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Te quiero para mi por Shamita

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GITANOS


–        Nuestro pueblo ha sido perseguido –hablaba un hombre de cabellos lilas pálido, piel blanca y ojos verdes que se encontraba sentado debajo de un frondoso árbol de extrañas hojas negras–, más que nada porque nuestros antepasados nos han brindado bendiciones nuevas a las que tienen los cuatro pueblos –siguió explicando a un grupo de niños de entre 8 y 10 años que se encontraban sentados a su alrededor– ya que estos solo sean atrevido a mezclarse con otros de otros pueblos una sola vez y fue para adquirir el don más especial de los habitantes de Elíseos.


–        ¿Cuál es ese don Cristal? –pregunto un niño de cabellos azules y ojos del mismo color pero que siempre mostraban una fría mirada para todos.


–        El don de la vida –contesto el hombre–, pequeños cuando nuestro planeta fue poblado solo las mujeres tenían ese don pero poco a poco por una extraña razón fueron –explicaba a los menores que lo miraban con sus caritas pintadas de duda– más difícil de concebir pero un día en Elíseos sucedió el milagro que pedían muchos…


–        ¿Cuál fue el milagro? –interrumpió otro niño de cabellos rubios ensortijados y ojos azules.


–        Milo no interrumpas –dijeron a coro los demás niños, logrando en el mencionado un puchero.


–        El milagro Milo fue que se le concedió a un hombre poder traer vida tal y como lo hacia la mujer –contesto el mayor aunque por dentro comenzaba a pensar que esa historia se le estaba hiendo de las manos–, primero fueron unos cuantos y después fueron alrededor de la mitad de la población varonil la que obtuvo ese obsequio –continuo explicando sin dar tiempo a que los niños preguntasen otra cosa– pero esto genero que los reyes de las otras regiones quisieran apoderarse del reino de Elíseos y por esto el rey de ese entonces para evitar cualquier brutalidad decidió darle a cada uno de los reinos restantes cinco jóvenes que pudiesen procrear para que tuvieran descendencia.


–        ¿Y eso que tiene que ver con nosotros? –quiso saber un pequeño de cabellos cortos de color  castaño y ojos verde esmeralda.


–        Que nuestro pueblo nómada ha ido creciendo gracias a ese don de los Eliseanos y nos han trasmitido nuevas habilidades o talentos ya que nuestros padres pueden ser como en el caso de Camus de un habitante del frio Bleak y de un descendiente de habitantes de Elíseos  –se explico el mayor– y si a eso le agregamos que los padres de nosotros tuvieron ancestros de otros lugares se dará una mezcla de sangres, haciendo que seamos más diversos y únicos pero debemos tener cuidado siempre niños porque al ser únicos siempre nos desean cazar como si fuésemos algún animal –sentencio el mayor mientras miraba como se pintaba en los ojos de sus pupilos un rastro de miedo–, pero no tengan miedo que nosotros siempre estamos en movimiento y nos protegemos porque todos somos una gran familia –finalizo con una sonrisa para devolverle la tranquilidad a los más pequeños.


–        ¡Sí! –dijeron al unisonó


–        Bien, eso es todo por hoy –hablo Cristal mientras se paraba de su lugar– ahora vamos a ver que han hecho de comer y recuerden que mañana deben de traer un mapa de las cuatro regiones –concluyo obteniendo una cara de hastió por parte de los niños.


Caminaron un buen tramo del bosque que se encontraba entre el reino de Soil y Darkneiss hasta que el mayor se dio cuenta de que le faltaba uno de los diez niños, así que se puso a verlos hasta que atino a recordar quien se había quedado atrás.


–        Chicos –llamo el peli lila–, ¿Dónde está Shaka?


–        Se fue tras un animal –respondió encogiéndose en hombros el pequeño de cortos cabellos castaños.


–        ¡Otra vez!... ¡Ya sabía yo!–se quejo el mayor–. Ese niño no aprende, bueno gracias Aioria


–        Si ya sabe porque pregunta –decía en voz baja el pequeño Milo a un chico de cortos cabellos azules y ojos de igual color, piel morena.


–        ¡Pues porque está muy menso! –respondió el otro también en voz baja.


–        ¡Que aun sigo aquí! –hablo el mayor para llamar la atención de los dos niños y después darles un coscorrón a cada uno–, eso es por faltarme al respeto ahora sigan hasta el puesto que yo regresare por Shaka y cuidadito y se van para otro lado que no los iré a buscar.


