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127. Cuidando a I.N. (35) por dayanstyle

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Felix despertó y se cubrió los ojos. El sol estaba demasiado brillante. Normalmente, por la mañana,  hacía mucho frio en su choza, pero sentía que estaba cálido y acogedor.

Con una dura masa enroscada a su alrededor.

Se alejó de la dura masa, alejándose de la cama.

La dura masa era Hyun Jin. Su mano se estremeció, cuando la pasó por su cabello. Estaba un poco desorientado, despertando en la cama de un hombre. Le tomó un segundo recordar por qué estaba allí.

Estaba a la caza de I.N.. Pero su hermano, ahora mismo, no era lo primero en su cabeza.

Sino el sexy jaguar.

Bajó los ojos y vio que aún llevaba la ropa, de manera que no habían tenido sexo. Aunque viendo a Hyun Jin con los ojos soñolientos y bostezando, no le habría importado si el hombre le hubiera violado. Nunca antes había visto a un hombre más hermoso en su vida y no  pudo evitar mirar fijamente a Hyun Jin. Aún sentía como si esto no fuese nada más que un sueño.

—Necesito café—gruñó Hyun Jin, mientras echaba hacia atrás las mantas y se sentaba en un lado de la cama. Se frotó el rostro, y luego se estiró, sus músculos concentrándose y flexionándose.

Cansado, no comenzaba a describir cómo se había sentido la pasada noche. Había estado tan preocupado, acerca de One viniendo tras él, asustado por I.N. y yéndose con un extraño – incluso aunque Hyun Jin fuese su pareja – que había caído dormido en el coche. Estaba ahí, de pie, devanándose los sesos, intentando recordar cómo había entrado en la casa, quitado sus pieles y los zapatos.

No tenía nada.

Pero estaba ahí de pie, descalzo, con sólo sus pantalones y camisa. Este era un momento muy incómodo para él. Nunca había despertado con un hombre tumbado a su lado.

—Yo… uh… gracias por ayudarme ayer—¿Dónde demonios estaban sus zapatos? Tenía que salir de aquí, encontrar a I.N. y luego descubrir dónde vivirían. Regresar a su pueblo estaba fuera de cuestión. 

A estas alturas, One habría descubierto que estaba desaparecido, y si Felix regresara, no tenía dudas de que su líder los mataría.

Y no podía regresar con I.N.. No tenía ninguna prueba, pero sabía que fue One quien se llevó a su hermanito. Sólo estaba agradecido que el pequeño aún estuviera vivo. O así lo esperaba.

Ahora mismo, no estaba seguro de nada. Rezaba para que I.N. estuviera bien. No sabía qué haría si algo le sucediera a su hermano. I.N. era todo lo que le quedaba en el mundo. Aún no había procesado la muerte de sus padres, ni había tratado con su pérdida.

Pero eso tendría que esperar. En este momento, I.N. era su prioridad.

Y encontrar sus malditos zapatos.

—Deja de girar en círculos—Hyun Jin se levantó de la cama, rascándose su peludo pecho. Todo lo que llevaba era la ropa interior. Desvió los ojos. Nunca antes había visto a un hombre desnudo. Bueno, excepto su padre, pero él no contaba. Era difícil no verlo medio desnudo, cuando compartían la misma choza, pero siempre había intentado protegerlo y a I.N., cuando necesitaba vestirse o desvestirse.

—No sé dónde están mis zapatos—Sintió que el pánico lo inundaba. Necesitaba poner algo de distancia entre él y Hyun Jin. No sólo lo intimidaba, sino que hacía que su cuerpo se estremeciera de maneras que nunca antes había experimentado.

—¿Preparándote para huir de mí? —Hyun Jin le puso las manos en la parte superior de los brazos, impidiendo que se moviera. Bajó los ojos, inhaló bruscamente mientras miraba la ropa interior de Hyun Jin, y luego fijó los ojos en el pecho de su pareja.

—No, sólo necesito encontrar a mi hermano.

El agarre de Hyun Jin, se apretó ligeramente. 

—¿Tu hermano está perdido?

—Ese es el por qué anoche estuve en aquella calle secundaria. —Tiró del agarre, dando unos pasos hacia atrás. Su polla se estaba espesando, y eso era desconcertante, teniendo en cuenta que aún era virgen y quería que Hyun Jin le hiciera cosas muy traviesas.

