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Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Restaurant : Angeles Culinarios

Notas del capitulo:  

Buenas.

Me demoré mucho y lo siento, también sé que no he respondido todos los reviews y que además este capi es más corto que los que acostumbro a escribir, pero si todavía quieren saber que sucede con esta pareja me sentiré muy agradecida de que quieran seguir leyendo.

Sé que detrás de su enojo hay una linda sonrisa  ^^U, además no creo que quieran hacerme daño sabiendo que hoy:

¡¡ESTOY DE CUMPLEAÑOTES!!! UN AÑOTE MÁS VIEJA Y LO PEOR DE TODO UNA RAZON MÁS PARA QUE MIS PADRES TOMEN EN CONSIDERACIÓN HECHARME DE LA CAS XDXD.

Bueno  de lleno quiero agradecer a las personas bakanosas, chorisas, y wenas ondas jeje que me dejaron un review y me dan su apoyo, los quiero.

Bueno aquí esta un capi. Más para la lista ^^ .

Por cierto si creen que sólo he estado este ultimo tiempo leyendo fics yaoi y no avanzando nada de nada en mis quehaceres y q esa fue la razón de la tardanza pues, pues nones. Desde hace como un mes que no leo pero nada de nada de yaoi!!!!!!!!!!!!!!! He tenido malos tiempos, pero este la embarro!! Todo se me vino encima , tareas trabajos, problemas , todito, sin contar que una flojera abismante me acompañaba día y noche.

Weno ese era mi momento de desahogo ^^

Espero que les guste lo que les traje

¿Realmente… pensaste que eran inofensivos?

 

¿Realmente... pensaste que eran inofensivos?

Ambos cuerpos estaban posados en la cómoda cama que seguía mullida y pegoteada por la transpiración que poco a poco se empezaba a secar y a perder viscosidad. Fugaku estaba con su espalda recostada en las sabanas y con el cuello en los almohadones, por lo que tenían una leve inclinación hacia adelante, mientras Naruto con su pierna cruzaba la pelvis de este y con el brazo abrazaba el pecho del mencionado. La pieza estaba cálida y tranquila, no había ruido que transgrediese el íntimo contexto que los envolvía, sin embargo por breves momentos se rompía por los bajos murmullos y risas indiscretas que soltaba el chef.

-...no me quiero ir- dijo con un suspiro, se sentía bien allí a pesar de todo, pasó su vista por las cortinas de la ventana que estaban abiertas por lo que los rayos de sol daban una iluminación completa al sector.

-nadie te está echando-contestó a la vez que acariciaba con una de sus manos el juvenil muslo que lo rodeaba por encima y con la otra removía con calma unos cuantos mechones dorados de su frente- hasta podría decir que hay alguien que no te dejaría ir- besó su frente, para seguir con los mimos. No recordaba la última vez que acarició a otra persona con tanto cuidado e interés, le parecía extraño, como todo lo que le provocaba el menor, pero inevitablemente ya empezaba a acostumbrarse-quédate, al menos esta tarde- ofreció- por precaución sería bueno que a ninguno de los dos nos vieran salir de aquí-

-mmh, es verdad- dijo reacomodándose en su pecho- pero en ese caso debería llamar para pedir que alguie  cierre y se encargue de lo que reste del día... llamaré a Temari, jeje ella me debe tener mucha paciencia por todas las cosas que le pido- mencionó recordando a su amiga. Descruzó su pierna de enzima del otro y se apoyó en la cama para buscar algo con que taparse y encontró la camisa celeste perteneciente a Fugaku, lo miró miró por un momento con la intención de preguntar.

-no me molesta, póntela- infirió la pregunta del menor, no era muy difícil imaginarse lo que quería saber, si con esos ojos azules que lo decían todo las palabras llegaban a ser innecesarias para entenderlo. Sonrió como agradecimiento y se puso la prenda, le quedaba grande, es verdad, pero hasta cierto punto parecía que le quedaba justa para mostrar sus piernas y darle una actitud seductora al menor. El empresario se le quedó mirando hasta que abandonó la habitación, lo observó detenida y lujuriosamente mientras bajaba de la cama y caminaba hacia el umbral de la puerta. Cuando finalmente ya no alcanzaba a delinear con sus ojos la figura del Uzumaki se quedó mirando el techo.

"realmente estar con él hace que mi tiempo se esfume sin darme cuenta, sin duda es alguien singular a todos los demás. Son las... 3.30, hace una hora debía presentarme para una reunión con la junta de mentecatos que tengo y no poseo el más mínimo interés en asistir. Sin dudarlo prefiero estar mil veces recostado en esta cama esperando por el regreso de mi niño a que estar mirándoles las caras, al menos por hoy no iré. Lo único que me queda es avisarle a mi secretaria que me tomaré la tarde libre y que para mañana me tenga un informe de todo lo acontecido en la empresa".

