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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen...vamos, ustedes ya saben eso hahaha

 

Mientras conducía por la carretera, en dirección al pueblo del que recibieran noticias que estaba siendo atacado por vampiros, se atrevió a mirar por el espejo retrovisor la escena que estaba desarrollándose en el asiento trasero del impala: Mary dormía cómodamente recostada sobre el pecho de Jimmy, que a su vez le rodeaba los hombros con su brazo. A diferencia de la pequeña, el hombre permanecía despierto y se entretenía mirando por la ventanilla el paisaje.

De pronto, como si se supiera observado, se giró hacia él y le regreso la mirada a través del espejo retrovisor. Sorprendido por haber sido atrapado, regreso su mirada hacia la carretera y fingió que no había hecho nada.

Sam sentado a su lado, observo la escena sin decir nada y cuando vio a su hermano volver a mirar el camino, saco su celular y busco en la memoria el número del teléfono de Gabriel.

Ya habían pasado dos días desde la llegada de Jimmy a sus vidas y Castiel aún no daba señales de aparecer. A Sam el hombre no parecía un mal sujeto, pero no podía siquiera pensar en compararlo con Castiel. Mary necesitaba a su padre, Dean había logrado hacerle creer que Jimmy en verdad era el ángel pero sospechaba que esa mentira acabaría por terminar muy mal si continuaba. Por si no fuera poco, ya había pescado a su hermano mirando al hombre como si fuera a saltarle encima en cualquier momento. Probablemente, piensa Sam, Dean extraña más de lo que querría aceptar a su pareja.

—Hola, cielo ¿Cómo están los niños?—

La voz de Gabriel inunda sus oídos haciéndole recordar que esa misma mañana el arcángel se había aparecido en el baño, precisamente en el momento que salía de la ducha. Una sonrisa se dibuja en su rostro al mismo tiempo que se cambia el teléfono de oreja.

—Supongo que estamos bien, todavía no hemos llegado al pueblo—después de darle un último beso, Gabriel le había informado que comenzaría a buscar a su hermano menor otra vez—espero que no estemos cometiendo un error al regresar a ese lugar—

Un escalofrió recorrió a Sam al recordar a Mary diciéndole que había visto a una niña, algo normal de no ser porque esa niñita había sido asesinada y descuartizada.

—Creo haberte dicho que confiaras en mí, dame un poco de crédito en este asunto. Hice mi tarea de investigación y averigüe que la niña esa la asesino un humano—Sam se sintió mal por sentirse aliviado que la niña hubiera sido asesinada por un humano y no por una criatura sobrenatural, en otras circunstancias se habría sentido furioso—las únicas criaturas con las que me tope eran sus vampiros, por unos segundos tuve la idea de matarlos yo mismo y llevarte sus cabezas como regalo de mi puro amor por ti, pero supuse que si lo hacia tu hermano se sentiría menos macho por no tener nada que cazar—

—Eres tan generoso Gabriel—rio Sam acomodándose el cinturón de seguridad— ¿Vampiros, eh? Es lo mismo que nosotros escuchamos…supongo que debo dejar de preocuparme ¿no?—

—Eres un chico listo, Sammy, por eso cuando regrese esta noche te daré un premio—

—Sí, lo que tú digas—rio Sam, sonrojándose un poco al imaginar lo que el ángel querría hacer esa noche—nos vemos a las…—

—Sam, dile al idiota de tu hermano que ni siquiera piense en ponerle los cuernos a mi hermanito con ese sujeto ¿bien?—aquello sí que tomo por sorpresa a Sam—si llega a ponerle un dedo encima lo convertiré en un gato, solo díselo—

— ¿Por qué?...Esta bien, lo hare, adiós—

Después de despedirse de Gabriel, Sam se permitió echarle un rápido vistazo a Dean. Su hermano seguía conduciendo con la mirada fija en el camino o eso quería que pareciera, pues de vez en cuando se traicionaba a sí mismo y le daba una rápida mirada al retrovisor. Sam sabe que a pesar de que Dean no diga una sola palabra sobre eso, extraña demasiado a Castiel y el hecho de tener allí mismo, a tan corta distancia, al recipiente del ángel está complicando demasiado las cosas para él. Por si no fuera poco, el menor de los Winchester ha notado que Jimmy también parece estar muy atraído por Dean. Cuando cree que nadie está mirándolo, Sam lo ha atrapado mirando a su hermano y no de la forma amistosa que debería ser. El cazador sabe que el autocontrol de Dean está tocando un límite. En algún momento  tomara la iniciativa y se lanzara a los brazos de Jimmy, Sam sospecha que este no hará nada por impedirlo. Lo único que espera es que Dean recuerde que Jimmy es solo el vehículo del ángel y no el verdadero Castiel.

