«Mmm… mi cuerpo… se siente tibio y confortable… ¿qué es esta agradable sensación? Se siente pesado sobre mí… »
Los ojos adormecidos del joven Jun se abrían poco a poco ante la llegada de la mañana, trató levemente de moverse pero por alguna razón sentía un gran peso sobre sí, con pereza se llevó la mano al rostro para retirar los mechones de cabello que le cubrían la vista y volteó la cabeza hacia atrás para ver qué era lo que ponía peso sobre su cuerpo, y al ver lo que era el sueño se le esfumó…
-¡¡MALDITO, QUITATE!! [*Patada*]
-¡¡WAAAHHH!! [*Estrepitosa caída*]
-¡No lo puedo creer! Tú, bastardo, ¡te doy un poquito de confianza y ya te crees con el derecho de tomarte libertades! — la mañana había perdido todo el encanto para Jun, por despertar siendo abrazado sin su consentimiento por su compañero de cuarto, y para Sed por haber sido despertado de manera tan brusca.
-¡Se más considerado!, no deberías despertar así a una persona dormida— reclamaba desde el suelo Sed sobándose la cabeza por el golpazo.
-no debo tener ninguna consideración con personas igualadas como tú —le regañaba dándole la espalda y saliendo de la cama.
-¡Estaba dormido! Cálmate, ni que te fuera a violar…— a esto el otro no le respondió nada y se concentró en vestirse nuevamente, Sed no hiso nada más que volverse a sentar en la cama y observar, lo hiso casi inconscientemente, Jun se dio cuenta de que era observado y casi no contuvo el impulso de arrojarle un objeto contundente a Sed.
-Oye, sé que soy irresistible, pero si me sigues viendo así voy a suponer que eres un pervertido y te romperé los dientes— unos instantes después, aún seguía poniéndose la ropa y no había recibido ninguna respuesta de parte de Sed que aún le observaba— ¿No oíste lo que acabo de decir?
-Sí, si te oí, pero como cada vez que me hablas me insultas, como que ya me acostumbre y ya no me atemorizas— dijo serio, esto sorprendió un poco a Jun y una gotita de sudor se resbaló por su frente, pero actuó natural como ignorando el comentario.
-Ay que salir, quiero comer—dijo dirigiéndose a la puerta.
Ya fuera del hotelito y con sus chaquetas puestas salieron con el objetivo de encontrar algo para comer, pero notaron que en el pueblo había micho revuelo y la gente parecía afligida, viendo en los alrededores, Jun clavó la mirada a un grupo bullicioso de gente que estaba aglomerada frete a un muro, como si hubiera algo muy interesante que estuviera pasando allí, entonces se separó de Sed que se había quedado frente a un puesto de frutas y fue a abrirse paso entre la gente para ver qué era eso “tan interesante”. Al alzar la vista hacia lo que todos observaban su corazón casi se detuvo y quedó momentáneamente paralizado, unos instantes después de eso recobró la conciencia y rápidamente luchó para salir del tumulto de gente poniéndose casi con desesperación la capucha de la chaqueta en la cabeza y correr hacia donde se encontraba Sed.
Sin pedir permiso tomó a Sed por el brazo y tiró de él, tanto que lo hizo tirar lo que había comprado, si detenerse por las quejas del otro Jun arrastró a Sed por el brazo a paso apresurado hasta entrar en un establecimiento que parecía una cantina por fuera pero era una especie de cafetería, allí soltó el brazo de Sed y se sentó en una de las mesas para dar un largo respiro.
-¡¿Qué demonios pasa contigo?! — reclamaba Sed alterado por la repentina actitud de Jun, ante esto Jun tiró de la camisa de Sed indicándole que se sentara
-¡¿Quieres dejar de llamar la atención?! — le grito en susurros.
-¿podrías explicarme qué demonios te ocurre ahora?
