Seguíamos sin decir nada…
-entonces… ¿Qué piensas?- me lleve otra rebanada de pizza a la boca, Ori seguía mirándome con incredibilidad…
-pienso que es una muy buena esa noticia-… si… él iba en esa escuela y si yo ingresaba a esa escuela Ori ya no tendría que cruzar media ciudad para llegar a mi escuela y así poder vernos cada Lunes, Miércoles y fin de semana, el Martes y Jueves no podíamos vernos porque salíamos a la misma hora y ambos teníamos cursos en la tarde, el de francés y yo de computación, al principio creía que sería imposible llevar con él una relación “estable” aunque con el año que llevamos juntos, lo hemos llevado bien y con calma, más bien él es que es el que tiene las riendas en la relación, él se convirtió en todo para mi… todo lo que necesitaba… absolutamente todo… -¿aceptaras la beca?- mire a Ori que ahora tomaba otro sorbo de la limonada, me miraba seriamente, me gustaban esos momentos en que estaba su modo “frio y calculador” para poder dar una mejor solución o propuesta a lo que sea
-puede ser-… me gustaría intentarlo en esa escuela… pero… es un ambiente totalmente diferente al que estoy acostumbrado, esa escuela es muy reconocida mundialmente por tener excelentes maestros, excelentes instalaciones, como por ejemplo: 3 campus, zonas deportivas como canchas de basquetbol, de futbol, alberca para el club de natación, campo de béisbol y futbol americano, aparte de que de esa escuela egresaban los mejores doctores, abogados, maestros, científicos, empresarios etc… etc… no estaría mal investigar un poco más respecto a la escuela aunque… me da miedo… estar con la gente que estudia ahí… Ori es totalmente diferente a otros que él me ha presentado, y falta mencionar que con ninguno de sus amigos me llevo bien, o yo les caigo mal o ellos me caen mal, aunque Ori nunca hacia caso a los comentarios y “consejos” de sus “amigos” al decirle que no le convengo, que soy un pobre diablo, y que él puede conseguir algo mejor, aunque esa última parte es verdad…
-¿Cuándo te hicieron la propuesta?-mire de nuevo a Ori
-hoy a la hora de la salida, y la siguiente semana ira tu director a entrevistarme- él levanto un poco las cejas, si, era bastante extraño que fuera el director quien haga una entrevista a un nuevo posible ingreso, solté un suspiro y seguimos comiendo en silencio, es lo que me gustaba de Ori, el simplemente escuchaba lo que pensaba y después me daba consejos, la decisión final me la dejaba a mí, aunque a veces él se molestaba por las decisiones que tomaba.
No salió más el tema, y así lo prefería, pedimos la cuenta y como siempre, él se adelantaba y no me dejaba pagar ni un quinto. Cuando salimos del local, el me volvió a tomar la mano
-¿A dónde quieres ir?- me lo quede viendo un momento y después puse mi vista a los automóviles que pasaban lentamente frente a nosotros
-a mi casa, estoy algo cansado- la escuela me consumía por completo, mantenía muy buenas calificaciones y aunque no era de esos chicos que llevaban consigo 2 mochilas con la biblia de cada materia en su interior, me esmeraba estudiando en la escuela para poder entender a la primera explicación y así solo dar un repaso en casa, el cual normalmente era a eso de las 11 o 12 de la noche y más cuando ya estaba acostado en mi cama e inmediatamente caía rendido de sueño o los ojos me empezaban a pesar y me pedían a gritos apagar las luces y dormir
-bien, vamos- apretó un poco más mi mano y volvimos a pasar la calle, caminamos varias cuadras más de la gran y linda ciudad de Liverpool en Inglaterra, me encantaba vivir ahí, con gran arquitectura y monumentos históricos en cualquier lugar que miraras, aun con un toque del siglo XX pero a la vez cosas y lugares modernos, seguimos caminando un poco más, y llegamos al metro subterráneo que atravesaba media ciudad, a estas horas había mucha gente que entraba o salía, las horas más calmadas eran a las 11 de la mañana y 5 de la tarde o bien cuando al metro solo le falta una vuelta para acabar el servicio del día. Ori y yo siempre esperábamos sentados en una banca de la estación para tomar el metro más vacío, a veces esperábamos una hora o media hora. Veíamos como la gente pasaba con prisa a donde sea que tenía que llegar, al trabajo, a reunirse con la familia… o cualquier cosa. Por fin vimos que el metro ya no se llenaba tanto, nos paramos de la banca y entramos al metro.
