Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Monochromatic por Thai Maqui

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mil perdones por dejar este fic abandonado tan tiempo.

Radamanthys tenía un gran surco en su frente. Las cejas tan juntas, que parecían una sola. Sus labios estaban sellados, callando la pregunta que asechaba su cabeza desde la madrugada.

 

¿Hades sama se volvió loco?

 

Debía estarlo, o Hypnos lo había encerrado en algún tipo de bizarra alucinación. Jamás imaginó encontrarse a un chiquillo durmiendo en la habitación de su señor, con Cerberus a su lado velando su sueño. Hades estaba cerca a la chimenea leyendo un libro, o eso aparentaba. Ya que tenía la mirada puesta en la cama.

 

Con una sonrisa en los labios… No de esas sanguinarias que prometía mucho dolor y tortura a las que estaba acostumbrado.

 

Una cálida y verdadera.

 

-- Deseas té de jazmín o café Rada chan. — Esa vocecita lo volvió al contacto con la realidad.

 

-- Sangre… – pensó y es que aquel mortal olía simplemente delicioso.

 

Allí parado estaba la inocente criatura esperando su respuesta. Con su cabeza ligeramente inclinada, luciendo la pulsante vena de su cuello. Además esa  dulce sonrisa  solo lo hacía lucir más apetecible. Como un frágil cervatillo ofreciéndose en sacrificio.

 

Acaso no sabía que estaba frente a un demonio que comía humanos con él en el almuerzo.

 

-- Radamanthys contéstale – La voz de su amo resonó en su mente con clara amenaza.

 

Si no contestas bonito te amarraré a un poste de flagelación y te azotaré hasta cansarme.

 

-- Un café… suena genial Seiya – sentía sus labios agrietarse por las amables palabras. – Muchas gracias.

 

-- Enseguida Rada chan— ese chan usado solo para niñas, niños adorables y cosas esponjosas lo volvería loco. Suspiró aliviado cuando Seiya salió por el pasillo.

 

Wyrven observó a sus hermanos que se encontraban en la misma situación. Aiacos estaba parado de espaldas con vista a la ventana. Juraría, por el destello en sus ojos, que pensaba seriamente en tirarse por la ventana del veinteavo piso. Era mejor opción que seguir soportando tal tortura.

 

—Él parece agradable —ofreció el rubio con tensa sonrisa.

 

—Disculpe la intromisión Hades sama pero ese… chico, ¿Acaso es un rehén? ¿Moneda de cambio? ¿Su nueva mascota? — Aiacos preguntó con debida cautela, en busca de la explicación más lógica.

 

-- Es mi invitado especial – Hades comprendía la suspicacia de sus espectros ante su extraño comportamiento. Sabía que les debía una explicación.

 

— El día que Radamanthys me mandó a ese lugar— Minos y Aiacos le dieron una fulminante mirada, echándole la culpa de todo — encontré a Seiya, no tiene hogar. Le prometí buscar a su hermano, mientras será mi asistente.

 

—Hará café, llevará papeles, pasará los recados de Lune. Cosas simples.

 

-- Yo creo que Seiya es muy lindo – al parecer Pandora era la única con tal opinión.

 

 

-- No me veas así Rada chan -- remarcó, sabiendo lo mucho que le irritaba -- es muy dulce, amable y atento.

 

—Olvidé que eras mitad humana — cosas como empatía o bondad no eran parte de su naturaleza.

 

— También está el hecho que su sangre es… muy llamativa — Como un faro en la oscuridad. Minos estaba convencido que si su amo no fuese tan poderoso muchos demonios ya los hubiesen detectado.

 

—Estará seguro mientras no salga de aquí. — El último piso del edificio Elysium constaba de una oficina y el penthouse de Hades,donde solo ellos tenían acceso.

 

— ¿Sabe que está rodeado de vampiros? — Minos estaba más interesado en los demás niveles, donde radicaban los otros miembros del clan.

 

— ¿Seiya? — Hades dejo la interrogante sin responder al verlo entrar, con una charola en las manos — ¿por qué estás mojado?

 

— Cerberus quería jugar — explico con simpleza.

 

—Aquí tienes Ha chan, tu café — el menor le acercó la taza — lo preparé como te gusta.

 

— También… te cortaste — soltó un suspiro alarmado. Por  primera  perdió el  control  de  sus  colmillos.  La adictiva fragancia le hizo salivar y sus dientes dolían por la necesidad de beber… beber ese dulce carmesí hasta la última gota.

 

— Lo siento, se rompió un plato — tan peligrosamente inocente, le enseñó la herida en su dedo.

 

—Eso es…— gruñó Aiacos al percatarse del hilillo de sangre — yo lo quiero.

 

— Cálmate Garuda — intervino Radamanthys, su voz apenas controlada.