Con la vista buscó su pantalón por el suelo, si mal no recordaba el celular debería de estar allí, al encontrarlo arrugado cerca de una de las patas de la cama se incorporó para revisar en sus bolsillos. Por suerte lo encontró, no estaba como para empezar a buscarlo por todo el departamento. Marcó el dichoso número y esperó en línea hasta que su secretaria contestara con el ya mecanizado parlamento de introducción de la compañía Abannico.

-tenten soy  Fugaku, quiero que traspases todas las reuniones de hoy para mañana que regresaré a la compañía, si surge algo me lo haces saber por medio de un e-mail, que en la noche los revisaré, por cierto ¿algún periodista se ha presentado buscando información? - dijo con su tono neutral a la chica castaña.

-pues sí, hace una hora un joven vino diciendo que pertenecía al programa de farándula del canal 5 y quería hablar con usted, para sacarle la primicia como decía. Si mal no recuerdo era castaño y con un amarre en el pelo que se lo dejaba en punta, su nombre era...konohamaru- "he conocido a personas cara dura pero esto es insólito, cómo se les ocurre ir sin más a pedir un condenada entrevista si con lo que ya han dicho de mi y en especial de Naruto, bastaría como para que yo quisiera dejarlos en la ruina"     

-mm... con que konohamaru, pues bien mantenme al tanto, adiós, nos vemos mañana- y colgó apretando un botoncillo que era adornado con un símbolo rojo, mientras que por la otra línea se mantenía su asistente Tenten pensativa, su jefe por primera vez, desde que ella trabajaba con él, había terminado una conversación  con algo de amabilidad, normalmente ni se despedía, ni mucho menos se pronunciaba sobre el próximo día que se verían. Algo le pasaba, estaba cambiando. Tal vez, sólo tal vez un rubio de ojos azules estaba influenciando en el actuar pedante y orgulloso de su jefe, sin embargo ese ya no era asunto suyo.

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Si no hubiera sido por los comentarios de sus compañeras de clases no se hubiera enterado de la "primicia" del día, no creía ni en lo más mínimo lo que esos medios sensacionalistas decían sobre su padre y el Uzumaki. ¿Cómo era posible que existiera tanta desfachatez de levantar tal injuria contra la honra de una familia?... sin lugar a dudas tenía que hacer algo para que su madre no se enterase, pero siendo realistas, a estas alturas algunas de las entrometidas de sus amigas ya le haya ido con el falso chisme. Lo que menos quería era que su madre se viera lastimada.

Su padre no era como lo mostraban en la televisión, él no era capaz de hacerle eso a su madre. Sí, era verdad que existía una permanente frialdad entre sus padres, en especial viniendo de su progenitor, pero eso no era como para sospechar de alguna aventura amorosa que pudiera mantener con alguien externo, y menos con Naruto... ese niño escandaloso que cautivaba a diestra y a siniestra con su presencia y personalidad espontanea. Le atraía todo de él, al menos lo que sabía del chico, ¿sería posible que al igual que su hermano y él, su padre se sintiera hipnotizado de la controversia del Uzumaki? Hasta donde entendía, su padre conocía de antes al rubio, por lo que se podría decir que ha compartido con él un poco más, sin mencionar que fue su padre quien llevo al susodicho a la mansión, cosa curiosa teniendo antecedentes bien sabidos de que él no era de las personas que ayudaba u ofrecía la casa así como así, ni aunque se tratara de un favor a un buen socio como el señor Yondaime, sin duda daba pie para sospechar.

No, su padre no le haría eso a su familia, no, su padre no era ciego como para no notar el interés que tenía en el ojiazul, ¡sí, exacto! Mucho menos tendría el descaro de bajarle a algún pretendiente, si él ¡¡ESTABA CASADO POR DIOS!! Ni Itachi sería capaz de hacerle eso. Su hermano sólo lo molestaba, lo sabía, hasta ya le parecía un hobby intrínseco en él, pero el instinto de buen hermano siempre le ganaba, seguro y diría después algo como: "mm... sabes ottoto-baka me di cuenta de que ese angelito violable no podría con este adonis del sex and love por lo que te lo dejo como una herencia, jeje cuídalo y que no se te olvide: debes pasearlo y alimentarlo, sería bueno que lo anotaras no se te vaya a olvidar" ese idiota, lo quería y mucho, pero eso no le quitaba lo imbécil, ni si quiera lo hacían los altos resultados que sacaba en las pruebas de coeficiente intelectual.