Repentinamente, sus pensamientos pasan a segundo plano cuando oye un extraño ruido bajo el automóvil. Dean maldice y gira el volante para estacionarse al lado de la carretera. Detiene el motor y después de quitarse el cinturón se baja del auto sin dar ninguna explicación.

— ¿Qué paso?—pregunto Sam asomándose por la ventanilla para ver mejor a su hermano agachado al lado de la rueda trasera—dime que no se ha pinchado—

—Si quieres no te lo digo, pero eso es lo que paso. Despierta a Mary para que venga a darme una mano—

— ¿Para que la necesita a ella? Si no puede cambiar una llanta yo puedo ayudarle—la voz de Jimmy llamo su atención. Se dio media vuelta y miro a Jimmy que se había enderezado en su asiento sin soltar a Mary—ella no sabe hacer esas cosas, es solo una niña—

—Esto…Mary, no es una niña común, quizás no me creas pero ella es muy fuerte—Sam no tenía idea sobre cómo explicarle a Jimmy que su sobrina estaba lejos de ser una niña común—probablemente necesitas verlo por tus propios ojos… ¡Mary, despierta!—

Sam bajo del auto y camino hacia el lugar donde su hermano se encontraba, tenía algunas herramientas en las manos y la rueda de repuesto ya estaba en el suelo a su lado. Segundos después oyó el sonido de una de las puertas abriéndose y Jimmy bajo del impala seguido por Mary que venía frotándose los ojos.

—Mary no puede ayudarte a cambiar una rueda—dijo apenas sus ojos se encontraron con los suyos.

—En eso estamos de acuerdo, ella no va a cambiar una rueda mientras yo tenga vida…lo que va a hacer es levantar el auto—Dean sonrió al ver a Jimmy pasar del desconcierto a la indignación—Mary, ven aquí—

— ¿Qué quieres papi?—Mary se acercó a él y observo unos segundos la llave de cruz que Dean sostenía en su mano— ¿vamos a reparar el auto?—

—Solo cambiaremos una llanta, levanta el auto para mí, nena—la niña asintió y con una sonrisa se agacho al lado del automóvil y comenzó a tantearlo por debajo—Eso es, busca el lugar correcto para levantarlo. Hazlo como te enseñe y…—

— ¿Quieres que ella ponga la gata, no?—la sonrisa en el rostro de Dean se ensancho al oír la voz de Jimmy, mientras se agachaba a unos pasos de Mary para comenzar a soltar las tuercas que sostenían el neumático en su lugar— ¿Sabes cuan peligroso es si ella lo hace mal? ¡Podría aplastarla!—

—No te preocupes tanto, ya lo ha hecho antes ¿estas lista, nena?—

—Sí, papi ¿lo levanto ahora?—

—Dame un segundo, Sam, tráeme la rueda—el aludido hizo lo que se le pedía y rodo el neumático hacia Dean—ya sabes que no puedes soltarlo hasta que yo te diga ¿bien?—

— ¡Espera un segundo…!—Dean sonrió divertido al detectar la pizca de terror en la voz de Jimmy—ni siquiera le has dado la gata y quieres que ella…—

—Levántalo, Mary—

Era tan extraño para Dean ver tantas y distintas emociones en el rostro de alguien que en el pasado fuera tan malditamente apático. Era en esos momentos que Dean volvía a estrellarse contra la realidad: Jimmy no era Castiel. Procuro concentrarse en lo que estaba haciendo, no quería que por algún tonto descuido, Mary o el pudieran lastimarse. Aunque era seguro que el único podría salir lastimado seria solo él. Mary siendo una nephilim era casi indestructible.

—Mantenlo ahí, nena, ya estoy terminando de quitar la rueda—mientras otros padres se sentían orgullosos de los logros académicos o deportivos de sus hijos, Dean Winchester se preguntaba a si mismo que otro padre podría decir que su hijo podía levantar casi sin esfuerzo un automóvil, ciertamente ninguno—terminare en cinco minutos y podremos…—

— ¿Qué es ella?—oyó preguntar a Jimmy y por poco no le lanza la llave de cruz que tenía en la mano, cuando vio que el auto se sacudía un poco, señal de que Mary lo había oído. Puede entender que se sorprenda al ver a una niña de siete años levantar un auto pero lo que no podría entender era que tuviera tan poco tacto.

