Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

129. Envuelto en un Lazo (22)- Villa Kim por dayanstyle

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Realmente no soy tu tipo—Hae Chan se alejó del hombre  sentado a su lado, y miró por la ventana del autobús, al tedioso día nublado. Había salido del trabajo temprano, necesitando ver a Ji Sung. Su hermano no había contestado el teléfono esa mañana, o cuando trató de llamar a su hora del almuerzo.

No era normal en Ji Sung no contestar al teléfono, y eso le preocupaba.

—Eres mi tipo —dijo el hombre, sacándolo de sus pensamientos.

—Estás ladrando al árbol equivocado. Ni siquiera soy gay, así que por favor déjame en paz. —Esta no era la primera vez que le tiraban los tejos, mientras iba en autobús y generalmente le encantaba coquetear, pero estaba acoplado ahora, y demasiado preocupado para jugar este pequeño juego.

—No tienes que ser una perra al respecto—El tipo se levantó y se cambió a otro asiento. Suspiró. Realmente estaba comenzando a odiar la ciudad. Podría ser por pasar tanto tiempo en Villa Kim, pero cuanto más tiempo estaba en la ciudad, más despreciaba el lugar.

Extrañaba desesperadamente a Jeno y se encogió al pensar en su compañero regañándolo por tomar el autobús a casa, en lugar de llamarlo para que lo llevara. Pero Jeno había dicho que tenía cosas que hacer, y él no había querido esperar. Bajó del autobús y caminó hacia su casa. Lo que realmente lo tenía de mal humor era el invierno. No le importaba la nieve, siempre y cuando no tuviera que estar en ella. El verano no podía venir lo suficientemente rápido, y era sólo diciembre.

 

La casa estaba en silencio, cuando entró. No veía a Travis por ningún sitio, y hoy Gloria debería haber estado allí preparando la cena.

Después de buscar por la casa, encontró a Travis desmayado en su cama, una nota de Gloria en la cocina les decía que tenía que atender un asunto personal y no podría cocinar para ellos. Después de lanzar la nota sobre la mesa, subió las escaleras, pero Ji Sung no estaba en su habitación.

Intentó llamar de nuevo, pero todo lo que consiguió fue ir al buzón de voz. No estaba demasiado preocupado, sin embargo. Ji Sung no era exactamente fiable. Empezaría a preocuparse, si no tenía noticias de su hermano para esta noche.  Todavía estaba nervioso desde ese puma, e iba buscando sombras donde no las había.

O esperaba que ese fuera el caso.

 

Comenzó a bajar los escalones, cuando escuchó un ruido. Se detuvo, su mano agarrando la barandilla, mientras prestaba atención. Podía ser su tío, pero por el olor de su habitación, Travis no estaría despierto por un tiempo. ¿Era Ji Sung?

Se movió lentamente, tratando de no hacer ningún sonido, mientras avanzaba de puntillas por los escalones. Se agachó, mirando hacia la sala de estar. El pomo de la puerta principal se movió de un lado a otro. Contuvo el aliento, preguntándose si Ji Sung había perdido una vez más su llave.

O podría ser el puma. ¿Y si lo había seguido a casa? Fue rápidamente a la cocina, y agarró una sartén antes de ir a la entrada de la cocina, con la espalda presionada a la pared.

Tragó. Sus manos temblaban. Tenía que ser valiente. Si alguien estaba irrumpiendo en casa, tenía que luchar contra ellos tan duro como Jeno había luchado contra ese extraño. Podía ser valiente. Sólo tenía que encontrar sus agallas en los próximos diez segundos.

La tabla del suelo crujió.

 

Levantó la sartén por encima de su cabeza. Tembló ligeramente, y esperó no tener que mantenerla alzada demasiado tiempo. Sería capaz de golpearse su propia cabeza si tuviera que permanecer así más de un minuto. Cuando el intruso entró en la cocina, dejó caer la sartén, golpeando al tipo con fuerza en la cabeza. Gritó, cuando le arrebataron la sartén de sus manos.

 

Jeno estaba allí, sosteniéndose la cabeza con una mano. 

—¿Qué mierda? —Arrojó la sartén al suelo. —¿Tratabas de abrirme la cabeza?

—¡Pensé que eras un ladrón o algo así! —Juntó sus manos y las retorció con nerviosismo. —¿Por qué infiernos forzaste la puerta?

