Ron Weasley era el sexto hijo del matrimonio Weasley, proveniente de una familia caída en desgracia por sus acciones, mismas que se han mantenido ocultas a los descendientes, nadie sabe el porqué.
Al ser el sexto hijo en una familia incapaz de sostenerse económicamente hablando, recibía muchas cosas de segunda mano pertenecientes a sus hermanos y siendo opacado debido a las acciones de todos ellos.
Aquello le hizo crecer con envidia y rencor hacia todos aquellos que tenían una mejor posición social, sobre todo la familia Malfoy, con quienes tienen una enemistad de siglos.
Cuando tenía cinco años, su madre comenzó a hablarle de Harry Potter y de cómo este sería su mejor amigo y le daría todo lo que quería.
Confirmado por el director Dumbledore.
Durante los siguientes seis años creció con esa idea, de ser el mejor amigo de Harry Potter y tener todo lo que quería.
Así su primer año en Hogwarts escucho a su madre hablar del andén, en un lugar lleno de muggles y fue cuando lo vio, si era sincero consigo mismo el niño no se parecía nada a lo que había imaginado, pero sabía que debía comenzar a hacer su parte: volverse el mejor amigo del niño-que-vivió.
El primer año conoció a la odiosa de Hermione Granger, con quien debía compartir la fortuna Potter, pero se dio cuenta que ella en realidad buscaba los libros.
Hubo momentos en los que se juntaba con la intensión de planificar lo que debían hacer para manipular al niño.
Se había enfurecido cuando descubrió que sería el buscador de Gryffindor, claro que el director y su jefa le calmaron diciéndole que el seria parte del equipo y capitán del mismo.
El espejo de Oesed se lo confirmo en aquellas vaciones, así como también recibió algunos consejos de sus padres.
Su herida de aquel año había sido menor comparado a lo siguiente.
Ir a rescatar al idiota había sido increíble, él era el héroe, aunque había tenido que llevar a sus hermanos gemelos, después como lo hiciera en el tren le hizo ver que los slytherin eran malvados y que le habían tomado una broma.
La pérdida de su varita había sido algo no planeado, pero estaba seguro que Potter en cualquier momento le daría el dinero, al fin y al cabo había sido su culpa. Aquello nunca sucedió en ese año.
Saber que hablaba parsel había sido terrible, era un mago oscuro en potencia, no importaba que estuviera en Gryffindor, el solo recordar que tenía que fingir ser su amigo le causaba un escalofrió, mismo que tenía que disimular, esperaba que el director lo asesinara justo después de matar al-que-no-debe-ser-nombrado.
El viaje hacia la guarida de aragog había sido una pesadilla, cuando todo terminara haría que despidieran al idiota de Hagrid.
La aventura fue peligrosa debido a eso y a la estúpida serpiente gigante.
Pero la compezacion muy jugosa, no solo se había podido comprar su varita, sino también muchas otras cosas, claro todas escondiéndolas para que el idiota no se diera cuenta.
El tercer año como se divirtió al verlo tan débil debido a los dementores, estaba esperando un gran acto de heroísmo, mismo que no se pudo llevar a cabo debido a ser herido por el imbécil de Black.
Pero el haber dormido con un hombre y la herida le dieron una excelente mesada, con la que se compró unas túnicas de su equipó favorito, además de que estaba ahorrando para una lujosa escoba, mucho mejor que la saeta de fuego.
Más él tenía un grave problema su carácter, así como su envidia y sus celos, mismos que explotaron durante el año anterior.
Habían hablado de entrar al torneo, pero se había negado debido a la restricción de Dumbledore, pero de alguna forma, después se enteraría que había sido una extraña trampa, el tonto de Potter había entrado.
Lo odio por llamar la atención, él se encargó de darle la idea de los botones a los tejones, era realmente agradable verle siendo miserable.
Pero su hermano Charlie le hablo, le dijo que si en verdad quería el dinero, que dejara de ser envidioso y le pidiera perdón, tuvo que hacerlo después de la primera prueba.
Se sintió importante al descubrir que él era lo más importante para el heredero, así estaba asegura su excelente porcentaje de galeones.
Pero el final del torneo había sido extraño, él no había ganado a pesar de estar seguro con eso, además se había vuelto más cerrado a su alrededor, como acabara de descubrir algo y no pudiera decirlo.
Lo dejo pasar, siempre se ponía así con su retorno donde los muggles.
Además estaba el plan perfecto, la deuda de vida, mas ese plan de alguna forma fallo.
Harry Potter no lo había necesitado ese verano, además se había dignado a no ir con ellos al callejón, más cuando el necesitaba que le comprara algunas cosas.
Las cosas cambiaron al regreso al colegio, no lo encontró y eso que era prefecto, algo que quería restregarle en el rostro, tampoco pudo sentarse en la cena con él, porque se sentó con el inútil de Neville.
Y ahí comenzó a ignorarlo.
Durante todo el año lo ha ignorado y no conforme de juntarse solo con el squib, también se junta con unas serpientes, se estaba volviendo oscuro, más de lo que era debido al maldito don de las serpientes.
