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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola!

 

Advertencia de temas sensibles. Tomen sus precauciones.

 

En el capítulo anterior…

-De nuevo van a ocultarte información-quise levantarme y dirigirme a la cocina, pero mi otro yo me detuvo con sus palabras-Éste es un buen momento para irte. Es la oportunidad perfecta-

-¿Cómo?-

-¡Corre!-se levantó del sofá

-Pero…-

-¡He dicho que corras!-mi otro yo empezó a correr rumbo a la puerta principal y, sin que pudiera creerlo, vi que atravesaba la pared sin ningún problema.

En ese momento, cuando lo vi desaparecer, un solo pensamiento pasó por mi cabeza “Si no lo sigo, jamás volveré a verlo”. Mi necesidad de permanecer junto a mi otro yo, más la de ser libre, me orillaron a tomar la decisión de escapar.

Y mis siguientes acciones, fueron creadas por varias razones y un fuerte impulso.

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Narra Daniel

Me levanté del sofá y, sin tomar en cuenta el hecho de que me encontraba en pijama y descalzo, corrí hacia la puerta principal y salí de casa.

El día era lluvioso y hacía bastante frío, eso me hizo dudar, pero en cuanto me di cuenta de que mi otro yo estaba esperándome en medio de la calle, corrí hacia él sin pensarlo. Mis pies desnudos contra el frío y la humedad del suelo, me hicieron sentir vivo y lleno de energía.

También, el frío quemó mi piel y la lluvia me mojó por completo en cuestión de segundos.

Cuando estuve a dos pasos de reunirme con mi otro yo, él reanudó la carrera hacia la derecha. Yo lo seguí y así nos mantuvimos por varias cuadras. Todo el tiempo estuve persiguiéndolo sin dudar en ninguno de mis pasos. Mi motivación era tenerlo cerca. Estar junto a él.

Alcanzarlo para permanecer juntos.

Cuando empecé a sentirme sofocado por lo doloroso que resultaba respirar debido al frío, detuve un poco mi carrera para recuperarme. En esa pausa, me di cuenta de que las calles estaban solitarias y, viendo de un lado a otro, no encontré nada que recordara haber visto con anterioridad.

De seguro me encontraba lejos de casa y… tal vez, ni siquiera se habían percatado de mi partida.

Me sentí un poco preocupado ante el hecho de que estaba perdido porque eso quería decir que, aunque diera vuelta, continuaría perdido. Pero en cuanto mi otro yo volvió a mostrarse frente a mí, toda preocupación desapareció en un santiamén y yo reanudé mi carrera rumbo a lo desconocido.

Corrí otro poco más hasta que las casas cambiaron por árboles gigantes, pero la lluvia y el frío no menguaron. Giré en varias esquinas hasta que, a unos cuantos metros de donde me encontraba, conseguí ver una calle más ancha que las anteriores, en ella, varios automóviles pasaban a gran velocidad.

No podía ver los automóviles debido a la lluvia y la niebla, pero sí veía sus luces.

Corrí hasta que estuve frente a esa calle y vi ir y venir a los automóviles. Algunos parecían salir de la nada y a otros los veía aproximarse desde la distancia.

No puse qué debía hacer en ese momento, pero cuando me di cuenta de que mi otro yo me esperaba del otro lado, corrí sin ver hacia los lados.

Cuando estuve a punto de llegar a la otra acera, me di cuenta de que unas luces se dirigían hacia mí. Mis piernas se adhirieron al suelo debido a la impresión y poco a poco encontré esas luces más cerca de mí.

Después, un rechinido me hizo apretar la mandíbula e intentar proteger mis oídos del doloroso sonido.

_____________________________________________________________________________

  

Minutos antes…

Narra Sean

-¿Qué quieren?-Tomás preguntó mientras ingresaba a la cocina y acomodaba a Ben en su silla alta

-Corta las papas-le señalé una bolsa de plástico que reposaba sobre la isla-Ya están lavadas-informé y me incliné frente al horno para revisar su temperatura.

Ese día íbamos a cenar pollo con papas al horno por sugerencia de Lucy. Yo no lo había preparado, pero ella se estaba encargando de guiarme en cada paso. Su presencia y la de Tomás, durante toda la semana, era un gran alivio debido a que mi relación con Daniel se estaba tornando extraña.