—¿Cuántos años tiene?

—Seis veranos.

 

—Mierda. —Hyun Jin se pasó una mano por su oscuro cabello, dejando salir un largo suspiro. La preocupación entró en sus ojos grises, y lo tocó que se preocupara por alguien al que ni siquiera conocía. 

—¿Tienes alguna idea, de dónde comenzar a buscar al pequeño?

—¿Conoces a Hyesung? — La esperanza floreció en su interior.

—Conozco a un par de hombres llamados Hyesung—dijo Hyun Jin. 

—Tendrás que ser un poco más específico, hermoso.

—Deja de llamarme así.

La risa de Hyun Jin meneo su polla. —¿Por qué? Es cierto. No deberías estar avergonzado de lo bien que te ves o el hecho que me gusta mirarte.

Esa declaración lo aturdió. Se sonrojó, mientras observaba alrededor del dormitorio, intentando no mirar fijamente el bien tonificado cuerpo de Hyun Jin. —Sólo necesito mis cosas.

—Llamaré a la estación de policía y denunciaré su desaparición. Mientras tanto, un pequeño desayuno no hará daño. No puedo tener a mi pareja dejando mi casa con el estómago vacío.                                     

—Realmente, ahora mismo, no tengo hambre. —Sentía demasiadas emociones extrañas en su interior, como para pensar en comer.

Al igual de lo bien que se veía Hyun Jin viéndose allí de pie, mirándolo fijamente con avidez.

—Entonces, te prepararé unas tostadas—Salió del dormitorio y al instante se sintió frío, sin su cálida presencia. No conocía a Hyun Jin, pero su aura era más grande que la vida. Cuando su pareja estaba cerca de él, se sentía como si estuviera envuelto en un capullo de seguridad. Hyun Jin le hacía querer sonreír, como si su pareja fuese un gran oso de peluche, aunque fuese un jaguar.  

Miró por la ventana del dormitorio y vio que estaban rodeados por bosques. Había un camino, que asumió, era el camino de entrada de Hyun Jin porque su coche estaba aparcado al lado. La nieve caía constantemente, los centímetros amontonándose. Más allá del camino, había un camino pavimentado apenas perceptible. La nieve lo cubría todo.

Hyun Jin regresó dando pisotones a la habitación. Esa fue la única manera en la que pudo describir cómo caminaba su pareja. Era tan grande y musculoso, que escuchó sus pisadas por toda la casa.

 

Apoyó un brazo en el marco de la puerta, su móvil en la mano. 

—Lo siento, hermoso. No estoy seguro de que vayamos a ninguna parte. Se supone que la nevada va a empeorar. Sería demasiado peligroso estar en la carretera. Veré qué puedo hacer desde aquí, para ayudar a encontrar a tu hermano.  

—No puedo sentarme aquí, mientras I.N. está ahí fuera en alguna parte. —Se dirigió hacia la puerta del dormitorio. —He tratado con peores climas. Simplemente iré a pie.

El viento soplaba en ese momento, sacudiendo las ventanas, aullando como una bestia salvaje intentando entrar.

—Se está desatando una tormenta—Hyun Jin puso el teléfono en la cómoda. —Se supone tendremos treinta centímetros de nieve, para el momento en que pase.

—Y ese es el por qué necesito encontrar a I.N.. —¿Qué pasa si su hermanito estuviera fuera con este clima? ¿Qué pasa si necesitara ayuda? Él era todo lo que tenía y no podía abandonar a I.N..

—Deja que descubra a qué Hyesung estás buscando y partiremos desde ahí.                             

No quería esperar, pero tenía la sensación, de que Hyun Jin no le dejaría salir a la tormenta. Se sentó en un lado de la cama, sintiéndose tan abrumado que sólo quería llorar. Echaba de menos a I.N., y también a sus padres. Quería tanto que su padre estuviera vivo, que le dolía el pecho. Su padre sabría qué hacer, cómo ayudar a I.N..

Pero no estaba aquí. Él sí. Y dependía de él encontrar a I.N..

—Voy a poner la tetera para tomar un té y hacer esas llamadas.

Saltó de la cama y lanzó sus brazos alrededor del amplio cuerpo de Hyun Jin. Abrazó a su pareja con fuerza, lágrimas picando sus ojos.  —Gracias por ayudarme.

