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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen, no tengo fines de lucro y todo lo que sigue ustedes lo sospechan jajaja

Cuando Castiel regreso al cuarto donde había dejado a su humano comiendo pastel supo que algo no iba del todo bien, Dean no se encontraba allí, algo raro pues conocía la incomodidad del rubio al salir y que alguien se quedase viendo su hinchado estomago. Salió del cuarto buscando en las otras habitaciones a su pareja pero no le encontró allí, el ángel no creía en eso de los presentimientos pero no iba a negar a que algo no estaba bien, desapareció para luego volver aparecer en la cocina que encontró también vacía, su control estaba tocando un punto bastante sensible, normalmente el siempre mantenía la calma pero cuando el problema se relacionaba con el rubio toda su calma se transformaba en preocupación, desde que supiera que el rubio estaba esperando su hijo el ya no conocía la tranquilidad, existían demasiadas cosas y criaturas felices de dañar a los hermanos Winchester.

Dean no se encontraba ni en la sala, la biblioteca, el baño o la cocina, ni siquiera estaba en el cuarto de pánico, cuando ya iba a desaparecer para buscar alguna pista de Dean en el patio oyó la voz de Gabriel a su espalda

—Dean desapareció—susurro el arcángel dando un paso hacia su hermano—no puedo encontrarlo—

—Es porque use un sello especial para que nadie pudiese hacerlo—el ojiazul se giro para ver al otro, una mueca de preocupación llenaba el rostro de Gabriel—lo llamare al celular para saberlo o le preguntare a Sam—

—Sam no sabe dónde está el rubito, ahora mismo está buscándolo en los alrededores—

—No hay porque preocuparse…el estará bien— ¿Qué estaba pasándole al mundo? Castiel no podía decir que conocía a su hermano tan bien como desearía pero si sabía que podía confiar en él—puede que haya tenido ganas de comer y…—

—Esa criatura se lo llevo—

Castiel creyó que había oído mal, pero también sabía que no había nada estropeado en su recipiente y aparte él era un ángel, sus oídos estaban perfectamente pero aun así… ¿había oído mal lo que el arcángel dijera? Eso no debía ser cierto, su pareja estaba bien, estaba a salvo ¿no? Sin saber cómo se vio dando la vuelta y cogiendo al mayor por la garganta elevándolo unos centímetros del suelo

— ¿Qué has dicho?—eso no podía ser cierto, eso no podía ser cierto, eso no podía… ¡no podía!— ¿Dónde está el ahora?—

—No lo sé—

————————o————————

Dean retrocedió algunos pasos tratando de poner algo de distancia entre la criatura y el, pero sabía que hiciera lo que hiciera no podria poner la distancia suficiente entre ambos, no mientras estuviese en esa especie de universo alterno en el que se encontraban. Sujeto firmemente el arma de fuego y volvió a apuntar a la cabeza de la bruja que lo miro con esa horrible sonrisa, en su vida Dean se había topado con una criatura que le produjera miedo y asco en proporciones idénticas.

—Bien, debo suponer que te ves tan sorprendido de verme porque tu angelito no te ha dicho nada de nuestra pequeña charla—el rubio frunció el ceño al oír a la criatura hablarle sobre su ángel—es normal, pero no pienses que estaba tratando de engañarte o algo así…el solo estaba haciendo una pequeña visita a mi amigo Edward—

— ¿Quién diablos es Edward?—de acuerdo esa no era la pregunta más inteligente que tenía que hacer pero no sentía muy cuerdo con eso de que Castiel le había ocultado vital información—lo que quiero decir es… ¿Cómo sigues con vida si Cass te mando al infierno?—

—No creas que eso iba a ser tan fácil, humano, no pase trescientos años con Gabriel solo para tener sexo—la bruja rio mientras comenzaba a acercarse al rubio que disparo el arma, aunque la bala se estrello muy cerca de sus pies—¿sabes? No vas a matarme con esa mierda, me dolería un poco pero no me matara…ni esa tonta pistola o tu jodido angelito—

