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El Rescate por SHUICHI1982

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Notas del capitulo:

como les dije subi todo el prologo el mismo dia, para que no esperen mucho.

Espero  les guste

Uno de los oficiales de Madara reconoció al niño, y lo volvió a llevar al gran salón. Tenten, la nana de Naruto al verlo entrar en brazos del soldado avanzo audazmente de entre el grupo de sirvientes que se apiñaban en un rincón, bajo la mirada vigilante de un guardia enemigo. Le suplico al soldado que le permitiera ocuparse del niño. Por suerte, el oficial consideraba a Naruto un estorbo, y se alegró de poder librarse de él. Le ordeno a Tenten que lo llevara arriba y volvió a salir para unirse a la lucha.

Naruto perecía estar sumido en una especie de sopor. Tente lo apretó contra su cuerpo y subió corriendo la escalera, atravesando el corredor rumbo al cuarto del niño, para alejarse de la masacre. Al asir la manija de la puerta, sintió que el pánico se adueñaba de ella. Se disponía a abrirla, llorando silenciosamente, cuando un repentino estruendo le hizo pegar un salto. Se volvió en el preciso instante en que se abrían las pesadas puertas de roble que daban al gran salón. Por ellas irrumpían soldados que llevaban en alto sus ensangrentadas hachas de guerra y las espadas desenfundadas. Ebrios de poder se volvieron contra los indefensos. Los hombres y mujeres desarmados trataron inútilmente de protegerse con sus manos, en un lastimoso intento de defenderse del ataque del afilado acero enemigo. Fue una masacre innecesaria. Horrorizada, Tente cayo de rodillas, cerró los ojos y se tapó los oídos en un intento de no ver ni oír las suplicas de misericordia de sus amigos.

Naruto permaneció impasible al lado de Tenten, pero al ver que su padre era arrastrado hacia el interior del salón, corrió hacia la baranda de la escalera y se arrodillo.

-¡Papa!-susurro. Entonces vio a un hombre ataviado con una capa dorada, que levantaba su espada sobre su padre     -¡Papa! -grito

Esas fueron las últimas palabras que pronuncio. A partir de ese momento Naruto se sumió en un mundo de silencio.

Dos semanas más tarde, el barón Madara el Rojo de Lockmiere, el joven que había tomado el control de las tierras de su padre, lo llamo a su presencia para decidir qué hacer con él, y sin pronunciar palabra, Naruto le hizo saber que había en su mente y corazón.

Tenten tomo a Naruto de la mano y se dirigió hacia el gran salón para presentarse ante el monstruo que había matado al padre del pequeño. Madara, que apenas tenía la edad suficiente para ser considerado un hombre, era un malvado sediento de poder, y Tenten no era tonta. Sabía que con un simple chasquido de sus dedos o un movimiento de manos podría ordenar la muerte de ambos.

Al entrar al salón Naruto se soltó de la mano de Tenten y avanzo solo. Se detuvo al llegar a la larga mesa donde Madara y sus jóvenes amigos estaban cenando. Con rostros inexpresivos y las manos colgando fláccidamente a los lados, Naruto permaneció inmóvil, observando al barón con mirada vacía.

Este tenía un muslo de faisán en una mano y un trozo de pan negro en la otra. En su barbilla había restos de carne y grasa. Durante varios minutos, mientras devoraba su comida, ignoro la presencia del niño, pero recién después de haber arrojado los huesos por encima del hombro, se volvió hacia él.

-¿Cuántos años tienes Naruto? -Madara espero un largo minuto antes de insistir- te he hecho una pregunta -murmuro, tratando de mantener su levantisco carácter bajo control.

-No debe de tener más de cuatro años -sugirió un compañero

-Apuesto a que tiene cinco -dijo otro- Es pequeño, pero puede que hasta tenga seis.

Madara alzo la mano. Imponiendo silencio, mientras sus ojos seguían clavados en el niño.