–        ¡Sí, señor! –dijeron a coro los niños


El mayor volvió sobre sus pasos buscando al pequeño niño que había perdido de vista, aunque le costase aceptarlo los otros niños tenían razón Shaka siempre encontraba algún animal del bosque, pradera, hielo o de donde fuese que estuvieran y se ponía a jugar con ellos como si de su mascota se tratase pero realmente ahora si le preocupaba que hiciese esto debido a que los había llevado a la zona donde comenzaba el bosque negro, conocido así porque las especies de árboles que habitaban este lugar a diferencia de los de otros bosques sus hojas eran negras en lugar de verdes como generalmente eran las hojas, y si el niño había seguido a algún animal de ese bosque era demasiado peligroso para el pequeño ya que estos animales eran muy territoriales y si lo desconocían podía ocurrir una tragedia.


Mientras Cristal caminaba en busca del pequeño extraviado, un niño de cabellos rubios, piel nacarada y ojos turquesa jugaba con un pequeño animal conocido en esas tierras como infernales lupus ya que era parecido a un lobo excepto porque en sus patas había una flama de fuego azul, sus ojos azules casi rayaban en blanco, la criatura se había acercado al niño, mientras este recogía algunas flores, debido a su curiosidad natural y el niño al verlo primero se sorprendió porque nunca había visto un infernales lupus cachorro solo había logrado ver algunos adultos que superaban por mucho su estatura pero ahora se entretenía alegre con su nuevo amigo corriendo entre los arboles hasta que se canso y se dejo caer sobre la ligera capa de nieve que se empezaba a formar en el suelo.


–        Me he cansado mucho –decía el niño mientras la criatura se acomodaba a su lado– ¿Tú también te cansaste? –pregunto al animal a lo que solo recibió un pequeño aullido y una lamida en su mano.


–        Jejeje –rio al sentir el contacto de la lengua del animal con su piel–, me haces cosquillas.


De repente el animal se incorporo y adopto una posición de ataque, comenzó a gruñir y enseñar los dientes, de entre los arboles salió Crystal que respiro al encontrar al niño pero al percatarse del animal su rostro se torno serio.


–        ¡Shaka! –llamo al niño que aun estaba recostado– Aléjate de ese animal con cuidado.


–        Pero si es mi amigo –dijo el niño mientras acariciaba al animal.


–        Shaka ese cachorro de infernales lupus puede tener cerca a su mama –quiso darse a explicar el mayor– y puede que no le guste que estés cerca de su cachorro.


–        Pero estaba solo –se defendió el pequeño al no querer hacer lo que decía el peli lila– y en todo este tiempo no ha venido.


–        ¡Shaka no estoy jugando! –grito el  de ojos verdes perdiendo la paciencia pero al ver el brinco que había puesto el niño y la postura de ataque que había adquirido el animal repuso más calmado– Shaka entiende, este animal no es como los demás que has tratado llevar con nosotros y de una vez te digo eso no está a discusión.


–        ¡Oh vamos! –renegó el niño– Que de malo tiene, a demás Asmita dice que todos somos hermanos, entonces Feruru sería mi hermano y no podría dejarlo aquí solo –seguía argumentando el rubio niño.


–        ¡Ya le pusiste nombre! –dijo sorprendido el mayor –Eso no importa, ahora mismo nos vamos y ese infernales lupus se queda aquí –ordeno– entendiste Shaka.


–        Si –contesto en voz baja el menor–, lo siento Feruru pero Cristal no te quiere y tendré que dejarte aquí –le hablaba al animal que se había volteado al ser nombrado viendo al pequeño niño como si comprendiera lo que este le decía–. Nos vemos y cuídate Feruru.


–        Vamos Shaka –le dijo el mayor extendiéndole la mano para que la tomara.


–        Adiós –se despidió el niño de la criatura que se quedo observando cómo se alejaban del lugar.


Siguieron caminando en silencio uno porque no quería seguir regañando al niño que iba junto a él, ya hasta se había olvidado cuantas veces habían repetido esa escena siempre con el mismo resultado y el otro porque simple y llanamente estaba molesto con el de cabellos lilas por no dejarle conservar ningún animalito y eso que a veces eran mariposas o uno que otro pajarito pero siempre lo hacía que lo dejase en donde los había encontrado, y es que el mayor no parecía entender que los animales como decía su hermano eran sus hermanos también y que si ellos deseaban venir podían ser parte de su familia.


Después de caminar durante unos cuantos minutos comenzaron a divisar el campamento de los gitanos, donde se encontraban ya preparando todo para lo que sería su cena, como siempre todos juntos como la gran familia que eran, Shaka corrió hacia donde había distinguido a su hermano y el esposo de este, mientras que Crystal siguió hacia donde se encontraban otros compañeros terminando de armar el campamento para ayudar en lo que pudiese.


–        ¡Hermano!  –llamo el pequeño de cabellos rubios a un joven de iguales cabellos rubios largos hasta debajo de la cintura que traía sus ojos resguardados por sus parpados– ¿Te puedo pedir permiso?