—¿Conoces al plumero?—eso se estaba volviendo más extraño a cada jodido segundo y el odiaba las cosas extrañas, bueno ,no las odiaba pero desde que estaba embarazado de su dulce Mary, cualquier cosa fuera de lugar lograba tocarle la moral—Le meteré a Gabriel una bala en el trasero cuando termine contigo—

—Eso suena genial, siempre he querido devolverle a ese inepto ángel todas sus patéticas burlas—la criatura se detuvo examinando a Dean—quizás estés interesado en alargar un poco mas tu vida, así que te contare algo que no sabias sobre el señor ”soy-el-ángel-mas-brillante-de-la-creación”—casi escupió la bruja—es probable que no me creas ahora pero esta es no es mi verdadera forma, ya sabes con esto de parecer una bruja de cuento—

La criatura se movió hasta una roca cercana y procedió a sentarse luego señalo con su dedo una roca cercana, Dean negó con la cabeza y se sentó en una roca que estaba más lejos de ella. La bruja sonrió y chasqueo sus dedos, al instante su aspecto cambio por el de una mujer, si debían preguntarle a Dean, una hermosa mujer pero su corazón solo le pertenecía a cierto ángel del señor, se acomodo en su roca y se quedo mirando a la mujer con una mueca que decía claramente ”solo-suéltalo”. La sonrisa en el rostro de la bruja permanecía y se hizo más grande cuando con otro chasquido, la pistola que Dean sostenía en su mano apareció en la suya

—No quiero que me interrumpas, no te molestes en preguntar, ya deberías saber que todas las mujeres tienen sus secretos y yo tengo la edad suficiente para tener muchísimos—la boca del cazador se abrió y cerró en un claro intento de soltar una maldición pero se detuvo a medio camino sabiendo que aquello era inútil—Mi nombre es Adira, quizás estés familiarizado con mi historia pero estoy segura que eso debería preguntárselo a tu hermano Sam…lo lamento ,bonito , pero él se ve mucho más listo que tu—

—Eres una bruja ¿que más debería saber? ¿Qué vives en una maldita casa de dulce y que preparas tartas con manzanas envenenadas?—soltó Dean mientras el sentimiento de inseguridad comenzaba a parecerse demasiado al de inutilidad, diablos, estaba embarazado y si esa perra quería hacerle algo su hijita estaría en peligro, por lo que hizo lo único que se le ocurría: hacer tiempo hasta que Castiel viniera en su ayuda…Dean quiso darse una palmada mental en la cabeza por sentirse tan inseguro como una chica— aunque no me molestaría comerme una tarta en este momento, me muero de hambre—

—Lo lamento, soy pésima en ese aspecto, no podría cocinar una tarta aunque mi vida dependiera de ello—rio la mujer dando una palmada en su pierna—eres gracioso, casi me haces cambiar de opinión sobre devorar solo a tu hija, quizás también te devore a ti, pero la carne de los adultos siempre ha sido tan malditamente dura—

— ¿Quién dijo que te dejare devorar a mi hija? Además todavía estoy esperando que comiences a contarme tu trágica vida con Gabriel, conozco al tipo lo suficiente como para saber que es una completa molestia—

—Debo concordar contigo en eso, pero aun así le debo la vida al pomposo ángel así que supongo y espero estarás preguntándote como paso eso—Adira se paso la lengua por el labio inferior mientras reunía sus recuerdos—Soy una nephilim y si estas algo familiarizado con las antiguas escrituras sabrás que es eso, así que no me molestare en explicarte como fue mi vida hasta que Dios tuvo la brillante idea de desaparecer a toda mi raza como si fuéramos lo más despreciable del planeta, nosotros éramos grandes y poderosos pero cuando Gabriel y sus condenados hermanos cayeron sobre nosotros solo nos destrozaron—la mujer se paso la mano por la revuelta cabellera negra en un intento de alejar de su cabeza el miedo que sintió cuando se topo con el arcángel rubio—mientras huía me encontré con el…ya sabes, con Gabriel y supe que tenía otra opción, le hice pasar un buen momento y al parecer le gustaron mis habilidades porque no solo me perdono la vida, sino también me permitió conservarla transformándome en un bonito pájaro negro que Noé dejo entrar a la barquita—

