Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

129. Envuelto en un Lazo (22)- Villa Kim por dayanstyle

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—No esperaba verte tan pronto —dijo Seung Hyun cuando Jeno entró a la cocina en la estación de bomberos.

Con Hae Chan en el trabajo, no tenía nada que hacer. Sentarse en casa no había sido una opción. Necesitaba una distracción. —Es una larga historia.

—¿No es siempre así? —Seung Hyun estaba revolviendo algo en una olla grande. Olía como chili. —¿Vas a mi oficina y hablamos sobre ello?

Había una gran canasta de panecillos colocada en el mostrador. No había desayunado, y el olor de pan recién horneado, hizo que su estómago retumbase. —Prefiero comer.

Seung Hyun negó con la cabeza. —Esto no estará listo hasta dentro de horas. Creo que hay sobras en la nevera.

Agarró un rollo y se lo comió en dos bocados. —¿Quién está hoy en el horario?

 

—No serás tú, si continúas comiéndote mis malditos rollos. —Seung Hyun puso la cuchara de madera a un lado y se giró hacia él, había  preocupación en sus ojos grises—Chen Le, Yohwang, Flint y Rizzo. Lo tenemos cubierto si necesitas estar en otro lugar.

 

Necesitaba estar con Hae Chan, y probablemente lo estaría si le hubiese contado al chico que eran pareja. Ni siquiera estaba seguro de por qué no lo había hecho. No era de los que se asustaban, sin embargo, había permitido que Hae Chan saliese de su camioneta y se fuera a casa.

No habría sido tan malo si Hae Chan viviese en Villa Kim. Pero vivía en la ciudad, y a él no le gustaba estar tan lejos de su pareja. Eso hacía que el protegerlo fuese casi imposible. Tenía que encontrar una manera de resolver lo referente a la vivienda de Hae Chan. Su pareja tenía que estar con él, no a kilómetros y kilómetros de distancia. Pero esta noche, iría a la ciudad, para llevar a Hae Chan a cenar. Le contaría que eran pareja, y le explicaría a este que el que estuviera viviendo tan lejos no iba a funcionar.

Desafortunadamente, basado en lo que sabía sobre Hae Chan hasta el momento, su pareja no soportaría que le exigiera que se mudara a Villa Kim.

Se frotó la parte posterior del cuello, no gustándole la manera en que Seung Hyun lo miraba, como si el jefe supiese lo que estaba pensando. 

 

—Nah, no tengo nada que hacer ahora mismo. Me quedaré aquí, hasta esta noche.

—Los chicos están pidiendo comida de The Pit. Déjales saber si quieres algo—Seung Hyun regresó a su chili, añadiendo alguna especia, mientras lo removía.

Había una taza de café en el mostrador. Se sirvió una taza y se dirigió hacia la sala de entretenimiento. Chen Le y Rizzo estaban descansando en los sillones reclinables, viendo la televisión. No vio a Yohwang o Flint.

—¿No tienen nada mejor que hacer? —Tomó asiento en el sofá.

Chen Le pareció sorprendido de verlo. —Debería ser el que hiciese esa pregunta —dijo. —¿Qué mierda estás haciendo aquí, y por qué no estás con tu pareja?

—¿Tu pareja?—Rizzo lo miró. Diversión llenó sus ojos azules. —No, mierda.

—Sí, salió y se consiguió un humano —bromeó Chen Le. —Pero no vamos a utilizar eso contra el pobre tonto.                                                                               

No estaba seguro si Chen Le lo estaba llamando tonto a él o a Hae Chan.

Rizzo se acercó y le dio un golpe en el brazo a Chen Le. —Sigue diciendo mierda y Jeno va a patear tu triste culo.

—En serio—Chen Le se sentó en el sillón reclinable, apoyando los brazos en sus rodillas. —¿Qué sucede? ¿Por qué estás aquí pasando el rato, en lugar de hacer que tu chico camine doblado?

Rizzo rio disimuladamente, pero volvió a mirar la televisión, cuando  miró a su hermano. —Es complicado, ahora deja el tema.

—Hombre, lo único complicado eres tú—dijo Chen Le. —En este momento, deberías estar encerrado en casa, haciendo temblar las paredes.

Rizzo se rio entre dientes. —Dijo que lo dejaras, Chen Le. Yo haría lo que dice.  

Chen Le miró a este. —Esto es un asunto familiar. Mantente jodidamente al margen.

—No digas que no te lo advertí. —Rizzo se levantó y salió de la habitación.

