Amanecía en Grecia, y los jóvenes inundaban ya los pasillos del instituto en donde un pelirrojo dejaba sus cosas sobre el escritorio y se sentaba mirando de reojo a su primo rubio que en esos momentos, parecía haberse pegado a los labios de su novio… ¿Por qué tenia que ser Shaka el novio de un hombretón tan perfecto como Saga?
-¡Hola Camus!- lo saludo Mu con una sonrisa y coló sus dedos en los rojos cabellos de Camus en una gentil caricia- veo que recuperaste el color de tu cabello- añadió antes de sentarse en el escritorio tras el sin dejar de sonreír a pesar de la mala cara de Camus – estoy bromeando contigo Camus, no te enojes, además Saga hablo con Kanon para que riñera a Milo…
-¿Que yo qué?- pregunto Saga separando sus labios de Shaka - ¡ah sí! Hable con Kanon… pero siendo sincero contigo Camus, no creo que eso haga mucha diferencia… tal vez debería hablar yo con Milo- dijo mas para sí, eran esa clase de gestos los que ponían perdido a Camus
-Nah… déjalo así… puedo manejar a Antares yo solo- dijo con resignación y entonces, el motivo de sus dolores de cabeza entro al salón, con Saori Kido guindada de su brazo y besándole el cuello mientras el miraba a todos con autosuficiencia, su mirada paso de Camus y fue a sentarse hasta el final del salón con sus amigos, haciendo suspirar a más de uno. – No voy a estresarme de mas por su culpa- agrego entonces Camus mirando a Saga, que fue a sentarse cuando llego el profesor y entonces la clase se sumió en el sopor hasta que toco el primer receso. Normalmente, ellos tomaban una mesa de cuatro en el comedor, pero Saga y Shaka habían desaparecido “misteriosamente” así que Camus y Mu se sentaron solos en el bullicioso salón
-¡Atención! – casi grito Afrodita subiéndose sobre una mesa y dando unas cuantas palmadas, no le costó enmudecer el comedor, Afrodita Antares era un chico popular y todos querían saber que iba a decir- El viernes habrá una fiesta en mi casa por motivo de mi cumpleaños y TODOS estarán invitados, solo lleven un regalo digno de esta belleza y podrán entrar, a las 9 los espero- dijo con coquetería extrema y Milo le ayudo a bajarse mientras todos empezaban a hablar de ello
-¿Iremos? – Pregunto Mu empezando a comer de nuevo- las fiestas que hacen siempre dicen que son muy buenas, mucha comida y buena música, que raro que le haya dado por invitar a todos- comento y miro la cara confusa de Camus- ¡ah! Es cierto, no han hecho ninguna mientras estas aquí…bueno, es que, los Antares son muy ricos como ya sabes, cuando hacen fiestas no escatiman en gastos, pero solo invitan a los muy populares… supongo que Afrodita quiere recibir muchos regalos esta vez… entonces… ¿irías conmigo?- volvió a preguntar Mu sonriendo algo tímido, sonrisa que se ensancho cuando Camus, tras suspiras, asintió- de acuerdo… iré contigo si tanto te emociona…- acepto poniéndose de pie para tomar su libreta- debo buscar algo en la biblioteca… nos vemos en el salón- se despidió del lemuriano.
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-No iré- contesto Shaka acostado en su cama cuando, tras cenar, Camus le comento lo ocurrido en el comedor- y tu tampoco… ese día mis padres viajan al congreso de cardiología… prometimos cuidar a Hyoga,¿recuerdas?- le comento mientras el otro bufaba
-Yo que le dije a Mu que le acompañaría… esta por alguna razón, muy emocionado por esa fiesta… no entiendo por que… Afrodita no estudia en nuestro curso… además, siempre me ha parecido que es incluso más frívolo que Milo- murmuro el pelirrojo que también se había acostado en su cama mirando el techo – me da pena decirle que no le acompañare- añadió pero el rubio ya se había sentado en la cama y sonreía un poco
-tengo una idea que podría satisfacernos a los dos…- dijo mirando a Camus sin quitar esa sonrisa traviesa que tan rara vez adornaba su rostro- Si llevas a Hyoga a esa fiesta… yo podría pasar un rato a solas con Saga aquí…
-¡Shaka! Chico sucio!- exclamo Camus empezando a reír- Afrodita dijo que todos están invitados… y Hyoga no será el único chico de 14 años que este seguramente por allí… ¡que más da! No creo que haya problemas por eso, tendrás tu noche con Sagita- concedió entonces Camus, y apago la lámpara de la habitación.
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Lejos de esa calle, esta una de las zonas más exclusivas de Grecia, y una inmensa y lujosa mansión, se encontraban dos hermanos discutiendo
– Que quieras celebrar tu cumpleaños con todo lujo lo entiendo, ¿pero de que va eso de invitar a toda la escuela? Tendremos un montón de ñoños creyéndose populares dando vueltas por la casa- se quejaba el atractivo muchacho de cabellos rubios y ojazos azules
-Quiero tener muchos regalos, además, ya sabes, todos en el instituto me adoran, ¿Por qué no darle la oportunidad a los menos populares de oír algo de buena música y admirarme fuera de un salón de clases?- dijo con arrogancia Afrodita mientras era abrazado por la espalda por uno de los amigos de su hermano mayor
-Dita a ti solo te importan los regalos- susurro Death en su oído antes de morderle el lóbulo y bajar a besos por su cuello, logrando que Milo y Kanon rodaran los ojos y decidirán a salir de la sala sabiendo como terminarían esos dos.
-¿Crees que el hielito venga? – pregunto como quien no quiere la cosa Milo, Kanon solo sonrio un poco viendo por donde iba su amigo - ¿viste lo enojado y ridículo que se veía con el cabello verde?
- Ya basta Milo… ¿que sacas molestando al chico?, la fiesta es mañana, le pregunte a Mu y me dijo que si vendrían, pero que te odia con la intensidad de mil soles, si tanto te gusta, deberías ser más agradable…
- ¿Y quien dice que me gusta a mi ese tempano?, le molesto porque es divertido ver como se altera, no porque me guste… tsk! ¿Que podría yo verle a ese francés?- se defendió el otro y miro desconfiado a Kanon- ¿Y desde cuando hablas tu con ese cara de niña sin cejas?- pregunto mientras el otro griego torcía el gesto
- No tengo porque no hacerlo… oye…. ¿Por qué no salimos? Tu hermano y Death me incomodan un poco- dijo fastidiado, los gemidos y quejidos de dolor se filtraban a través de las paredes por lo que el rubio tomo las llaves y salieron.
Death… nos van a oír- le recordó Dita que ya en esos momentos estaba completamente desnudo sobre la mesa de pool y que pronto fue acallado por un beso algo bestial
- ya te he dicho que me encanta oírte gritar- jadeo el italiano retorciéndole los pezones a Dita, que entre quejidos, jadeaba de placer, era una suerte que sus papas no estuviesen allí mismo, porque el sexo sin tapujos era lo que más le gustaba a Death, y solo él lo complacía…