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130. Corazón de Oro (23) por dayanstyle

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—Podrías haberme advertido que me estabas enviando a vivir con un hombre que piensa que compañero de cuarto significa ligue. — Ji Sung se metió una patata frita en la boca mientras miraba alrededor de la cafetería. A decir verdad, estaba sorprendido que Chen Le no le hubiese montado una escenita saliendo de la casa—. ¿Cuál es su problema?

Hae Chan se encogió de hombros. —Es un hombre agradable cuando está a mi alrededor.

—Eso es porque estás saliendo con su hermano. Se supone que tiene que ser agradable contigo.

Ji Sung había dado vueltas toda la noche, incapaz de dormir debido a que su hombro le había estado matando, pero también porque no pudo sacar a Chen Le de su mente. Dos veces se había levantado, su polla aún dura, preparado para ir a la habitación de Chen Le. Jodidas gracias que había entrado en razón.

—No es un mal chico, Ji Sung. No veo por qué no tomas ventaja de la situación. Podrías hacerlo mucho peor.

—Oh, joder. ¿Qué demonios pasa con ustedes? —Ji Sung miró alrededor para asegurarse que nadie le hubiese escuchado maldecir. Algunas veces olvidaba su entorno cuando se ponía nervioso—. ¿Sexo es todo en lo que tú y Chen Le pensáis?

Hae Chan se rio entre dientes. —No solía ser así. No hasta que me emparejé con Jeno.

Eso era otra cosa. La mente de Ji Sung había explotado cuando descubrió que los hermanos Kim eran shifters pantera, y que Hae Chan estaba emparejado a uno de ellos. El padrastro de Ji Sung había sido un shifter lobo, y su madre había sido la pareja del hombre. Cuando Ji Sung lo había descubierto, había actuado como si las noticias no hubiesen sido un gran problema, pero le había llevado mucho tiempo acostumbrarse a la idea y dejar de pensar que su padrastro le atacaría cada luna llena.

 

 

—Así que, ¿estás disfrutando del minino en casa? —Ji Sung se partió de la risa.

Hae Chan le dio una patada por debajo de la mesa. —Baja la voz, idiota. Y no me voy a enojar con tu chiste de mierda. Sólo intentas utilizar eso como una manera para sacarme de quicio.

—De acuerdo, pero dame un consejo real. ¿Qué demonios voy a hacer acerca de Chen Le?

Hae Chan mojó su patata frita en un montón de kétchup. —¿Le has dicho que no estás interesado?

—Más de una vez.

Hae Chan mordió su patata frita, sumido en sus pensamientos. Ji Sung le dio un mordisco a su hamburguesa, esperando una respuesta. Hae Chan tomó un trago de su soda, y mordisqueó su hamburguesa.

Ji Sung gruñó. —¿Dejarás de darte un atracón y me ayudarás? Dios, eres el peor consejero.

 

—Sólo estaba pensando. —Hae Chan mojó otra patata frita.

Ji Sung estaba a segundos de lanzar el plato de su hermano.

— ¿Pensando en qué?

—Podría ser tu pareja.

Ji Sung no había esperado escuchar eso. La patata frita que había estado a punto de morder cayó en su plato. —¿Qué droga has estado fumando?

Hae Chan se encogió de hombros. —Por lo que me estás contando, Chen Le está fuertemente atraído hacia ti. Y te conozco, Ji Sung. No estarías sudando por esto si tampoco estuvieses interesado. Sólo lo estoy dejando caer. Podría estar equivocado.

—Estás completamente equivocado —dijo Ji Sung. Dios, no había manera… sólo… no—. Está cachondo. Yo estoy cachondo. Vivimos en la misma casa. Sólo somos hombres disponibles que buscan anotar.

—Si tú lo dices. —Hae Chan mordisqueó su hamburguesa de nuevo— ¿Sientes una profunda conexión hacia Chen Le?

—Lo único que siento hacia él es el impulso de envolver mis manos alrededor de su garganta y estrangularle.

Ji Sung no estaría admitiendo cuán abrumadores eran sus sentimientos hacia Chen Le. Si lo hiciese, Hae Chan le acosaría sobre darle una oportunidad. Ji Sung estaba demasiado jodido para estar en una relación. Lo arruinaría antes que comenzase.

Giró la cabeza cuando escuchó algo hacerse añicos. El camarero había dejado caer su bandeja. Ji Sung miró detrás del camarero y vio a un hombre sentado en una cabina mirando en su dirección. Escudriñó al extraño durante un instante antes de volverse hacia Hae Chan.