—Concéntrate, Mary—susurro solo para que su hija lo oyera. La niña lo miro unos segundos antes de sonreírle—tu papá es rarito, pero no tenemos a otro mejor—

—Aun así lo quiero—que alguien le dijera en ese segundo si podía existir una niña más linda que la suya, porque él estaba dudándolo seriamente— ¿no se habrá enfermado?—

—Podría ser, solucionemos un problema a la vez—Después de terminar de quitar las tuercas que mantenían en su lugar la rueda. Monto la otra y la atornillo lo suficiente como para que no fuera a salirse—Nena, bájalo, lentamente—

—Sí, papi—

—Bien hecho, Mary, cuando lleguemos te comprare el helado que tú quieras—dijo Dean incorporándose y acercándose a la pequeña para darle una palmadita en la cabeza—ahora sube al auto o no llegaremos jamás—

— ¡Me comeré uno de chocolate!—grito la niña al tiempo que corría hacia la puerta trasera del auto, la cual abrió para subir.

Jimmy que había observado la escena con la boca abierta, iba a seguirla cuando Dean sujetándolo por el brazo se lo impidió. Sam los observo unos segundos en silencio antes de dirigirse hacia el asiento del co piloto. Al verse a solas con el otro, Dean, lo soltó y comenzó a guardar las herramientas que usara para cambiar el neumático.

—Mary es una nephilim, voy a suponer que no conoces el termino y te diré que se refiere a los hijos de los…—

—Los nephilim no existen, eran abominaciones que murieron en la gran inundación—Jimmy apoyo la cintura en el costado del auto y se quedó mirando el paisaje campestre que se extendía al lado de la carretera—mi hija no es uno de esos monstruos—

—No llames a Mary abominación, quieras creerlo o no ella es hija de Cass y mía. Tiene más fuerza que tú y yo juntos, no hay casi nada que pueda lastimarla—Dean se detuvo y se quedó mirando todas las armas que se encontraban ordenadas en la cajuela. Prácticamente los hermanos tenían allí todo un arsenal. Dean lo miro y bajo el volumen de su voz lo suficiente para que el solamente pudiera oírle—ella  no es del todo normal pero aun es una niña y cree que tú eres su padre, guárdate tus prejuicios para ti mismo—

—Dios…no puedo creer que mi niñita…—

—No es tu niñita, es mi hija y del ángel—

—Creo que puedo llamarla como yo quiera, recuerda que el cuerpo con el que te…digo, uso Castiel para procrearla fue el mío, así que eso, lo quieras o no me hace también su padre—respondió Jimmy enfadado, alejándose del automóvil y acercándose a el—físicamente es mi hija, ni tu ni nadie va a arrebatármela—

—Castiel prometió que volvería, espero por tu bien que no se tarde demasiado—gruño enfadado Dean, bajando la tapa de la cajuela para luego voltear hacia él y quedarse mirándolo amenazador—la única razón por la que estás aquí es porque eres el cuerpo que Castiel ocupa. Yo que tu cerraría mi bocata y cuidaría mis palabras delante de la hija del sujeto que puede y me pateara el trasero—

— ¿Mas amenazas? ¿A que le temes, Dean? Es como si esa violencia fuera tu único apoyo—

—No le temo a nada ni a nadie, santurrón, pero en tu caso deberías temerme a mí. Te lo advertiré una vez más: cuida tus palabras delante de mi hija—

—Nuestra hija, recuérdalo—

—Vete a la mierda—

Desde esa discusión había pasado ya una hora por lo menos. Dean estaba soportando a duras penas las inmensas ganas que tenia de caerle encima a Jimmy para molerlo a golpes. De solo recordar el instante en que casi lo besara, se sentía asqueado de sí mismo. No podía creer que se hubiera sentido atraído por él, menos después de lo que dijera sobre ser el padre de Mary. Ya suficiente tenía con el ángel como para tener que aguantar al tercero en discordia. Se prometió a si mismo que apenas Castiel regresara le daría una patada en las pelotas, no importaba si en el proceso se rompía una pierna.