Hyun Jin deslizó sus brazos a su alrededor y le regresó el abrazo, los vellos en el pecho de su pareja le hacían cosquillas en el rostro. 

—No puedo pensar en nada que no hiciera por ti, hermoso.

Se rio entre dientes, alejándose y limpiándose los ojos. —Realmente desearía que no me llames así.

 

Tomando su mano y agarrando el teléfono de la cómoda, Hyun Jin se dirigió con él hacia la cocina. Su casa no era tan grande, pero se sentía acogedora. Por la estructura de las paredes, parecía como si estuviesen en una cabaña de troncos.

La cocina tenía un ambiente rústico –una mesa de madera de pino, mostradores de madera, suelos de madera y pizarra, y armarios de oscura madera de roble. Se sentía como si estuviera de regreso en el bosque. No le importaría vivir aquí. La casa de Hyun Jin no estaba en el pueblo, y estaba rodeado por el bosque.

Tomó asiento en la mesa después de que Hyun Jin liberara su mano, y observó a su pareja moverse alrededor. Siguió observando la parte trasera de Hyun Jin. No podía evitarlo. El culo de su pareja estaba tonificado y redondeado y él quería lamer cada centímetro del cuerpo del hombre.

Alejó los ojos, avergonzado por sus pensamientos, y como su cuerpo rugió a la vida, sólo pensando en lo que Hyun Jin podría hacerle. Si fuese tan afortunado.

 

Hyun Jin sentía a su pareja observándolo. Estaba alardeando un poco, dejando que sus brazos y espalda se flexionaran, cuando puso la tetera en el fogón. Quería a Felix con desesperación, pero ahora mismo, su pareja estaba demasiado preocupado por su hermano. Una vez descubrieran dónde estaba I.N., entonces el pequeño elfo sería todo suyo.

¿Quién demonios llamaría a sus hijos I.N. y Felix? Quería preguntar, pero decidió que no era tan importante. Lo que si lo era, era asegurarse que Felix no saliera con la tormenta.

Hyun Jin agarró el teléfono del mostrador y marcó al Rancho Moon. En verdad, Hyesung Moon era el único Hyesung no humano que conocía. Los otros dos eran humanos, y probablemente no sabrían nada acerca de un elfo desaparecido.

—Rancho Moon —, respondió Lee Joon.

—Hey, soy el Ayudante Hwang.

—Hey, Hyun Jin—Lee Joon se rio entre dientes. —¿Qué puedo hacer por ti?

 

—Deja que Mir te escuche decir eso y te arrancará los huevos— Hyun Jin sacó dos tazas del armario. Normalmente tomaba café por la mañana, pero el té parecía más apropiado para Felix. También agarró la barra de pan y deslizó dos rebanadas en el tostador.

—Todo está bien —dijo Lee Joon. —Mir sabe que lo amo. Sólo estoy teniendo un poco de diversión.

—¿Está Hyesung ahí? —Preguntó. —Necesito hablar con él.

Agarró la mantequilla de la nevera, y luego miró por la ventana de la cocina. La nieve realmente estaba cayendo. Ni siquiera podía ver el establo en la parte posterior. Era una verdadera nevada. Estaba agradecido de no tener que ir hoy a trabajar o estaría conduciendo en esta mierda. Aún podría tener que hacerlo. La idea de un niño de seis años en esta ventisca, le hizo querer salir corriendo por la puerta para encontrarlo.

Pero necesitaba mantener la cabeza clara y utilizar el sentido común – lo que primero era llamar para obtener respuestas antes de salir a este peligroso clima.

—¿Todo está bien? —Había preocupación en el tono de voz de  Lee Joon.

—No, no. Todo está bien. Sólo necesito hablar con él sobre un asunto personal.

—Espera —dijo Lee Joon.

Mientras esperaba, untó de mantequilla la tostada de Felix, colocando las piezas en un plato. Vertió el agua caliente en ambas tazas, arrojando una bolsita de té en cada una.

—Hey, Ayudante Hwang—dijo Hyesung cuando respondió. 

—Lee Joon dijo, que necesitabas hablar conmigo sobre algo personal.

—Bueno, realmente no es personal, pero si no dijera eso, Lee Joon podría haberme mantenido al teléfono por más tiempo.  

—Lo que no le importaba. Le gustaban los osos, pero tenía que relajar no sólo la mente de Felix, sino también la suya.

