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127. Cuidando a I.N. (35) por dayanstyle

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One se giró hacia Chae Young. —Ve a buscar a Felix.

No debería haber mantenido al elfo con vida, por tanto tiempo. Ya había asesinado a los padres de este, y había intentado acabar con I.N.. Le enfureció que su plan para con este último no hubiese funcionado.

Pero sus planes para Felix no fallarían. Se aseguraría de que este estuviera muerto a sus pies, antes de llamar a Zenbar y le hiciera buscar a I.N..

Estaría condenado, si permitiera que su linaje continuase. No cuando se predijo que I.N. sería quien lo destronase. No cuando el pequeño era el elfo más poderoso que hubiera visto, en mucho tiempo.

Si se le diera la oportunidad de crecer, I.N. podría volverse imparable, y él no podía permitir eso. No estaba seguro acerca de las capacidades de Felix, pero no iba a dejar nada al azar.  Chae Young se encaminó de nuevo hacia él, un profundo ceño fruncido en su marchito rostro. El viejo murciélago tenía que tener más de setecientos años. Era tan sabia como cuando vinieron, y afortunadamente para ella, estaba de su lado, o él también la habría asesinado.

—No está en su choza —le informó. —Y sus pieles han desaparecido. Maldijo. Parecía que exterminar a su linaje, estaba resultando ser más difícil de lo que pensaba. Pero no podrían detenerlo. —Muy bien. —¿Deseas que le ponga precio a su cabeza?

—¿Tú?—Se burló. —Sólo yo tengo ese poder. ¿Estás intentando asumir el cargo de líder?

Ella le dio una mirada que le dijo que era estúpido. 

—Antes de querer tu posición, quiero ser la reina de este pueblo— Sacudió la cabeza, su canoso cabello revoloteando alrededor de sus hombros. —Me limito a decir que no pudo haberse ido hace mucho tiempo, y si nos damos prisa, aún podemos atraparlo.

Él aún estaba intentando hacerse con el control de esta tribu. La mayoría de la gente, no ponía ningún esfuerzo en encontrar a Felix.

Justo como si se negaran a enviar a I.N. al bosque. 

No debió dejar que alguien más hiciera su trabajo sucio. I.N. vivía y parecía que también tendría que perseguir a Felix.   

—Desaparece, vieja—Se dirigió pisoteando hacia su choza, cerciorándose de que la puerta estuviera asegurada, antes de indagar bajo la cama y agarrar su móvil. Envió un rápido mensaje de texto a Zenbar, diciéndole al demonio que necesitaba a uno de sus hombres para un trabajo.

Segundos después de que enviara el mensaje, una figura apareció en la oscura esquina de su choza.

Tratar con demonios era difícil. No podían ser de confianza, y sólo estarían confabulados con él, siempre y cuando hubiera algo para ellos. Le había prometido a Zenbar, las almas de los miembros de su tribu.

Eso había persuadido al demonio para que hiciera un trato. Zenbar le había prometido riqueza y prestigio, y él había soñado con el día en que estuviera por encima de los demás, el día que tuviera un asiento entre el Ultionem.

Pensaban que eran mejores que él, pero les probaría que era igual  de poderoso, igual de capaz de tomar decisiones que no sólo afectaba a su propia gente, sino también a otras especies.

Y tendría el poder – sin importar lo que se necesitara, lo tendría.

 

 

 

 

 

—Veo que se está sintiendo mejor —dijo Jongin cuando entró al estudio la mañana siguiente y vio a Luhan intentando mostrar a I.N. cómo jugar a los videojuegos. Le hacía bien a su corazón ver tan feliz a su pareja, ver de nuevo esa chispa en sus ojos, pero no quería que Luhan se hiciera ilusiones.

No podían quedarse con el pequeño elfo. Tenía que tener familia ahí, en algún lugar. No quería pensar, sobre qué sucedería cuando fuese la hora de entregar a I.N.. El corazón de Luhan se rompería.

—Los niños son resistentes —dijo el Dr. Jaejoong a su lado. —Su ADN elfo, lo ayudó a sanar más rápido que cualquier humano.

El tazón de palomitas en la mesa, casi había desaparecido. I.N. se había comido la mayoría. El pequeño estaba sentado al lado de Luhan, sus piernas sobresaliendo, mientras agarraba el controlador. 

 

Sus ojos estaban bien abiertos, observando los gráficos en la enorme televisión.

—También tengo la sensación, de que Luhan va a corromperlo si se queda mucho más tiempo.

Miró a Jaejoong. —Mi pareja no es un santo, pero es malditamente bueno con los niños.