Por fin llegaron a la ciudad de Davenport, de la que recibieran noticias que estaban sufriendo ataques de vampiros. Bobby se había comunicado con ellos hacia algunos días para informarles de un nido de vampiros que parecía haberse establecido hacia poco. Sin embargo, para Sam lo más peligroso de la ciudad era el anterior encuentro de Mary con el fantasma de la niña asesinada. Gabriel le había asegurado que la muerte de la niña no tenía nada que ver con alguna criatura sobrenatural, pero aun así se sentía bastante nervioso mientras la veía bajar corriendo del automóvil. Se encontraban en uno de los tantos moteles que se encontraban en la zona cercana a la carretera. Dean había conseguido una habitación y ahora se encontraba sentado en la habitación.

— ¡Papi, vamos a comer helado!—grito la niña lanzándose al regazo de Dean que se había sentado en la orilla de una de las dos camas que allí se encontraban. El rubio la abrazo y le hizo cosquillas antes de levantarla y ponerla sobre su hombro.

—Volveremos en un rato, vigila a nuestro invitado—le dio una mirada a Sam y luego a Jimmy antes de ponerse de pie y todavía cargando a Mary se dirigió a la puerta de la habitación—llevare a Mary a comer un helado—

—Quizás deberías mantenerte alejado de Dean un tiempo, sospecho que querrá matarte o algo parecido—al ver a Dean salir con Mary de la habitación, Sam tomo su computadora y tomo asiento en la cama que antes ocupara su hermano—está pasando un tiempo difícil—

—Él no quiere que llame hija a Mary ¿no te parece que debería poder hacerlo, siendo yo su padre también?—Jimmy camino hasta la ventana que daba a la calle y desde allí contemplo como Dean tomaba la mano de Mary para comenzar a caminar—siento que tengo una segunda oportunidad para serlo pero el…—

— ¿Tu sientes algo por mi hermano?—pregunto Sam levantando la vista de la computadora. Jimmy apoyo la frente en el cristal y a pesar de que ya no podía ver a Mary no se movió de la ventana.

—No sé qué podría sentir por él, es el sujeto más molesto que he conocido en toda mi vida. Es violento, mal hablado y como si no fuera poco me prohíbe criar a mi hija—

—Comprendo tu punto de vista pero es mejor que no te encariñes con ninguno de ellos, recuerda que Castiel volverá en cualquier segundo—Sam no alcanzaba a comprender que estaba pasando en la cabeza y el corazón de Novak. Lo único que sospechaba era que el hombre había desarrollado fuertes sentimientos por Dean y por Mary. Esperaba que en un futuro esos sentimientos no se volvieran en contra de ellos.

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— ¿Estás seguro que papá no está enfermo?—Dean esbozo una media sonrisa mientras jugaba con el cono de helado en su mano. Mary se encontraba sentada a su lado, balanceando las piernas.

— ¿Por qué lo preguntas, nena? Estoy seguro que te había dicho que está perfectamente, solo está actuando como siempre—

Se encontraban sentados frente a la heladería más cercana que habían encontrado. Después de pagar por un helado doble de chocolate para Mary, esta lo había obligado a comprar para sí mismo uno también. Dean no recordaba hacia cuanto tiempo no comía un cono de helado. De hecho creía que jamás lo hiciera, después de todo ni Sam ni el podían abandonar la habitación del motel. Dean no quería que Mary viviera lo mismo que él.

—Susan dice que él no es papá, ella dice que si fuera mi papá Castiel debería brillar como antes, pero el ya no brilla—El cazador maldijo entre dientes, había olvidado ese detalle que hablaba de que los nephilim si podían ver a los ángeles. Jimmy ya no era el recipiente de Castiel, podía decirle a Jimmy que actuara a como el ángel pero él no sería el ángel. —Papi ¿papá se fue, verdad?—

—Mary… ¿Confías en mí? Necesito que confíes en mí—la niña bajo su helado y lo miro. Como siempre que la niña lo miraba fijamente, Dean, se encontró aturdido frente a la visión de su propio reflejo en los ojos de su hija. Ella confiaba en él, podía verlo, pero tenía que oír de sus propios labios esa frase—Te amo, hay cosas que no te diré pero nunca creas que he dejado de quererte. Tu padre está pasando un momento difícil y necesita todo nuestro apoyo ¿entiendes eso?—