-Es una pregunta muy simple. Contéstame, y mientras lo haces, dime que te parece que debo hacer contigo. El confesor de mi padre dice que no puedes hablar porque el diablo se ha adueñado de tu alma. Quería que le dé permiso para expulsarlo de tu interior, utilizando métodos sumamente desagradables. ¿te gustaría que te contara exactamente que te aria? -pregunto- No, no creo que te guste -se respondió a sí mismo, con una sonrisa afectada -Desde luego, sería necesaria la tortura, ya que es la única forma de expulsar a los demonios, o al menos así me han contado. ¿Te gustaría estar atado a una mesa mientras mi confesor hace su trabajo? Tengo el poder de ordenar que lo hagan. Ahora, contesta a mi pregunta y date prisa. Dime tu edad.-exigió, con un gruñido.

El silencio fue toda la respuesta que obtuvo. Un silencio escalofriante. Madara advirtió que sus amenazas no lo conmovían. Se le ocurrió que tal vez fuera demasiado necio para entenderlo. Después de todo era hijo de su padre, y que tonto, ingenuo y estúpido había sido este al creer que Madara era su amigo.

-Quizá no responda por que no sabe cuántos años tiene -sugirió su amigo- Pasa al asunto importante -Lo apremio-Pregúntale por la caja.

Madara asintió con un gesto

-Veamos, Naruto –comenzó a decir, en un tono agrio como el vinagre- tu padre le robo una caja muy valiosa al príncipe Hashirama, y me propongo recuperarla. La tapa y los lados estaban adornados con bellas piedras preciosas. Si la has visto, deberías recordarla -agrego- ¿Tú o tu hermano habéis visto este tesoro? ¡Contéstame! -ordeno, con una vos chillona de frustración- ¿viste a tu padre esconder esa caja? ¿Lo viste?

Naruto no mostró ninguna señal de haber oído una sola palabra de lo que había dicho. Se limitó a seguir mirándolo. El joven barón dejo escapar un sus piro de fastidio y decidió mirarlo a los ojos hasta intimidarlo.

En un instante la expresión del niño paso de la indiferencia al más profundo odio. El puro aborrecimiento que brillaba en sus ojos logro amedrentarlo, sintió que se le erizaban los pelos de la nuca y se le ponía la piel de gallina. Era casi un sacrilegio que un niño de tan corta edad demostrara unos sentimientos tan intensos.

Él le daba miedo. Furiosos ante su propia reacción, tan extraña ante un niño que era poco más que un bebe, Madara recurrió una vez más a la crueldad.

-Eres un niño con un aspecto muy enfermizo, con esa piel tan parda y ese cabello descolorido y ni mencionar esas horribles cicatrices que te quedaran en tus huesudas mejillas. El bonito era tu hermano ¿verdad? Dime, Naruto ¿estabas celoso de él? ¿Es por eso que lo tiraste por las escaleras? La mujer que te cosió la herida me dijo que Deidara y tú rodasteis por las escaleras, y que uno de los soldados que estaban contigo le dijo que tú lo empujaste por las escaleras. Deidara está muerto, sabes, y es culpa tuya.-se inclinó hacia él y lo apunto con un dedo largo y huesudo- vas a cargar con ese gran pecado por el resto de tu vida, por corta que sea. He decidido enviarte al fin del mundo -anuncio imprevistamente- al inclemente y frío norte de Inglaterra, donde vivirás con los salvajes hasta que llegue el día en que vuelva a necesitarte. Ahora, sal de mi vista. Haces que se me erice la piel.

Temblando de miedo, Tenten dio un paso adelante.

-Milord -dijo- ¿puedo acompañar al niño al norte para cuidar de él?

Madara volvió su vista hacia la criada encogida de miedo, que aguardaba cerca de la puerta, y se estremeció visiblemente ante su rostro lleno de cicatrices.

-¿Una bruja para cuidar de otro? -se mofo- no me interesa si vas o te quedas. Has lo que quieras, pero sácalo ahora mismo de aquí para que mis amigos y yo no tengamos que seguir soportando su asquerosa mirada.

Al notar el perceptible temblor de su propia vos, Madara montó en cólera, tomo un pedazo de madera de la mesa y se lo arrojo al niño. Este paso volando junto a su cabeza, a muy pocos centímetros. Naruto no se sobresaltó, ni siquiera parpadeo. Se limitó a permanecer de pie donde estaba, con sus azules ojos brillando de odio.

¿Acaso estaba mirando dentro de su alma? La sola idea le hizo sentir un escalofrió en la columna.