Después de que August viniera de “visita”, veía a Daniel como un desconocido. La manera en que se movía, sus expresiones y su forma de hablar me decían a gritos que ese no era Daniel, pero con tan solo reparar en aquello, la idea en sí misma era complicada e imposible de creer.

Daniel era Daniel, pero todo en él era diferente.

Su cambio había sido radical y, estaba más que seguro en que él había escuchado la conversación que todos tuvimos con August. Daniel se había enterado de todo de la peor manera y de ello derivaba su cambio.

Incluso platicar con él resultaba complicado.

Cuando le pregunté si había escuchado la conversación y lo negó en dos ocasiones, fue casi imposible percatarme de su mentira porque mintió demasiado bien. Pero fue por esa razón que me di cuenta de sus mentiras; sus respuestas me parecieron ensayadas y eso no era algo que Daniel hacía comúnmente.

Por eso, yo también me decidí en mentirle con lo que me preguntó. Si él me mentía y yo le respondía con una mentira, no lo tomaba como una falta a mi código de cero mentiras a Daniel porque, ocultar o desviar la información a alguien que mentía, no podría considerarse como mentir ¿Verdad?

Por eso, prefería limitarme en la interacción que tenía con Daniel para no incitarlo a mentir o para provocar que yo terminara mintiéndole. No quería ese resultado.

Sabía que Daniel había mentido al decirme que no escuchó la conversación, pero si él continuaba negándolo, yo no me sentiría presionado en decirle la verdad. No me sentiría presionado en contarle todo.

Suspiré.

¿Qué estaba pensando?

Si Daniel mentía y yo me enviciaba con la idea de que me dijera la verdad cuando yo mismo le ocultaba información… era impensable. Era un bucle que no iba a tener fin. Daniel continuaría mintiendo en cada respuesta y yo evitaría decirle la verdad.

Debía romper el bucle diciéndole la verdad; debía contarle todos los detalles de cada tema importante como el asesinato de Lucy y el secuestro de la persona que lo encerró.

Si Daniel ya había escuchado las palabras de August, yo solo debía explicárselo.

Sí, eso me parecía una buena idea

-Sean-me sobresalté al escuchar la voz de Lucy a mi lado. La última vez la había visto fue en el otro extremo de la cocina ¿En qué momento se había acercado a mí?-Perdón, no quise asustarte ¿En qué estás pensando?-sonrió-Te ves distraído-elevó una ceja

-¿Debería contarle todo a Daniel?-

-Bueno… ya nos has puesto al tanto de las estupideces que tú y el resto de cabezas huecas hicieron-dudó-Y no creo que sea información que Dany deba conocer por el momento tomando en cuenta su salud mental. Tendrías que explicárselo muy detalladamente para que ate cabos y no saque sus propias conclusiones-asentí

-Estoy pensando en platicarle todo y…-

-De repente empezó a hacer más frío-Tomás se coló entre los dos-¿Qué vamos a tomar? Espero que sea café o chocolate-empezó a revisar las ollas que estaban sobre la estufa y para mí placer, ninguna de sus opciones era la respuesta correcta

-Vamos a tomar té de hierbas y frutos secos-disfruté de cada palabra que dije

-¿Qué? Mejor tomemos refresco-empezó a quejarse porque Tomás odiaba el té. Antes no lo odiaba, pero como lo había estado tomando cada día desde que empezó a vivir en Alemania, terminó por aborrecerlo-El té no sabe a nada y si lo tomamos a ésta hora voy a estar levantándome cada media hora para ir al baño-

-¿Estás loco?-Lucy interfirió-¿Refresco con pollo al horno? La mejor opción es el vino, pero Dany no puede tomarlo porque está consumiendo medicamentos y tampoco puede tomar café, ya lo sabes. Así que la mejor opción es el té-sonreí

-Y ¿Te doy un consejo?-me burlé

-No-

-Deberías ir a que revisen tu vejiga. Acudir tantas veces al baño durante la noche es una señal de alarma-

-Como sea, hagan lo que quieran-exhaló con molestia-Por cierto, ya me cansé de cortar papas ¿Puedo ir a ver televisión?-yo lo ignoré, pero Lucy fue a revisar el trabajo que Tomás había estado haciendo

-Pero solo has cortado como 5 papas ¿Cómo te vas a cansar?-

-Es aburrido cortar papas-continuó quejándose-Mejor le digo a Dany que lo haga él y yo cuido a Ben-

-Deja de poner a mi hijo como excusa para que no hagas nada, flojo-

-Lo que pasa es que te molesta saber que cuando yo cargo a Ben, él deja de llorar en automático-auch… golpe bajo

-¡Lárgate de la cocina! Yo haré el resto-Lucy exclamó con molestia y blanqueé mis ojos ante la victoria de Tomás.