No podía entender por qué estaba poniendo tan a la defensiva. Había conocido al Dr. Jaejoong durante décadas, confiado en el hombre, y Luhan tendía a meterse en problemas. Sin embargo, se ofendía cuando alguien decía algo acerca de las habilidades de Luhan con los niños.

—Sabes que no quise decirlo de esa manera—Jaejoong lo miró.

 —Sólo estoy diciendo, que probablemente I.N. tuviera una vida protegida.

—Hey, Jongin.

Se giró, ante el sonido de la voz de Chanyeol. —¿Quién se comió a tu mejor amigo?                                                                                                    

Chanyeol parecía que estuviera frustrado con la vida. Tenía duras líneas talladas en su rostro, y sus labios estaban reducidos cuando se acercó.

Este suspiró. —Es mi pareja, pero ese no es el por qué necesito verte.

Escondió su sonrisa. Baekhyun era un niño problemático. No tan malo como Luhan, pero estaba casi ahí. —¿Qué hizo Baekhyun?

—Piensa que puede encontrar un niño propio, fuera, en la nieve— Una sonrisa curvó los labios de Chanyeol. Sabía que no había nada que este no hiciera por Baekhyun, pero dudaba que Baekhyun encontrara lo que estaba buscado.

Jaejoong rio disimuladamente. —Hablando de eso, me dirijo a la clínica. Llámame si me necesitas—le dijo, antes de dirigirse al armario de los abrigos, junto a la puerta principal.

—Recibí una llamada de Eric—dijo Chanyeol. Retransmitió el mensaje, contándole sobre la visita al pueblo elfo. —Piensa que algo está pasando ahí, que están escondiendo algo.

Él hacía todo lo posible para mantener la nariz fuera de los asuntos de los elfos. 

Los Elfos de los Bosques eran arrogantes, y pensaban que el mundo moderno era demoníaco. Pero se mantenía al tanto de quién era el actual líder, aunque el cargo había cambiado de manos varias veces, desde que Hyesung había vivido allí.

Ahora un imbécil llamado One estaba al mando. Lo había visto una vez, y le había hecho falta una gran cantidad de control para no estrangular al pequeño bastardo.

—No estoy sorprendido, de que One les hiciera pasar un mal momento. —Regresó a su oficina. Chanyeol justo detrás de él.

—Es difícil descubrir a quién pertenece I.N., si nadie habla —dijo Chanyeol, cuando entró en la oficina y tomó asiento en el sofá de cuero.

Se sentó detrás de su escritorio, quitándose las botas. Tiró de su perilla, mientras pensaba en la situación. 

—Tiene que haber alguien que sepa algo, y esté dispuesto a hablar.

—Pero sabes que no lo harán—Chanyeol enroscó su labio. —Ese bastardo al mando, los tiene aterrorizados para que no den un paso fuera de la raya. Sólo dame cinco minutos con One y lo haré cantando como un canario.                                                                              

—No necesitamos una guerra en nuestras manos—Suspiró. Echaba de menos los días, cuando el único problema que tenía era Ji Hoon – el alfa de los lobos grises del este. Pero este había muerto hacía mucho tiempo, y la vida se había complicado como el infierno desde entonces. Ahora se ocupaban con políticas del Ultionem, perros del infierno, vampiros neófitos apareciendo, Cazadores que querían acabar con toda vida no humana. La lista seguía y seguía.

La mayoría de los días, tenía un contundente dolor de cabeza.

Pero los elfos de los bosques no eran poderosos. No como los elfos de las sombras, o cualquier cantidad de otras especies. Sólo eran arrogantes y obstinados, y One no dudaría en comenzar una guerra, si el demoníaco mundo moderno, intentaba interferir.

Así que, ¿cómo iba a descubrir a quién pertenecía I.N., si los Elfos de los Bosques se negaban a hablar con alguien? Esa era una maldita buena pregunta.

 

 

 

—Oh Dios mío —dijo Luhan cuando entró a la cocina, I.N. justo detrás de él. —Huele tan bien aquí.

Rasa estaba ocupado en el fogón, haciendo los preparativos del Día de Acción de Gracias. Él amaba Acción de Gracias –pavo relleno, arándanos y el paquete completo.

El vaquero sonrió, cuando vio a I.N.. 

—Así que este es el jovencito de quien he escuchado hablar—Fue al otro lado de la enorme cocina y agarró un cuenco. —Me dijeron que te gusta baba —dijo Rasa. —Afortunadamente, encontré una receta bastante sencilla online.