-¡Fuera! – Grito- ¡Salid de aquí!

Tenten se apresuró a alzar a Naruto, y salió corriendo del salón. En cuanto se encontraron fuera y a salvo, abraso al pequeño contra su pecho.

-Ya termino todo -susurro- pronto dejaremos este horrible sito sin mirar atrás una sola vez. Jamás tendrás que volver a ver al asesino de tu padre, y yo no tendré que seguir cuidando de mi esposo Danzou. Comenzaremos una nueva vida juntos y, Dios mediante, lograremos hallar algo de paz y alegría.

Tenten estaba decidida a partir antes que el barón Madara cambiara de parecer. La autorización para dejar Dunhanshire había sido una liberación, ya que le permitía dejar a Danzou también. Su esposo había perdido el juicio durante el ataque al castillo y estaba demasiado confuso para ir a ninguna parte. Tras haber presenciado la matanza de la mayoría de los soldados y el personal de la casa, y haber salvado el pellejo por muy poco, su cordura se había quebrado y se había vuelto tan loco como un zorro furioso; se dedicaba a vagar todo el día por las colinas, cargando su zurro con piedras y pedazos de tierra a los que llamaba sus tesoros. Todas las noches se preparaba una cama en los establos, donde lo dejaban en paz para que se retorciera en sus pesadillas. Sus ojos tenían una mirada vidriosa y lejana, y alternaba constantemente entre murmullos acerca de cómo iba a convertirse en un hombre rico, tan rico como el mismísimo rey Ricardo, y gritos obscenos porque estaba tardando demasiado en lograr su objetivo. Tanto los infieles como sus jefe, que reclamaba Dunhanshire para si en nombre del rey ausente, eran lo bastante supersticiosos como para no atreverse a echar a Danzou. Mientras el pobre demente los dejara en paz, lo olvidaban. Incluso se veía algunos de los soldados más jóvenes caer de rodillas y hacer la señal de la cruz cada vez que Danzou pasaba por su lado. Este ritual servía como talismán para no contagiarse de los delirios del idiota. No osaban matarlo, ya que creían que los demonios que se habían adueñado de la mente de Danzou podrían tomar posesión de su mente y adueñarse de sus acciones y pensamientos.

Tenten sintió que dios la había dispensado de sus votos matrimoniales. Durante los siete años que habían vivido como marido y mujer, Danzou no le había demostrado ni una pizca de afecto ni le había dicho una sola palabra amable. Creía que su deber como marido era pegarle para conseguir su sumisión y su humildad y así asegurar a su esposa un lugar en el cielo, y asumió su responsabilidad con un gozoso entusiasmo. Danzou había sido un hombre brutal y de mal carácter, que de niño había sido vergonzosamente malcriado por padres muy complacientes, y daba por sentado que podía obtener todo aquello que se le antojaba. Estaba convencido que debía vivir una vida de holgazán, y permitió que la codicia dominara todos sus pensamientos. Tres meses antes de que Minato fuera asesinado, Danzou había sido ascendido al envidiado cargo de administrador general, gracias a su habilidad con los números. Tuvo acceso entonces a la enorme cantidad de dinero procedente de los alquileres de los arrendatarios, y descubrió a cuanto ascendía exactamente la fortuna del barón, la avaricia se apodero de su corazón, y con ella una amargura acida como la bilis por no haber sido recompensado con tolo que él creía que le correspondía.

Danzou era también un cobarde. Durante el ataque, Tenten había sido testigo de cómo su esposo había utilizado a Greta, la cocinera y una querida amiga de Tenten, como escudo para las flechas que llovían sobre ellos desde el patio de armas. Cuando Greta murió, Danzou había colocado su cuerpo enzima del suyo y había simulado estar muerto.

Tenten sintió gran vergüenza, y ya no pudo volver a mirar a su esposo sin odio. Sabía que corría el riesgo de perder su propia alma, ya que despreciar a una criatura de dios como ella despreciaba a su marido seguramente era pecado. Agradecía a dios que le brindara una segunda oportunidad para redimirse.