Él había hecho uso de un punto muy sucio que resultaba sensible para Lucy, pero era verdad. Ben dejaba de llorar cuando Tomás lo cargaba.

Ni Lucy, ni James podían comprenderlo, pero sucedía

-Voy por Dany-dijo Tomás mientras sacaba a Ben de su silla alta y ambos salieron de la cocina

-No puedo creer que siga restregándomelo en la cara-Lucy empezó a barnizar el pollo con mucha violencia. La tuve que detener

-Mejor desahógate cortando las papas ¿Si?-le quité la brocha y, refunfuñando, se fue.

Ambos nos enfrascamos en nuestras respectivas tareas hasta que, a la distancia, escuché pasos apresurados

-¡Dany no está!-Tomás gritó

-¿A qué te refieres?-Lucy me ganó en preguntar

-¡A que Dany no está! ¡Y la puerta principal está abierta!-de inmediato dejé la brocha a un lado y salí de la cocina.

Lo primero que noté fue que el sofá estaba vacío y que la puerta principal, como dijo Tomás, estaba abierta casi en su totalidad.

Por eso se había sentido un cambio en la temperatura de la cocina. El frío y la humedad del exterior se mezclaron con el calor del interior

-¿Ya lo buscaste en su cuarto?-Lucy preguntó a mis espaldas

-Ya y también lo busqué en el baño, pero todo está vacío-Tomás le respondió con voz agitada-Dany no está…-me acerqué a la puerta principal y salí al exterior.

Di vistazos rápidos a todo lo que me rodeaba, pero debido al clima, no pude encontrar algún movimiento o alguna pista de lo que había sucedido

Pero ¿Qué es lo que había sucedido?

-¿Y no puedes leer su mente?-Lucy se colocó a mi lado para también revisar el exterior

-Ya sabes que otra vez no puedo-Tomás respondió detrás de nosotros-¿Y si alguien entró y lo secuestró?-

-Dany nos hubiera alertado de alguna manera-Lucy suspiró y se atrevió a dar dos pasos más hacia el frente. Su cabello se mojó en cuestión de segundos-Si Dany salió por cuenta propia…-murmuró y volteó a verme-Debemos ir a buscarlo-asentí

-Vamos, Tomás-dije mientras regresa al interior rumbo a la cochera

-¿Qué? ¿Y yo no voy?-

-Tomás podrá leer la mente de las personas que nos encontremos y Ben no podrá salir con éste clima-le expliqué de manera rápida y, por suerte, Lucy lo comprendió al instante-Si Daniel regresa, llámame de inmediato-le pedí e ingresé a la cochera.

Tomás me siguió de cerca. Yo subí al asiento de conductor y él de copiloto

-¿Pero cómo? ¿Por qué Dany saldría de ésta manera?-encendí el motor

-No lo sé…-en cuanto la puerta de la cochera se abrió por completo, pisé el acelerador

-Espera, espera ¿Hacia dónde deberíamos ir?-enfrené de golpe y vi hacia las dos opciones que teníamos.

¿Qué camino debíamos tomar?

¿Izquierda o derecha?

-Revisa las mentes de alrededor, tal vez alguien vio a Daniel-pedí y mientras Tomás se concentraba, mi pie permanecía ansioso por pisar el acelerador y mis manos por girar el volante-¿Encontraste algo?-pregunté después de segundos que me parecieron eternos porque no comprendía lo que Daniel quería conseguir.

¿En qué estaba pensando?

-Nada. Ni siquiera un transeúnte vio algo-ambos nos observamos en silencio-¿Dany te dijo algo? Tal vez quería ir a algún lugar…-negué

-No. No se me ocurre a dónde podría haber querido ir-relamí mis labios-Pero, aun así, Daniel no conoce éstas calles ni ninguna otra. No llegaría a ningún lado y menos con éste clima-de nuevo di miradas rápidas al vecindario que, con la lluvia y el aire se veía muy diferente a cuando solo estaba nublado-Debe estar perdido. No va a saber cómo regresar-en vez de preocuparme aún más, dejé de perder el tiempo. Por fin pisé el acelerador y giré el volante hacia la izquierda-Abre bien los ojos, Tomás-