—S—Si, papi, pero creo que él no me…Susan dice que…—

—La próxima vez que Susan diga que Castiel no te quiere dile que…se meta en sus propios asuntos—a veces Dean odiaba a la tal Susan, sabía que ella era solo la amiguita imaginaria de Mary pero aun así le enfadaba. Procuro respirar profundo y calmarse antes que la niña se asustara—Cariño, quizás necesitas relacionarte con otros niños y…—

— ¡¿Voy a poder ir a la escuela?!—Dean se tardó tres segundos exactos en comprender lo que Mary le preguntara y eso le asusto muchísimo. La niña se veía radiante mientras tiraba el helado al suelo y se ponía de pie para comenzar a correr alrededor de la banca. — ¡Voy a ir a la escuela! ¡Voy a ir a la escuela!—

—Mary, cálmate…aun no creo que sea…mierda—la niña dejo de correr y se detuvo frente a él, mirándolo de la misma forma que lo hiciera cuando le pidió llevarla a ver una película de ponis, esa misma forma que lograra que el mas macho y rudo de todos los cazadores se sentara junto a una niñita para ver por dos horas a caballos enanos salvar el mundo con el poder del amor. Dios, aun Gabriel se burlaba de él llamándolo “princesa de los ponis”. Era irremediable, Mary había ganado y que Lucifer se lo llevara si no le molestaba haber sido derrotado por ella.

—Regresemos con tu tío, estoy seguro que va a alegrarse de saber que tiene la razón—

—Papi, cómprame otro helado ¿sí?—Dean solo sonrió ante la petición de la niña y sin dejar de hacerlo le extendió su propio helado. Mary se quedó mirándolo unos segundos antes de hacer una mueca—El tío Sam dice que compartir la comida es antihigiénico—

— ¿Higiene? Eso es para niñas, nosotros somos Winchester, no le tememos a nada—exclamo acercando el helado a la boca de la niña y manchándola con el—anda, yo sé que quieres helado—

—¡¡Papi!!—grito antes de comenzar a reír.

Dean sintió otra vez que su mundo estaba bien. Lo único que lo mejoraría seria que el ángel regresara con ellos esa misma tarde. Cada noche había orado para que él le respondiera y cada vez sus palabras fueron arrastradas por el viento. No quería pensar que Castiel en verdad los hubiera abandonado pero cada día que pasaba la duda se hacía más fuerte en su corazón. La cercanía de Jimmy solo parecía empeorar las cosas, ese era el rostro con el que se enamorara del ángel y ahora pertenecía a alguien a quien el no conocía. Quería con todas sus fuerzas creer que la promesa del ángel sobre volver se haría realidad, en verdad lo quería.

—Vamos, Mary, necesitamos hacer que tu tío busque un colegio para ti—

 

Susan observo toda la escena con una pequeña sonrisa grabada en su rostro. Se sentía feliz por su amiga. Por fin su sueño de asistir a la escuela estaba haciéndose realidad. Si había que ser sincera, debía admitir que su padre no era tan malo como a veces podía parecerle. Era cierto que el otro sujeto que Mary llamaba papá no estaba. Ella se lo había comentado hacia un tiempo pero Mary no le había creído. Lo único que faltaba para que todo mejorara era que el tal Castiel regresara.

Los vio regresar al motel tomados de la mano. Mary estaba comiendo el helado que su padre le diera. En alguna parte de su pecho, Susan sintió una punzada de dolor al contemplar esa escena. Envidiaba la felicidad de Mary, pero también quería ayudarle. Supuso que eso era algo normal entre las amigas. Iba a seguirlos cuando se dio cuenta que no era la única que estaba observando la escena con atención. A unos cuantos metros pudo distinguir una figura que se ocultaba a medias tras una esquina. Confundida por la extraña actitud del desconocido, Susan se acercó a algunos pasos y se dio cuenta de que se trataba de un adolescente que vestía unos jeans rasgados a la altura de las rodillas y una camiseta de color negro. Su rostro le parecía extrañamente familiar pero era como si sus recuerdos estuviesen cubiertos por niebla. El chico sonrió mientras abandonaba unos centímetros su escondite, la atención de Susan se vio robada por un extraño brillo en el pecho del muchacho: un collar con un dije en forma de estrella.

Estaba segura que había visto ese collar en alguna parte y también estaba segura que ninguna sonrisa antes le había provocado tanto miedo como la de ese chico.

 

Notas finales:

Continuara...


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