Miró fijamente al cuenco, y luego arrugó la nariz. —Parece papilla.

Un ceño fruncido apareció entre los ojos de Rasa. 

—También lo pensé. Pero lo probé. La cosa está bastante buena.

Lo dudaba. No era un gran devorador de plantas. Denle carne todo el tiempo. Sin embargo, agarró un pedazo de pan de pita que Rasa les había entregado y lo atacó. Primero lo olió. Olía raro. Luego metió la pita en su boca.                                                                                          

En realidad estaba bastante bueno, pero, ¿realmente había dudado de las habilidades culinarias de Rasa?

I.N. se sentó en el suelo.

Él se rio entre dientes. —No, I.N.. Nos sentamos en la mesa. 

— Ayudó al pequeño a levantarse y lo sentó en uno de los taburetes situados en la isla. Rasa puso el cuenco delante suyo, y  él dejó el plato de pitas.

Juntos acabaron con la baba.

Rasa estaba sonriendo de oreja a oreja. —¿Lo tomo como que te gustó?

—Nah, estuvo bien—Pasó los dedos alrededor del borde del cuenco, empujando los restos en su boca. —¿Tienes más?

—Esto es todo, por ahora—Rasa tomó el cuenco y el plato vacía y los puso en el fregadero. —Ahora pueden marcharse, así puedo terminar con lo que estaba haciendo. La comida será en aproximadamente una hora.

 

 

—Vamos—Se bajó de un salto del taburete, ayudando a I.N. a bajar del suyo. Tomó la mano del chico y abrió el camino hacia el pasillo, comprobando para asegurarse que nadie estuviera alrededor. Sacó de su bolsillo una galleta con trocitos de chocolate, que había agarrado cuando Rasa no estaba mirando y se la entregó a I.N..

Este se comió la galleta, en tres bocados.

—Whoa. —Se rio entre dientes. —No puedes devorar la comida.

I.N. se lamió los labios. —¿Puedo tener más, por favor?

Era la primera vez que había dicho algo, desde que en la oficina del Dr. Jaejoong le dijo que estaba hambriento. Una sonrisa dividió su rostro. I.N. aún no había dejado ir su mano. 

—Agarraré alguna más tarde. Sé que Baekhyun guarda algunos aperitivos en su habitación. Vamos a buscarlos.

Los ojos de I.N. se iluminaron, mientras corría junto a él. Corrieron a través de los pasillos, dirigiéndose hacia las escaleras.

—Bajen la velocidad—gritó Eunhyuk, cuando estuvieron cerca de derribarle. Él sólo rio, y luego lo hizo I.N.. El sonido de la felicidad  de un niño, le hacía bien a su corazón.

Era demasiado malo que I.N. no fuese lo suficientemente mayor. Realmente le mostraría al niño lo que era pasar un buen momento, llevándolo al Reino de los Demonios, por uno de los batidos de Useung. Pero no quería arriesgar la seguridad de I.N. por llevarlo allí. Además, Jongin lo mataría si se fuera con el chico.

La gente aún estaba buscando a sus padres. Tenía sentimientos encontrados sobre la madre y el padre de I.N.. Hasta que conociera los hechos, lo único que le importaba era mantener seguro al chico. Su sola sonrisa calentaba su corazón, y deseaba que hubiera alguna manera que Jongin y él pudieran tener un niño propio. Amaba a su pareja hasta lo más profundo de su alma, y habría sido bonito ver a un niño o niña corriendo alrededor con su actitud y el aspecto de Jongin.

Con los años, había ayudado a criar a muchos niños, pero biológicamente, no eran suyos. Eso no quería decir que los quería menos. Todos ellos, aún tenían un lugar especial en su corazón, a pesar de ahora hubieran crecido.

 

 

Pero sentía como si I.N. se hubiera abierto camino en su corazón y tuviera un fuerte agarre allí. Era tan pequeño, y había sido abandonado para morir en el invernal frío, y por eso, quería sangre.

Se arrastraron al dormitorio de Baekhyun y Chanyeol. Con los años, Baekhyun se había hecho cargo. La habitación parecía totalmente diferente, de cuando Chanyeol vio por primera vez a su pareja. Ahora había cortinas naranjas colgando en las ventanas, una brillante colcha color rosa y una gran alfombra de Hello Kitty en el suelo.

I.N. sonrió. —Estamos en la habitación de una chica.

Se rio entre dientes, cuando apretó suavemente el pequeño hombro de I.N.. —Nah, esta es la habitación de Baekhyun. Te gustará. Es un chico encantador. —Hasta que lo atrapara intentando robar su alijo, entonces Baekhyun le gritaría y lo amenazaría, pero incluso entonces, sería tan feroz como un inofensivo cachorro.

