullada, donde Inati lo había abofeteado. Obligó a su ira a bajar.

—Realmente no me duele —Ung Jae insistió. — Casi no lo sentí. El chico me golpeó como una niña pequeña.

Admiraba la valentía de Ung Jae. —Pero con tanta fuerza, que dejó una marca en tu hermoso rostro.

Ung Jae dio un paso hacia la cama y se balanceó. Se agarró a la cómoda,  mientras ponía la mano en su sien.

—Lo suficientemente duro, para que tenga una migraña. —Lo miró por encima de su hombro. —¿De qué estábamos hablando?

Sintió, más que vio, que el cáncer estaba creciendo. Ya no era el tamaño de un grano, ahora parecía una uva.

Ung Jae parpadeó un par de veces. —Debo estar agotado. Mi vista esta borrosa.

Ayudó a Ung Jae a ir a la cama. Se tendió junto a su compañero, cuando Ung Jae se acurrucó contra él, envolvió su brazo alrededor de su pequeño conejito.

—Tan pronto como descanse un poco, tendremos sexo. —Ung Jae exclamó con confianza. —Creo que soy adicto ahora.

Le dio un beso en la sien. —Sabía que ibas a serlo, pero por ahora, descansa. Ung Jae bostezó. —Sí, es mejor que las zanahorias.

Independientemente de las diferencias que tuvo con su hermano, tendría que ir a Himchan en busca de ayuda. No había otra manera de salvar a Ung Jae. Reclamarlo no había funcionado y no podía soportar la idea de perder a su compañero.

 

 

Ung Jae se despertó, sintiéndose mejor de lo que había estado antes de dormirse. El dolor de cabeza había desaparecido y no había calor en su espalda. Se dio la vuelta para encontrar a Wheesung despierto, observándolo.

—¿No duermes?

—No estoy cansado. —La tristeza que había rodeado Wheesung, había regresado, al mirarlo con tanto anhelo.

—¿Qué estás pensando en este momento?

—En ti—Wheesung le puso una mano en su culo y lo atrajo hacia sí, besándole en el cuello. —Siempre en ti.

Su cuerpo reaccionó al tacto de su compañero. Su pene se endureció, su corazón latía más rápido, se enamoró más profundamente de Wheesung, cuando este lo rodó para ponerlo debajo de él.                   

—¿Cómo llegué a estar desnudo? —No tenía idea de dónde estaban. Esto no era su dormitorio. ¿Era el de Wheesung? ¿La Muerte tenía una casa? Tenía que dejar de pensar de esa manera en Wheesung. Él podría ser un Ángel de la Muerte, pero también era un hombre.

Y vaya si él no lo demostraba que en este momento.

—Mmm—Wheesung lo besó a lo largo del pecho, lamiendo y chupando sus pezones. Gemía entre dientes, mientras se retorcía bajo Wheesung.

—Puede ser que tenga algo que ver con eso.

—Entonces, haz algo al respecto —le rogó, extendiendo sus piernas a modo de invitación. Su pene estaba tan duro que latía, pre-semen goteaba en su vientre.

Wheesung le besó el pecho, chupando sus pezones antes de dar besos a su vientre. Se estremeció, cuando el largo cabello de Wheesung le rozó la piel. La sedosidad le puso la piel de gallina.

No iba a durar. No cuando los calientes labios de Wheesung estaban envueltos alrededor de su pene. Se sorprendería si lograra durar cinco minutos. Sus dedos se curvaron, mientras empujaba sus caderas, gritando el nombre de Wheesung. Se vino con tanta fuerza, que se sintió mareado.

 

 

Wheesung se arrastró hasta su lado y le dio un beso a lo largo de su mandíbula. Puede que acabara de venirse, pero su cuerpo respondió al toque de su compañero. Se deslizó sus brazos alrededor del cuello de Wheesung sus labios apretados, mientras las manos de Wheesung le tocaban cada pulgada.

Entonces Wheesung rodó sobre su espalda, trayéndolo con él. Se quedó a horcajadas sobre la cintura de Wheesung, mirando fijamente a los oscuros y sensuales ojos. Dios, ¿podría amar a Wheesung más de lo que ya lo hacía en este momento? Lo creía. Su corazón se hincho en su pecho, mientras dibujó círculos sobre el pecho de Wheesung.