Dean se paralizo al oír el graznido del ave que lo había asustado antes, el cuervo estaba posado en un muro medio derruido mirándolo, el rubio se movió inquieto notando cierta inteligencia en el ave, el cuervo volvió a graznar llenando el aire de su grito. Adira extendió su mano y el pájaro se apresuro en volar hacia ella y posarse en su mano, la mujer comenzó a hablarle como si fuese un niño y sacando de su bolsillo algo que parecía un trozo de carne procedió a alimentarlo.

—El es Murdock, me gusta ese nombre ¿a ti no?—

—Podrías llamarlo papa Noel y a mí no me importaría un carajo—respondió el humano comenzando a acariciar su estomago— ¿intentas decir que estuviste a bordo de la maldita arca?—

—Cuida tu lenguaje, Dean, he devorado a otros por mucho menos, pero si tienes razón, estuve allí y si recuerdas bien hice esperar al torpe anciano—Murdock volvió a gritar esta vez mirando con cierto odio al rubio—no soy como la santurrona de su paloma, cuando salí de esa apestosa arca me di cuenta que había tanta comida disponible que sería un error dejarla allí…hubieras visto la cara del viejo—rio la pelinegra—después de eso tuve que cambiar mi apariencia para que todos creyesen que los nephilim habían muerto y pase trescientos años con el arcángel, aprendí algunos trucos antes que el maldito me desechara como la basura de ayer—

—Debe haber sido un duro golpe a tu orgullo de basura ¿no?—rio el cazador uno segundos antes de caer algunos metros mas allá por un golpe de la mujer, mientras se incorporaba trabajosamente recordó las palabras de Castiel cuando le hablara sobre las habilidades de Mary, se había enterado de primera mano de la fuerza de un nephilim, al parecer Adira se contuvo pensó sujetándose la barbilla—no eres tan fuerte como dices—

—Soy tan fuerte que te partiré por la mitad para arrancarte a tu bonita hija…¿sabes por qué Dios ordeno que nos eliminaran?—rio caminando tranquilamente hasta donde Dean había caído e intentaba ponerse de pie—porque al parecer no tenemos alma….eso me hace preguntarme algo, ya sabes, soy curiosa ¿tu hijita tiene alma?—levanto al rubio cogiéndolo por la garganta y acercándolo a su boca mientras Dean intentaba liberarse del agarre—he sabido de otros nephilim a los que el cielo elimino, obviamente tu no conoces la razón para hacerlo y te diré porque: los nephilim nacemos sin alma y por eso somos lo que somos…el azote de la tierra, destruimos y devoramos todo…y cariño, Mary  hará exactamente lo mismo—

— ¡N-No te atrevas a hablar de ella! ¡Mi hija no es como tú, maldito monstruo!—grito pateando sin resultado a la criatura—¡¡Mary jamás será como tú!!—

—No importa como vaya a ser la mocosa…no pasaras de este momento—rio la mujer apretando un poco más el cuello de Dean—no deberías preocuparte tanto, me has caído bien, así que hare algo que no he hecho por mis anteriores presas…te matare antes de abrirte a la mitad—

—¡¡Suéltame, maldita perra!!—los ojos del rubio comenzaban a cerrarse y decir aquellas palabras le había costado casi la vida misma, le dolía demasiado la garganta, los dedos de la pelinegra se habían clavado en su piel como si fuesen puñales muy afilados—M-Maldita…Cass…no—