El viaje a mi casa era largo, en total debíamos viajar 45 minutos, atravesando media ciudad y llegando a sus extremos. Mi casa no era nada más que de un piso que se encontraba entre varios departamentos, no era el mejor barrio que digamos, a veces lo consideraban peligroso para los turistas que pasaban por ahí, pero a mí no me había pasado nada, Ori intentaba convencerme en que me mudara con él o por lo menos al centro de la ciudad, y como siempre, no lo aceptaba, él quería hacerse cargo de mi por completo. No me gustaba ser dependiente.
Escuche que anunciaban nuestra parada por los altavoces, ambos salimos del metro y caminamos unas cuantas cuadras mas, Ori nunca soltaba mi mano, así lo preferí, de alguna forma ya no me sentía solo como tiempo atrás y de alguna extraña manera… me sentía completo. Es difícil de explicar cómo me siento.
El “barrio” donde vivía tenia pequeños departamentos que estaban bien distribuidos en edificios de 10 pisos, también había un pequeño parque bien cuidado rara vez era visitado. Pasamos entre calles estrechas que de ambos lados había casas, mi casa estaba al fondo, casi topando con la pared final de la privada, yo vivía en el segundo piso de una casa con tres pisos, el primero estaba abandonado y el tercero tenia dueño pero vivía en otra ciudad, así que casi no se le encontraba ahí.
Llegamos frente a mi puerta, saque la única llave que cargaba conmigo y abrí la entrada. Lo que nos recibía eran unas escaleras, era un pequeño pasillo que en sus paredes se podía ver que la pintura se caía un poco, arriba nos esperaban otra puerta de color blanca, subimos las escaleras y entramos a mi casa, no era la gran cosa pero me gustaba vivir ahí, sus paredes eran blancas, tenia de sala solo un pequeño sofá de color gris y en frente una televisión de caja, por el cual solo podía ver 5 canales, aunque no es como si viera mucha televisión. En el comedor solo había una mesa rectangular de madera y 2 sillas a cada extremo, en las paredes no había nada más que un reloj que no marcaba bien la hora, al lado del comedor estaba la cocina, no había puerta que los separara, la cocina solo tenía un pequeño refrigerador que normalmente siempre se encontraba lleno de leche de caja, sopas instantáneas o aguas de sabor natural, también tenía un pequeño estante donde estaban los utensilios para comer y en la parte de arriba de esto una alacena de madera con cereales y una que otra manzana para llevarme a la escuela y así no gastar en la tienda escolar, también tenía una pequeña estufa al fondo, tan solo la ocupaba para calentar agua o leche en las cenas y desayunos, eso era lo único que había en mi pequeña cocina.
Al lado de la sala también se abría paso un estrecho pasillo que me llevaba a mi habitación, en medio del pasillo había un pequeña puerta la cual te dirigía al baño, el cual solo tenía regadera y un espejo. Mi habitación solo contenía una pequeña cama individual que estaba al lado de una ventana de la cual colgaban cortinas verdes con dibujos de flores rojas, la vista por aquella ventana me dejaba ver a lo lejos el centro de Liverpool que era rodeado por diferentes tonos de luces en la noche. Mi habitación también tenía un closet pegado a la pared el cual en su interior tenía tan solo dos uniformes de mi actual escuela y 4 pantalones de mezclilla y 6 playeras de diferentes color, para cubrirme del frio tenía 2 bufandas, 1 gorro de lana y un par de guantes, Ori hace tiempo me regalo un suéter de lana color crema, el cual por uso excesivo ya se andaba gastando. En mi pequeña cama tenía 3 cobijas para el frio y 4 almohadas, Ori también me las había regalado, ya que a veces se quedaba a dormir y moría del frío, aunque uno se acostumbra.