No le gustaba ver lágrimas en los ojos de su pareja. Quería ver sonreír a Felix, y cuanto antes averiguara sobre I.N., mejor. —De acuerdo, ¿cómo puedo ayudarte?

 

—Mi pareja dijo que podrías ser capaz de encontrar a su hermano— Presionó el botón de altavoz en el teléfono, de manera que su pareja escuchara la conversación. —Su nombre es Felix, y su hermano desaparecido es I.N..

—¡Oh Dios mío!—Hyesung dio un largo suspiro. —Gracias a Dios alguien sabe quién es el chico.

Felix saltó de su asiento, corriendo hacia él. 

—Te vi ayer en mi pueblo. —Estaba gritando al teléfono.

—Puedes hablar con normalidad. —Le sonrió. —Hyesung te escuchará igual de bien.

El sonrojo de Felix fue adorable.

—Lo siento—Su pareja levantó los ojos hacia él y su polla se retorció. Entonces Felix miró al teléfono. —¿Sabes dónde está I.N.?

—Está en la casa de Jongin. —El tono de voz de Hyesung sonaba glacial. —Y ahí es donde se quedará, hasta que obtengamos algunas respuestas.                                                                                                       

—¿De qué estás hablando?— Preguntó, sin gustarle la manera en que Hyesung le estaba hablando a Felix.

—Fue encontrado medio congelado, en su patio trasero —espetó Hyesung.

Felix inhaló bruscamente, mientras enroscaba sus brazos alrededor de su abdomen. —¿Está bien?

—Se está recuperando —dijo Hyesung. —¿Te importaría decirme cómo terminó así?

A él siempre le gustó Hyesung, pero en este momento, tuvo el impulso de colgarle.

Un fuerte trueno retumbó en el cielo, mientras Felix explicaba que sus padres fueron asesinados, cómo I.N. había sido robado de la choza y cómo pensaba que su líder, One, estaba trabajando con demonios.

Cuanto más hablaba Felix, más enfermo se sentía. Quería rastrear a este One y arrancarle el corazón del pecho. No sabía que su pareja hubiese perdido tanto, en el lapso de unos pocos días. Eso sólo afianzo su determinación para reunir a Felix con su hermano.

 

Pero la situación de Felix trajo dolorosos recuerdos –recuerdos que había trabajado duro para enterrar. Sus acciones le habían dado la espalda a su familia, habían asesinado a sus padres, habían secuestrado a su hermano y lo torturaron hasta que había sido abandonado, como nada más que un trozo de carne apenas vivo.

Entonces, sus acciones habían dado el golpe final y terminado con su hermano. Todo porque él y su familia no habían estado de acuerdo con una decisión que su líder había tomado. Todo porque se habían enfrentado al lider.

Se obligó a controlar el hirviente odio que estaba resurgiendo. Había trabajado demasiado duro para hacerse de una nueva vida, olvidar su pasado e intentar vivir una existencia pacífica. Pero los rostros de su madre y padre nunca estaban demasiado lejos de su mente, o la manera en que su hermano le había traído alegría en vida.

Y todo eso se había ido, dejándolo solo en el mundo. Ese era el por qué estaba determinado a aferrarse a Felix, de hacer feliz a su pareja de manera que no se fuese.

También estaba determinado a acabar con One por lo que había hecho. Había sido incapaz de vengarse de Jofiel. Pero podría destruir  al líder elfo, por traerle tanto dolor a Felix.

—Oh Dios mío —, dijo Hyesung. —Siento haber sido cortante contigo. I.N. está bien y siendo bien cuidado, Felix. Lo juro. Pero ahora mismo, te aconsejaría permanecer en el interior. No necesitas matarte por llegar a él. Este clima va a empeorar.

—Llamaré a la Guarida—dijo. —Creo que ayudaría a calmar los nervios de Felix, si escuchara la voz de I.N..

Esta vez las lágrimas que estaban en el borde de los ojos de Felix, se derramaron. Arrastro a su pareja a sus brazos y le sostuvo cerca, frotando la mano arriba y abajo por su espalda.

Acababa de conocer a Felix, pero ya lo afectaba ver su pareja tan angustiado.

—Estoy feliz de haber llegado al fondo de esto —, dijo Hyesung. —Pero estoy seguro, que Jongin querrá tener unas palabras con One.