—No la forcé. —Jeno hizo una mueca, cuando apartó la mano de su cabeza. —Toqué el timbre.

—No lo escuché. —¿Por qué no lo había oído?

—No me digas —dijo Jeno. —Estuve llamando a la puerta por un  minuto, luego decidí comprobar si la puerta estaba desbloqueada.

No podía recordar si la había cerrado con llave cuando llegó a casa. 

—¿No se te ocurrió llamar para avisar o llamar a mi teléfono móvil?

 

—¿Qué pasa contigo y las sartenes?—Preguntó Jeno. —No creas que no vi esa sartén que agarraste en mi casa.

—Coincidencia —dijo. —Estaban a mano cuando necesitaba un arma— Levantó la sartén del suelo y la volvió a colocar en la cocina. —¿Averiguaste algo hoy?

Jeno se sentó a la mesa. Intentó leer la expresión de su compañero, pero  no era un hombre fácil de leer. Cruzó la habitación y revisó la cabeza de Jeno, agradecido de no ver nada de sangre. Ni siquiera había un chichón.

—Descubrí quién nos seguía ayer.

—¿Eh? —Dio un paso atrás. —¿Cuándo nos siguieron?

—Cuando fuimos por la comida. Me percaté del SUV cuando nos detuvimos para ir por algo de comer—Jeno se levantó, giró la silla, y luego volvió a sentarse, a horcajadas sobre ella. Usó la parte posterior, para descansar sus brazos sobre ella.

 

—¿Por qué no me lo dijiste? —Se sentó en la silla al final de la pequeña mesa, manteniendo las manos en su regazo, mientras trataba de procesar lo que Jeno le estaba diciendo. ¿Cómo se había perdido eso? Había estado observando a Jeno mientras viajaban, y su compañero no había dado ninguna pista de que les estuvieran siguiendo.

Las facciones de Jeno se suavizaron. 

—No quería que te preocuparas.

Hae Chan levantó las manos al aire. —Bueno, ese plan se fue a la mierda, cuando el extraño apareció en tu puerta.

—Lo sé, y lo siento, pero no voy a disculparme por intentar mantenerte a salvo. Nunca me disculparé por eso.

Eso no tenía ningún sentido. O se estaba disculpando, o no lo hacía. 

—Entonces, ¿por qué lo sientes?

Jeno se levantó de la silla y fue hasta el fregadero. Miró por la ventana trasera antes de volverse hacia él. 

—Demonios, si lo sé. Simplemente me pareció que era lo que tenía decir.

 

 

—¿Y conseguir mi culo con mentiras? —Quería explotar, pero se negó a alzar la voz. No quería que Travis apareciera dando gritos, porque Jeno estaba en su casa. En el estado de ánimo que se encontraba, le diría algunas cosas, y verse en la calle no era algo que necesitara en ese momento.

—No mentí —discutió Jeno.

—Esconderme cosas, es lo mismo que mentir—le respondió. —No te atrevas a tratar de justificar lo que hiciste con una mierda de tecnicismo. ¿Parezco alguien que puede ser tomado por un tonto?

La expresión de frustración de Jeno se volvió juguetona. Le guiñó un ojo, pero la sonrisa no llegó a sus ojos. —Para mí,  te ves sexy como el infierno.

Soltó un pequeño gruñido. —No trates de coquetear, para salir de esta.

—Y tú necesitas explicarme, por qué cuando fui a buscarte,  ya habías salido del trabajo.

—No tengo que contarte cada uno de mis movimientos —argumentó. 

 

—Así que, dime lo que descubriste.

 

—Volveremos a hablar sobre eso y me dirás por qué —dijo Jeno. 

—El tipo se llama Alan McGee. Cuando mi amigo intentó cavar más profundamente, se topó contra un muro. Los antecedentes de este tipo, Alan, están clasificados.

—¿Clasificados? —Esto se estaba volviendo cada vez más extraño. No le gustaba, que Alan fuera algún tipo de agente secreto que había atacado a Jeno. —¿Estás seguro de que tu contacto estaba en lo cierto? Quiero decir, ¿qué tiene que ver todo esto contigo?

—Ojalá lo supiera—Jeno tiró de él. —Necesitamos ponernos en marcha. Es un largo viaje a casa, y me muero de hambre.