-¿No puedes hacer algo con tus poderes?-

-¿Qué podría hacer?-conduje a baja velocidad mientras ambos continuábamos observando, con atención, cada rincón del vecindario

-Pues no lo sé, tal vez ¿Detener la lluvia? O ¿Algo con sus moléculas?-

-Ana era la especialista en agua. Mi poder no sirve porque son muchas gotas por segundo y sería imposible además de ineficaz-recalqué

-Con la lluvia, Ana podría encontrar a Dany en cuestión de segundos…-Tomás suspiró y, aunque quise preguntarle respecto a la plática que tuvo en privado con August, en donde suponía que el tema principal fue Ana, comprendí que ese no era el momento.

Debíamos enfocarnos en encontrar a Daniel.

Ambos pasamos varios minutos en silencio revisando toda el área, pero no obtuvimos ninguna pista

-No creo que Dany haya recorrido tanto… solo fueron unos cuantos minutos. Ni siquiera fue media hora-mencionó Tomás-De todos modos ¿Por qué habrá salido de esa manera? En otras ocasiones hemos dejado la puerta abierta y él ni siquiera volteaba a verla-

-No lo sé…-en verdad no lo sabía. No tenía ni idea de qué es lo que pasaba por su mente en los últimos días-Tal vez ya lo tenía planeado…-murmuré

-¿Dany? ¿Escapar? ¿Planear un escape? ¿Cómo por qué?-observé a Tomás-Nunca lo hemos tratado mal y siempre lo hemos cuidado ¿Por qué querría escapar?-

-Le he ocultado información-dije

-¿Y? Eso es una manera de cuidarlo-se cruzó se brazos y exhaló-Debería estar preocupado por Dany, pero en realidad estoy enojado. Estoy muy molesto. Preocuparnos de ésta manera…-

-Daniel está inestable. Tal vez yo lo orillé a esto-

-Mejor guarda silencio y sigue conduciendo-Tomás decidió terminar con nuestra extraña plática y lo agradecí. En ese instante dije cosas que nunca creí mencionar en voz alta y menos a Tomás.

Eran palabras en donde aceptaba mi culpa y…

Mis pensamientos se vieron interrumpidos porque justo en ese momento, pasaron 3 ambulancias frente a nosotros. Los tres automóviles se dirigían a gran velocidad hacia la derecha.

Sin darme cuenta del camino que había tomado, habíamos dejado atrás el vecindario para llegar a una avenida

-Van hacia un choque múltiple-Tomás anunció y supe que había leído la mente de los paramédicos-Alguien cruzó la avenida sin ningún cuidado y por suerte un conductor logró frenar, pero el resto de automóviles no tuvieron tiempo-

-Crees que…-dudé

-¡Vamos!-no hizo falta decir más.

Tomé una nueva dirección y, también a gran velocidad, nos dirigimos hacia donde el sonido retumbante de las sirenas no guió.

Conforme más nos acercamos a la zona del accidente, conseguí percatarme de que la policía vial y una grúa ya estaban en el lugar. Por la lluvia y la hora, lo único que resaltaba eran las luces de todos los automóviles.

Por favor… por favor…

Empecé a rogar mentalmente para que Daniel no estuviera recibiendo ayuda médica porque si se trataba de lo contrario, quería decir que...

Intentamos avanzar un poco más, pero la fila fue haciéndose más larga y los automóviles de ambos sentidos empezaron a ser detenidos por las autoridades

-Estamos atascados-Tomás mencionó-Ya no vamos a poder avanzar más, pero…-

-Voy a ver-me quité el cinturón de seguridad y bajé del automóvil sin escuchar a Tomás.

Como nuestra salida había sido repentina, ni siquiera había tomado un suéter, así que el intenso frío y la lluvia me tomaron desprevenido. Pero, aun así, continué con mi camino rumbo al lugar del accidente. A medio camino distinguí a varios policías y supuse que, si me veían, no me iban a permitir pasar más allá. Así que, me las ingenié para rodear varios automóviles que habían sido detenidos hasta que conseguí acercarme a una distancia privilegiada del accidente.