—De acuerdo, estamos solos. Ahora dime por qué no estás con ese sexy pequeño humano.

 

—Tenía que trabajar.

Chen Le no parecía satisfecho con su respuesta. —Prácticamente todas las empresas en el pueblo están a cargo de shifters. ¿Por qué su jefe no le dio tiempo libre?

Los shifters daban a los no-humanos y humanos tiempo libre cuando encontraban a sus parejas. Todo lo que  tenía que hacer era decirle a Seung Hyun que había encontrado a la suya y él no aparecería en el trabajo durante una o dos semanas. Pero Hae Chan no vivía en el pueblo, y él no iba a contarle a Chen Le nada que tuviese a su hermano fastidiándole.

—¿Dije que era complicado? —Agarró el mando a distancia de la mesita de café y comenzó a hacer zapping, sintiendo los ojos de Chen Le taladrándole. Su hermano no iba a dejar ir el asunto. Ese no era su estilo. Había tenido la esperanza que Chen Le no hubiese estado hoy en el horario, porque quería evitar el millón de preguntas que sabía su hermano le haría.

—No se lo dijiste, ¿cierto?

—No tuve tiempo.

Chen Le soltó un bufido. —Sí, correcto. Eso es una mierda y ambos lo sabemos. Sabes que voy a seguir molestándote, hasta que me cuentes toda la historia—La sonrisa de come-mierda por la que era conocido surgió. —Se lo contaré a Jae Han.

 

Le entrecerró los ojos. —No te atreverías.

Chen Le era un dolor en el culo, pero Jae Han le echaría un sermón por dejar a su pareja sin protección en la ciudad. Amaba a sus hermanos, y sabía que se preocupaban por él, pero en este momento, quería ahogar a Chen Le con uno de los cojines del sofá.

—Sabes que me atrevería —dijo Chen Le.

—Voy a verlo esta noche. Planeo contárselo entonces—Arrojó el mando a distancia a un lado y se puso de pie. —Gracias por joder mí tiempo de relajación.

Justo en ese momento Jong Hoon entró en la sala de entretenimiento. La pareja de Seung hyun miró entre ellos. —Espero no estar molestándolos. Se ven como si estuviera a punto de golpearse entre ustedes.

Chen Le se sentó de nuevo, poniendo las manos detrás de su cabeza. 

—Nah, sólo alguna mierda de hermanos que teníamos que aclarar.

Los ojos color canela de Jong Hoon brillaron. —¿Algo jugoso?

Por lo que había descubierto, el mejor amigo de Jong Hoon era un shifter rinoceronte llamado Taecyeon. Pero también salía con un humano llamado Byun Baekhyun, y cuando Jong Hoon y Baekhyun se juntaban, chismorreaban peor que dos ancianas en el bingo. —Nada que tenga que contarte —le dijo.   

—No eres divertido—Jong Hoon miró a Chen Le. —Seung hyun te llama Chen Le frunció el ceño. —Le dije que lavaría los platos más tarde.

Se levantó y salió rápidamente. Jong Hoon detrás de él. Con la habitación para él, tomó asiento, agarrando el mando a distancia. Zapeó por los canales, pero su mente estaba en un pequeño humano de cabello castaño rojizo.

Iría por Hae Chan, pero quizás hiciera la cena en casa. De esa manera, podrían hablar en privado, y después, podrían hacer que las paredes temblaran.

Eso era si Hae Chan no se volvía loco y tomaba otro taxi a casa.

 

Hae Chan quiso irse tan pronto como llegó a casa. ¿Por qué Ji Sung siempre contrariaba a su tío? Los dos se estaban gritando con toda la fuerza de sus pulmones, mientras Gloria gritaba a Ji Sung que respetase a su tío.

—¡Compré la maldita comida! —Las manos de Ji Sung estaban en puños a los costados.

—¡Y esta es mi casa! —Travis estaba aferrando su usual botella de licor, su cabello enmarañado, sus ojos inyectados en sangre.

—¿Así que eso te da el derecho de dejar que tus imbéciles y borrachos amigos se coman todo? —Ji Sung apretó la mandíbula. Conocía esa mirada, – había visto a Ji Sung darla muchas veces justo antes de que golpeara a alguien en la mandíbula. Corrió a través de la sala de estar y le agarró el brazo, antes de que lo levantara.

—Ya basta—Tiro de su hermano hacia atrás. —Ve arriba y tranquilízate.