-¿vas a dormir?- vi que Ori dejaba nuestras mochilas de la escuela al lado de la puerta principal
- debo hacer mi tarea antes- sí, soy de esos que las hacen cuando tienen un pequeño tiempo, además de que así tenía el sábado y domingo para descansar mas
-tienes sábado y domingo, puedo ayudarte, ahora quiero hacer otras cosas- vi que se acercaba a mí, me tomo de la barbilla, la levanto un poco e hizo que lo viera a los ojos -no has dormido bien-… Oriol cambiaba cuando estábamos solos… más cercano, más íntimo, más amoroso, más todo… y solo conmigo, me hacía muy feliz
-no he dormido por que el vecino se compró un gato y en las noches llama a las hembras-
-tal vez le haga una visita más tarde a ese gato- … y también a veces tenía un lado con humor negro
-prefiero que sea al dueño a quien visites- aunque no me quedaba atrás, ambo reímos
-¿quieres bañarte?- me dio un beso en la frente y paso una mano por mi nuca, acariciándomela un poco con su pulgar
-no…- le sonreí un poco, me puse de puntitas, cerré mis ojos y lo besé en la boca.
Paso un brazo alrededor de mi cintura y me atrajo a él, acaricie sus labios con los míos, apenas los rozaba un poco y lentamente
-me mata que hagas eso Yamil-… y él no lo soportaba, sentí que apretaba el agarre a mi nuca y me obligo a profundizar mi beso, movimos nuestros labios al mismo compás, apresando el del contrario, jalándolos y a veces le dejaba mordidas en el inferior. Él tenía unos deliciosos labios, eran carnosos y rojos completamente, en cambio los míos, eran un poco más delgados y de un leve tono en morado. Me cargo un poco y ya no sentía el piso en mis pies, se giró un poco y quede contra la pared, con el sosteniéndome, pase mis brazos por su cuello, nos separamos un poco he hizo que enredara mis piernas a su cadera, después continuamos besándonos lentamente… sin tiempo, sin nada alrededor, sin el gato molesto y caliente del vecino, sin ruidos, solo él y yo cuando estábamos besándonos o abrazándonos , olvidándonos de lo que nos rodea… solo disfrutando del contrario y absorbiéndolo todo lo que nos sea posible. Su saliva se combinaba con la mía, era dulce y me encantaba esa sensación. Ahora paso una mano bajo mi trasero, acariciándolo un poco, eso me excitaba y gustaba, pase mis dedos por sus cabellos y los jalé un poco, soltó un gruñido y acabo con el beso.
-vamos a otra parte- me miro de nuevo a los ojos y me dio un beso de pico. No me dejo de cargar, pasamos por el estrecho pasillo y me dejo sobre la cama, se puso sobre mí y nos miramos, simplemente no podía apartar mi vista de él… era espectacular que alguien como Oriol estuviera sobre mí y… observándome, aparte la vista sonrojado, escuche que reía un poco y me acarició la mandíbula, tomo mis cabellos de la parte de arriba, giro un poco mi cabeza hacia él y volvió a besarme, esta vez él lo manejo por completo, reclamando mis labios como suyos, y así quería que fuera, tomo mis muñecas y las puso a ambos lados de mi cabeza, bajo a mi cuello, sentía su caliente respiración que hacía que mi piel se erizara por completo, bajo hasta mi clavícula y la lamió por todo el largo del hueso hasta mi cuello, al cual succionó un poco. Puse mis manos en su rostro y lo atraje de nuevo a mi boca, y la tomo en su control total, jalándome los labios hasta el punto en que me empezaron a doler, sin dejar de besarme empezó a bajar sus manos acariciando mis hombros y pecho, bajaba lentamente el suéter, hizo que me levantara un poco y me lo quito por completo, después empezó a desabrochar uno por uno los botones de mi camisa y logrando el contacto entre nuestra piel… termino con el contacto entre nuestros labios, me besó la punta de la nariz, abrí mis ojos y nos vimos por unos momentos…
-Yamil… quiero que aceptes la beca-… me lo quede mirando fijamente… ¿quería que fuera a la escuela Aiglon?...