Con mi estrategia conseguí llegar al auto que estaba primero, y que suponía fue el que enfrenó de manera repentina, tenía toda la parte trasera totalmente desecha y los vidrios laterales estaban hechos añicos. A su lado, se encontraba una ambulancia a la que me acerqué de inmediato, pero cuidando en no ser descubierto

-Solo me duele éste brazo. La bolsa se aire hizo su trabajo-escuché la voz de un hombre

-De acuerdo, usted tuvo mucha suerte-respondió lo que parecía ser era un paramédico-Espere aquí un momento y no mueva de más su brazo, revisaré rápidamente al joven del automóvil de atrás porque al parecer se golpeó la cabeza-

-Sí, sí. Vaya-le respondió el hombre y esperé unos cuantos segundos para dejarme ver

-¿Por qué enfrenó?-pregunté y vi que el hombre se sobresaltaba ante mi aparición

-¿Usted de dónde salió? No es paramédico ¿Verdad?-me dio un vistazo rápido

-Me interesa saber el origen del accidente-pensé rápidamente en una excusa que respaldara mi interés-Mi perro escapó y…-

-No fue un perro ni ningún otro animal. Fue un muchacho. Iba descalzo y llevaba un pijama amarillo totalmente empapado-¡Era Daniel!-Salió de la nada, pero por suerte alcancé a enfrenar y mire todo lo que se provocó…-

-¿Iba solo? ¿Vio hacia dónde se dirigió?-

-No vi a nadie con él y tampoco lo vi junto a un perro-respondió mientras se tocaba una parte del brazo-Solo corrió y lo vi saltar la cerca de la otra calle-se levantó de la defensa de la ambulancia y se acercó a mí para señalar la dirección-Ya no vi más-

-Bien, gracias-no escuché su respuesta porque empecé a correr de regreso.

¡Se trataba de Daniel!

¡Era un gran alivio saber que no le había pasado nada!

Debido a mi ataque de adrenalina, en menos de un minuto, estuve de regreso en mi automóvil

-¡Era Daniel!-encendí el motor-Brincó una cerca y creo…-

-¿Pusiste de excusa a un perro?-escuché las carcajadas de Tomás mientras hacía varias maniobras para zafarme del resto de automóviles que nos rodeaban

-¿Podías leer sus mentes desde aquí?-pregunté con indignación

-Sí y te lo dije, pero no me hiciste caso-continuó burlándose

-Pudiste haberme detenido-¡Cabrón! ¡Imbécil!

-¿Y mojarme por tu culpa? No gracias-continuó burlándose hasta que me hartó

-Ya cállate-

-Bien, ya-calmó su respiración-Dany brincó la cerca que le pertenece al parque Westfriedhof-asentí-Deberíamos rodear y, si aún está por esa zona, podremos cortarle el camino del otro lado-

-Eso funcionará si no brinca por otra zona-indiqué

-Por eso apresúrate para que lo encontremos en el interior-asentí y, una vez que nos encontramos libres del embotellamiento, aceleré con dirección al plan que el maldito de Tomás y yo, teníamos en mente.

Conduje a gran velocidad hasta que llegamos a un extremo del parque en donde di vuelta para continuar rodeándolo

-Baja un poco la velocidad. Dany podría estar caminando a un lado de la cerca-acaté su indicación y, entre los dos y sin planearlo, comenzamos a buscar algún movimiento de color amarillo.

Avanzamos un buen tramo hasta que llegamos al otro extremo del parque y continuamos rodeándolo hasta lo que parecía ser era la entrada principal

-Creo que también debemos ingresar, desde el auto no vamos a poder verlo ¿Habrá guardias?-Tomás preguntó sin despegar su mirada del frondoso bosque que había a un lado de nosotros

-Yo voy-dije mientras me quitaba el cinturón de seguridad-Sigue conduciendo y mantente cerca de la entrada. Revisaré el lugar-abrí la puerta-Si lo ves, llámame-indiqué y bajé por completo.

Sentí que el frío me quemaba las mejillas, pero continué caminando hasta que salté una cerca. No sabía hacia dónde debía dirigirme, pero quedarme de pie y en un solo lugar, no era una opción.

Corrí por algunos de los caminos que estaban marcados para las visitas que se realizaban durante el día mientras observaba a mi alrededor. Me mantuve buscando una mancha amarilla porque, por muy borrosa que se viera, sería una señal.

Me sentí presionado porque el día ya casi terminaba y la noche se acentuaba aún más.

Agradecía un poco el alumbrado público pero, aun así, me pareció insignificante.

Corrí, lo que me pareció, fueron varios kilómetros porque llegué de un extremo del parque a otro y, en ningún momento, Daniel estuvo a la vista.

Y mientras miraba a mi alrededor, tuve miedo.

