Los días comenzaron a pasar en la casa de la familia Ryddle-Snape y en ellos Harry comenzó a aprender algunas cosas que sabía que nunca aprendería en Hogwarts.
La magia parsel era una de ellas, por que debido al pensamiento general, aquel don no servía de nada, sino era para demostrar que era un mago oscuro.
También descubrió que Nagini le había dicho la verdad, sus padres volaban sin la ayuda de una escoba y recordó su accidente cuando termino en el techo de su colegio, así que sus padres se turnaban para enseñarle a volar.
Se encontró con su pasión ante las pociones y se encontró disfrutando de tiempo en el laboratorio con Severus.
También buscaba tiempo para hablar con sus abuelas y con Salazar, quien había ocasiones se desaparecía.
El tiempo corrió hasta que llego el treinta y uno de julio, su cumpleaños.
A partir del tercer año se encontró disfrutando y esperando su cumpleaños con ansias ante los regalos de sus amigos y sus tarjetas, pero en esa ocasión no pudo hacerlo ya que el día anterior había estado entrenando con su padre magia parsel, junto a Nagini y pociones así como vuelo sin escoba junto a Severus.
Despertó tarde aquel treinta y uno y al momento que se estiro supo que había cumplido con quince años y lo celebraría por primera vez con sus padres.
Se dio una ducha y se puso una túnica de color verde se acomodó aquel cabello que le había crecido un poco más, se acercó para acariciar a su lechuza quien le pellizco con cariño.
Al bajar a la cocina, sus padres se encontraban ahí, al parecer lo habían esperado para desayunar.
--Buenos días príncipe—saludo Severus abrazando a su hijo— muchas felicidades Harry
--Felicidades Harry—exclamo Tom también abrazándolo
--Gracias padres
Así se sentaron a desayunar un poco de frutas, disfrutando de aquel silencio tan cómodo que se disfrutaba, muy diferente a la casa Durlsey y al silencio que se hacía con sus compañeros de casa en especial con Ron y Hermione.
--¿Qué planes tienes para hoy Harry?—interrogo Tom mirando a su hijo
--Bueno, quería salir a volar con ustedes—exclamo bajando la mirada, aun le costaba dar a conocer sus deseos
--Bien en cuanto terminemos el desayuno saldremos a volar por los alrededores de la casa—dijo Severus con una sonrisa.
Harry sonrió y termino su desayuno de forma rápida, en ese momento los regalos de sus amigos no eran muy importantes, estaba disfrutando su primer cumpleaños con sus padres.
Los tres salieron y comenzaron a volar sin ningún apoyo, Tom volaba por detrás de Severus y Harry, aunque el chico ya controlaba su vuelo, no querían que sucediera algún accidente.
Comenzaron a volar entre risas, Harry aun volaba a una velocidad media y sus padres le daban algunos consejos para mejorar su vuelo.
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En la madriguera se encontraban la mayoría de sus integrantes desayunando, aunque no lo pareciera la tensión era presente, de pronto aquella extraña aura se rompió a la llegada de tres lechuzas, dos familiares y una que determinaron que era del colegio.
--¡Genial las cartas de Hogwarts!—gritaron los gemelos, la prueba estaba ahí, la única lechuza que traía algo era la del colegio y por lo tanto la última nota que les había mandado era cierta, Harry no estaba en su casa
--Errol y Pig no traen nada—susurro la menor de la familia mirando a su madre al igual que su hermano Ron
--¿y que debían traer?—pregunto Fred mirando a su hermana
--No sé, una nota de agradecimiento
--Harry por lo regular agradece los regalos en persona, no es de agradecer por cartas-exclamo George
--Es cierto, Harry es así—dijo la matriarca de la familia con una expresión difícil de explicar
Los gemelos miraron a su madre ante aquel comentario pero se abstuvieron de decir algo más, comenzaron a hablar sobre sus productos, mientras miraban a su familia.
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En una mansión de gran lujo pero con una aura de melancolía y frialdad se alzaba orgullosa ante varios invernaderos a su alrededor.
En su interior, exactamente en el comedor se hallaban tres personas, una mujer anciana de aspecto severo con un vestido antiguo, a su derecha un hombre de su misma edad y a su lado izquierdo se encontraba un joven alto de cabello castaño oscuro y ojos color café, su semblante era triste, su aura era melancólica.
El silencio que se hallaba en aquel lugar era muy incómodo, el sonido de los cubiertos se escuchaban.
Mas aquel silencio se vio rota ante el aleteo de una lechuza que se posó frente al joven.
La hermosa lechuza nívea, tenía en su pico un paquete que el joven tomo con delicadeza y le dio un poco de tocino, para recibir un pellizco y alejarse del lugar.
El joven miro el paquete y lo puso a un lado para terminar su comida y después retirarse, sin tener que escuchar algún comentario por parte de sus familiares.
-Gracias por la comida, me retiro abuela—exclamo el joven mientras tomaba el paquete y se iba a su refugio en uno de los invernaderos
El joven miro el paquete preguntándose quien lo había enviado, sus amigos, que se refería solo a tres personas le enviaban más tarde sus regalos así que ese nuevo regalo le llamo la atención, así que en cuanto lo desenvolvió se encontró con un libro.