Dean se había reído la primera vez que oyó eso que decía la gente sobre lo que se sentía morir, algo como que veías toda tu vida pasar frente a tus ojos, cada momento o situación importante. Su garganta se había cerrado un poco mas y pronto el vio como muchas cosas que viviera o querido vivir aparecieron frente a sus ojos, incluso aquellas personas importantes en su vida aparecieron Sam, Bobby, Ellen, sus padres, Jo…y un largo etcétera, durante su vida Dean no quiso involucrarse con mucha gente temeroso de que le fueran arrebatadas esas personas y tal como temiera eso había pasado…incluso perdería a Castiel y a su indefensa hija, varias lagrimas rodaron por su mejilla hasta caer sobre la piel de la bruja.

— ¿Lagrimas, cariño?...eres tan lindo—la mujer apretó mas su agarre mientras el cazador notaba como los parpados empezaban a cerrársele—agradécele a tu amigo Gabriel, si él hubiese cumplido su orden yo no estaría aquí estrangulándote para comerme a tu…—

El rubio había cerrado los ojos pero aunque los hubiese mantenido abiertos no habría visto el movimiento tras Adira, lo único de lo que fue realmente consciente fue de que el agarre en su garganta se había aflojado, cayó de rodillas y se hubiese golpeado contra el suelo de no ser por los oportunos brazos que lo sostuvieron, alejándolo un poco del lugar. Dean comenzó a toser a la vez que llevaba una mano a su lastimada garganta, se sentía terriblemente pero aun así se obligo a abrir los ojos y ver qué había sucedido con la bruja, tras algunos segundos de consternación se dio cuenta que la mujer estaba tirada en el suelo con una especie de espada sobresaliendo por su estomago y no era una espada cualquiera era una espada de ángel.

— ¿Estás bien, Dean?—esa voz tan profunda solo podía pertenecerle a cierto ángel de ojos azules—Fue una suerte que pudiera encontrarte—

—C-Cass…maldita sea, esa perra iba a devorar a nuestra hija—pensé que esta vez no viviría para contarlo—Dean sabía que debía tener una tonta sonrisa en la cara pero no podía evitarlo, se sentía feliz de encontrarse entre los brazos de su ángel, tanto que no dudo un segundo en agarrarlo por la nuca y acercarlo a su rostro para besarlo tan profundamente como sabia que le gustaba al castaño pero nada más poner su boca en la de Castiel noto un extraño presentimiento en el pecho, al cerrar sus ojos pudo oír claramente la voz de su hija:

“¡¡No, papi!!”

Algo iba mal…y el infierno se lo llevase pero el hombre al que estaba besando no era Castiel, asustado de que la bruja estuviese jugando con el abrió los ojos y empujo al supuesto Castiel a la vez que se ponía de pie, el otro se lo quedo mirando sin mostrar emoción, como si estuviese examinando el próximo paso a seguir. Después de unos segundos una sonrisa apareció en la boca del castaño, algo que Dean sabia no podía verse comúnmente, además, esa sonrisa carecía del amor de todas las sonrisas que Castiel siempre le obsequiaba, un escalofrió le recorrió la columna nada más verlo.

—Tú no eres Castiel—susurro alejándose— ¿Quién eres?—

—Y yo que pensaba que esto no iba a ser divertido, incluso obtuve un beso—ante la confusión de Dean la apariencia de Castiel se transformo apareciendo frente a sus ojos un hombre de cabello negro, de facciones hermosas pero con un gesto de soberbia que le restaba belleza, vestía un traje negro de dos piezas—te confesare que conocerte no ha sido tan desagradable como pensé al principio, Dean Winchester—

—¡¡Responde a mi pregunta, maldición!!—Grito tratando de reconocer al hombre delante de él, se sentía un completo idiota por besarlo pero estaba tan sorprendido que no se había detenido a pensarlo— ¡No suelo besar a tipos que no conozco!—

—No hay problema, mi nombre es Aziel…soy tu verdugo—

Notas finales:

Continuara...


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