—Móntame, mi pequeño dulce compañero. Su rostro se calentó.

Wheesung le tendió la mano y una botella de lubricante apareció en ella.

—Eso es un buen truco —le dijo.

—No has visto nada todavía. —Wheesung le dio un guiño. Lubrico su pene, luego su agujero. Cuando Wheesung agarró la base, sus cejas se alzaron.

—¿No habrá estiramiento?      

—Puedo eliminar el dolor, incluso antes de que lo sientas —dijo Wheesung.

Confiando en su pareja, lo monto ligeramente, y luego poco a poco se fue empalando a sí mismo, sorprendido de que Wheesung había dicho la verdad. Sintió la presión y el placer, pero sólo un poco de ardor. Cuando estuvo sentado completamente, Wheesung metió los brazos detrás de la cabeza.

—El espectáculo es todo tuyo.

Se ruborizo profundamente, cuando empezó a rebotar en el pene de Wheesung. Fue lento y dudando al principio, luego aceleró el paso, sus dedos se cerraron con fuerza contra el pecho de Wheesung.

Este no permaneció inactivo por mucho tiempo. Se agarró a sus caderas, con ambas manos y empujo hacia arriba, gimiendo cuando él rebotó hacia abajo. De todas las posiciones que trataron, hasta ahora esta le gustaba más.

Wheesung se movía más rápido, su expresión era una máscara de puro placer. Wheesung ya era un hombre impresionante, pero en medio de la pasión, era francamente increíble. Dudo, su clímax pasando a través de él. Gimió el nombre de Wheesung por segunda vez, cuando este hundió sus colmillos profundamente en su cuello.

 

 

Se sintió débil y se derrumbó. Se tumbó sobre el pecho sudoroso de Wheesung, su compañero puso los brazos alrededor suyo y lentamente cerró los ojos. Si solo la vida pudiera ser tan perfecta, todo el tiempo.

 

 

 

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—El Dr. Alex quería hablar contigo —dijo el Dr. Jaejoong, mientras se acercaba al escritorio de Ung Jae.

—¿Acerca de? —Ung Jae se volvió hacia el médico. Él estado tan ocupado pensando la noche anterior con Wheesung, que no había oído acercarse al Dr. Jaejoong.

—¿Por qué no vas a mi oficina? —El Dr. Jaejoong miró a su alrededor. —No hay nadie aquí. Tenemos tiempo para sentarnos y conversar.

Con un encogimiento de hombros, recogió su contenedor de zanahorias y tomó su té. Miró hacia la puerta, para asegurarse de que nadie se dirigía dentro y escudriñó la brillante luz que entraba por las ventanas.

Hoy sería un día perfecto para pasar el rato con Wheesung. ¿La Muerte no tenía días de campo? Quería averiguarlo. Tal vez, después del trabajo, arrojaría algunas cosas y llamaría a Wheesung. Podrían ir al gazebo frente a la cafetería y cenar.

Lo que necesitaba, era comida. Y el restaurante estaba cerca. Solo tenía que correr a casa y tomar una manta. Se sentó en la silla frente al escritorio del Dr. Jaejoong. Mordisqueó una zanahoria, mientras esperaba a que el doc comenzara a hablar.

—¿Cómo te sientes, Ung Jae? —Preguntó.

—Está bien, ¿verdad?—Puso su contenedor en el aparador que contenía unas pocas plantas.

El Dr. Jaejoong sonrió. —Estoy bien. Pero lo que quería contigo es... bueno, tu salud mental.

Frunció el ceño, mientras se acomodaba en su asiento. —No entiendo.

El médico se aclaró la garganta. —Has estado sosteniendo una conversación con... nadie. ¿Estás viendo personas imaginarias, o son reales en tu cabeza?

 

Se echó a reír. Mantuvo su risa, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. El Dr. Alex debe haberlo visto hablando con Wheesung. Sólo podía imaginar lo loco que se había visto. —El tipo era real.

—Ahora soy yo el que no entiende.

Había abierto la boca, para decirle al doctor Jaejoong sobre Wheesung, cuando su dolor de cabeza regresó. Le dolía tanto, que gritó. La habitación empezó a dar vueltas y las náuseas lo invadieron. Trató de cubrir su boca con su mano, pero algo estaba mal con su coordinación.