—Voy a encontrar un ligue de una noche para tener sexo y sacar a Chen Le de mi sistema.

Hae Chan jadeó ante él. —Si Chen Le es tu pareja, matará a cualquiera que duerma contigo. Yo no haría eso si fuera tú. No a menos que tengas algún tipo de deseo de morir.

Ji Sung se inclinó en su asiento, alejando el plato. ¿Por qué Hae Chan tuvo  que plantar esa semilla en su cabeza? Ahora la posibilidad de Chen Le

siendo su pareja fue todo en lo que Ji Sung pudo pensar. Simplemente podría preguntarle a Chen Le, pero no quería saber la respuesta.

—Deja de hacer pucheros dijo Hae Chan—. Al menos ya no serás privado del sexo.

Ji Sung entrecerró los ojos. —Sólo porque seas muy feliz no significa que tengas que intentar lanzarme esa mierda.

Hae Chan suspiró. —¿Qué hay de malo en enamorarse?

Ji Sung se levantó como un tiro de su asiento. —¿Quién dijo nada acerca del amor? Estaba hablando de lujuria.

Hae Chan estaba cavando un agujero más profundo para que Ji Sung cayese en él. A Ji Sung no le gustaba cómo estaba yendo esta conversación. Él no hacía el amor. No se ocupaba de esas conflictivas emociones. Le gustaban las cosas claras y sin complicaciones.

Cuando miró hacia atrás a través de la cafetería, el extraño aún estaba mirando en su dirección.

 

 

—Todo lo que estoy diciendo es que no excluyas la posibilidad — dijo Hae Chan, alejando la atención de Ji Sung del hombre.

—¿De sexo o una relación?

—Ambas.

—Estás a punto de hacer que tire mi almuerzo. ¿Desde cuando eres el chico en la cima de un pastel de bodas?

Hae Chan se rio entre dientes. —No tengo idea de qué significa eso, pero enamorarse es divertido y emocionante. Deberías intentarlo.

Ji Sung palideció. —No, gracias. Te dejaré el romance y las flores a ti.

Todo lo que necesito en mi vida son condones y lubricante.

—Estás desesperado.

—Tengo que ir al cuarto de baño. —Ji Sung se levantó y pasó la mesa con el extraño. Quizás simplemente hubiese encontrado esa conexión que estaba buscando.

Ji Sung retrocedió hacia la mesa y le tendió la mano. —Hola, soy Ji Sung. 

El hombre se puso de pie y besó la parte trasera de los nudillos de Ji Sung. —Soy Sung Chan.

Chen Le no quería verse como si estuviese comprobando a Ji Sung, de manera que cuando Jeno pasó a su lado para agarrarlo, diciendo que se estaba dirigiendo hacia la cafetería para recoger a Hae Chan, Chen Le vio la excusa perfecta para ver cómo lo estaba haciendo Ji Sung.

No había montado un numerito acerca de Ji Sung saliendo disparado sólo debido a que Hae Chan había venido a buscarle. Si Ji Sung preguntase, Chen Le simplemente podría decir que se estaba quedando con su hermano.

 

Pero no había esperado entrar en la cafetería y encontrar a su pareja con una tonta sonrisa en su rostro mientras hablaba con algún extraño. Con un gruñido, Chen Le comenzó a avanzar, pero Jeno levantó una mano, deteniéndole.

—Si irrumpes ahí y montas un pollo, Ji Sung pensará que eres un lunático. Juega limpio, Chen Le.

¿Jugar limpio? ¿En serio?

Chen Le había querido esperar para contarles a sus hermanos que Ji Sung era su pareja, pero se lo había contado a Jeno mientras conducían hacia la cafetería. No había sido capaz de evitarlo. El secreto le había estado matando.

—Le está poniendo ojitos al extraño. —Gruñó Chen Le.

—Deja esa mierda y juega limpio. —Gruñó Jeno.

Chen Le estaba vibrando de la ira. No quería jugar  limpio.  Quería destripar  el  corazón  del  bastardo  por  conseguir  una  mirada  tan  lujuriosa de Ji Sung ~ una mirada que se suponía tenía que ser sólo para  él.

—Bien, jugaré limpio. —Tomó profundas respiraciones y las dejó salir. Pero si ese cabrón decía lo que no debía, todas las apuestas estarían echadas.

Chen Le cruzó la cafetería y se detuvo justo detrás de Ji Sung. El extraño miró en la dirección de Chen Le, pero no pensó que Ji Sung aún le hubiese notado.