Ji Sung se alejó, lanzándole dagas con los ojos a Travis. —Hae Chan y yo podríamos juntar nuestro dinero y tener un lugar propio. Ten cuidado, viejo. Sigue con esta mierda y entonces, ¿quién pagará tus facturas o comprará comida?

—¡Ji Sung! —El tono de Gloria era afilado y lleno de irritación. —Mira, ten cuidado de cómo le hablas a mi hermano, en su propia casa.

Normalmente Ji Sung y Gloria se llevaban bien, pero en ese momento, giró su ardiente mirada sobre ella. —Y él tiene que dejar de tratarnos como vagabundos que están invadiendo su casa. Somos familia, por el amor de Dios.

Era cierto que Ji Sung y él podrían juntar su dinero y conseguir un apartamento, pero apenas lo lograrían. Ambos tenían el salario mínimo, y solo serían capaces de poder alquilar, a menos que se mudaran al centro de la ciudad, y esa no era una opción que deseara.

Al menos aún no.

 

—Sólo ve arriba—Empujó de nuevo el brazo de Ji Sung. No era Travis quien se veía a punto de explotar. Era Gloria. No creía que alguna vez sería capaz de entenderla. Venía y cocinaba para ellos, actuaba como si se preocupara por Ji Sung y él, pero hacía la vista gorda a cómo su hermano trataba a sus sobrinos, incluso lo defendía.

Era como si la muerte de sus padres hubiese convertido a Travis y Gloria en idiotas. O quizás siempre habían sido siempre de esa manera, y ahora sólo mostraban sus verdaderas personalidades.

 

—Si quiere alimentar a sus amigos con la comida que nosotros compramos, entonces tienen que pagarla—Ji Sung subió las escaleras hecho una furia. Travis se dirigió hacia el sofá. Gloria se quedó ahí, de pie con las manos en las caderas, mirando las escaleras.

—No les hago pagar por la comida que traigo—dijo cuándo se dio la vuelta hacia él. —Ese chico está demasiado enojado con el mundo, y si no se cuida, puede terminar en un refugio para personas sin hogar.

Jadeó ante ella. Nunca antes la había escuchado hablar de esa forma. Suspiró y se pasó una mano por la frente. —Lo siento, Hae Chan. No quise decir eso. Me siento tan frustrada por la tensión en esta casa. Hay estofado en la cocina. Voy a marcharme. Por favor, asegúrate de que no se maten.

Había líneas de tensión grabadas en su rostro. Se veía agotada, mientras agarraba su abrigo y bolso y se dirigía hacia la puerta principal. Gloria miró a su hermano, sacudió la cabeza y se fue.

 

 

Fue a la cocina y se dejó caer en una silla. Se sentía atrapado en una pesadilla interminable, pero no sabía cómo detener la locura. Independientemente de lo que Ji Sung dijera, no serían capaces de hacerlo si Travis los echaba. Pensó en los apartamentos en el centro de la ciudad e hizo una mueca. Sabía que los allanamientos y robos eran comunes allí, y no quería ser la víctima de nadie.

Se pasó las manos por el rostro cuando su móvil sonó. Con un suspiro,  lo sacó del bolsillo y vio que era Jeno. Su estado de ánimo era estaba lejos de ser bueno. No quería hablar con nadie.

Después de silenciar su teléfono, se giró hacia el fuego apagado bajo el estofado y se dirigió arriba. Tomó una larga y cálida ducha, deseando que tuviese otra vida. Cualquier otra sería mejor que esta. 

 

Mientras estaba de pie bajo la ducha, dejó que sus pensamientos deambularan hacia Jeno, y no podía entender por qué echaba de menos a un hombre al que apenas conocía con una loca necesidad de verle. Seguro, Jeno era sexy, ingenioso y apretaba cada uno de sus botones, pero no debería desearlo con cada célula de su cuerpo. Sólo pensar en él, hizo que su polla se endureciera. Todo lo que tenía que hacer, era llamar de nuevo al hombre, reunirse con él y podría hacer temblar su mundo. Pero la tensión en la casa hizo que dudara. ¿Qué pasaría si Ji Sung bajaba y comenzaba a discutir de nuevo con Travis?