–        Hola Shaka, ¿Cómo te fue? A mí me ha ido muy bien –contesto el mayor– ¿Qué tipo de permiso? O más bien ¿Permiso para qué?


–        Bien, excepto porque Cristal ha sido muy malo conmigo –hablo el pequeño haciendo un puchero en su rostro–, no me creído lo que tú me has dicho –siguió con su monologo ahora haciendo surgir de sus ojos turquesas pequeñas lagrimas– hasta me grito y yo no le hice nada.


–        Mmm… ¿seguro me estás diciendo la verdad Shaka? –cuestiono el pelirubio mayor–, no será que te fuiste otra vez por ahí sin pedirle permiso.


–        Mmm… bueno… puede que tuviera un poquito de eso –acepto el menor–, pero él no me ha dejado que mi nuevo hermano venga conmigo y por eso ¿quería que tú me dieras permiso para que se quedara?


–        ¿Tu nuevo hermano? ¿Qué se quede? ¿De quién me hablas Shaka? –cuestiono el mayor fijando sus ojos, aun resguardados, en su hermanito– ¿Shaka?


–        Bueno es que veras, Cristal me dijo que no podía traerlo –comenzó a explicarse el menor acercándose más a su hermano tomándolo de la mano y comenzar a guiarlo hacia un lugar incierto–,  pero él no dijo nada de que él solito no podía venir y además yo lo quiero mucho Asmita por eso te quiero pedir ¿si se puede quedar con nosotros?


–        Shakita, de verdad que no te entiendo y ¿porque me has traído hasta aquí? –quiso saber el más grande– además no me has dicho ¿Quién quieres que se quede con nosotros?


–        Pues quien más que Feruru –dijo el menor como si fuese la cosa más obvia del mundo– ¿Qué no me has puesto atención hermano?


–         ¿Quién es Feruru? –cuestiono el mayor ya casi perdiendo la paciencia sí que su pequeño hermano sabia como darle vueltas a un asunto diciendo todo y nada a la vez– Shaka, ¿Feruru es un animal?


–        Si, vaya hasta que reaccionas pensé que no me habías prestado atención –hablo el de cabellos más corto–, ¿entonces si se puede quedar con nosotros? Te prometo que yo lo voy a cuidar y no te molestara hasta puede que te ayude cuando necesites ir a algún lugar cuando el ya sea más grande… –seguía hablando el menor visiblemente emocionado de pensar todo lo que podrían hacer con ayuda de su nuevo amigo.


–        Espera un poco Shaka –interrumpió Asmita el parloteo del menor– ¿Qué tipo de animal es Feruru?


–        Mmm…. –comenzó a pensar en el nombre que le había dicho Crystal hacia unos momentos atrás poniendo un gesto pensativo que hacía que se viese muy tierno– Creo que Crystal dijo algo de  infeles lupus o algo así.


–        Es infernales lupus, Shaka –corrigió el mayor para después darse cuenta de lo que había dicho teniendo como resultado que abriera sus ojos debido a la sorpresa– ¡Shaka! Dime que no es parecido a un gran perro –dijo zarandeando de los hombros un poco al pequeño niño.


–        Pues no lo sé, para mí es como si fuera un perro chiquito –dijo un poco nervioso al ver la reacción de su hermano mayor.


–        Entonces es un cachorro –dijo más para sí que para el menor–, Shaka ese tipo de animales no son para convivir con las personas, pueden lastimarnos ya que son seres que se alimentan de la carne y eso es peligroso para nosotros –explico al niño esperando con eso convencerlo de no querer al animal junto a ellos.


–        Pero tu dijiste que todos somos hermanos –contraataco el rubio menor–, además Feruru no le haría mal a nadie ¡yo lo sé Asmita!


–        Puede que ahora no pero después –hablo el mayor tratando de hacer entender a su hermano–, que pasara si un día ataca a alguien o a ti –siguió explicándose–, ¡No Shaka! Otro animal podría pensarlo pero un infernales lupus no.


–        ¡Pero Asmita! Te prometo que no pasara nada. ¡Feruru se portara bien! ¡Por favor Asmita permite que se quede! –pidió el menor con lagrimas verdaderas luchando por no salir.


–        Shaka si quieres una mascota entonces buscaremos un perrito –decía el peli largo tratando de hacer entrar en razón a su hermano–. Pero Ferus no puede estar con nosotros.


–        Pero...


–        ¡Asmita! ¡Shaka! –un grito interrumpió al menor de los rubios haciendo que ambos girasen sus rostros hacia el lugar de donde provenía el llamado, pronto Shaka distinguió un hombre de piel trigueña, cabellos azules y ojos verdes que cabalgaba en un caballo– ¡Amor! ¡Peque! hay que irnos rápido.