—¿Ung Jae?

Sus ideas estaban dispersas, y cuando trató de hablar, no podía. Se deslizó de la silla y cayó al suelo.

El Dr. Jaejoong maldijo, mientras saltaba de la silla y corrió alrededor su escritorio. Se dejó caer sobre una rodilla y utilizo la linterna de su bolsillo para comprobarle los ojos.

—Estas teniendo una convulsión.

Apenas oyó al hombre, cuando pánico se apoderó de él. Sus pensamientos  estaban confusos, pero sintió que su cuerpo se contorsionaba. ¿Qué demonios le pasaba?

 

Ung Jae se despertó en una cama de hospital. No lo recordaba cómo había llegado hasta allí.

—Relájate. —El Dr. Jaejoong puso una mano sobre su hombro.

—¿Qué pasó? —Se sentía muy cansado y débil.

—Tuviste un ataque de epilepsia. Lo que me deja perplejo. No eres humano, Ung Jae, así que no debiste tener uno. Quiero conseguir algunas imágenes de tu cabeza.

Sus brazos y piernas se sacudían. El Dr. Jaejoong observó atentamente, luego alzó los ojos hacia él. —Ya que no eres humano, no estoy seguro de qué pensar, o si estos síntomas serán los mismos de un ser humano. Hasta ahora, tienes algunos de los síntomas. Así es como supe que algo te estaba ocurriendo.

—No estaba hablando conmigo mismo —, susurró. No tenía idea de lo que el médico estaba hablando. ¿Un ataque? Eso era imposible. Los seres sobrenaturales no sufren dolencias humanas. Simplemente no lo hacían. Nunca había oído hablar de ello.

—¿Disculpa?

—La conversación —, aclaró. —Estaba hablando con mi compañero.

—¿Es invisible?

—Puede ser, a veces. Su nombre es Wheesung.

—¿Wheesung? —El Dr. Jaejoong parecía aún más preocupado. —¿Al igual que la Muerte?

—¿Lo conoce?

¿Por qué todo el mundo siempre salta a esa conclusión? Había miles, sino millones de hombres llamados Wheesung. ¿Por qué todo el mundo asumía que estaba hablando de la Muerte?

—Llegó a la Guarida   hace unos años, para recoger un alma. No  estaba allí  personalmente, pero he oído hablar de él. —El Dr. Jaejoong negó con la cabeza. —No importa quién es, creo que deberías llamarlo. Es necesario tener a tu compañero en este momento. Sabremos más, una vez que consiga un TAC Tomografía Axial Computarizada de tu cerebro. Pero no tengo el equipo aquí, te enviare al Hospital de la manada de Pride Valley. El Dr. Baro será el que te ayude.

—Dr. ¿Baro?

—Es un shifter león y un buen médico. —El Dr. Jaejoong le palmeó su mano —También estaré allí.

Cerró los ojos. Estaba tan cansado. Todo lo que quería hacer era dormir, pero mientras yacía allí, el sueño se le escapaba.

—Me voy a hacer la llamada. —El Dr. Jaejoong puso algo en su mano.

Cuando volvió a mirar hacia abajo, vio un botón de llamada.

—Presiónalo que si me necesitas, mientras no estoy.

Cuando el Dr. Jaejoong salió de la habitación, susurró, —Wheesung.

 

 

Wheesung se movió a través del Reino de los Demonios. Estaba de camino a Remtin, cuando su compañero susurró su nombre. Tenía la fuerte sensación de que sabía por qué Ung Jae lo había llamado.

Su corazón latía más fuerte, mientras volaba hacia su compañero. Cuando apareció en la pequeña habitación, permaneció invisible, mientras miraba a Ung Jae acostado en la cama, una sábana lo cubría, viéndose tan pálido que su piel casi coincidía con la ropa de cama.

Sin importar sus diferencias con Himchan, necesitaba ir a verlo. No cosecharía el alma de Ung Jae. No podía perder a su pequeño conejito. No cuando Ung Jae lo había hecho enamorarse. No cuando su día entero se iluminó con una simple sonrisa, un suspiro, o una invitación para el almuerzo.