-¿qué hago?- susurro bajo para la tranquilidad que lo rodeaba. Estaba sentado en una de las bancas de la universidad, hacía no más de 40 minutos que su jornada había terminado, por lo que después optó por quedarse un rato a aclarar sus pensamientos. Después de escuchar la charla de una de sus compañeras en la sala, no le quedaban ganas de regresar a su casa, ni mucho menos de salir a dar una vuelta con Deidara.

Su cabeza ya no daba para más así que optó por dejar de complicarse con todas las aristas que abarcaba el maldito rumor y empezar a ver las cosas con la mente fría, si lo que se decía era cierto debía actuar, ya sea exigiéndole a su padre que abandonara su caprichito por el ojiazul  o sino amenazando al recién mencionado para que dejara de ser un destructor de hogares... al menos sabía que con el rubio sería más fácil llevar eso acabo; en el caso de que fuera una mentira  limpiaría el piso con los idiotas de la tele , aunque pensándolo bien, en ambos casos estaría bien limpiar el maldito piso con los entrometidos esos.

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-...te digo que no te preocupes madre, son mentiras, Fugaku no sería capaz de tener un amante... si él no es gay, como se te puede ocurrir sospechar semejante atrocidad, él me ama- afirmaba la señora Uchiha por medio del pequeño auricular del teléfono mientras conversaba con su anciana madre que se encontraba en Estados Unidos junto a su padre. La había llamado muy preocupada ya que uno de sus asistentes le había informado de las noticias que agraviaban a la familia de su hija.

-cómo quieres que no me preocupe, si es un escándalo. Debes hacer algo al respecto, hablar con él y ponerse de acuerdo en cómo enfrentarlo, siendo sincera creo que sería buena idea que echaran de la mansión a ese chiquillo, después de todo tiene los suficientes recursos como para costearse un lujoso hotel ¿no? Si se supone que es el único heredero de la compañía de su padre- persuadía con un tono despectivo en cada palabra.

-no haré nada que mi esposo no quiera, pero para que te quedes más tranquila le plantearé tus consejos como solución- dijo la pelinegra con un tono cansado de tener que escuchar a su madre, había veces en las que el sólo pensar en tener que escucharla la agobiaba de una manera impresionante. Fue ella la que la incentivó a que conociera a Fugaku, fue ella la que primero se puso contenta con los anuncios de la boda... y también fue ella la primera que le dijo que si su matrimonio fallaba sería por su culpa.

La madre de Mikoto adoraba a Fugaku, ya que desde que lo había visto pensó que sería un excelente pretendiente para su hija, sin contar que la influencia que obtendría la familia al dar a conocer los cercanos lazos que los entrelazaba al imponente apellido Uchiha serían incomparables. Contraponiéndose a todas sus expectativas, ella no era indiferente al abismante trecho que separaba a la pareja, ella nunca había sido espectadora de alguna muestra de afecto de parte de Fugaku, por lo que muchas veces pensó que podría tener un amante, cosa impensable debido al escándalo que desataría, pero nunca tuvo indicios de alguien más que ocupase la vida de su yerno, por lo que por muchos años se quedó tranquila de que el recién mencionado no le importase en lo más mínimo las relaciones con otras personas que no tuvieran que ver con sus negocios. Se consideró hasta cierto punto de que él no le interesara ser, aunque sea un poco, más humano.

-bueno hija llámame si necesitas ayuda en algo que encantada te aconsejo, mándale saludos a los niños y no olvides que sólo me preocupo por tu felicidad- dijo la mujer a su hija antes de lanzarle un rápido beso por el auricular.

-si madre te entiendo, bueno quedé de verme con unas amigas en el centro comercial, luego hablamos, adiós- cortó la conversación colocando el teléfono de vuelta a su lugar. Se levantó de la silla en la que se sentó, sabía que esa conversación duraría un largo rato, pero no se imaginó que tanto. Subió las escaleras para dirigirse a su alcoba matrimonial y arreglarse para la cita que tenía con sus amistades, no estaba de mucho humor, sin embargo ya a esas alturas ya daba igual, de todas maneras se presentaría, total le serviría para relajarse de todo lo que la amargaba. Ella podía ser muchas cosas, sumisa, buena madre, esposa ideal, pero con respecto a su matrimonio no era tonta, al parecer había alguien más en la vida de su esposo, alguien que poseía todo lo que ella no tenía y que su esposo precisaba... si eso era así, ella no tenía nada más que hacer en esa casa, si ya había fracasado como esposa, no había más vuelta que darle.

-Sólo espero... llegar a encontrar a alguien que realmente me ame y espero que no seas un maldito con él- susurro mirando con resentimiento a la foto de bodas que mantenía en la cómoda adjunta a su cama.

 

                                                                                                                                                               end chapter twelve

Notas finales:  

Yap sin más que decir que seguir agradeciendo que hayan leído, los dejo, pero volveré con algo más extenso la próxima ves ^^

Xaus, que estén bien.


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