Revisó el armario, mientras I.N. deambulaba por la habitación, deteniéndose en la cama para pasar una mano sobre el edredón. La pasada noche, había tenido que dormir en la clínica porque I.N. se había asustado, cuando había dejado su lado.  Pero su espalda no podría tolerar dormir otra noche en una silla. Además, no había dormido una noche lejos de Jongin en mucho tiempo, y no le gustaba.

—¡Bingo!— Gritó, desde el armario.

—¡Bingo!— Gritó I.N., desde el lado de la cama.

—¿Encontraste algo? —Preguntó, mientras cruzaba la habitación con una enorme caja de Little Debbie Fudge Rounds.

—No, pero me gusta esa palabra —dijo I.N.. —¡Bingo!

—¿Cuántos años tienes? —Abrió la caja de nuevo.

—Seis veranos —dijo I.N., con una enorme sonrisa.

—De acuerdo, Seis Veranos, aquí tienes otra palabra. ¡Boo-ya!

I.N. rio, cuando repitió la palabra. Sus ojos azules se iluminaron, cuando hizo a un lado los mechones de su rubio cabello. 

—¡Boo-ya! —Dijo de nuevo.

—Sólo dices eso, en los momentos adecuados —le dijo. —Tendré que enseñarte, cuando decirlo.

 

 

—¿Qué está pasando? —Baekhyun estaba de pie, en el marco de la puerta, sus manos en las caderas, mirándolo de manera penetrante. Chanyeol estaba de pie detrás de él, como un silencioso centinela, preparado para atacar. —¿Están robando mis aperitivos? —Graznó Baekhyun.

Empujó la caja hacia I.N.. —El niño lo hizo. ¿Vas a decirme que te vas a enojar con él?

No estaba sacrificando a I.N., pero, ¿quién le gritaría a un lindo niño? I.N. sería capaz de salirse con la suya con los aperitivos. Él no. Baekhyun le saltaría al cuello, y no sería nada bonito.

Baekhyun le sonrió a I.N.. —Por supuesto que lo compartiré contigo. Toma tantos como quieras, siempre y cuando no le des ninguno a Luhan.

—Hey, fui el único que rebuscó en tu armario por los aperitivos— lloriqueó. —Al menos debería ser capaz de tener uno.

—Creí que lo había hecho el niño —dijo Baekhyun. Miró a I.N..  —No tienes hermanos, ¿cierto? Necesito un niño propio.

 —Felix—dijo I.N.   cuando sacó su   pequeña lengua, empujándola hacia un lado de su boca, mientras luchaba para quitar el plástico del aperitivo.

—¿Felix? —El ceño de Baekhyun se frunció. —¿Estás hablando en código?

I.N. se subió a la cama. Chanyeol entró detrás de Baekhyun y tomó asiento al lado del elfo, viéndose como una montaña elevándose sobre un hormiguero. Quitó el plástico de las pequeñas manos de I.N. y abrió el aperitivo para el niño.  

—Creo que está diciendo, que está siendo mi sombra, de manera que tengo la culpa de esto —, dijo. Se giró hacia I.N.. —Se supone que debemos permanecer juntos, Seis Veranos. No convertirte en un renegado.

Baekhyun le dio una mirada asesina. —Eres el culpable. No me hagas decirle a Irene, que estás robado las cosas que ella me dio.

—No puedo creer que estés enamorado de una anciana— murmuró, —o que me pateará el culo, por defenderte. —Se dirigió dando pisotones hacia la cama y agarró la mano de I.N.. 

—Vamos, compañero. Nos vamos de aquí.

 

Estiró la mano hacia la caja, pero Baekhyun la raptó de la cama. 

—Nuh-uh. Sé que te los comerás, si te los llevas.

Chanyeol se rio entre dientes. —No puedes detener a mi lindo bebé.

Miró de manera penetrante a Baekhyun. —Buena suerte, encontrando a tu propio niño.

Tirando de la mano de I.N., salió de la habitación, a la caza de más aperitivos. Cuando salieron al pasillo, la caja de Fugge Rounds apareció mágicamente en los pequeños brazos de I.N..

Parpadeó varias veces. —¿Cómo?

I.N. rio. —Lo compartiré contigo.

—Sí.  De acuerdo. —Llevó a I.N. de nuevo a su dormitorio, sin estar seguro de qué hacer con lo que acababa de suceder.

 

 continuará


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