 

Ignorando su erección, salió y se secó. Simplemente no estaba de humor para masturbarse. Fue a su habitación y se vistió con un par de pantalones para correr y una camiseta, listo para así finalizar su día, cuando el timbre sonó. Sabiendo que probablemente Travis estaría desmayado, bajó, bastante seguro de que era Stan. El chico tenía la habilidad de aparecer en el momento equivocado, pero quizás pudiese sacar a Ji Sung de su depresión. De esa manera  podría llamar a Jeno y decirle al hombre que viniese a buscarlo, sin preocuparle que Ji Sung fuese a la cárcel por matar a su tío.

Rodó los ojos cuando vio a Travis desplomado en el sofá, la botella en el suelo, whisky derramándose sobre la alfombra. Alzó la botella y la puso en la mesita de café. Sólo para estar seguro, comprobó el pulso de Travis para asegurarse que el hombre no se hubiese caído por un ataque al corazón.

Su pulso latía fuerte bajo sus dedos, aunque su olor casi lo hizo vomitar. Ji Sung tenía razón. El hombre necesitaba una ducha.

 

El timbre sonó de nuevo.

—Voy—Estaba irritado, por no poder ir a la cocina y limpiar algo del alcohol que había empapado la alfombra.

Arrojó la manta en la parte posterior del sofá sobre Travis. No fue por amabilidad. Intentaba esconder a su tío. A pesar de que Stan era el amigo de Ji Sung, y venía todo el tiempo, aún era embarazoso tenerlo desmayado en el sofá. Se dirigió hacia la puerta, cuando el timbre sonó de nuevo. Iba a golpear a Stan por ser tan impaciente.

Pero no era este el que estaba de pie en el porche, cuando abrió la puerta.

Era Jeno.

 

Jeno ya había estado de camino a la ciudad, cuando llamó a Hae Chan, pero cuando su pareja no respondió el teléfono, había acelerado, llegando rápidamente. Hae Chan estaba de pie en la puerta, su mandíbula colgando holgadamente. Llevaba unos viejos pantalones para correr y una enorme camiseta roja, pero maldición, si no se veía lo suficientemente bueno para comérselo. Se sentía aliviado de que su pareja estuviese bien. 

 

—¿Vas a invitarme a entrar?

Con sus pies descalzos, Hae Chan salió, cerrando la puerta detrás de él. 

—¿Qué, Mierda?

—También me alegro de verte—Le molestaba un poco el ceño fruncido en el rostro de Hae Chan. —Teníamos una cita, ¿recuerdas?

—Dije que primero llamarías.

—Y lo hice—Se obligó a mantener un tono calmado. —Pero elegiste ignorarla.   

Su pareja lo estaba mirando, como si fuese algún lunático trastornado. Esto no estaría ocurriendo, si  ya le hubiese contado a Hae Chan sobre su relación.

—No la ignoré —dijo Hae Chan. —Sólo… no escuché el teléfono.

 

—Wow—dijo. —Mentiste con un serio rostro—Hae Chan comenzó a temblar. Hacía mucho frío afuera, y no estaba vestido para el clima. —Vas a contraer una neumonía. ¿Por qué no entramos donde puedes calentarte?

—O podrías irte —sugirió Hae Chan.

Eso no iba a suceder. Había sufrido por su pareja todo el día, sintiéndose miserable sin su pequeño humano. No había manera en el infierno que Hae Chan lo estuviese rechazando. Se acercó a su pareja, abrió la puerta y luego lo agarró  y entró con tranquilidad.   

Se quedó inmóvil, cuando vio a un hombre durmiendo en el sofá, y por el hedor, estaba borracho.

—Bájame—Hae Chan le golpeó la espalda con sus puños. —Voy a patearte el culo por esto.

La amenaza no lo afecto. Continuó avanzando, hasta que entró en la cocina. El olor ahí era mucho mejor. Había una olla en la cocina, y por el aroma, era estofado. Bajó a Hae Chan y miró alrededor.

—¿Cuál es tu maldito problema? — Preguntó Hae Chan. —¿Estás loco?                   39

Arrastro a Hae Chan hacia él. Todo en lo que podía pensar era en probarlo, en sentir a su pareja en sus brazos. Tomó los labios de Hae Chan en un beso abrasador, sin importarle quién estuviera en la casa. Hae Chan era suyo, y su pantera iba a ponerse como una fiera solo por acercarse al chico.

Hae Chan jadeó, cuando rompió el beso. Sus ojos color avellana brillaban cuando se lamió los labios.

Entonces, lo golpeó en la espinilla. —¡Llamaré a la policía! Sabía que eras demasiado bueno para ser verdad. Eres un psicópata, ¿no?