La idea de volver a casa de Jeno, hizo que algo cálido se asentase en su pecho. Nunca le gustó la casa de su tío Travis, pero después de experimentar la calidez y la comodidad de la casa de Jeno, hizo que este lugar se sintiera aún más extraño y frío.

Pero a pesar de que quería seguir a Jeno a cualquier parte, negó con la cabeza y liberó su mano. —No puedo irme. No sé nada de Ji Sung. Necesito encontrarlo.

 

Jeno frunció el ceño. —¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?

—Cuando me llamó a tu casa. Dijo que estaba pasando el rato con Stan, y luego se iba a trabajar. —Se mordió el dedo pulgar, luchando contra el impulso de revisar la habitación de Ji Sung otra vez. Había estado en esa porqueriza cuatro veces ya, y no había forma de que Ji Sung hubiera entrado en la casa mientras estaba allí.

—Comenzaremos con su trabajo—dijo Jeno. —Veremos si se presentó a su turno.

No le gustaba esto. No le gustaba ni un poco. Las cosas estaban poniéndose aún más locas, pero ¿qué había esperado? Siempre era una locura cuando se aproximaban las navidades, lo que le hacía que odiara las fiestas aún más. Jeno lo abrazó, dándole la comodidad que necesitaba, pero también excitándolo. Se sentía tan atraído por Jeno, como cuando se conocieron. El ardor por estar con este hermoso hombre, no había desaparecido, y oró porque nunca lo hiciera.

 

—Después de que encontremos a Ji Sung, ¿qué planeas hacer conmigo? — Sonrió diabólicamente a Jeno.

—Planeo desnudarte y azotar ese culo sexy tuyo, por salir del trabajo antes de tu hora—Jeno dio un pequeño gruñido. —Después planeo joderte, tonto.

—¿Qué está pasando aquí?

Volvió la cabeza y vio a Gloria de pie en la puerta de la cocina. ¡Oh, mierda! ¿Cuánto había escuchado? Se apartó de los brazos de Jeno, sintiendo su cuerpo calentarse a niveles nucleares. —Yo-yo... nosotros-nosotros...

Travis entró dando tumbos en la cocina, con los ojos nublados. Lo miró, de él a Jeno, luego se dirigió a la nevera, y sacó una botella de cerveza.

—No intentes escaparte de esto, Hae Chan—Gloria dijo en un tono despectivo. —Explícame por qué tienes a un extraño en la casa de mi hermano, y por qué los escuché hablar con un lenguaje tan vulgar.

La puerta de la calle se cerró de golpe. Miró más allá de Gloria y vio a Ji Sung dirigirse hacia ellos. Un enorme alivio lo inundó, seguido rápidamente por el impulso de estrangular a su hermano. —¿Dónde has estado? —Le reclamó.

 

La mirada de Ji Sung rebotó en todos en la cocina, antes de detenerse en Jeno. Sus ojos se abrieron ligeramente. Ji Sung ladeó la cabeza hacia un lado, mirándolo. —¿Qué diablos está pasando?

—Eso es lo que quiero saber—Gloria le hizo un gesto con la mano. —Tu hermano estaba besándose con esta persona, en la cocina de Travis.

Ji Sung lo miró, como si hubiera perdido completamente la cabeza. 

—Amigo, ¿en serio?

Travis se sentó a la mesa y se bebió la mitad de la botella. —Que todo el mundo deje de gritar. Tengo un maldito dolor de cabeza.

—¿Cuál es el problema?—Preguntó Jeno. —Fue un momento embarazoso, pero no es como si estuviera teniendo sexo con su sobrino sobre la mesa.

Gloria se quedó boquiabierta. Ji Sung estalló en carcajadas. Travis apoyó la cabeza en la mesa y cerró los ojos. Quería golpear a su tío. ¿Se acababa de quedar dormido?

—Travis—Se acercó a la mesa y movió el brazo de su tío. —Travis, ¿estás bien?

—No intentes cambiar el tema —espetó Gloria.

Comprobó el pulso de Travis. No lo encontró. Se giró hacia Jeno. 

—¡Llama una ambulancia!

La expresión de Gloria pasó de rabia a miedo. —¿Está... está bien?