–        ¿Qué pasa Defteros? –cuestiono el mayor a trayendo al menor hacia él, casi pegando ambos cuerpos– ¿Por qué nos tenemos que ir?


–        Amor vienen los cazadores –hablo el peli azul–, no tenemos tiempo de levantar el campamento debemos partir ahora.


–        Está bien, pero ¿cómo nos iremos? –cuestiono el de cabellos rubios.


–        Iremos los tres en el caballo, esperemos poder encontrar a alguien en el camino y que lleve a Shaka para avanzar más rápido en el caballo –hablo el mayor de cabellos azules mientras bajaba del animal para acercarse a los rubios–, vamos deben subir ya.


–        Pero ¿y Feruru? –pregunto angustiado el niño de rubios cabellos.


–        Shaka no puede venir –contesto Asmita


–        ¡Pero si los cazadores lo matan! –dijo angustiado el niño– Por favor Asmita te prometo que Feruru no le hará mal a nadie.


–        Está bien tráelo –se rindió el mayor más que nada para no seguir perdiendo el tiempo– ¡Rápido Shaka!


El pequeño peli rubio se dirigió hacia un árbol cercano donde había visto al animal, lo encontró recostado pero al sentirlo acercarse había elevado su cabeza para ver al niño que le sonrió y lo tomo entre sus brazos, con cuidado y haciendo mucho esfuerzo lo llevo hasta donde estaban los mayores.


–        Preguntas después –hablo el mayor de los rubios al de cabellos azules, ya que suponía no entendía nada–, es mejor que nos vayamos.


–        Tienes razón amor –contesto el peli azul tomando al niño y posicionándolo justo enfrente de Asmita–. Tranquilos pronto estaremos en un lugar seguro.


–        Shaka, puedes cargar a Feruru o quieres que yo lo cargue –hablo Asmita antes de que el caballo tomara más velocidad.


–        Yo puedo –contesto seguro el menor.


El caballo continuo su camino adentrándose más hacia las tierras de la región Soil, los mayores sabían que el lugar más seguro en el que podían estar era en las tierras de Elíseos pero para eso debían pasar toda la región de Soil y eso serian como mínimo una semana si no se detenían casi a nada pero también estaban conscientes de que no podrían durar mucho a caballo sin descansar nada sobre todo por el pequeño que llevaban y su nueva mascota, más el peli azul estaba consciente también de que tres en un solo caballo haría que el pobre animal se cansase mucho más rápido y por ende los haría un blanco más fácil para los cazadores de Darkneiss por eso decidió hacer lo único que podría permitirles llegar a salvo a su destino.


–        Asmita –llamo el peli azul al rubio frente suyo–, llegaremos a las cuevas “fireflies”.


–        Pero pensé que ese lugar era muy iluminado  y no nos permite escondernos con facilidad –hablo el mayor de los hermanos.


–        Exacto amor pero por eso mismo es que iremos –comenzó a explicarse el de ojos verdes–, si estamos huyendo lo más razonable es que busquemos un escondite oscuro donde nadie nos vea pero haremos lo contrario además ahí hace años deje escondidas unas cosas que nos pueden servir.


–        Como tú creas más conveniente Defteros –hablo el rubio mientras pegaba más a su cuerpo el de Shaka y Feruru, ya que ambos habían caído dormidos y el niño por nada soltaba al cachorro–. Confió en ti.


Continuaron durante largo tiempo su carrera hacia las cuevas “fireflies”, ahí se bajaron del caballo y procedieron a adentrarse a una de las cuevas, cuando estuvieron lo suficientemente dentro como para que no los vieran desde fuera se recostaron en el suelo, Asmita abrazaba a su hermano, quien a su vez seguía cargando al dichoso Feruru como si de un peluche se tratase, mientras que Defteros abrazaba por la espalda a su peli rubio, estuvieron así unos momentos hasta que el cansancio por fin venció al rubio mayor y el peli azul despacio se separo del cuerpo de su amado y se paro sin hacer ruido para después adentrarse más en la cueva, después de varios minutos llego a un lugar lejano y vio un antiguo cofre, esperando que lo dejado ahí siguiera en su lugar se dirigió al cofre y con una llave que traía consigo logro abrirlo con un poco de dificultad.


–        Aquí esta lo que necesito –hablo para si el peli azul tomo lo que creyo necesario y regreso al lado de aquellos dos angeles que la vida le habia regalado porque si bien amaba profundamente al mayor no podía evitar pensar en el pequeño como si fuese su propio hijo y por eso siempre se enfrentaba con Asmita ya que el siempre deseaba darle todo al pequeño Shaka– Yo los protegeré mi amado Asmita y mi querido peque.