Preocupada de que a Danzou pudiera ocurrírsele ir tras ella, el día fijado para su partida Tente llevo al niño a los establos para despedirse. Llevándolo de la mano, entro en la caballeriza donde vivía su esposo. Vio su zurró salpicado de sangre y estiércol, colgado de un gancho en un rincón, y frunció la nariz con disgusto. Olía tan mal como el hombre que se paseaba frente a ella.

Cuando lo llamo, él se sobresaltó y entonces corrió en busca de su zurro para esconderlo a sus espaldas. Se agacho hasta casi ponerse de rodillas, mientras movía sus ojos de un lado a otro

- ¡Tu viejo tonto! –Murmuro Tenten- nadie va a robarte tu zurrón. Vengo a decirte que me marcho de Dunhashire con lord Naruto y no volveré a verte nunca más, Dios sea Loado. ¿Oyes lo que te estoy diciendo? Deja de mascullar y mírame. No quiero que me sigas ¿entiendes?

Danzou soltó una risa sofocada. Naruto se acercó más a Tenten, aferrando su falda. La mujer se inclinó para tranquilizarlo.

-No dejes que te asuste -le susurro- No permitiré que te haga ningún daño -agrego antes de volver su atención y desagrado a su esposo.

-Estoy hablando en serio, Danzou. No te atrevas a seguirme. No quiero tener que cuidarte nunca más. Por lo que a mí respecta, tú ya estás muerto y enterrado.

El no presto atención.

-Pronto voy a cobrar mi recompensa… todo va a ser mío… un rescate de rey -alardeo con un sonoro bufido-Tal como me lo merezco… su reino por el rescate. Todo va ser mío… todo mío…

Tenten hizo que Naruto volviera la cabeza para poder mirarlo.

-Recuerda este momento niño esto es lo que la cobardía hace a un hombre.

Tenten no miro atrás. Madara se negó a ordenar a sus soldados que los escoltaran al norte. Le divertía pensar que las brujas tuvieran que caminar. Sin embargo, los jóvenes hermanos Hathaway vinieron en su ayuda. Waldo y Henry, arrendatarios del noroeste, les ofrecieron sus caballos de trabajo y su carro de trabajo para el viaje, y los acompañaron fuertemente armados, ya que existía la amenaza de merodeadores acechando los campos, a la espera de la oportunidad de abalanzarse sobre viajeros desprevenidos.

Afortunadamente, el viaje transcurrió sin incidentes y fueron bienvenidos a la propiedad del solitario barón Hatake kakashi. El barón era tío político de Naruto, y aunque se hallaba en buenos términos con la corona, se le consideraba un forastero y, por lo tanto, muy raramente era invitado a la corte. Por sus venas corría sangre de las Highlands, por lo que lo veían como alguien poco fiable e incluso un poco inferior.

Tenía un aspecto un tanto atemorizarte, con su más de un metro con ochenta de alto, su cabello plateado, un parche en su ojo izquierdo, y su permanente ceño fruncido. Madara había enviado a Naruto a casa de este pariente lejano como castigo, pero su exilio a los confines de Inglaterra resulto ser su salvación. Aunque el aspecto de su tío fuera aparentemente hosco e inaccesible, bajo la fachada latía un gran corazón. En realidad era un hombre afable y cariñoso, que con solo una mirada de su desdichado sobrino, supo inmediatamente que ambos eran alma gemelas. Le dijo a Tenten que no pensaba permitir que un niño se entrometiera en su pacifica existencia, pero enseguida se contradijo, dedicando todo su tiempo a cuidar de Naruto. Lo quiso como un padre, y se impuso la obligación de que volviera a hablar. Kakashi deseaba oírlo reír, pero le preocupaba que tal vez sus aspiraciones fueran excesivas.

Tenten también se impuso la tarea de ayudar a que Naruto se recuperar de la terrible tragedia que se sirnio sobre su familia. Dormía en la misma alcoba que el niño para poder calmarlo y tranquilizarlo cuando las pesadillas hacían que Naruto se despertara gritando. Pero después de varios meses mimándolo y consolándolo sin obtener ningún resultado, la criada del pequeño estaba a punto de ceder ante la desesperación.