—Llama a la ambulancia —le gritó Jeno a Ji Sung. Apartó a Travis de la mesa y lo colocó en el suelo. Él comenzó la RCPmientras  Ji Sung llamaba. Se quedó allí parado, demasiado aturdido para moverse. Escuchó a Ji Sung hablar por teléfono, pero el momento era demasiado surrealista, y parecía que no podía concentrarse en nada, mientras Jeno trataba de salvar la vida de Travis.

Minutos después, escuchó la sirena de la ambulancia  en el fondo, sonando más fuerte, mientras Gloria estaba allí con sus manos presionadas contra su pecho, lágrimas cayendo por sus mejillas. Ji Sung fue junto a él, mientras esperaban llegara la ayuda. Jeno no se detuvo, no se dio por vencido. Entonces recordó que su  compañero era bombero, y probablemente estaba entrenado para este tipo de situación.

—¿Esto realmente está sucediendo?—Preguntó Ji Sung. —¿En serio está sucediendo?

Aunque Travis había sido un mal bicho en los últimos años, recordaba cuando había sido un buen tío, cuando había sido cariñoso y afectuoso con ellos. Estaba en conflicto cuando se trataba de Travis, pero nunca le había deseado nada malo al hombre.

—¿Tiene pulso? —Preguntó tentativamente, retorciendo las manos. 

—Dime que tiene pulso.

Jeno no le respondió. Siguió realizando compresiones pectorales y soplando en la boca de Travis. Ji Sung corrió a la puerta de la entrada para dejar que los paramédicos entraran, y se hicieran cargo, Jeno echándose a un lado. Travis fue cargado en una camilla y salieron rápidamente de la casa, Gloria justo detrás de ellos. Él se sentó en la mesa, su cuerpo temblando. Ji Sung siguió mirando hacia la puerta principal. 

—¿Quieren ir al hospital?— Preguntó Jeno. Su profunda voz lo sacó del aturdimiento. Miró a Ji Sung, que todavía estaba mirando en la sala de

estar.                                  

—Sí, deberíamos ir. —Se levantó, colocando una mano en el brazo de Ji Sung. —Ven, Gloria nos va a necesitar, si las cosas  se ponen feas.

Jeno los condujo al hospital, y los tres se sentaron en la sala de emergencias, esperando noticias del estado de Travis. Incapaz de aguantar más, fue al mostrador de información y preguntó sobre su tío.

—Sufrió un ataque al corazón —le dijo la enfermera. —Los doctores están  haciendo todo lo posible por salvarlo.

Se sintió mareado. Quería que no le afectara, que no le importara una mierda el hombre que los había tratado como basura desde que los recogió. Pero no podía hacerlo. Durante los primeros dieciséis años de su vida, Travis había sido un buen hombre, y eso era en lo que se estaba enfocando.

Regresó aturdido junto a su hermano y Jeno y les transmitió lo que la enfermera le había dicho.

—Es todo ese alcohol—Ji Sung apretó la mandíbula, curvando las manos en puños. —No pudo soportar la muerte de su hermana y ha estado ahogando las penas en el alcohol desde entonces. Él se hizo esto. ¿Por qué deberíamos sentarnos aquí y derramar lágrimas por él?

 

—¡Ji Sung! —Miró con los ojos abiertos a su hermano. —No digas eso.

—Es la verdad —gruñó Ji Sung. —Ha estado de luto por la muerte de mamá desde el accidente, y en lugar de dejarla ir y seguir adelante, nos castigó por su pérdida.

Estaba de acuerdo con eso. Simplemente no le gustaba la ira que bullía en los ojos de Ji Sung. Su hermano no necesitaba nada más para mantener su ira hirviendo a fuego lento dentro suyo. Travis no había sido el único que no había podido dejar ir las cosas y seguir adelante. Ji Sung todavía estaba igual de enojado con el mundo, por la muerte de sus padres.

Ji Sung salió furioso del hospital y él no intentó detenerlo.

—Iré a hablar con él —dijo Jeno.

—Deja que se tranquilice —le dijo, mientras tomaba asiento en la fila de sillas.

—No cuando tengo a alguien detrás de mí. Podrían usar a Ji Sung como coacción—Jeno se dirigió a la puerta principal.

Se frotó la cara, antes de mirar hacia el techo. ¿Cómo se había vuelto tan complicada su vida? Todo lo que quería era una poco de normalidad, pero la vida simplemente no estaba funcionando de esa manera.

 

 

 continuará...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).