Suspiro mientras pensaba en cómo hacer que volviera a su lado, el necesitaba el dinero de Potter.
La chica Granger que tenía idas brillantes, había fallado miserablemente y había sido atacada constantemente. El simplemente se había cansado. Era uy flojo para cualquier cosa que no tuviera que ver con una fama temporal.
Dejaría que todo fluyera y las serpientes idiotas le apuñalaran y el iría a rescatarlo, demostrando así que era un buen amigo.
Había comenzado a interactuar con los otros chicos, estos le ayudaban en lo que podía, pero había ocasiones que se sentía un intruso más en ese grupo.
Gruño mientras sacaba su escoba. Este año por fin era parte del equipo de quidicht y era uno de los mejores.
O eso creía, ya que sin Harry Potter y Oliver Wood el equipo era un asco de primera.
Jalil miro al pelirrojo marcharse, él era uno de los principales enemigos de su amo, pero parecía que no tenía ni idea como atacar, un enemigo mediocre. Le dejo marcharse mientras subía a su cama y dejaba algunas de sus escamas.
Algo que desconocía su dueño era que sus escamas servían para pociones alucinógenas.
El mocoso pelirrojo sufriría por intentar dañar a su querido amo.
Ginny miraba su pierna nerviosa, estaba segura que esa mancha en su piel no había estado antes y si lo había estado no de ese tamaño, un poco más grande que una canica. Y aunado a eso la comezón se hacía insoportable ya se había lastimado la piel provocando que tuviera que ir a la enfermería donde había sido regañada, por lastimarse ella sola.
Negó con la cabeza y se puso la calceta, decidió no pensar en su pierna e ignorar el ardor y comenson de la misma, así que se dirigió hacia la lechuceria para mandar sus galletas embuidas en amortencia, fingiendo ser el admirador secreto del chico Potter. Su plan era brillante o eso creía.
Minerva MacGonagall miraba los puntos del reloj que tenía en su despacho, los observaba mientras lo comparaba con la de la copa de quidditch notando que era mínima a la de años anteriores.
Ella era una obsesiva del quidditch. Si no hubiera sido profesora se habría preparado para ser jugadora profesional.
Recuerda como estaba desesperada por ganarle al murciélago de Severus, y como caído del cielo Harry Potter apareció con un estilo de juego distinto. Un natural había dicho Hoch.
Después de hablar con Albus quien le dio el permiso sonrió esperando ganar por fin.
Lamentablemente no fue así el primer año fue la prueba de la piedra filosofal, por lo que el niño no había estado presente.
El horror de la cámara impidió que se llevará el torneo.
Por fin en tercero obtuvo lo que más añoraba el trofeo. Lo había puesto en un lugar bde honor en sus habitaciones.
Lo mantuvo en cuarto debido al torneo de los tres magos.
Pero al parecer ese año lo perdería. Aun no comprendía como es que le había dicho que si a la renuncia del niño. Y más aun enfrente de sus compañeros quienes habían protestado ante la incursión del niño en primer lugar. Si tuviera que lanzarle un imperio lo haría sin dudarlo.
Un suspiro salió de sus labios, parecía que el niño, ante sus ojos, ya no era un digno Gryffindor.
El león puesto en el estandarte de aquella oficina brillo para después desaparecer.
Godric suspiro, pronto el castillo estaría completamente abierto y cuando eso suceda espera que su casa sea la primera en ser juzgada. Gryffindor se quedaría sin jefa de casa, aquello era una lástima.
Hablando de poder mágico, Minerva MacGonagall era una mujer fuerte, de un carácter bastante feroz, pero muy prejuiciosa y con los años había dejado de escuchar a sus alumnos.
Sus posiciones de poder la habían cegado y siendo la mano derecha de Dumbledore la situación empeoraba.
Deseaba encontrar alguien realmente digno de su casa como en el pasado.
Tom termino de calificar los ensayos, su mayor sueño a parte de tener una familia estaba cumpliéndose y no pudo evitar sonreír.
Después de viajar como la mayoría de los chicos una vez terminado Hogwarts, había regresado con la esperanza de dar clases en su alma mater, pero Dumbledore quien era el nuevo director se negó.
El intento llevar su caso al concejo para que le dieran la oportunidad, pero se encontró con que Dumbledore se le había adelantado, disponiendo un temario completamente falso.
Ni siquiera lo escucharon. Dejando de lado uno de sus sueños se dedicó a planear su conquista al ministerio por medio de las reformas en las leyes.
Dumbledore volvió a fastidiarlo y fue cuando comenzaron los ataques que se les adjudicaron a los mortifico.
Dumbledore era lo único que opacaba su felicidad, él y su estúpida guerra que había iniciado
Aun no entendía por qué le tenía tanto odio el anciano, ¿Cómo era posible que sin conocerlo realmente ya lo había tachado de oscuro?
Dumbledore era alguien realmente prejuicioso y no sabía por qué.
Había descubierto que el anciano había tenido tratos con Grindewal de ahí su frase favorita, todo por el bien mayor
Una frase para justificar la manipulación, el abandono y el asesinato.
Dumbledore era más oscuro que él, eso nadie podía negarlo.