Tal vez se arrepintió y decidió retroceder para intentar encontrar un camino de regreso.

Tal vez, siguió corriendo y ya se encontraba más lejos de nosotros.

Tal vez… estaba asustado, en algún lugar. Sin saber qué hacer.

Tal vez ya había llegado a casa, pero por alguna extraña razón, a Lucy se le estaba olvidando llamarme.

O, tal vez, jamás iba a volver a verlo. Jamás.

Decidí dejar a un lado el camino marcado para emprender carrera hacia un lugar aleatorio del parque. Si iba a ser necesario pasarme toda la noche y el día siguiente y el día siguiente y también el día siguiente buscándolo, iba a hacerlo.

Daniel ¿En dónde estabas?

Tomé otro camino al azar y continué observando cada rincón.

¿Por qué saliste de esa manera?

La noche empezaba a asentarse y las luces me parecieron aún más insignificantes.

¿En verdad estabas intentado escapar?

Por mis prisas, en algún momento di un mal paso y si no hubiera sido por mis buenos reflejos, mi rostro habría terminado embarrado de tierra.

¿Escapar de qué? ¿O de quién?

Me enderecé, pero fue como si por un momento las fuerzas abandonaran mi cuerpo.

¿Querías escapar de mí?

Los brazos me temblaron y de nuevo fui consciente del frío y de la lluvia que parecían no querer cesar. Mis dientes tiritaron y, aunque empecé a sentir un hormigueo en la punta de mis dedos, me puse de pie.

No lo iba a encontrar si me quedaba inmóvil.

Tomé otro camino incierto y continué caminando hasta que, con una mirada de reojo que fue demasiado fugaz y casi no la captaba, una mancha amarilla, casi blancuzca apareció a la distancia.

Probablemente porque me encontraba agotado no fui capaz de enfocar mi mirada en aquel lugar, pero mis piernas se encargaron de acercarme y, cuando me di cuenta de que se trataba de Daniel, no me importó lo demás.

Corrí hacia él.

Daniel se encontraba sentado en el piso de tierra. Su cabeza reposaba sobre sus rodillas y el tronco de un árbol era el soporte de su espalda baja. Su pijama estaba repleto de lodo al igual que sus pies descalzos

-Daniel…-cuando llegué a su lado, me hinqué frente a él para estar a su altura-Daniel…-tomé su rostro y lo elevé. Él se quejó, pero sus ojos no se abrieron-Reacciona-noté que su piel se veía pálida y, aunque desconfiaba de mi propia temperatura, sabía que la de él estaba muy por debajo de lo normal.

Intenté moverlo, pero él se contrajo algunas veces, así que, tuve que ingeniármelas hasta que conseguí acomodarme para finalmente cargarlo y sostenerlo entre mis brazos. Él se quejó, pero continué con mi camino de regreso a la entrada principal.

-¿Humm?-se quejó cuando empecé a reconocer el camino de regreso. Por suerte, yo era bastante bueno para ubicarme en lugares por los que pasaba una sola vez, porque si no, ambos estaríamos en graves problemas al esperar por más ayuda

-Tranquilo, estarás bien-quería hacerle muchas preguntas, pero no era el momento. Ni hoy ni mañana, solo hasta que Daniel decidiera explicármelo.

Lo apreté aún más contra mi pecho y, cuando vi el automóvil a la distancia, Daniel empezó a llorar contra mi pecho

-Shhh, tranquilo-

-Él… me dejó-murmuró aun estando contra mi pecho-Me dejó-repitió y yo no comprendí ninguna palabra

-¿De quién hablas?-sentí que temblaba

-Él…-se atragantó con su propio llanto-Me dejó-empezó a llorar con más fuerza y no se calmó hasta que llevábamos la mitad del camino que nos estaba tomando llegar al hospital.

 

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Iván salió de la habitación en donde estaban atendiendo a Daniel y se acercó a mí en cuanto me vio en la sala de espera. Yo solo pude levantarme.

Sentía frías mis extremidades y mis poderes no estaban haciendo un buen trabajo desde que había salido de casa

-¿Por qué no te has cambiado? Le dije a una enfermera que te llevara a una habitación-y la enfermera había cumplido su parte, pero fui más necio que ella

-¿Cómo está Daniel?-

-No me ignores. Si no te cambias y tomas un baño, no te voy a decir cómo está-suspiré.

¿Por qué Iván no lo entendía?