—No me importaría hacer un recorrido por la ciudad. —Estaba diciendo el hombre.

—No sé lo útil que pueda ser con eso —dijo Ji Sung—. Soy bastante nuevo aquí. Pero podemos reunirnos más tarde y perdernos juntos.

Chen Le apretó la mandíbula. También notó que el extraño olía como un gato. Tomó una profunda inhalación. Puma. El hombre era un shifter. Obligándose a no arrastrar a Ji Sung fuera de la cafetería, Chen Le puso su mano en la nuca de su pareja. Ji Sung se estremeció, y luego giró la cabeza y miró fijamente a Chen Le con los ojos como platos.

 

 

—Creo que es demasiado para ti. —Chen Le le dio al extraño una tensa sonrisa antes de mirar de nuevo a Ji Sung—. Necesitas descansar, bizcochito.

—Sung Chan. —El hombre tendió su mano.

Chen Le miró la mano de Sung Chan. Esperó un latido de corazón antes de estrecharla. —Chen Le Kim.

Ji Sung entrecerró los ojos a Chen Le. —No sabía que ese fuese tu verdadero nombre.

Chen Le se inclinó y presionó los labios en la oreja de Ji Sung, su mano aún sujetaba la nuca de su pareja. —Hay muchas cosas que no sabes de mí. De verdad no quieras sacarme de mis casillas, Ji Sung. —Se aseguró de añadir sólo un pequeño gruñido, diciéndole a Ji Sung lo enojado que estaba.

Sung Chan estudió a Chen Le, inclinando la cabeza ligeramente hacia un lado. Chen Le deseaba ~ oh, cómo lo deseaba ~ que Sung Chan se acercase a él e intentase alejar a Ji Sung.                

La tensión chisporroteaba en el aire. A juzgar por la mirada en los ojos de Sung Chan, era un macho alfa, y no retrocedería a no ser que Chen Le lo hiciese.

—Ve con tu hermano. —Chen Le dejo ir a Ji Sung.

—Pero−

—Ve. —Gruñó Chen Le.

Ji Sung miró entre ellos antes de darse la vuelta y marcharse.

Chen Le entrecerró los ojos. —Te harías un gran favor manteniéndote alejado de él  .

—¿Y si no quiero? —Sung Chan apoyó su brazo en la parte de atrás de la cabina. Parecía relajado, pero Chen Le lo sabía mejor. El hombre estaba esperando para lanzarse.

 

La comisura de la boca de Chen Le se encrespó en una desafiante sonrisa. Miró a Sung Chan de arriba a abajo, y luego sacó de su bolsillo un billete de veinte dólares y lo lanzó sobre la mesa.

—Disfruta tu comida.

Le dio la espalda a Sung Chan, diciendo al bastardo que no le tenía miedo. Chen Le rodó los hombros, haciendo todo lo posible por liberar la tensión antes de llegar a la cabina de Ji Sung. Su pantera gruñó, queriendo regresar y desgarrar al puma. Chen Le no podía creer que su pareja estuviese coqueteando con un extraño ~ que hubiese estado de pie tan cerca de Sung Chan y sonriese con interés.

Cuando alcanzó la cabina, Chen Le agarró a Ji Sung por debajo de su brazo bueno y lo levantó.

—¡Hey! —Hae Chan se puso de pie, pero Jeno enroscó su mano alrededor de su muñeca y tiró de él hacia abajo, sacudiendo la cabeza.

Hae Chan miró a Chen Le—. Mejor que no le hagas daño.                         

—¿Qué demonios? —dijo Ji Sung cuando Chen Le sacó a su pareja de la cafetería. Chen Le vibraba con ira mientras sacaba a Ji Sung por la puerta.

Una vez estuvieron en la acera, dejó ir a Ji Sung. Tocarle ahora mismo no era una buena idea. No con lo enojado que estaba.

—Quería esperar para contártelo. —Chen Le cerró los ojos y contó hasta diez, intentando borrar la imagen de Ji Sung hablando con Sung Chan. Pero cuanto más lo veía en su cabeza, más enojado estaba.

—¿Decirme qué?

Chen Le abrió los ojos. Su pantera aullaba, golpeando la cabeza contra Chen Le, exigiendo liberarse para reclamar a su pareja. Su bestia estaba cerca de la superficie, y estaba luchando por mantenerla enjaulada.

—Que eres mío, y si alguna vez te veo coqueteando con otro macho, lo mataré, Ji Sung. Le desgarraré el jodido corazón.