GITANOS


–        Nuestro pueblo ha sido perseguido –hablaba un hombre de cabellos lilas pálido, piel blanca y ojos verdes que se encontraba sentado debajo de un frondoso árbol de extrañas hojas negras–, más que nada porque nuestros antepasados nos han brindado bendiciones nuevas a las que tienen los cuatro pueblos –siguió explicando a un grupo de niños de entre 8 y 10 años que se encontraban sentados a su alrededor– ya que estos solo sean atrevido a mezclarse con otros de otros pueblos una sola vez y fue para adquirir el don más especial de los habitantes de Elíseos.


–        ¿Cuál es ese don Cristal? –pregunto un niño de cabellos azules y ojos del mismo color pero que siempre mostraban una fría mirada para todos.


–        El don de la vida –contesto el hombre–, pequeños cuando nuestro planeta fue poblado solo las mujeres tenían ese don pero poco a poco por una extraña razón fueron –explicaba a los menores que lo miraban con sus caritas pintadas de duda– más difícil de concebir pero un día en Elíseos sucedió el milagro que pedían muchos…


–        ¿Cuál fue el milagro? –interrumpió otro niño de cabellos rubios ensortijados y ojos azules.


–        Milo no interrumpas –dijeron a coro los demás niños, logrando en el mencionado un puchero.


–        El milagro Milo fue que se le concedió a un hombre poder traer vida tal y como lo hacia la mujer –contesto el mayor aunque por dentro comenzaba a pensar que esa historia se le estaba hiendo de las manos–, primero fueron unos cuantos y después fueron alrededor de la mitad de la población varonil la que obtuvo ese obsequio –continuo explicando sin dar tiempo a que los niños preguntasen otra cosa– pero esto genero que los reyes de las otras regiones quisieran apoderarse del reino de Elíseos y por esto el rey de ese entonces para evitar cualquier brutalidad decidió darle a cada uno de los reinos restantes cinco jóvenes que pudiesen procrear para que tuvieran descendencia.


–        ¿Y eso que tiene que ver con nosotros? –quiso saber un pequeño de cabellos cortos de color  castaño y ojos verde esmeralda.


–        Que nuestro pueblo nómada ha ido creciendo gracias a ese don de los Eliseanos y nos han trasmitido nuevas habilidades o talentos ya que nuestros padres pueden ser como en el caso de Camus de un habitante del frio Bleak y de un descendiente de habitantes de Elíseos  –se explico el mayor– y si a eso le agregamos que los padres de nosotros tuvieron ancestros de otros lugares se dará una mezcla de sangres, haciendo que seamos más diversos y únicos pero debemos tener cuidado siempre niños porque al ser únicos siempre nos desean cazar como si fuésemos algún animal –sentencio el mayor mientras miraba como se pintaba en los ojos de sus pupilos un rastro de miedo–, pero no tengan miedo que nosotros siempre estamos en movimiento y nos protegemos porque todos somos una gran familia –finalizo con una sonrisa para devolverle la tranquilidad a los más pequeños.


–        ¡Sí! –dijeron al unisonó


–        Bien, eso es todo por hoy –hablo Cristal mientras se paraba de su lugar– ahora vamos a ver que han hecho de comer y recuerden que mañana deben de traer un mapa de las cuatro regiones –concluyo obteniendo una cara de hastió por parte de los niños.


Caminaron un buen tramo del bosque que se encontraba entre el reino de Soil y Darkneiss hasta que el mayor se dio cuenta de que le faltaba uno de los diez niños, así que se puso a verlos hasta que atino a recordar quien se había quedado atrás.


–        Chicos –llamo el peli lila–, ¿Dónde está Shaka?


–        Se fue tras un animal –respondió encogiéndose en hombros el pequeño de cortos cabellos castaños.


–        ¡Otra vez!... ¡Ya sabía yo!–se quejo el mayor–. Ese niño no aprende, bueno gracias Aioria


–        Si ya sabe porque pregunta –decía en voz baja el pequeño Milo a un chico de cortos cabellos azules y ojos de igual color, piel morena.


–        ¡Pues porque está muy menso! –respondió el otro también en voz baja.


–        ¡Que aun sigo aquí! –hablo el mayor para llamar la atención de los dos niños y después darles un coscorrón a cada uno–, eso es por faltarme al respeto ahora sigan hasta el puesto que yo regresare por Shaka y cuidadito y se van para otro lado que no los iré a buscar.