Le enroscó sus brazos alrededor, sujetándole con fuerza, la espalda de su pareja en su pecho. Esta no había sido la manera en que había planeado contarle que eran pareja, pero Hae Chan no le estaba dejando más opción.

—No soy un psicópata —le gruñó en el oído. —Soy un shifter pantera, y tú eres mi pareja.

Hae Chan se puso rígido. Su respiración se volvió superficial, mientras permanecía perfectamente inmóvil. Sintió el corazón de su pareja latiendo salvajemente, de manera que pasó sus manos sobre los brazos de Hae Chan. 

—No hay necesidad de entrar en pánico.

 

—N-No estoy entrando en pánico.

Iba a tener una larga conversación con Hae Chan sobre mentirle. Comenzó a aflojar su agarre, hasta que Hae Chan le dio una patada en la bota.

Gruñó en el oído de Hae Chan. —Ya basta.

—Jódete —espetó Hae Chan. —Me arrastras a mi propia casa como una especie de hombre de las cavernas, y luego me alimentas con una línea de mierda sobre que somos pareja.

Comenzó a sospechar. Hae Chan no le había preguntado qué era una pareja. Tampoco se había asustado ante su anuncio fuese un shifter. Giró a Hae Chan, mirando fijamente a sus ojos color avellana. 

—¿Sabes sobre mi mundo?

Cuando Hae Chan se alejó, se lo permitió. Estaba demasiado aturdido para detenerlo.

—Sí, lo sé.

 

—¿Cómo?

Hae Chan caminó hacia la puerta de atrás, sus brazos cruzados sobre su pecho. Se veía como un animal enjaulado, mientras masticaba la uña de su pulgar. —Mi padrastro era un shifter lobo. Mi madre me dijo que ella era su pareja. No fueron anunciando ese hecho, pero la creí. —Miró hacia él—Sé lo que es una pareja, y aunque me siento atraído por ti, no siento una profunda conexión del alma. Eso me dice que estás lleno de mierda.

 

De nuevo con la mentira. Sabía en sus entrañas, que Hae Chan no le estaba contando la verdad. Sentía esa conexión, de manera que Hae Chan también la sentía. —¿Tu padrastro era?

—Mira—Hae Chan agitó la mano mientras se dirigía hacia la puerta de la cocina. —Tienes que irte antes de que mi tío despierte y te vea.

—Me importa una mierda quién me vea —le dijo junto con un gruñido. 

—Eres mío, y no me iré de aquí, hasta que arreglemos esto.

—Entonces iremos a mi habitación—Hae Chan se alejó rápidamente.  Lo siguió por las escaleras a un estrecho pasillo. Abrió la primera puerta a la derecha y le hizo una señal para que entrara.

Él sólo medía 1,89 metros, pero se sintió como un gigante en la pequeña habitación. Ni siquiera podía llamar a esto dormitorio. Era más como un armario amplio.

Hae Chan cerró la puerta y presionó la espalda en ella. 

—Mantén baja tu  voz. Mi hermano está en la habitación de al lado, y estas paredes son delgadas.

Se sentía como el sucio secreto de Hae Chan, y eso le enojó. Tomó asiento en la cama de dos plazas y ladeó la cabeza hacia un lado. —¿No te permiten tener compañía?

Hae Chan se deslizó hasta que estuvo sentado sobre su culo, la espalda aún presionada contra la puerta. —Es una larga y complicada historia, y realmente no tengo ganas de contártela.

Se dio una palmadita en el muslo. Hae Chan dudó, luego se puso de pie, sentándose a su lado, en la cama. Hae Chan era pequeño a su lado, sacando a relucir su lado protector. —Como dije, no me iré hasta que arreglemos esto.

Frunciendo los labios, Hae Chan lo miró. —Sólo porque te niegues a irte no significa que te cuente mis secretos. Sólo te estoy calmando hasta que llame a la policía.

 

En un suave movimiento, tuvo a Hae Chan sobre su espalda. Molió su polla contra su pareja. —¿Sientes lo duro que estoy? Está tomando todo de mí para mantener mis manos lejos de ti. No me importa si tengo que follarte hasta la sumisión, pero vamos a arreglar las cosas.

 

Hae Chan siseó cuando lo empujó por el pecho, pero fue un intento poco entusiasta. —Te lo dije, las paredes son delgadas.

—Entonces, te sugiero que no grites a los cielos—Mordió el lóbulo de Hae Chan. —Para cuando hayamos terminado, me estarás suplicando para venir a casa conmigo.

 

 

continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).