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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen, sino a sus respectivos creadores que en este momento no recuerdo pero que ustedes ya conocen...hahahaha

 

Mary se quedó muy quieta, intentando hacer el menor ruido posible cuando noto que Susan estaba acercándose. Había escogido aquel escondite precisamente porque su abuelo le dijo que ese era el lugar más seguro de toda la casa. Bobby la llamaba la habitación del pánico y por su escueta descripción, descifro que pánico significaba miedo. Mary no conocía demasiadas cosas a las cuales temerle pero si había algo que le asustaba eso eran las polillas, no sabía de algún animal que le aterrara tanto como uno de esos insectos.

Después de asegurarse que no hubiera ninguna de esas criaturas en el cuarto, entro y cerró la puerta lo suficiente como para poder ver si alguien se acercaba. Unos ruidos que provenían de la escalera llamaron su atención. Los escalones crujieron como si alguien estuviese pisándolos. Mary se asomó y pudo ver a la otra niña bajando lentamente, su melena rubia moviéndose cuando comenzó mirar a su alrededor en su búsqueda. La pequeña nephilim ahogo una risita y procuro ocultarse tras la puerta para que su amiguita no pudiese descubrirla. Pasados algunos minutos en que todo se mantuviera en silencio, Mary se atrevió a abrir la puerta de hierro y asomarse para averiguar si la otra niña se había marchado. Aunque esta vez sus ojos se encontraron con los azules de Susan.

—Te atrape, ahora es tu turno—sonrió burlona la pequeña fantasma—esta vez te escondiste mejor—

— ¡Susan, es aburrido cundo soy yo la que tiene que buscar—se quejó Mary saliendo de la habitación y caminando hacia la otra que se encontraba cerca de la escala—tu desapareces y así no puedo encontrarte!—

—No hagas trampa, Mary, prometiste que yo también podía esconderme si te encontraba—Mary frunció el ceño al oír las palabras de la otra, a veces era difícil ser amiga de la rubia pero en el fondo sabía que no podía haber deseado encontrar a alguien mejor que ella—es mi turno y lo sabes—

—Está bien, yo te buscare ahora—Mary sonrió al ver a Susan sonreír también—pero no hagas tanto ruido o el abuelito Bobby va a darse cuenta que te deje entrar a la casa y me regañara—

— ¡Sí! Voy a esconderme ahora y…—

— ¡Mary, sube en este momento!—la voz del viejo cazador se oyó en la puerta y ambas niñas miraron hacia arriba con expresión asustada—tu padre está en el teléfono y quiere hablar contigo—

—No vamos a poder jugar ahora—lloriqueo Susan, mientras Mary comenzaba a subir las escaleras. Frente a la puerta que conducía al sótano se encontró con el hombre en silla de ruedas, que al verla aparecer le dio una pequeña sonrisa.

— ¿Quién es esa “Susan”?—pregunto Bobby al tiempo que le extendía el teléfono a la niña que lo recibió—me gustaría conocerla—

—A Susan también pero le molesta que nadie pueda verla—respondió Mary para luego dirigir su atención al teléfono.

Bobby se quedó mirándola un rato, confundida por lo que ella le dijera sobre la tal “Susan”. Si Mary hubiese sido una niña normal habría pensado que solo se trataba de una amiga imaginaria, sin embargo, en su diccionario la palabra “normal” no era demasiado usada. Temía que la amiguita de la niña fuese un fantasma o peor aún un demonio, aunque lo último era muy poco probable pues habían trampas para demonios esparcidas por toda la casa. La única forma que un fantasma hubiese podido entrar es que alguien hubiera roto alguno de los sellos y dudaba mucho que Mary hubiese hecho eso, no después del sermón que le diera sobre lo peligrosos que podían llegar a ser los fantasmas. La niña rio y Bobby sintió su corazón acelerarse un poco por la felicidad que sentía al tener a la niña en su casa. El siempre había anhelado tener una hija pero la vida no había querido lo mismo, por lo que ahora se conformaba  con ser el “abuelo” de la pequeña y protegerla mientras sus padres estaban de cacería.

