Leía de nuevo la carta que Sirius le había manado, había despertado hacia una semana y se sentía renovada, como si aquella gran carga que había tenido en el pasado por fin había desaparecido, su esposo estaba igual, solo había que esperar que su cuñado despertara.
Había leído el profeta de los últimos meses, había leído sobre el juicio ayudado por Lucius, sabía que su señor había regresado con su pareja y que además ambos habían recuperado a su hijo.
La mención del niño le hizo recordar a su bebe no nato, así como también al pequeño de los Longbottom, mas cada que vez que pensaba en este, su corazón brincaba con emoción y orgullo.
Suspiro tratando de no darse falsas ilusiones.
No había sacado más que eso de su hermana, y por algunos días había intentado comprender el porqué, la carta de su primo se lo explicaba.
Releyó la carta de nuevo y pensó sobre quien quería presentarle.
Tal vez a su ahijado, el hijo de los Potter e incluso, esperaba, que fuera a Lupin ya como su pareja oficial.
Esos dos estaban completamente enamoraos, pero lo negaba como si estuvieran ciegos.
Aunque no los culpaba, ya que los leones siempre habían estado muy cerca del anciano.
Esperaba que la familia que aún quedaba, pudiera unirse por fin.
Mientras tanto esperaba que su cuñado se recuperara para poder ver a su primo por fin.
En Hogwarts el ambiente era tranquilo, Dumbledore miraba con su fachada de abuelo preocupado, la gran brecha entre sus espías y su arma. Así como este estaba cerca del que alguna vez fue el heredero Longbottom.
Hasta ese momento no se había dado a conocer la situación del chiquillo, pero era consciente de que cuando esa noticia se destapara el mundo mágico comenzaría a preguntar que fallo había tenido la familia de luz.
Había intentado escribirle a Lupin para volver a tener en el redil a Black, más las cartas comenzaron a regresar y la última, la que lo tenía muy molesta había sido una ligera advertencia de Black, no molestarlos más.
Debió haber matado a esos dos cuando tuvo oportunidad, pero no, el creyó que Black y Lupin le servirían en algún momento, pero ahora veía el error que había cometido con ambos.
También estaba el idiota de Snape, él también estaba saliéndose de control, aunque no comprendía como es que estaba sucediendo ya que él no tenía el apoyo de nadie, pero en cuanto viera que ya era un problema lo mandaría de nuevo a Azkaban y ordenaría su beso.
Severus quien comía observado a su hijo e ahijado, se tensó, sentía el peligro rodeándole, pero aun así se mantuvo tranquilo, sabía que debía hablar con su esposo, pero no quería preocuparlo, de pronto sintió una presión en su pierna y aquellos ojos rojos que adoraba y amaba se encontraron con los suyos.
Tom, su amado esposo lo conocía perfectamente, sabía que algo lo había tensado, algo lo puso alerta.
Así como el príncipe conocía al Lord, este lo conocía.
Una ligera sonrisa apareció, para volver a su máscara.
Ya no estaba solo.
La mesa de la serpientes se encontraban comiendo como siempre, más los cercanos al heredero Malfoy veían con una sonrisa, como este se encargaba de destrozar su comida, observaba a todos intentando averiguar quien quería quitarle a su león.
Él no iba a permitir que alguien le quitara a su pequeño.
En la mesa de los leones, los gemelos hablaban emocionados con Lee su patrocinador quería hablar con ellos pronto, las patentes estaban listas e irían a ver el local donde abrirían la tienda, solo había que disponer de la fecha de apertura y aquello los tenia entusiasmados.
También en aquella mesa estaba Neville y Harry quienes hablaban de su próxima reunión con Sirius y Remus, Nev había convencido a Harry de hablar con ellos respecto a lo que había averiguado, él también se sentía decepcionado de su comportamiento, pero hasta cierto grado comprendía que habían sido jóvenes e idiotas, o al menos eso quería creer, además ambos estaban curiosos ante las noticias que podían darles.
El día de la salida al pueblo llego y aunque a Harry le habría gustado que Draco estuviera a su lado, pero algo “familiar” sus padres lo sabían, Tom tenía que checar algunos castigos y Dumbledore le había recordado a Severus su misión ante la muerte del viejo auror, cosa que no le gustaba a ninguno, pero había que mantener las apariencias.
Así ambos llegaron a las tres escobas, donde Sirius les esperaba parecía feliz así como también ansioso, cosa que llamo la atención a ambos.
--Chicos me alegro verlos—exclamo el animago abrazando a ambos—vamos, entremos nos esperan
El plural le hizo mirarse, a aparte de Remus ¿alguien más estaría?
