Miro al cielo y le veo pasar de nuevo.
Pequeño, frágil y a la vez rápido, enérgico. Un pequeño colibrí pasa volando cerca, muy cerca de la única y pequeña ventana la cual tiene barrotes.
“Algún día” pienso mientras suspiro débilmente.
Si, algún día.
Algún día podre volar como ese colibrí, muy, pero muy lejos de aquí.
Algún día seré libre de nuevo.
Algún día mis acciones dejarán de traerme problemas.
Algún día dejaré de decir “si” a todo, porque eso fue lo que me trajo aquí.
Algún día ya no seré tan débil y podre pelear con mis puños.
Algún día dejaré de estar encerrado.
Algún día limpiaran este cuarto y me sonreirán amablemente, no de aquella forma lujuriosa que me hace temblar hasta los huesos.
Algún día dejarán de entrar por esa puerta y tomarme de aquella forma tan salvaje y despiadada que solo me lastima.
Algún día vendrán de uno en uno, y no todos a la vez.
Algún día dejarán de pelearse por ser el primero en profanar mi cuerpo, en herirlo, maltratarlo, tocarlo y violarlo.
Algún día dejaré de llorar por sus insultos y golpes, por las patadas y los “castigos” tan crueles.
Algún día se cansarán de mi y mi cuerpo usado, pero… ¿Cuándo?
Algún día dejaré de abrirles las piernas cada vez que me lo indican.
Yo sé que algún día me dirán que deje de hacerles eso con la boca, que deje de ponerme en tal posición, que deje de usar algún artefacto… de decirme que grite sin parar todo el rato que pasan conmigo.
Algún día dejaré de complacerles en todas las maneras.
Algún día se acabarán los insultos. Dejarán de llamarme de aquella forma tan sucia que me lastima la poca autoestima que me queda.
Algún día mis rezos no serán en vano, mis ruegos será escuchados y mis suplicas tomadas en cuenta.
Me aferro a la esperanza de que algún día ellos se cansen de mí.
De que algún día les sea aburrido y despreciable.
Que algún día se les acaben los juegos sexuales a los que estoy obligado a participar.
Algún día me dejarán en mi pequeña cama improvisada, y así dejar de arrastrarme por el suelo hasta ella después de esa jornada de dolor y sufrimiento el cual me tiene cansado.
Algún día dejaré de llorar en silencio mientras acaricio mis cicatrices. Cicatrices que ellos me hicieron para “entrenarme”.
Algún día dejaré de acariciar esas mismas cicatrices, provocadas por quemaduras, azotes y golpizas.
Algún día limpiare yo mismo mi cuerpo, bañándome en una tina con agua caliente y, porque no, burbujas por todos lados.
Algún día comeré de nuevo en el Maji Burger y le diré adiós a esta comida caducada.
Algún día volveré a vestirme y a calzarme como quiera. Dejaré de usar solo una camisa y caminar por el frio suelo descalzo.
También sé que, algún día dejaré de pasar frio por las noches, ya que estaré en mi cama, debajo de aquel enorme cobertor que me gusta tanto.
Algún día dejaré de sentirme solo, porque se que él estará conmigo a pesar de lo que pasó.
Algún día volveré a jugar con Seirin, y esta vez venceremos a todos los milagros.
Algún día volveré a entrenar hasta vomitar por la infernal rutina de la entrenadora Riko.
Algún día recibiré de nuevo un golpe en la cabeza por parte de Hyuuga-senpai, recibiré una felicitación de Kiyoshi-senpai, escucharé de nuevo los malos chistes de Izuki-senpai, reiré junto a Koganei-senpai, comeré algo preparado por Mitobe-senpai y escucharé los consejos de Tsuchida-senpai.
Algún día volveré a acariciar el suave pelaje de Nigou.
Algún día volveré a jugar baloncesto, junto a Kawahara y Fukuda.
Algún día regresaré con ellos y gritaré más fuerte que antes, con entusiasmo y empeño.
Algún día volveré a disfrutar con ellos de la victoria y la derrota.
Algún día él los reunirá de nuevo, a todos esos milagros y quiero estar presente.
Porque algún día seré tan buenos como ellos.
Algún día seré tan veloz como Aomine.
Algún día lanzaré como Midorima.
Algún día pasaré a Kise.
Algún día aplastaré a Murasakibara.
Y también, algún día saltaré como Kagami.
Algún día dejaré de asustarme cuando Kuroko salga de la nada.
Pero sobretodo, algún día… volveré… a jugar con él.
Y yo sé que algún día eso pasará y que mi hermoso pelirrojo estará esperándome.
Que algún día me perdonará por llegar tarde a nuestra cita, pero no contaba con un anciano que me pedía ayuda. No contaba con que esa era una trampa. No contaba con que me secuestraran.
Sé, que algún día me dirá “¿Dónde estuviste Kouki?” y que volveré a escucharle decir “te amo”.
Algún día podré decirle de nuevo cuanto lo amo. Jurar, ahora si, estar siempre a su lado.
Algún día le tendré de nuevo entre mis brazos y reiremos de pequeños detalles.
Algún día volveré a verle. Ver su rostro serio, su rojizo cabello, su pálida y bella piel, pero sobretodo… sus hermosos y únicos ojos.
Algún día sentiré de nuevo su calor, sus labios y el cariño que solo él podía darme.
Algún día volveré a abrazarle, a mirarle y a besarle.
Porque algún día volveré a sonreír junto a él, junto a todos.
Algún día dejaré de llorar amargamente mientras me pierdo en mis recuerdos.
Por eso sigo rezando de que algún día ya no sea del agrado de ellos, y que ese mismo día me tapen los ojos, me arrastren por un camino que desconozco, me suban a un automóvil y me dejen en algún lado, pero por favor, que yo conozca y sobretodo… que me dejen vivo.
Algún día escaparé o me dejarán ir de esta jaula. Y si lo hacen, les prometo no denunciarles.
Y si no es así, algún día vendrán a rescatarme.
Sé que algún día no muy lejano volaré igual que aquel colibrí.
Que algún día volveré a disfrutar de la vida.
Algún día… ya verán que algún día… ya no estaré aquí…
Algún día… algún día…