—Abuelito Bobby, mi papi quiere hablar contigo—la voz de Mary interrumpió sus pensamientos, trayéndolo a la realidad—voy a ir a ver la tele—

— ¿Quién es esa “Susan”?—pregunto apenas Mary hubo salido de su vista—acabo de oírla hablando con alguien—

—Es su amiga imaginaria, Sam me obligo a ver una especie de documental en donde hablan de eso pero creo que no es peligroso—un bostezo del otro lado de la línea hizo que Bobby sonriera un poco—se supone que la ayuda con su creatividad y no se con qué más—

— ¿Ahora ves documentales para padres? Supongo que no eres tan mal padre, vete a dormir y dile a tu novio emplumado que venga por ella—

—Primero que nada, Sam me obligo a verlo y segundo, no sé en donde esta Castiel, estoy pensando en ponerle un cascabel o algo así—Dean volvió a bostezar—le diré a Sam que envié a Gabriel por ella, gracias por cuidarla, Bobby—

—No hay problema, me gusta quedarme con ella, ahora vete a dormir y deja de bostezar en mi oído—

La comunicación se cortó y Bobby guardo el teléfono en su bolsillo. Hizo girar las ruedas de su silla en dirección a la sala, desde donde le llegaban las risas de Mary. Encontró a la niña sentada en el sofá, abrazando el peluche que Dean le había regalado y que la niña le había dicho que era un dragón. Estaba mirando caricaturas y cuando lo vio entrar se levantó del sillón y corrió a su encuentro.

— ¿Va a venir mi papá a buscarme?—pregunto Mary sujetando más fuerte el peluche—mi papi dice que no lo ha visto—

—Tu padre suele desaparecer demasiado seguido como para preocuparnos por eso, ve a buscar tus cosas antes que llegue tu tío—nada más oírlo Mary soltó un gritito de felicidad y salió corriendo en dirección a la habitación que Bobby convirtiera en su cuarto. El cazador se quedó mirándola un rato hasta que un pequeño y casi imperceptible movimiento en las cortinas llamo su atención. Llevo la mano al bolsillo en donde guardaba su arma y se quedó mirando el lugar en donde se movieran las cortinas, a la espera que saltara algo o alguien de allí para atacarlo, sin embargo, pasaron los segundos y nada apareció frente a él. Tragando saliva comenzó a acercarse a la ventana, aproximo su mano a la tela de color verde musgo e iba a hacerla a un lado cuando la repentina aparición del arcángel lo hizo dar un pequeño salto en su silla y soltar una palabrota

—Cuida tu lenguaje, a mi Sammy no le gusta que yo hable así cuando Mary está cerca—Bobby quiso borrarle de un puñetazo la sonrisa a Gabriel, pero se contuvo al recordar que si hacia eso se rompería la mano—no te enojes conmigo, al lado de Dean yo soy un encanto—

—Eso sería discutible, Hey… ¿puedo hacerte una pregunta?—para Bobby tener que pedir ayuda era algo que detestaba hacer pero no podía negar que habían ciertos temas en los que debía pedir un poco de dirección.

—Dispara—

— ¿Qué sabes de Susan?—

—Ya veo, también has oído hablar a la princesa con esa tal Susan ¿Qué te dijo?—

—No mucho, solo que estaba enfadada porque nadie más podía verla. Creo que es una especie de espíritu que no he visto antes porque logro pasar todas mis protecciones—Bobby saco su arma y tras una rápida revisión la devolvió a su lugar—no me creo eso de la amiga imaginaria, esos dos parecen tener el cerebro dormido—

—Del rubito no lo dudaría pero mi alce es muy listo, probablemente está buscando pistas por si solo para no asustar a Mary o a Dean—a pesar de la sonrisa que aun exhibía el rubio, no fue difícil para Bobby ver que ese gesto no alcanzaba a su mirada—Mary comenzó a verla después que nos enteramos que la niña había sido asesinada, probablemente sea un demonio o…—

— ¡Tío Gabe ¿Qué me trajiste?!—el grito de la niña atravesó la habitación e hizo que ambos se giraran a mirarla, rogando que no hubiera escuchado lo que habían dicho antes. Mary corrió hacia el arcángel abrazándose a su cintura—ya termine de leer el libro del cuento de la sirenita—