–        ¡Sí, señor! –dijeron a coro los niños


El mayor volvió sobre sus pasos buscando al pequeño niño que había perdido de vista, aunque le costase aceptarlo los otros niños tenían razón Shaka siempre encontraba algún animal del bosque, pradera, hielo o de donde fuese que estuvieran y se ponía a jugar con ellos como si de su mascota se tratase pero realmente ahora si le preocupaba que hiciese esto debido a que los había llevado a la zona donde comenzaba el bosque negro, conocido así porque las especies de árboles que habitaban este lugar a diferencia de los de otros bosques sus hojas eran negras en lugar de verdes como generalmente eran las hojas, y si el niño había seguido a algún animal de ese bosque era demasiado peligroso para el pequeño ya que estos animales eran muy territoriales y si lo desconocían podía ocurrir una tragedia.


Mientras Cristal caminaba en busca del pequeño extraviado, un niño de cabellos rubios, piel nacarada y ojos turquesa jugaba con un pequeño animal conocido en esas tierras como infernales lupus ya que era parecido a un lobo excepto porque en sus patas había una flama de fuego azul, sus ojos azules casi rayaban en blanco, la criatura se había acercado al niño, mientras este recogía algunas flores, debido a su curiosidad natural y el niño al verlo primero se sorprendió porque nunca había visto un infernales lupus cachorro solo había logrado ver algunos adultos que superaban por mucho su estatura pero ahora se entretenía alegre con su nuevo amigo corriendo entre los arboles hasta que se canso y se dejo caer sobre la ligera capa de nieve que se empezaba a formar en el suelo.


–        Me he cansado mucho –decía el niño mientras la criatura se acomodaba a su lado– ¿Tú también te cansaste? –pregunto al animal a lo que solo recibió un pequeño aullido y una lamida en su mano.


–        Jejeje –rio al sentir el contacto de la lengua del animal con su piel–, me haces cosquillas.


De repente el animal se incorporo y adopto una posición de ataque, comenzó a gruñir y enseñar los dientes, de entre los arboles salió Crystal que respiro al encontrar al niño pero al percatarse del animal su rostro se torno serio.


–        ¡Shaka! –llamo al niño que aun estaba recostado– Aléjate de ese animal con cuidado.


–        Pero si es mi amigo –dijo el niño mientras acariciaba al animal.


–        Shaka ese cachorro de infernales lupus puede tener cerca a su mama –quiso darse a explicar el mayor– y puede que no le guste que estés cerca de su cachorro.


–        Pero estaba solo –se defendió el pequeño al no querer hacer lo que decía el peli lila– y en todo este tiempo no ha venido.


–        ¡Shaka no estoy jugando! –grito el  de ojos verdes perdiendo la paciencia pero al ver el brinco que había puesto el niño y la postura de ataque que había adquirido el animal repuso más calmado– Shaka entiende, este animal no es como los demás que has tratado llevar con nosotros y de una vez te digo eso no está a discusión.


–        ¡Oh vamos! –renegó el niño– Que de malo tiene, a demás Asmita dice que todos somos hermanos, entonces Feruru sería mi hermano y no podría dejarlo aquí solo –seguía argumentando el rubio niño.


–        ¡Ya le pusiste nombre! –dijo sorprendido el mayor –Eso no importa, ahora mismo nos vamos y ese infernales lupus se queda aquí –ordeno– entendiste Shaka.


–        Si –contesto en voz baja el menor–, lo siento Feruru pero Cristal no te quiere y tendré que dejarte aquí –le hablaba al animal que se había volteado al ser nombrado viendo al pequeño niño como si comprendiera lo que este le decía–. Nos vemos y cuídate Feruru.


–        Vamos Shaka –le dijo el mayor extendiéndole la mano para que la tomara.


–        Adiós –se despidió el niño de la criatura que se quedo observando cómo se alejaban del lugar.


Siguieron caminando en silencio uno porque no quería seguir regañando al niño que iba junto a él, ya hasta se había olvidado cuantas veces habían repetido esa escena siempre con el mismo resultado y el otro porque simple y llanamente estaba molesto con el de cabellos lilas por no dejarle conservar ningún animalito y eso que a veces eran mariposas o uno que otro pajarito pero siempre lo hacía que lo dejase en donde los había encontrado, y es que el mayor no parecía entender que los animales como decía su hermano eran sus hermanos también y que si ellos deseaban venir podían ser parte de su familia.


Después de caminar durante unos cuantos minutos comenzaron a divisar el campamento de los gitanos, donde se encontraban ya preparando todo para lo que sería su cena, como siempre todos juntos como la gran familia que eran, Shaka corrió hacia donde había distinguido a su hermano y el esposo de este, mientras que Crystal siguió hacia donde se encontraban otros compañeros terminando de armar el campamento para ayudar en lo que pudiese.


–        ¡Hermano!  –llamo el pequeño de cabellos rubios a un joven de iguales cabellos rubios largos hasta debajo de la cintura que traía sus ojos resguardados por sus parpados– ¿Te puedo pedir permiso?