—Estoy seguro que lo hará—Se despidieron y colgaron. A continuación, marcó a Jongin. Prácticamente podía sentir a Felix vibrando por la emoción.

 

—Hey, Hwang —dijo Jongin cuando respondió. —No me digas que necesitas mi ayuda, con esta tormenta.

—Bueno, lo hago, pero no necesitas salir de la casa. —Explicó por qué estaba llamando.

—No, mierda —dijo Jongin, después de que le repitiera la historia que Felix le había contado a Hyesung.

—Te llamaré de nuevo, cuando tenga a I.N. en mi oficina —dijo Jongin. —Esta es una casa grande, y podría llevarme un minuto localizarlo. No ha dejado el lado de mi pareja, desde que abrió los ojos.

—Gracias—dijo Felix rápidamente. —Muchas gracias por ayudarlo.

—No tienes que agradecerme, por hacer lo correcto —dijo Jongin, antes de colgar.

Sintió el cuerpo de Felix relajándose contra él. Movió a su pareja hacia la mesa, y luego lo hizo sentarse, antes de agarrar la tostada y el té. —Pon algo en tu estómago.

—Me alegra que I.N. esté bien—Felix estalló en llanto. Se arrodilló delante de su pareja, arrastrándolo a sus brazos.

—Todo estará bien, bebé. Encontraste a tu hermano. No lo perdiste—Balanceó a su pareja, haciéndolo callar. —Al menos, aún tienes una parte de tu familia.

—Todo ha sido tan abrumador —dijo Felix, mientras lloraba. 

—Echo mucho de menos a mi padre y a mi madre.

Apretó los molares, por el crudo dolor que escuchaba en el tono de voz de Felix. Conocía esa sensación, la agonía de perder a aquellos que amaba. Nada de lo que dijera podría traer confort a Felix, de manera que no dijo nada.

Tomó mucho tiempo, pero finalmente Felix comenzó a tranquilizarse. Se acurrucó más cerca de él, apoyando la cabeza contra su hombro. Fue una reacción instintiva, querer preguntar si Felix se sentía mejor, pero no lo hizo, porque ya conocía la respuesta.

Sólo el tiempo ayudaría a aliviar el dolor. Nunca desaparecería por completo, pero Felix llegaría al punto, donde no se descompondría ni lloraría sólo por pensar en su gente.

Este lo besó en la mejilla. —Gracias por dejar que me desmorone.

 

—Cuando quieras—Tomó asiento al lado de su pareja. —Ahora, come tu tostada.

Felix enroscó su mano sobre la taza y el vapor comenzó a ondear de nuevo. Arqueó una ceja. —Recuérdame ese truco, cuando me esté congelando.   

Una pequeña sonrisa jugó en los labios de Felix. —Esta es la razón de que One tiene miedo de mi familia —dijo. —Mi madre era una bruja, y I.N. y yo nacimos con sus talentos.

—Son una amenaza para él.

—No éramos una amenaza para nadie—declaró Felix. —Mis padres eran las personas más amables que existían. One ni siquiera sabía sobre su magia o la mía. La única razón por la que quiere muerto a I.N., es algo que le dijeron.

—Sé un poco sobre líderes corruptos. Confías en ellos para que tomen las decisiones correctas, para tener sus mejores intereses en el corazón, pero te traicionan por sus propios propósitos inmorales.

Felix mordisqueó su tostada. —Parece que tienes conocimiento de primera mano.                                                                                              

No quería desenterrar su dolor más de lo que ya lo había hecho. Hablar de lo que le hicieron a su familia, no los traería de vuelta, y no quería entrar en pánico, cuando Felix lo necesitaba como su roca.

—Sólo he estado alrededor, el tiempo suficiente, para ver la mierda—Se puso de pie y caminó hacia la ventana, mirando fijamente hacia la ventisca, deseando que Jongin se diera prisa y llame de manera que no tuviera que responder ninguna pregunta más de Felix.

 

Jongin lanzó el teléfono sobre el escritorio. 

—Mierda—Se frotó la perilla. Luhan se había unido a I.N.. Sabía que Luhan estaba pasando por un mal momento, que echaba de menos que los niños estuvieran en casa. Pero no podía quedarse con I.N., cuando tenía un hermano ahí, fuera desesperado por recuperar al niño.

Alejándose de su escritorio, fue a encontrar a Luhan y I.N..

 

continuará..


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