— ¿De verdad? ¿No estas engañándome?—Gabriel abrazo también a la niña para luego inclinarse y levantarla en sus brazos. Mary rio rodeando su cuello con sus brazos –sabes que a mí no me gustan las mentirosas—

— ¡Tío! Ya leí todo el cuento, tu dijiste que me traerías uno nuevo si lo hacía—Mary observo ceñuda al rubio que soltó una carcajada antes de bajar a la niña. Chasqueo sus dedos y ante sus ojos hizo aparecer un libro que la niña prácticamente le arranco de las manos— ¡Gracias, tío, te amo!—

—Lo sé, es inevitable no hacerlo—Gabriel observo con cariño a la niña mientras esta se acercaba a Bobby que había presenciado la escena con una pequeña sonrisa. Mary había abierto el libro y ya estaba inmersa en la lectura—despídete del abuelo para que podamos regresar con tu papá—

—Adiós, abuelo Bobby—murmuro Mary sin mirar al hombre que riendo estiro su brazo para atraparla y empujarla a su regazo para abrazarla— ¡abuelo!—

—Estoy seguro que esos modales los sacaste de tu padre, lo bueno es que te pareces más a tu abuela en lo guapa—Bobby le dio una mirada al libro que la niña sostenía: “Alicia en el país de las maravillas”. Debía admitir que Gabriel tenía muy buen gusto, pues el libro que la niña sostenía protectoramente era muy bello, como si hubiese sido hecho a medida para Mary. Las ilustraciones de la portada parecían a punto de comenzar a moverse— ven cuando quieras ¿bien?—

—Sí, abuelo—Mary se inclinó hacia él y le dio un beso en la mejilla para después correr hacia el arcángel que la tomo de la mano antes de desaparecer.

Bobby se quedó mirando el lugar en el que antes se encontraban el ángel y la niña, Mary se había ido hacia tan solo algunos segundos y ya estaba comenzando a extrañarla. Se alegraba de estar solo en ese momento o alguien hubiese visto que el frio cazador de criaturas sobrenaturales si tenía sentimientos. Giro su silla hacia la cocina y sin mirar atrás abandono la habitación.

Susan estaba aterrada, pero cuando vio que el hombre en silla de ruedas se marchaba sin darse cuenta de su presencia se sintió aliviada. Definitivamente, el abuelo de su mejor amiga daba mucho miedo, incluso estaba armado. Aun se le hacía muy raro el que el tío de Mary, Gabe, pudiese hacer aparecer cosas de la nada y como si no fuera poco, podía desaparecer solo chasqueando sus dedos. Al principio había creído que él era una especie de mago pero cuando se lo había preguntado a Mary, ella le había dicho que su tío era un ángel como su papá.

Salió de su escondite y miro a su alrededor buscando una forma de ir con Mary. La primera vez una misteriosa fuerza la había empujado hacia ella, incluso haciéndola aparecer en la playa. Desde ese día sentía como si estuviese atada a Mary. Como si no fuera poco, ella era la única que la podía ver y eso le molestaba muchísimo. Anhelaba recuperar la memoria y así de una buena vez por toda regresar a su casa, en donde fuera que esta estuviese. Cuando supiera en donde estaba su familia regresaría con ella y todo volvería a la normalidad. Quería mucho a Mary pero envidiaba que esta tuviera una familia.

Un ruido cerca de la puerta que daba al sótano llamo su atención. Se giró y vio una puerta que antes no estaba allí aparecer, segundos después veía a Mary asomarse y con un gesto pedirle que guardara silencio. Pese a que había visto a la otra niña hacer aparecer esa puerta antes todavía se sentía asombrada por las extrañas cualidades de Mary. Sin decir nada, se dirigió hacia ella y atravesó la puerta siguiendo a la niña a un lugar que reconoció como el cuarto de baño. Cada vez que el padre de Mary o su tío se la llevaban, la niña sin ayuda de nadie venia por ella. Susan la había visto en varias ocasiones hacer aparecer una puerta que conectaba sitios a gran distancia.