-Solo mira…— le dijo señalando al televisor que estaba al fondo de la cafetería en donde los empleados observaban con atención al hombre de las noticias…
“El día de ayer luego de hacer su primera aparición pública luego de la muy esperada boda, la Pareja real desapareció sin dejar rastro en una pequeña comunidad fronteriza luego de una ceremonia de conciliación, según las fuentes no se tiene ninguna información acerca del móvil del crimen, cuando quisimos preguntar a los emperadores estos se negaron a hacer cualquier declaración, sin embargo ya se están llevando a cabo medidas de búsqueda, una recompensa jugosa se está ofreciendo por algún tipo de información sobre el paradero de los príncipes, mientras tanto…..”
El hombre en la pantalla seguía haciendo un resumen de las noticias mientras Sed se recuperaba de la impresión y Jun se cubría el rostro ante una que otra mirada casual de los otros clientes y de los empleados del lugar, un momento de silencio entre ambos se rompió bruscamente cuando Sed aparentemente cedió.
-¡¡PFT!! ¡¡JAJAJAJAJAJAJA!!... — la aparente falta de razón en el comportamiento del joven dejo perplejo y algo molesta Jun que no comprendía qué era tan gracioso.
-¡¿Qué demonios es tan gracioso?! —pregunto enojado, Sed con todas sus fuerzas contuvo su risa y lo más cuerdo que pudo trato de contestar.
-Es que… [*Risas*] me parece de lo más gracioso…jajaja…haa… —se tranquilizó al fin y ante su despreocupada respuesta Jun solo estaba aún más preocupado.
-¡¿qué clase de respuesta es esa?! ¿Qué no ves que esto es algo muy serio? —reclamaba seriamente.
-¿No sé de qué te preocupas tanto? ¿No era esto lo que se suponía que pasara?
-¡No!, no se suponía que hicieran tanto escándalo, y –yo creí que mi padre iba mantener esto en estricta confidencialidad, esto ya se pasó de la raya.
-Vaya, mira quién es el que se está rindiendo— decía burlonamente— por mí está bien si quieres acabar con esto y entregarnos, pero sabes lo que te toca jujuju…— la maliciosa risa de Sed le trajo a Jun algo de vergüenza y no pudo evitar sonrojarse, no se iba a dejar ganar de ninguna manera.
-¡De Ninguna Manera! ¡No perderé ante nadie, La apuesta sigue! —Sed se rió nuevamente por la predecible reacción del pelilargo, pero viendo a su alrededor notó algunas miradas curiosas que se posaban en ellos y los empleados del lugar que señalaban una y otra vez y murmuraban.
-Hay que irnos— dijo levantándose de un brinco— si queremos pasar desapercibidos tenemos que hacer algo con nuestra apariencia— le extendió la mano a Jun como para ayudarle a levantarse, este le miro tontamente y apartó la mano de Sed de un golpe, claro esto también le causó risa a Sed.
Ambos saliendo de un local que decía peluquería y luego de haber ido a comprar ropa nueva, los dos jóvenes parecían otras personas, Jun vestía de manera más masculina, una camisa de algodón debajo de una chaqueta con la necesaria capucha y unos pantalones bombachos negros, y Sed vestía a su manera acostumbrada, el cambio más notable en ambos estaba sobre sus cabezas. Sed se había cortado el cabello y lo había tintado de castaño, para pasar desapercibido, y en cuanto a Jun…
-¡no puedo creer que me hayas convencido de hacer esto! Me siento tan raro…— el sonrojo en el rostro del joven causaba algo de satisfacción en Sed que lo veía con algo de ternura, era una de las pocas ocasiones en que podía ver a Jun bajar la guardia.
-Cálmate ¿quieres?, te ves lindo así— decía sonriente acariciando el ahora corto cabello de su acompañante, es que gracias a la insistencia de sed éste logró que Jun accediera a cortarse el pelo, ahora podía ver su nuca a voluntad, no olvidemos que el cuerpo de Jun era la cosa más bonita que habían visto alguna vez los ojos de Sed.
-No me toques, —se apartó la mano la mano que le acariciaba— realmente no lo puedo creer, nunca he tenido el pelo corto en mi vida.
-Bueno, ahora ya te ves mejor, te ves más varonil— el sonrojo de Jun se extendió por todo su rostro y podía sentir su corazón latir fuerte— pero aún tienes cara de niña… [*Golpe*] ¡¡¡Ouch!!! —se quejó del golpe en el brazo que le propino Jun.