No tenía tiempo para pensar en mí, Daniel debía ser la prioridad

-Iván…-él también suspiró

-Tiene una hipotermia leve. Pasará la noche aquí y lo monitorearemos-asentí-Ve a casa, cámbiate y descansa. Mañana será tiempo de las preguntas-

-¿Puedo pasar a verlo?-

-Está dormido-exhalé y por fin mi mirada se encontró con la de Iván-Vete o las preguntas serán para ti-estuve a punto de decir algo más, pero Tomás me tomó de un brazo y haló de mí hacia un pasillo

-Vámonos, Sean. No tiene caso quedarnos si Dany está dormido-dijo

-Bien-de nuevo suspiré y le di una última mirada a Iván-Mañana, a primera hora, estaré aquí-le informé

-Aquí te esperamos-sonrió y por fin dimos media vuelta.

Cuando estuvimos a varios pasos de distancia, le pregunté a Tomás

-¿Leíste su mente?-

-Sí, Sean. Y no mintió. Dany se quedó dormido-resopló-Deja de ser tan desconfiado-volvió a resoplar y decidí quedarme en silencio hasta que estuvimos de regreso en casa.

Mientras Tomás se encargaba de contarle todo a Lucy, yo tomé un baño largo, muy largo porque me la pasé intentando encontrar una respuesta a las acciones de Daniel. Pero solo pude pensar en que todo, absolutamente todo, fue producto de mi culpa.

 

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Al día siguiente…

Caminé más a prisa hasta que di vuelta en el pasillo que me llevaría a la habitación de Daniel; cuando estuve a pasos de llegar a su puerta, ésta se abrió y de ella salió Emil. Ambos nos encontramos

-Buenos días, Sean-

-¿Hablaste con Daniel?-ignoré su saludo-¿Está despierto?-Emil pasó a mi lado

-Parece que pasaste una noche muy mala-él empezó a alejarse por el pasillo y por un momento no supe si entrar a la habitación o seguirlo-Vamos, Sean. Tengo que hablar contigo-dijo y entonces tomé mi decisión.

Lo seguí con unos cuantos pasos de distancia porque, en ese momento, prefería hablar estando sentando que andando por algún pasillo. Tenía razón al decir que pasé una noche muy mala porque no pude conciliar el sueño en ningún momento.

Tuve que volver a bañarme en la mañana para despejarme un poco y, aun así, me sentía bastante fatigado.

Nos dirigimos a su oficina y solo hasta que su café estuvo listo, me ofreciera una taza, yo la negara y él le diera unos cuantos sorbos a su café, se dignó en hablar

-Encontré a Daniel despierto, pero no quiso platicar conmigo-dio otro sorbo-No obtuve ninguna respuesta a mis preguntas, así que, te pregunto ¿Has hablado con él?-

-No… su comportamiento sigue siendo el mismo que te platiqué. Parece que el verdadero Daniel fue cambiado por uno que no se parece en nada a él-suspiré-Lo de ayer…-negué-No lo entiendo-

-Cuéntame ¿Qué fue lo que sucedió?-

-Lucy, Tomás y yo estábamos preparando la cena y… de repente, Tomás fue a buscarlo y ya no lo encontró-continué contándole todos los detalles de lo acontecido hasta el momento en que Iván me dijo que Daniel tenía hipotermia leve

-Entonces no cabe duda de que alguien ha estado “aconsejándolo”-Emil frotó su barbilla-Ese “él” que mencionó cuando encontraste a Daniel … ¿Estás seguro de que no había nadie más alrededor?-

-Estoy seguro. Di varias vueltas por el lugar y no vi a nadie más. Tal vez se escondió o… no lo sé-

-Tendré que preguntarle detalles a Lucy y a Tomás sobre todo lo que le dicen a Daniel. Tal vez, en alguna plática mencionaron una palabra que incentivó la creación de ideas en Daniel-

-Pésimas ideas-recalqué

-Más que pésimas, las considero preocupantes-sus ojos se entrecerraron-Salir de esa manera, descalzo, en pijama y con ese clima… me parece que fue algo más que una idea descabellada-dijo y se mantuvo en silencio durante algunos minutos-Ese “él”, persona o lo que sea, tuvo que ver en la creación de esa idea y, además, lo motivó para llevarla a cabo. Después, dejó a Daniel a la deriva-de manera repentina, su mirada se encontró con la mía-Considero que esto no fue un simple intento de “escape”-