–        Hola Shaka, ¿Cómo te fue? A mí me ha ido muy bien –contesto el mayor– ¿Qué tipo de permiso? O más bien ¿Permiso para qué?


–        Bien, excepto porque Cristal ha sido muy malo conmigo –hablo el pequeño haciendo un puchero en su rostro–, no me creído lo que tú me has dicho –siguió con su monologo ahora haciendo surgir de sus ojos turquesas pequeñas lagrimas– hasta me grito y yo no le hice nada.


–        Mmm… ¿seguro me estás diciendo la verdad Shaka? –cuestiono el pelirubio mayor–, no será que te fuiste otra vez por ahí sin pedirle permiso.


–        Mmm… bueno… puede que tuviera un poquito de eso –acepto el menor–, pero él no me ha dejado que mi nuevo hermano venga conmigo y por eso ¿quería que tú me dieras permiso para que se quedara?


–        ¿Tu nuevo hermano? ¿Qué se quede? ¿De quién me hablas Shaka? –cuestiono el mayor fijando sus ojos, aun resguardados, en su hermanito– ¿Shaka?


–        Bueno es que veras, Cristal me dijo que no podía traerlo –comenzó a explicarse el menor acercándose más a su hermano tomándolo de la mano y comenzar a guiarlo hacia un lugar incierto–,  pero él no dijo nada de que él solito no podía venir y además yo lo quiero mucho Asmita por eso te quiero pedir ¿si se puede quedar con nosotros?


–        Shakita, de verdad que no te entiendo y ¿porque me has traído hasta aquí? –quiso saber el más grande– además no me has dicho ¿Quién quieres que se quede con nosotros?


–        Pues quien más que Feruru –dijo el menor como si fuese la cosa más obvia del mundo– ¿Qué no me has puesto atención hermano?


–         ¿Quién es Feruru? –cuestiono el mayor ya casi perdiendo la paciencia sí que su pequeño hermano sabia como darle vueltas a un asunto diciendo todo y nada a la vez– Shaka, ¿Feruru es un animal?


–        Si, vaya hasta que reaccionas pensé que no me habías prestado atención –hablo el de cabellos más corto–, ¿entonces si se puede quedar con nosotros? Te prometo que yo lo voy a cuidar y no te molestara hasta puede que te ayude cuando necesites ir a algún lugar cuando el ya sea más grande… –seguía hablando el menor visiblemente emocionado de pensar todo lo que podrían hacer con ayuda de su nuevo amigo.


–        Espera un poco Shaka –interrumpió Asmita el parloteo del menor– ¿Qué tipo de animal es Feruru?


–        Mmm…. –comenzó a pensar en el nombre que le había dicho Crystal hacia unos momentos atrás poniendo un gesto pensativo que hacía que se viese muy tierno– Creo que Crystal dijo algo de  infeles lupus o algo así.


–        Es infernales lupus, Shaka –corrigió el mayor para después darse cuenta de lo que había dicho teniendo como resultado que abriera sus ojos debido a la sorpresa– ¡Shaka! Dime que no es parecido a un gran perro –dijo zarandeando de los hombros un poco al pequeño niño.


–        Pues no lo sé, para mí es como si fuera un perro chiquito –dijo un poco nervioso al ver la reacción de su hermano mayor.


–        Entonces es un cachorro –dijo más para sí que para el menor–, Shaka ese tipo de animales no son para convivir con las personas, pueden lastimarnos ya que son seres que se alimentan de la carne y eso es peligroso para nosotros –explico al niño esperando con eso convencerlo de no querer al animal junto a ellos.


–        Pero tu dijiste que todos somos hermanos –contraataco el rubio menor–, además Feruru no le haría mal a nadie ¡yo lo sé Asmita!


–        Puede que ahora no pero después –hablo el mayor tratando de hacer entender a su hermano–, que pasara si un día ataca a alguien o a ti –siguió explicándose–, ¡No Shaka! Otro animal podría pensarlo pero un infernales lupus no.


–        ¡Pero Asmita! Te prometo que no pasara nada. ¡Feruru se portara bien! ¡Por favor Asmita permite que se quede! –pidió el menor con lagrimas verdaderas luchando por no salir.


–        Shaka si quieres una mascota entonces buscaremos un perrito –decía el peli largo tratando de hacer entrar en razón a su hermano–. Pero Ferus no puede estar con nosotros.


–        Pero...


–        ¡Asmita! ¡Shaka! –un grito interrumpió al menor de los rubios haciendo que ambos girasen sus rostros hacia el lugar de donde provenía el llamado, pronto Shaka distinguió un hombre de piel trigueña, cabellos azules y ojos verdes que cabalgaba en un caballo– ¡Amor! ¡Peque! hay que irnos rápido.