 

— ¡Vayan a comprarle ropa a Seiya o puede enfermarse! — gritó Pandora imitando a un banshee mientras los empujaba a la salida.

 

Hades sama vas a marcarlo — dijo fuerte por su vínculo telepático — lo convertirá en un esclavo de sangre y lo compartirá con otros nobles.

 

La ira y los celos posesivos reemplazaron a la lujuria y necesidad. Pandora respiró tranquila cuando los irises volvieron a su usual tono turquesa.

 

—Dime Seiya — Pandora con un sutil movimiento cerró la pequeña herida. — ¿Donde están tus padres? — Compartió con Hades una mira cómplice, considerando que había pasado el tiempo suficiente para hacer preguntas personales.

 

—No tengo — negó moviendo la cabeza enérgicamente mientras se sentaba en el sofá. Sus piernas acurrucadas a la altura del pecho — solo somos mi hermano y yo.

 

—Y ¿dónde está?

 

—Él se fue… pero no me dejaría estoy seguro. — Se negó a llorar. — Algo malo debe haberle pasado.

 

— ¿Cómo es tu hermano?

 

— Él es bueno y muy amable siempre me lee un cuento para dormir y me trae dulces. Oh… también libros para colorear.

 

—Ya… ya… veo — eso la dejó desconcertada. Siendo Tokio una zona sobrenatural los humanos que vivían allí desarrollaban instintos feroces. Eran ariscos y precavidos.

 

Sin embargo Seiya tenía la edad de un adolescente, con una actitud muy infantil y confiada. Como si hubiese crecido aislado del mundo.

—Pero físicamente ¿Cómo es? ¿Cuál es su nombre?

 

—No… no… no… recuerdo.

 

— ¿Vivías por aquí?

 

— En Minato cho — ese distrito quedaba a solo pocas cuadras. Según Hades se había perdido en un barrio abandonado. Resultaba extraño que no supiesen nada. Cosa bastante ilógica pues dominaban esa área de la ciudad.

 

—Interesante — demasiadas coincidencias a opinión de Pandora. Más tarde le preguntaría a Julián.

 

—Tu cabello es muy bonito porque no lo peinamos para darle brillo.

 

—Sería genial Pan. — Contestó con su vivacidad habitual.

 

— ¿Crees que a Ha chan le gustará? — susurró bajito cerca del oído. Ese sonrojo enterneció a la muchacha. Seiya era tan fácil de leer como un libro abierto.

 

— Definitivamente — sabía que el poderoso vampiro los escuchaba fuerte y claro. Aunque tenía la vista hacia la ventana la muchacha fácilmente podía imaginar la sonrisa en su rostro.  

 

—Pandora… — advirtió.

 

—Está bien seré muy cuidadosa — siguió peinando el suave cabello cobrizo, disfrutando el momento. Era una simple y cotidiana acción. Aún así jamás lo había hecho. Puso el espejo frente a Seiya, concentrando todo su poder. Pronto tendría la imaginen que necesitada.

 

—Porque no se ve nada — era una excelente pregunta. Solo gris, espeso y nubloso. Alguien había sellado los recuerdos de Seiya. Cuando el espejo se quebró en mínimos fragmentos no le cabía la menor duda que se trataba de un ser muy poderoso.

 

¿Pero quién?

 

Y que secreto ocultaba el castaño que fuese tan importante.

 

 

2. Nubes

 

 

— ¿Qué es esa cosa?

 

Con un gesto elegante y muy propio de él. Julián Solo señaló al castaño tirado boca abajo en el largo sofá de tres cuerpos, con las piernas levantadas meciéndose de un lado a otro. Estaba muy entretenido con un libro para colorear.

 

— Su nombre es Seiya — informó Pandora.

 

La ceja azulada se arqueó ante la inesperada compañía mientras inspeccionaba al muchachito que osaba ignorarlo, decidiendo como si tratase de vida o muerte entre amarillo patito u ocre amarillo. Al parecer tal decisión le daba el derecho a dejar una fila de crayones desperdigados por toda la alfombra.

 

—Pandora donde está Hades — lo mejor sería preguntarle.

 

—Ocupado — fue toda la información que otorgó.

 

— No me dijiste que quería agradecerme por la fiesta sorpresa.

 

— ¿Lo dices en serio? Me creíste — le lanzó una mirada de intensa incredulidad — seguro  te entró demasiada agua al cerebro.

 

—Soy un tritón — resopló —necesito vivir cerca al mar.

 

— Notas algo extraño en ese chico — prefirió cambiar el tema, ante la susceptibilidad de Julián por no poder vivir con su adorado hermano. Un día de playa soleado no era la idea de diversión para Hades. 

 

—Aparte de estar allí tirado tan tranquilo, — dijo con evidente molestia — en la sala del líder del clan más poderoso y temido de Japón.