Firmemente guardados dentro de la mente del niño se hallaban encerrados fragmentos e imágenes sueltas de esa terrorífica noche en la que murió su padre. A su corta edad, le resultaba difícil separar la realidad de la imaginación, pero recordaba con claridad el forcejeo por quedarse con la caja cubierta de pedrería, cuando trataba de quitársela a su hermano para poder tenerla en sus manos, y luego cuando rodaban por los escalones de piedra que llevaban a los tunes situados bajo el castillo. La cicatriz de su barbilla demostraba que no lo había imaginado. Recodaban los gritos de Deidara. También recordaba la sangre. En sus borrosos y confusos recuerdos, tanto Deidara como el estaban cubiertos de sangre. La pesadilla que lo atormentaba en las oscuras horas de la noche era siempre la misma. Monstruos sin cara, con rojos ojos llameantes y largas colas como látigos, perseguían a Deidara y a él por un tenebroso corredor, pero en sus sueños jamás era él el que mataba a su hermano. Eran los monstruos.

Una de esas noches, durante una terrible tormenta, finalmente Naruto Hablo. Tenten lo despertó para sacarlo de su pesadilla, y luego, como ya era rutina, la envolvió en una sencilla manta escocesa de su tío, y lo llevo al lado del fuego.

La mujer acuno al pequeño en sus brazos, y comenzó a hablarle en vos baja.

-No está bien que te portes así, Naruto. Durante el día no pronuncias palabra, y de noche pasas todo el tiempo aullando como un lobo solitario. ¿Eso pasa por que tienes guardado todo el dolor dentro de ti, y necesitas sacarlo fuera? ¿Es así, pequeño ángel mío? Háblame, pequeño. Cuéntame lo que abruma tu corazón.

Tenten no esperaba ninguna respuesta, y estuvo a punto de dejar caer al niño de cabeza cuando escucho su tenue susurro.

-¿Que has dicho? -pregunto, en un tono un poco más seco del que se suponía.

-No quería matar a Deiadara. No lo hice a propósito.

Tenten rompió a llorar.

-¡Oh, Naruto, tu no mataste a Deidara! Te lo he dicho más de mil beses. Yo oí lo que te dijo el barón Madara. ¿No recuerdas que apenas te saque del salón te dije que estaba mintiendo? ¿Por qué no me crees? El barón Madara estaba siendo cruel contigo.

-Está muerto.

-No, no lo está.

Naruto alzo la vista hacia Tenten para adivinar, por su expresión, si le estaba diciendo o no la verdad. Deseaba y necesitaba créele con desesperación.

-Deidara está vivo -insistió Tenten con un gesto afirmativo- Hazme caso. Por terrible que sea la verdad, nunca, jamás te mentiré.

-Recuerdo la sangre.

-¿En tus pesadillas? -Naruto asintió

-Empuje a Deidara por las escaleras. Papa me llevaba de la mano, pero me soltó. Danzou también estaba allí.

-Tienes todo mezclado en tu cabecita. Ni tu papa ni Danzou estaban allí.

Naruto apoyo la cabeza sobre el hombro de Tenten

-Danzou esta chiflado

-Sí, sí lo está -convino Tenten

-¿Tú estabas en túnel con migo?

-No, pero se lo que paso. Cuando Meude te coció la herida, uno de los soldados que estaban en el túnel contigo se lo contó. Despertaron a tu hermano y a ti, y os lo llevaron a la alcoba de tu padre.

-¿Yayamaru me llevaba en brazos?

-Si

-Afuera estaba todo oscuro.

Tenten lo sintió estremecerse y lo abrazo

-Si fue en la mitad de la noche. Madara y sus soldados habían abierto una brecha en el muro de la defensa interior.

-Recuerdo la pared abierta en el cuarto de papa

-El pasadizo secreto llevaba a las escaleras que daban al túnel. Había cuatro soldados con tu padre, cuatro hombres a los que les confió su bienestar. Zabuza fue el que le contó a Maude lo sucedido. Ellos los condujeron por el camino secreto, portando antorchas para alumbrarlo.

-Se supone que yo no debo hablar de mi puerta secreta.

-Sé que tienes una también en tu cuarto -dijo

-¿Cómo te enteraste? ¿Te lo dijo Deidara?