Su corazón finalmente había comenzado a latir y haría lo que tenía que hacer con el fin de salvar a Ung Jae.        

Quería ir con su compañero, pero se obligó a salir y aparecer en las afueras del edificio de los Guerreros Demonio. En lugar de convocar a su hermano, se quedó allí, por un largo tiempo y trató las emociones a las que nunca había tenido que hacer frente antes.

El amor y la preocupación estaban sobretodo. Los artistas escribían y cantaban sobre el amor, y guerras habían comenzado debido a las fuertes emociones, pero nunca habían entendido lo que era tan especial sobre el hasta Ung Jae. Y también ahora, entendía por qué guerras se libraron a causa de ello.

Tendría –y casi terminó este mundo para recuperar a su compañero de Inati.

—Eres problemático.

Se volvió para ver a Himchan pie detrás de él. Su hermano parecía perplejo mientras lo miraba, como preguntándose por qué estaba fuera del edificio, mirando hacia el espacio.

Abrió la boca, luego la cerró. Decirle algo a Himchan sería contraproducente.

Simplemente no sabía cómo pedir ayuda.

—¿Es el conejito?

 

 

Apretó los dientes. —Su nombre es Ung Jae. Sólo yo puedo llamarlo conejito. Wow, eso fue otra emoción que no conocía.

Celos.

Himchan sonrió. —El amor se ve bien en ti.

—Y tú eres un mentiroso de mierda—Puede ser que necesite un favor, pero él era quien era.

Himchan se encogió de hombros. —Si tú lo dices. Ahora dime por qué estás aquí.

Suspiró y se pasó una mano por el pelo. Eran tres palabras sencillas, pero estaban atrapados en su garganta. Sólo tenía que decir eso.

Necesito tu ayuda.

—Debemos hablar en otro lugar—Himchan miró a su alrededor. —Sé por qué has venido a verme, Wheesung.

—¿Por qué tenemos que ir a otro lugar?

—Porque —Himchan comenzó a caminar por la calle. Se trasladó a su lado  y se acercó. —No puedo ayudarte.

Se detuvo. —Será mejor que no estemos hablando de lo mismo.

—Salvar a Ung Jae.

Gruñó. —¿Cuántas veces he mirado hacia otro lado, cuando rescataste a un alma que debía ser cosechada? —A medida que hablaba, su voz se elevó.

—¿Cuántos, Himchan? Ahora me dirijo a ti para el mismo favor y ¿qué me estás diciendo? —Su ira creció, y que nunca era algo bueno. Un árbol se marchitó a su lado, las hojas se pusieron marrones y cayeron al suelo.

—Cálmate —siseó Himchan.

—Vete a la mierda, Himchan. ¿Cómo sabes que no puedo chasquear los dedos y matar al instante todas las personas que has salvado?

—Esto no es obra mía —argumentó Himchan. —Después de convertir a esos vampiros en humanos, la Fuente Primordial me convocó. Me advirtió que si interfería una vez más, pasaría el resto de la eternidad en el vacío. Supongo que no eras el único molesto por salvar almas. —Negó con la cabeza, el dolor en sus ojos. —Sabes que salvaría a Ung Jae en un latido del corazón, pero no puedo arriesgarme a que me aparten de mis compañeros.

—Por lo tanto, ¿condenas al mío a morir?

Era como si la Fuente Primordial le diera un compañero moribundo. Él no habría puesto enfermo a Ung Jae, en primer lugar. La ironía era una hija de puta. Le permitió a su hermano salvar las almas, y ahora pagaría el precio más alto.

—Si se trata de alguien que no sea la Fuente Primordial, iría en contra de la orden —, dijo Himchan. —Tu sabes cómo es el vacío, Wheesung.

La ira rodó como una tormenta dentro de él. Abrió sus brazos hacia afuera, la tierra temblaba bajo sus pies, cuando las nubes oscuras se reunieron por encima. —Tú estás muerto para mí, Himchan. Si nos cruzamos de nuevo, voy a acabar contigo.

—Eso significa que tú también morirás.

Wheesung gruñó. —Mi compañero no tiene mucho tiempo de vida. ¿Qué me importa si se acaba el mundo?

 

 Continuara...

Notas finales:

T_T

estoy llorando

 

dejen rw


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