 

— Ajá.

 

— Te refieres a porque no es una coladera andante a pesar de su olor. — No solo los vampiros, muchos demonios amarían su sangre.

 

— Exactamente.

 

— Es muy débil… no puedo saber que ser mágico lo hizo — murmuró, sus ojos celestes tan claros como diamantes — tenía un fuerte hechizo de protección para ocultar su esencia.

 

— Bien — Pandora sonrió complacida, tenía mucho sentido — si vamos al lugar donde vivía ¿podrías detectar otra pista?

 

— Quizás… pero te costará — sonó intrigante. — Quiero que Hades me acompañe. Ya encargué un traje Kiton y un Zegna gris metálico que le quedarán fantásticos.

 

—Tú siempre le compras la ropa. — Era uno de sus pasatiempos.

 

—Esta vez tendrá que probársela y modelar para mí.

 

Pandora soltó una risita al imaginarse tal desastre, como se trataba de Seiya estaba segura que su señor aceptaría.

 

— Entonces, mañana a diez…

 

 

***

 

 

— Para esto me llamaste Hypnos.

 

Sus ojos verdes miraron a la distancia el cuerpo inerte tirado en el sucio callejón. Bueno lo que quedaba de este. La definición más acertada para describirlo sería una masa sanguinolenta de piel, huesos y materia gris. Parecía que el joven literalmente había explotado.

 

— Es mancha — señaló la esquina con los restos — era el esposo de Mitsumasa Kido. — Ahora sabía por qué el área acordonada era protegida por un batallón de policías, tratando inútilmente de impedir que los reporteros tomaran fotos de la víctima.

 

— Su nombre era Jabu — lo recordaba vagamente, un puto de clase baja al que el ilustre señor Kido sacó de las calles y del que se enamoró perdidamente. La típica historia de cenicienta. — Un famoso actor, muy querido por su público.

 

Podía entenderlo, el chico era agradable a la vista con su cabello rubio y ojos de brillante verde azulado. También lleno de arrogancia y de boca problemática. Al parecer a su consorte no le molestaba, quizás porque tenía mejores usos para sus labios que escucharlo hablar.

 

— Un humano…

 

Hades asintió. Mitsumasa era un dios demonio. El Emiru. Aunque era benévolo con los humanos, su sabiduría y habilidad como mediador lo hacía respetado entre las razas.

 

Al contraer nupcias con un simple mortal puso en duda su buen juicio. Ese hecho fue más controversial que Jabu solo tuviera solo trece años. Todas las especies vivían en aparente tranquilidad, esperando un punto de inflexión para quebrarse. Y esta situación… podría ser el motivo perfecto.

 

—Entiendo. — Dijo viendo las repercusiones del caso. — Un asesinato político.

 

— Entonces que tratas de decirme exactamente. — Sabía que Hypnos necesitaba explicarle algo importante. Pero su paciencia se agotaba.

 

Seiya… — una punzada de empatía apretó su pecho cuando vio llegar al poderoso dueño de Graude,  caer de rodillas  y soltar en lágrimas. Verlo tan débil fue un espectáculo miserable, pero Hades sabía, que si hubiese estado en su lugar haría exactamente lo mismo.

 

Si algo malo te pasara… — Necesitaba volver al lado del castaño y asegurarse que estuviese bien.

 

— Hypnos…

 

— Entenderá que es una muerte muy… singular. — Explicó presto al darse cuenta del cambio de actitud en su amo.

 

— Hice algunas averiguaciones y encontré otros diez casos bajo el mismo modus operanti — Hypnos le enseñó una carpeta que Hades ni siquiera se interesó en mirar. — Todos eran were lobos.

 

— Pertenecían a la manada Fenrir. — Eso sí captó su interés, los fenrir eran una raza poderosa. Difícilmente había alguien que pudiera enfrentarlos y no ser desgarrado por sus filosos colmillos.

 

— Que ha dicho Fenrir de Alioth — el alfa de la manada era violento, terco y temperamental, igual que su contraparte animal.

 

— Nada… — negó enseñándole una fotografía. — Se encuentra en Noruega, internado en el Sykehuset Østfold.

 

— Coma inducido, hasta que sus heridas sanen lo suficiente para operarlo. —Considerando que los were tenían una asombrosa capacidad de curación, debía estar al borde de la muerte.

 

— Minos es de Oslo, conoce bien la zona. Mándalo a investigar y que proteja a Alioth. — Hades sonó seriamente preocupado. —Una manada sin alfa es sinónimo de caos total. Sobre todo una tan brutal y sanguinaria.

 

—Además ese chico — lo vio por última vez.

 

 

Una pequeña flama era suficiente para ocasionar un devastador incendio. La chispa estaba encendida.

 

Podría lograr que la guerra explotara.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).