-No él no me lo dijo -replico la mujer- Todas las noches, yo te metía en tu cama, pero las mayoría de las mañanas aparecías en la cama de Deidara. Me imagine que habría un pasadizo, porque sé que no te gustan los lugares oscuros y el vestíbulo que debías atravesar delante de tu alcoba era un sitio muy oscuro. Tenías que haber encontrado otro camino.

-¿Vas a pegarme por haber hablado de él?

-¡Oh, cielos, no, Naruto! Yo jamás te pagaría.

-Papa tampoco me pego nunca, pero siempre decía que lo haría. Estaba bromeando, ¿verdad?

-Si así es -respondió Tenten

-¿papa me llevaba de la mano?

-No, él no fue con vosotros por el pasadizo. No habría sido honorable huir de la batalla, y tu padre era un hombre honorable. Se quedó junto a sus soldaos.

-Yo empuje a Deidara por las escaleras, y luego tenia sangre. No lloro, yo lo mate.

Tenten soltó un suspiro

-Sé que eres demasiado pequeño para entenderlo, pero igualmente quiero que lo intentes. Deidara se calló por las escaleras, y tú también. Zabuza le contó a Maude que le parecía que Yayamaru había perdido el equilibrio y caído sobre Inoichi. El suelo de piedra estaba resbaladizo, pero Yayamaru insistía en que alguien lo había empujado.

-Tal vez fui yo quien lo empujo-exclamo Naruto con tono preocupado.

-Eres demasiado pequeño para hacerle perder el equilibrio a un hombre grande. No tienes tanta fuerza.

-Pero quizás…

-No tienes la culpa de nada -insistió Tenten- es un milagro que ninguno de vosotros haya muerto. Sin embargo, necesitabas que te cosieras la herida, y por eso Yayamaru y Zabuza te llevaron a casa de Maude. Yayamaru se quedó fuera, montando guardia, hasta que la batalla se acercó demasiado. Maude me contó que estaban desesperado por ponerte a salvo, pero desgraciadamente, cuando ella termino de coserte la herida, los soldados del barón Madara habían rodeado el patio de armas y ya no había posibilidades de escapar. Fuiste capturado y llevado de regreso al castillo.

-¿Deidara también fue capturado?

-No, pudieron sacarlo antes de que descubrieran el túnel.

-¿Dónde está Deidara ahora?

-No lo sé -reconoció Tenten- Pero tal vez tu tío pueda decírtelo. Es posible que lo sepa. Mañana debes ir a preguntárselo. Te quiere como a un hijo, Naruto, y sé que te ayudara a encontrar a tu hermano. Estoy segura de que él también le echa de menos.

-Tal vez se haya perdido.

-No, no se ha perdido

-Pero si se ha perdido, debe de estar asustado.

-Niño, no se ha perdido. Está a salvo en alguna parte, fuera del alcance de las garras del barón Madara. ¿Me crees ahora? En lo más hondo de tu corazón ¿crees que tu hermano está vivo?

Naruto asintió. Comenzó a enroscar un mechón de cabello de Tenten a su dedo.

-Te creo -musito, bostezando- ¿Cuándo va a venir papa para llevarme a casa?

Los ojos de Tenten volvieron a llenarse de lágrimas.

-¡Ay, mi amor, tu papa no puede venir por ti. Esta muerto. Madara lo mato.

-Puso un cuchillo en la barriga de papa

-Santo Dios, ¿lo viste hacerlo?

-Papa no grito.

-¡Oh, pobre ángel mío…!

-Tal vez Maude pueda coserlo, y entonces podría venir a buscarme.

-No, no puede venir a buscarte. Esta muerto y ellos no vuelven a la vida.

Naruto soltó el mechón de Tenten y cerró los ojos.

-¿Papa está en el cielo con mama?

-Claro que si

-Yo también quiero ir al cielo

-No es tu momento para ir. Primero tienes que vivir una larga vida, Naruto, y luego podrás ir al cielo.

Naruto apretó muy fuerte los ojos para no llorar

-Papa murió de noche.

-Sí, así es

Transcurrió un largo rato antes de que Naruto volviera a hablar. En un murmullo casi inaudible.

-Las desgracias siempre pasan de noche.

 

Notas finales:

PARA LA PROXIMA EL PRIMER CAPITULO


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