—Creo que tu abuelo me odia—dijo Susan siguiendo a la otra niña—tiene un arma en su bolsillo—

—Mi papi y mi tío también tienen armas, ellos dicen que es normal porque son cazadores—comento Mary sin darle importancia—mi papi ahora está durmiendo así que no vamos a poder jugar—

— ¿Qué cazan? ¿Venados o patos?—Mary abrió la puerta del baño y tras asegurarse que no había nadie a la vista salió del baño. Susan miro a su alrededor descubriendo que se encontraban en un motel distinto al que estaban el día anterior. Aunque no existía mucha diferencia entre ambos, el papel mural era diferente pero la distribución de todo era idéntica. Había dos camas separadas por una pequeña mesita de noche. El televisor estaba encendido frente a una mesa con dos sillas. Cerca del televisor se encontraba un mini refrigerador.

—No lo sé, le pregunte a mi tío Sam y él dijo que no podía decirme todavía—la niña se dirigió al pequeño refrigerador y lo abrió—mmm…el tío Sam no compro leche, no podemos comer cereal—

—Yo no puedo comer de todas formas—Susan miro a su alrededor buscando al hombre que nombrara Mary, a pesar de que solo ella pudiese verlo eso no la hacía sentir mejor. La familia de su amiga era muy extraña— ¿en dónde está tu papá?—

—Está durmiendo, es por eso que no podemos jugar. El tío Sam fue a la lavandería con el tío Gabe, así que se van a tardar—tras dudar algunos segundos más, la niña saco una cajita de jugo de manzana, cerró la puerta del refrigerador y fue a sentarse a la mesa para mirar la televisión—cuando vuelva le pediré que compre leche—

— ¿En dónde está tu mamá?—Susan se acercó a la mesa y se paró al lado de su amiga—quizás ella pueda ir a comprar la leche—

—Yo no tengo mamá, tengo dos papás y no me importa no tener mamá—para Susan no pasó desapercibido el tono con el que Mary había hablado, nunca antes le había preguntado por el paradero de su madre pero ya estaba haciéndosele muy extraño no ver a ninguna mujer con ellos. Mary se veía molesta—tengo a mi papá Castiel y a mi papi Dean—

—Lo siento, es solo que yo…no recuerdo a la mía—Mary se giró a verla y le dio una pequeña sonrisa.

—No importa pero no te preocupes, te prometo que te ayudare a encontrar a tu mamá ¿bien?—Mary tomo el control remoto y encendió la televisión—va a empezar “Mi pequeña pony” ¿quieres verla?—

Quizás Mary no fuera la amiga perfecta pero Susan se sentía realmente aliviada que ella no se hubiese enfadado. Estaba sola en ese momento y la única persona que tenía para cuidar de ella era esa extraña niña que no tenía madre. Quería echarse a llorar pero sabía que eso era inútil, de alguna forma sabía que a pesar de todas las lágrimas que derramara nada pasaría.

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Después de hablar con Bobby por teléfono, Dean decidió seguir su consejo y tras decirle a Sam que le pidiera al arcángel que trajera a Mary se tendió sobre la cama, dispuesto a descansar unos minutos mientras su hija llegaba. Sin embargo, nada más su cabeza tocar la almohada se durmió profundamente.

Estaba seguro que estaba soñando, hacia tanto tiempo que no veía el paraje en el que ahora se encontraba que casi le entraba algo de nostalgia. Miro a su alrededor dándose cuenta que la casa que Castiel creara para Mary ya no estaba. El muelle seguía igual como la última vez que estuviera allí. Camino hasta llegar a la orilla y con cuidado se sentó para mirar el agua. De pronto, el cielo antes claro y despejado se llenó de nubes de color negro y el viento comenzó a soplar con más fuerza, levantando algunas pequeñas olas en el lago. Dean se puso de pie sospechando que algo estaba pasando. Se alejó de la orilla y corrió hacia el lugar en donde nacía el muelle. Faltaban algunos pasos para llegar, cuando alguien que creía muerto apareció frente a él.

—Es un verdadero placer volver a verte, Dean, has sido un perrito muy malo—

 

Notas finales:

Continuara...


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