El resto del día transcurrió tranquilamente, ahora ya no debían preocuparse de ser reconocidos, así que se dedicaron a recorrer el lugar y conversar, de alguna manera la hostilidad entre ambos cómplices había disminuido, ahora se encontraban sentados en una pequeña colina al lado del camino por el que pasaban las personas hacia el pueblo, el atardecer se acercaba y solo estaban allí conversando y riendo.
- Sabes, a simple vista no pareces tan peligroso, pero tu padre me contó de una vez que noqueaste a un militar, ¿cómo es que alguien con ese cuerpo tiene tanta fuerza?
-Era el ministro de guerra, y él se lo buscó, por cierto ¿qué hacías investigando sobre mí con mi padre?
-eh… nada solo salió en la plática— dijo nervioso.
-No sabes mentir, si me entero que anduviste preguntando de mí voy a pensar que realmente me acosabas, tienes pinta de acosador.
-Oye… eso es cruel, yo no soy ningún acosador ¿de dónde sacas esa acusación?
-Recuerdo que la noche anterior a la boda me encontré a cierta persona fisgoneando.
-«otra vez con eso» Seh, me disculpo por eso, pero no era mi intención espiar— Jun le observaba con cara de “no te creo nada”— Verás, es que te vi desde el balcón y pensé que eras un ladrón o algo, así que te seguí, te vi en el ojo de agua y entonces pensé que eras una mujer y…
-¡Oh, ya entiendo! —Interrumpió— así que creíste que era la oportunidad perfecta para espiar a una mujer nadando desnuda… me das asco.
-¡Ya te dije que no es nada de eso!, cuando te quitaste el abrigo supe que eras hombre y me iba a ir pero…
-pero… eres un asco guardando silencio y vigilando y fuiste atrapado— volvió a interrumpir.
-Déjame terminar ¿quieres? No es eso.
-a ¿no? Recuerdo que hiciste más ruido que un jabalí en una trampa, un sordo te habría oído.
-No hice ruido apropósito, lo que pasó fue que antes de irme quería ver tu rostro y cuando lo vi mi corazón apretó y por un minuto sentí que me desmallaba, por eso perdí el equilibrio y casi caigo, eso pasó — Concluyó Sed muy satisfecho de haber desmentido las suposiciones de Jun, pero este aún tenía más dudas.
-¿Cómo que te desmayabas? Padeces del corazón o algo, de ser así tendré más cuidado de no causarte un infarto, ahora me siento culpable.
-Gracias por tu consideración pero, no, gracias a dios tengo un corazón fuerte.
-¿Entonces? —levantó una ceja.
-No lo sé, cuando te fuiste creí que me había enamorado a primera vista, imagínate mi sorpresa al verte en la boda…— un largo silencio prosiguió, Sed, como estaba recostado bocarriba viendo el cielo no se percató de la cara de Jun hasta que se sentó y lo volvió a ver— ¿Jun? ¿Qué te…?
Sed esbozó una sonrisa al ver a Jun volteando la cara hacia el lado contrario, cubriéndose el rostro con las manos, viendo bien pudo notar que sus orejas estaban completamente rojas.
-¿Estás avergonzado? — Preguntó risueño, tomando los brazos de Jun tratando de alejarlos de su rostro, Jun no forcejeó mucho y volteó mostrando su ceño fruncido y su cara completamente roja, se mantenía en silencio alejando la mirada— veo que también me equivoqué contigo.
-¿D-de qué hablas? —preguntó aun viendo hacia otro lado.
-Creí que eras un patán de mal carácter con bonita pinta, pero ahora que te conozco mejor, veo que eres muy ingenuo y dulce.
-Pues te equivocas— replico mientras Sed que aún le sujetaba los brazos acercaba su rostro más al suyo y bajaba el tono de voz.
-¿no? Pero mira como estas de rojo, ¿Mi confesión de amor te puso así?
-¿Co- confesión? —replico sorprendido.
-Sip, oficialmente estoy enamorado de ti— muy seguro de sí acercó aún más sus rostros hasta quedar a centímetros.