–        ¿Qué pasa Defteros? –cuestiono el mayor a trayendo al menor hacia él, casi pegando ambos cuerpos– ¿Por qué nos tenemos que ir?


–        Amor vienen los cazadores –hablo el peli azul–, no tenemos tiempo de levantar el campamento debemos partir ahora.


–        Está bien, pero ¿cómo nos iremos? –cuestiono el de cabellos rubios.


–        Iremos los tres en el caballo, esperemos poder encontrar a alguien en el camino y que lleve a Shaka para avanzar más rápido en el caballo –hablo el mayor de cabellos azules mientras bajaba del animal para acercarse a los rubios–, vamos deben subir ya.


–        Pero ¿y Feruru? –pregunto angustiado el niño de rubios cabellos.


–        Shaka no puede venir –contesto Asmita


–        ¡Pero si los cazadores lo matan! –dijo angustiado el niño– Por favor Asmita te prometo que Feruru no le hará mal a nadie.


–        Está bien tráelo –se rindió el mayor más que nada para no seguir perdiendo el tiempo– ¡Rápido Shaka!


El pequeño peli rubio se dirigió hacia un árbol cercano donde había visto al animal, lo encontró recostado pero al sentirlo acercarse había elevado su cabeza para ver al niño que le sonrió y lo tomo entre sus brazos, con cuidado y haciendo mucho esfuerzo lo llevo hasta donde estaban los mayores.


–        Preguntas después –hablo el mayor de los rubios al de cabellos azules, ya que suponía no entendía nada–, es mejor que nos vayamos.


–        Tienes razón amor –contesto el peli azul tomando al niño y posicionándolo justo enfrente de Asmita–. Tranquilos pronto estaremos en un lugar seguro.


–        Shaka, puedes cargar a Feruru o quieres que yo lo cargue –hablo Asmita antes de que el caballo tomara más velocidad.


–        Yo puedo –contesto seguro el menor.


El caballo continuo su camino adentrándose más hacia las tierras de la región Soil, los mayores sabían que el lugar más seguro en el que podían estar era en las tierras de Elíseos pero para eso debían pasar toda la región de Soil y eso serian como mínimo una semana si no se detenían casi a nada pero también estaban conscientes de que no podrían durar mucho a caballo sin descansar nada sobre todo por el pequeño que llevaban y su nueva mascota, más el peli azul estaba consciente también de que tres en un solo caballo haría que el pobre animal se cansase mucho más rápido y por ende los haría un blanco más fácil para los cazadores de Darkneiss por eso decidió hacer lo único que podría permitirles llegar a salvo a su destino.


–        Asmita –llamo el peli azul al rubio frente suyo–, llegaremos a las cuevas “fireflies”.


–        Pero pensé que ese lugar era muy iluminado  y no nos permite escondernos con facilidad –hablo el mayor de los hermanos.


–        Exacto amor pero por eso mismo es que iremos –comenzó a explicarse el de ojos verdes–, si estamos huyendo lo más razonable es que busquemos un escondite oscuro donde nadie nos vea pero haremos lo contrario además ahí hace años deje escondidas unas cosas que nos pueden servir.


–        Como tú creas más conveniente Defteros –hablo el rubio mientras pegaba más a su cuerpo el de Shaka y Feruru, ya que ambos habían caído dormidos y el niño por nada soltaba al cachorro–. Confió en ti.


Continuaron durante largo tiempo su carrera hacia las cuevas “fireflies”, ahí se bajaron del caballo y procedieron a adentrarse a una de las cuevas, cuando estuvieron lo suficientemente dentro como para que no los vieran desde fuera se recostaron en el suelo, Asmita abrazaba a su hermano, quien a su vez seguía cargando al dichoso Feruru como si de un peluche se tratase, mientras que Defteros abrazaba por la espalda a su peli rubio, estuvieron así unos momentos hasta que el cansancio por fin venció al rubio mayor y el peli azul despacio se separo del cuerpo de su amado y se paro sin hacer ruido para después adentrarse más en la cueva, después de varios minutos llego a un lugar lejano y vio un antiguo cofre, esperando que lo dejado ahí siguiera en su lugar se dirigió al cofre y con una llave que traía consigo logro abrirlo con un poco de dificultad.


–        Aquí esta lo que necesito –hablo para si el peli azul tomo lo que creyo necesario y regreso al lado de aquellos dos angeles que la vida le habia regalado porque si bien amaba profundamente al mayor no podía evitar pensar en el pequeño como si fuese su propio hijo y por eso siempre se enfrentaba con Asmita ya que el siempre deseaba darle todo al pequeño Shaka– Yo los protegeré mi amado Asmita y mi querido peque.


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