Un libro de herbolaria del que había escuchado que había solo un par de ejemplares y cuya copia estaba por arriba de los cien galeones, en cuanto abrió el libro se encontró con una carta que tomo con los dedos temblorosos.
“Feliz cumpleaños Neville:
Sé que debes pensar que soy un mal amigo, después de compartir cuatro años dormitorio, hasta ahora te mando un regalo, pero te juro que hace poco que me entere que éramos del mismo día.
Fue debido a una conversación que me entere y si soy sincero cuando puse en claro mis ideas fue que me di cuenta de eso, en verdad Nev, siento no haberte mandado nada anteriormente.
Espero que este libro pague esos cuatro años, me han dicho que es un libro muy difícil de conseguir y ambiente único, la persona que me ayudo a conseguirlo me dijo que tú lo disfrutarías mucho
Además te prometo que a partir de hoy en adelante te mandare un regalo.
En verdad espero que te guste mi regalo, nos vemos en la escuela.
Con cariño Harry.”
Neville no podía creer aquella carta, el chico que más admiraba le había enviado un regalo y además se disculpaba por no enviarle un regalo en los años anteriores, aquello era increíble.
Una tímida sonrisa apareció en sus labios, Harry era un gran chico…
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Harry reía mientras era abrazado por Tom habían hecho una carrera entre él y su saeta de fuego, quedando en empate, Severus había servido como juez en aquel juego.
Después regresaron a casa y se ducharon para bajar a cenar, ahí Harry nunca imagino que el mejor día de su vida terminara de aquella forma.
En la mesa de la cocina se encontraba un pastel y varios regalos mientras sus padres estaban a los lados sonriéndole con cariño.
Harry llego y abrazo a ambos, recibió besos en su frente y se dispusieron a cenar, para después partir el pastel.
Después de soplar las llamas del pastel, comenzó abrir los regalos.
De Hermione recibió un libro sobre artes oscuras y de Ron un par de guantes para buscador, Hagrid una tarjeta que había sido entregada por una lechuza similar a Hedwig, de Sirius Black recibió una especie de espejo, que provoco que sus padres se miraran, Remus Lupin le envió un libro en blanco en cuya explicación decía que era un libro infinito, los gemelos le enviaron más bromas, Dobby le mando un par de calcetines tejidos por él.
--¿Los Malfoy?—pregunto al ver el paquete
--Si--respondió Tom—Harry, nosotros somos los padrinos de Draco y ellos son los tuyos—dijo mientras Harry asentía y miraba el regalo, que era una capa de color negro con bordes plateados y el escudo de la familia Snape y Slytherin en el pecho, la tela era delicada y sonrió dejando la capa junto a los demás
--Este es de mi parte—exclamo Severus entregándole el suyo
--Papa, no debiste, es…creí que ya lo habían vendido—logro decir mientras miraba aquel objeto que había admirado años atrás y noto al dragón salir y volar como saludándolo y abrazaba a Severus
--Este objeto es un pensadero Harry, cada vez que sacas uno de tus recuerdos y lo pones en un frasco, al ponerlo cerca de la entrada de la cueva indicando una palabra clave del recuerdo, el dragón lo meterá en un pequeño cofre donde los guardara, si quieres verlo deberás decirle al dragón la palabra, para que te entregue el frasco
--Este es el mío—exclamo Tom poniéndole una caja frente a él.
--Es hermosa padre—dijo mirando la serpiente de color verde esmeralda de cuarenta centímetros
***Eres el amo Harry***
***Soy solo Harry, no me gusta que me digan amo***
***Entendido Harry***
*** ¿Cuál es tu nombre?***
***Mi nombre es Jalil***
***Es un hermoso nombre***--Harry alzo la mirada y le sonrió a su padre—muchas gracias padres, gracias a ambos
--Es lo menos que podemos hacer por ti mi querido niño—dijo Severus abrazándolo--¿y cuál es el nombre de tu serpiente?
--Su nombre es Jalil—dijo con una sonrisa
--También está la carta de Hogwarts—exclamo llamando la atención de su pareja e hijo—pero hablaremos de eso mañana, es hora de que descansemos.
Al día siguiente la familia se reunión en la sala de sangre
--Harry sé que te dijimos que nunca te impondremos nada—comenzó Tom-- pero la verdad es que nos gustaría que dejaras la clase de adivinación y también que dejaras de limitarte, no debes permitir que las personas te digan que debes o no debes hacer
--No debes permitir que te limiten Harry, nadie debe hacerlo—termino Severus
--Lo entiendo—dijo bajando la mirada
--Harry, pequeño te amamos sin importar que—exclamo Severus tomando la barbilla de su hijo—te decimos esto, no porque nos decepcionen tus calificaciones, sabemos cuál es la verdad, pero nos gustaría que no permitieras que los demás te manipulen y decidan por ti
--Las personas deben quererte por quien eres, por tu verdadero potencial y no por lo que idiotas como Dumbledore digan—Harry asintió mirando a sus padres, él quería demostrarle a ellos que era su digno hijo y haría todo lo posible por hacer que estén orgullosos de el
--¿Cómo…como que clase debo tomar en lugar de adivinación?
--Elije la que gustes—exclamo pasándole un lista—la que gustes de esta, te ayudaremos a ponerte al corriente de esa materia –el chico asintió con una sonrisa tomando la lista
--Mejorare en mis clases padres, lo juro