--Sirius, tenemos que hablar—exclamo Harry mirando a su padrino, quien al verlo serio se sintió confundido
--¿de qué debemos hablar?—cuestiono, la mirada fiera, molesta debía recordarle a algunos de sus amigos, pero no lo hacía, aquella mirada molesta le pertenecía a alguien, pero no lograba recordar a aquí--¿chicos?
--El profesor Prince nos contó un poco de la rivalidad que existía entre Slytherin y Gryffindor cuando eran estudiantes—comenzó de forma suave Neville
--Eran bravucones con…
--el profesor Snape—termino Neville evitando que Harry lo llamara papa, frente a su padrino.
Sirius se detuvo y ambos chicos vieron el arrepentimiento en los ojos del mencionado.
--La guerra estaba en apogeo, nos estaban enseñando que ellos eran los malos, Dumbledore nos dio libertad de atacarles…--exclamo mientras se sacudía el cabello—éramos jóvenes y muy influenciables, yo estaba molesto con mi familia, que incluso no me importo que mi hermano fuera una serpiente, los ataque sin importarme nada
--¿Y el profesor Snape?
--Él era amigo de Lily, y bueno…James estaba celoso…hicimos mal no lo niego pero éramos unos idiotas y nos dejamos guiar por adultos idiotas, es posible que el comportamiento de Snape contigo tengo mucho que ver con nuestra acción en el pasado
--¿por qué no se han disculpado?—pregunto Harry
--Remus creo que lo ha hecho, yo soy demasiado cabezota para hacerlo, pero les prometo hacerlo pronto, ahora vamos con Remus debe estar ansioso
Harry se sintió conforme con la explicación de Sirius, sabía que a su papa le costaría perdonar, pero esperaba que lo hiciera.
Llegaron a la habitación donde Remus les esperaba, al llegar vieron al miso profesor de hacía dos años, pero con ligeros cambios, su ropa ya no era andrajosa, se veía cansado, pero feliz, al verlos no dudo en abrazarlos, ambos podían ver que estaba feliz
--Me alegro tanto de verlos chicos, tenemos mucho que contarles.
Así comenzaron a contarles todo desde el principio, como habían aceptado la ayuda de los Malfoy, como ellos les habían ayudado con el juicio, de cómo estos le habían llevado a un lugar donde le ofrecieron trabajo a Remus
--¿enserio ya tienes trabajo Remus?—cuestiono Harry con una sonrisa
--Sí, soy profesor en ese pequeño colegio—respondió con una sonrisa
--Genial esos niños van aprender mucho contigo—dijo Neville también feliz por lo contado—pero ¿no tendrás problemas con el ministerio?
--El lugar es legal según las leyes de los gobblings—exclamo Sirius—así que no pueden hacerle nada a nuestro querido Lunático
Remus se sonrojo ante lo dicho, cada vez se le hacía más difícil controlar a su lobo quien pedía por fin hacer su vínculo efectivo.
--En la carta nos digieren que querían presentarnos a alguien ¿Quién era?
--Oh es cierto—exclamo Remus con una sonrisa mientras se acercaba a la cama, donde había un bulto—les presento a Teddy
Ante los dos jóvenes presento a un bebe que recién comenzaba a despertar, tenía el cabello azul y ojos color miel y les miraba interesado
--Es nuestro pequeño—respondió Sirius mientras abrazaba a Remus—lo adoptamos el mismo día que contrataron a Remus
--Eso significa que tenemos un a…
--Un primo, si lo quieren verlo de esa forma—respondió Remus—vamos a comer y les contamos que hemos hecho.
Así el castaño les contaba sobre sus primero días y como se iba acoplando a su nuevo trabajo, así como también como estaban llevando la presencia de Teddy en su hogar.
Después de dos horas, Harry miro a Sirius
--Hay algo más ¿verdad?
--Si, cachorro, veraz dentro de poco me reuniré con un representante de la oscuridad para que me diga por que luchan, una vez que me cuente tomare la decisión de unirme al bando oscuro o volverme neutral, no los obligare a tomar parte de esta guerra, si es que se desata, ustedes cuatro se irían y yo me quedaría a pelear, solo si me uno a Voldemort, de no hacerlo nos iríamos en cuanto Londres deje de ser seguro.
Harry no lo demostró pero estaba feliz de que Sirius y Remus estuvieran ese camino, sabía que era lo mejor
--Yo los apoyo en lo que quieran, estén seguro de ellos
--Yo también—exclamo Neville
Sirius sonrió, aunque noto la mirada preocupada de Remus, él ya tenía su decisión casi tomada, la tuvo cuando encontraron a Teddy, haría lo que fuera por su familia.