El corazón de Jun latía como loco, sentía el pecho hundido como si un elefante se le hubiera sentado encima, su cara ardía y estaba paralizado, su mente le decía que alejara esa boca que se aproximaba pero su cuerpo no respondía ¿Qué era ese extraño sentimiento que quemaba su cuerpo? No podía relajarse pero no lo odiaba, antes que pudiera pronunciar cualquier protesta los labios de Sed cubrieron los suyos, estaban húmedos y tibios, ¿Qué era lo que le pasaba, ya no podía escuchar a su alrededor?, sus ojos estaban serrados y solo la sensación de aquellos labios succionando los propios.
Sed, al ver la falta de resistencia de parte de su compañero, decidió profundizar el beso, sin dudar introdujo la lengua en la boca de Jun, sintió como este se estremecía levemente, su cuerpo parecía en llamas, con su lengua recorrió el interior de la boca ajena, no quedó un rincón sin explorar y los indecentes sonidos de las lenguas danzando se hacía oír, el beso pareció eterno hasta que la falta de oxígeno provocó la separación de ambos.
Jun cubriéndose la boca luego de recuperar el aliento, no podía creer que hubiera dejado a alguien hacerle algo así y no poder protestar, pero no podía pronunciar palabra alguna aún, podía sentir la mirada de Sed penetrando en él, de pronto sus rostro se volvían a acercar y anunciaban un segundo beso, cerró sus ojos casi por instinto y se preparó para recibirlo. Pero nunca se completó ya que una vos maliciosa y desconocida los detuvo.
-¡Vaya, pero que tierno! — hablaba un hombre alto y robusto con barba, tenía la apariencia aterradora y estaba peligrosamente rodeado por un trio de otros tipos con una cuestionable apariencia.
-¡¿Quién demonios eres?! — Cuestiono Jun poniéndose de pie, seguido por Sed.
-¿Yo? Soy muy afortunado de encontrarme una mina de oro— decía con una risa de lado y sus acompañantes le secundaron la risa.
-No sé de qué habla— dijo Sed serio— Debe estar confundido, si nos disculpa, nos iremos por favor no nos moleste— se dieron la vuelta para irse del lugar, ya había anochecido y no era una situación segura, pero no pudieron seguir su camino pues los secuaces del extraño hombre les impidieron el paso.
-yo no lo creo, pienso cobrar la recompensa por entregar a los príncipes— Jun y Sed tronaron sus lenguas, habían sido descubiertos pero Jun pensó en ser listo y fingió indiferencia.
-Definitivamente está confundido señor, ¿Cómo puede confundir a una pareja de hombres con la pareja real?, que locura.
-JAJAJAJAJA, realmente creen que no reconozco algo teniéndolo frente a mis ojos, ahora sus majestades si son tan amables de acompañarnos a nuestro auto… — no paro de hablar cuando los matones que lo tenían rodeados los apresaron.
Los forcejeos eran intensos, hasta que Jun pudo ponerse de frente al que lo tenía sujeto y le propino un puñetazo que lo dejo en el sueldo, y a otro lo pateó en la entre pierna dejándolo neutralizado, Sed se logró soltar y empujar lejos a su captor, que no se rendía y trató de atraparlo nuevamente, Jun lo noqueó de un golpe, Aprovecharon la momentánea victoria para huir hacia el pueblo. Sed tomando la mano de Jun corriendo a toda velocidad por entre las calles, eran seguidos por una camioneta negra, aprovecharon a escabullirse por un callejón y perder a sus perseguidores.
Cansados jadeando, se refugiaron en la parte trasera de un restaurante, creyeron haberlos perdido.
-[*jadeando*] creo que los perdimos— decía Sed recuperando el aliento.
-Eso espero, ya no puedo correr más…— dijo colgándose del hombro de Sed— ¡Ves! Por esto es que me preocupe en la mañana…
-Sí, lo siento.
-Aún no es tiempo para cantar victoria.
La voz era aterradoramente conocida, voltearon hacia atrás y solo vieron al Hombre que antes los había amenazado, pero no pudieron reaccionar pues por la espalda les taparon el rostro con bolsas negras y el mundo se obscureció, ahora el futuro era incierto, pero por ninguna razón Sed soltaría la mano de Jun
TO BE CONTINUED….