-¿A qué te refieres?-

Emil se levantó de su asiento y, después de ir de un lado a otro, comenzó a explicar sus palabras

-Esa “persona” es la que ha estado “aconsejando” a Daniel desde… tal vez días, meses o incluso años-elevó ambos hombros-Ha provocado que Daniel mienta, le ha “dicho” que tire los antidepresivos cuando cree que no lo sabemos, lo hizo desconfiar de mí, de ti y ahora lo ha hecho actuar de ésta manera tan dudosa-relamió sus labios-Si esa persona no existe físicamente, solo puedo pensar en la posibilidad de que se trate de un trastorno de identidad disociativo, el cual, está relacionado de manera directa con su trastorno por estrés postraumático-volteó a verme-Y todo encaja a la perfección. El trastorno disociativo se genera por un trauma de la infancia. Provoca intensos dolores de cabeza, episodios de amnesia, depresión, ansiedad y un largo etcétera…-

-Todo lo que Daniel tiene…-murmuré.

Lo que Emil me estaba diciendo… ¿Era posible?

-Bueno, aún falta saber si se genera la despersonalización y la desrealización, pero es bastante claro que Daniel no ve la realidad que nosotros vemos. Puede que incluso no escuche las mismas cosas que nosotros-resaltó y su mirada volvió a encontrarse con la mía-Los riesgos letales son los intentos de suicidio y la autolesión. Y, en realidad, me parece que éste intento de “escape”, fue un intento de suicidio por parte de Daniel. Éste intento fue incentivado por esa otra personalidad o personalidades-

¿Intento de suicidio?

Daniel…

-¿Intentó suicidarse?-mi mente se quedó en blanco

-Los intentos de suicidio no son solamente la ingesta de pastillas o aventarse desde un puente hacia el vacío. Ya te lo había dicho: ideas, existen muchas y de sobra. La búsqueda de alivio ante los conflictos mentales y personales puede ser bastante fuerte al mismo tiempo que abrumador-me costó pasar saliva porque mi boca se encontraba totalmente seca

-Existe…-intenté espabilarme un poco-¿Existe tratamiento?-

-Sí, claro. Es la psicoterapia-volteé a verlo-Se aplican las mismas técnicas que estuvimos trabajando, pero…-suspiró-Si Daniel no quiere continuar con el tratamiento, no podremos hacer mucho. La decisión es suya y si lo obligamos, el resultado será peor. Tenemos que encontrar la manera de persuadirlo para que continúe y para que nos diga lo que recordó; en base a ello, podremos continuar-

-Primero debo hablar con él para que retome la terapia ¿Correcto?-

-Así es-asintió

-¿Y después?-

-Evaluarlo, reforzar lo que ya ha aprendido y después podremos retomar la parte de sus recuerdos-exhaló-Y si estoy en lo correcto respecto al trastorno disociativo, tendremos que trabajar en esa personalidad extra o personalidades que existen dentro de su cabeza para integrarlas y, finalmente, rehabilitar a Daniel-

-¿De cuánto tiempo estamos hablando? La terapia de su personalidad le tomó un año-resalté la palabra “un”

-Se puede aspirar a una mejor vida, pero el tiempo para alcanzar éste objetivo, es indefinido. Además de que, por el momento, tendremos que manejar muchas estrategias para convencer a Daniel de que retome la terapia. El tiempo exacto de recuperación, en el caso de Daniel, no existe-froté mi rostro con ambas manos y exhalé.

Sentí que caía en un bucle del que no veía final. Una cosa tras otra.

Siempre salía algo más grande después de “solucionar” otra cosa. Ésta vez fue como un dominó; de lo peor a lo pésimo.

Sentí una mano en mi hombro y me sobresalté

-Tranquilo, Sean. Parece el fin del mundo, pero no lo es-descubrí mi rostro-Va a ser difícil, mucho. Pero no imposible-las palabras de Emil no me calmaron en lo absoluto-Primero intenta mejorar tu relación con Daniel. Busquemos alguna estrategia para que nos ganemos su confianza de una vez por todas. Debemos ganarle a esa voz que escucha-

-No sé qué podría…-empecé a negar, pero de pronto, las ideas llegaron a mí. Fue casi como un momento de iluminación-Creo que… tengo dos ideas-

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Les recuerdo que nos encontramos en la recta final de ésta temporada.

Hoy subo el capítulo final a Wattpad y en la semana lo subiré aquí más los capítulos que faltan.

Nos leemos <3


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