Estaba esperando una malhumorada respuesta, pero Ji Sung simplemente se quedó ahí de pie mirando fijamente a Chen Le con miedo en sus ojos color avellana.

 

 

 

 

Chen Le no quiso asustar a su pareja, pero quiso transmitir su punto de vista, quería que Ji Sung supiese la gravedad de lo que había hecho, porque Chen Le estaba a segundos de regresar al interior de la cafetería y causar un baño de sangre.

Ji Sung sacudió la cabeza mientras daba un paso hacia atrás. —No, Hae Chan no puede tener razón.

Chen Le no tenía idea de en qué tenía razón Hae Chan, pero dio un paso hacia adelante, y luego vio algo por el rabillo del ojo. Chen Le se dio la vuelta para ver que algunos de los clientes en la cafetería les estaban observando.

Incluyendo a Sung Chan.

—Aquí no. —Chen Le agarró la mano de Ji Sung y tiró de él calle abajo. No había planeado ir a casa, pero no podían quedarse afuera en el frío y Chen Le estaría condenado si regresaban a la cafetería. Estaba preocupado por el hombro de Ji Sung, pero comprobaría la herida cuando llegasen a casa.

—Deja de tirar de mí. —Ji Sung alejó la mano de un tirón—. No voy a ninguna parte contigo.

—Y una mierda que no. —Chen Le se dio la vuelta para enfrentar a su pareja y vio a Jeno dirigiéndose en su dirección. No estaba de humor para hablar con nadie más ahora mismo.

—Aquí están mis llaves —dijo Jeno cuando les atrapó—. Hae Chan y yo caminaremos a casa. Sigue adelante y toma mi  camioneta.

Cuando Chen Le las tomó, Jeno regresó a la cafetería. Chen Le agarró de nuevo la mano de Ji Sung, y tiró de su pareja hacia la camioneta. —Corre y te arrepentirás —dijo Chen Le mientras abría la puerta del pasajero y esperó a que Ji Sung subiese.

Con un ceño fruncido, Ji Sung lo hizo.

Una vez más Chen Le tomó unas pocas respiraciones, pero eso no estaba ayudando. No pensaba que nada pudiese ayudarle en este momento. Su pareja estaba intentando estar a cargo, y no estaba seguro cuánto tiempo podría mantener a su bestia a raya.

 

 

Fueron a casa, y luego salió de la camioneta y abrió la puerta principal. Chen Le entrecerró los ojos cuando Ji Sung permaneció en el asiento del pasajero. —Entra en la puta casa, Ji Sung.

Ji Sung le sacó el dedo medio.

Dejando salir un profundo gruñido, Chen Le abrió la puerta del pasajero tan fuerte que estuvo a punto de arrancarla. —A casa. Ahora.

Esta vez, Ji Sung obedeció. Salió furioso de la camioneta y entró en la casa, cerrando la puerta de un portazo detrás de él.

Después de lo que acababa de suceder en la cafetería, Chen Le tenía cero paciencia. Fue tras Ji Sung, pero encontró la puerta principal cerrada con llave. Comenzó a desbloquearla para atacar, y entonces se detuvo y quedó ahí de pie, tomando profundas y tranquilizantes respiraciones, diciéndose a sí mismo que dejase esta mierda.

Momentos más tarde, entró en la casa y luego cerró la puerta detrás de él y fue directamente al dormitorio de Ji Sung. Chen Le se permitió entrar sin llamar, desnudando sus caninos.                    

Se agachó justo a tiempo para esquivar la bota que Ji Sung le arrojó a la cabeza. —¡Sal de mi puta habitación!

Ji Sung lanzó la otra bota, pero Chen Le la atrapó en el aire y la lanzó hacia un lado. Se quitó sus propias botas, y luego se quitó el abrigo.

—¿Quieres una buena y dura follada? ¿Es eso tras lo que estabas en esa cafetería? —Se arrancó la camisa por la cabeza—. ¿Estás buscando una dura polla golpeando en tu culo?

Los ojos de Ji Sung se abrieron como platos cuando Chen Le aflojó su cinturón y desabrochó el botón de sus vaqueros. Se habría detenido si Ji Sung no tuviese nada más que miedo en sus ojos, pero en lugar de eso, había lujuria en esos hermosos ojos color avellana, una intensa necesidad que ardía en ellos cuando Ji Sung tragó de manera brusca.

—Estoy cansado de moverme alrededor, Ji Sung. Estoy cansado de tu jodida boca, de ti pretendiendo que no hay nada entre nosotros. Si estás buscando una buena y dura follada, entonces estás a punto de conseguir una.

 

 continuará..


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