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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen sino a sus verdaderos creadores y todo eso que bla, bla, bla...hahaha

 

 

Mientras caminaban en dirección a la cafetería más cercana al motel, Dean se permitió observar unos segundos a su pequeña hija. Mary tarareaba una tonada que sonaba en el anuncio de una juguetería. La niña por fin estaba comenzando a saborear lo que significaba una infancia normal. Estaba asistiendo a la escuela y el collar que hiciera Gabriel estaba poniendo bajo control su increíble fuerza, convirtiéndola en una niña común y corriente. Lo único que faltaba para que todo fuese perfecto seria que Castiel regresara con ellos, aun no tenía noticias de él y ya estaba hartándose de la presencia de Jimmy…pero incluso teniendo al recipiente del ángel cerca, Dean no se sentía feliz. Quería al ángel de vuelta lo antes posible.

—Papi ¿te duele el estómago?—la pregunta de la niña lo arranco de sus pensamientos y lo confundió al mismo tiempo.

— ¿Por qué lo preguntas?—

—Tienes cara de dolor, esa que pone el tío Gabe cuando el tío Sam lo regaña—Mary caminaba a su lado, mirando todas las tiendas que se encontraban por el camino—si estas enfermo, la maestra Wilson dijo que debíamos ir al hospital. —

—No estoy enfermo, preciosa, solo estoy cansado porque no dormí bien—Mary aun no conocía el secreto de la familia, Sam había logrado hacerle entender que la niña era muy pequeña para comprender la verdad. Quería mantenerla alejada de ese mundo todo el tiempo que fuera posible y mucho más ahora que Castiel no estaba con ellos—espero que ese restaurante no esté tan lejos, estoy muriéndome de hambre—

— ¿Papá va a almorzar con nosotros?—

—No lo sé, ni siquiera sé dónde está ahora—respondió deteniéndose para mirar a su alrededor. Estaba seguro que deberían haber llegado al restaurante hacia algunos minutos ya, bueno, antes había llegado usando el automóvil. La tienda de libros estaba en la esquina, lo que quería decir que el restaurante debía estar cerca. —vamos, Mary, falta poco para llegar—

—Papi, ese señor tiene alas como el tío Gabriel—nada mas oír a su hija decir aquello, Dean llevo su mano a su bolsillo y tanteo el cuchillo que tenía allí. Definitivamente no era su mejor arma, pero no esperaba tener que enfrentarse a un puto ángel en el almuerzo. Por regla general no confiaba en ningún ángel y menos si su hija estaba presente.

— ¿Quién es? ¿En dónde está?—le pregunto, Mary era la única de los dos que podía ver la verdadera forma de los ángeles. En otras circunstancias se habría llevado a la niña a un lugar seguro, pero no estaba seguro si habría más ángeles alrededor—Habla, Mary, dime quien es el sujeto—

—Ya no lo veo, entro en esa…papá dice que se llama iglesia—la niña señalo al otro lado de la calle. Efectivamente había una iglesia del otro lado de la calle—Susan, está diciendo que hay alguien llamado Jimmy allí—

—Creí que Susan…espera un segundo ¿dijiste Jimmy?—

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—Llama a Castiel, quiero matarlo usando su recipiente—

Jimmy no podía creer que eso estaba pasándole a él. Estaba bastante seguro que los ancianos de más de sesenta años no podían tener tanta fuerza. El supuesto padre lo mantenía a varios centímetros del suelo, sujetándolo por los hombros. Hacia unos cuantos minutos estaba sentado tranquilamente, esperando que un cura viniera a oír su confesión y ahora estaba siendo amenazado por un anciano que había arrancado de cuajo la puerta del confesionario y que la había lanzado a varios metros. Por lo poco que el otro le dijera sabía que se llamaba Aziel, era un ángel y deseaba matar a Castiel.

—Él no está aquí ahora, no vendrá—respondió antes de ser lanzado al mismo lugar al que fuera lanzada la puerta del confesionario. Su espalda choco contra la pared y un dolor que jamás antes sintiera recorrió su cuerpo. Jimmy grito de dolor y cayó en el suelo, jadeando.

—Es una pena que no esté aquí, si él estuviera aquí tu no tendrías que estar sufriendo ¿no? Seré piadoso contigo y te daré otra oportunidad para que te marches y me dejes tratar mis problemas con quien debo—Aziel camino hasta el lugar en el que se hallaba Jimmy. Se paró a su lado y le asesto una patada en el costado, lo suficientemente fuerte para volver a hacerle gritar de dolor.

— ¡Ahhggg! ¡Y-Ya te dije que no vendrá…no volverá…el no tendrá mi cuerpo d-de nuevo!—exclamo Jimmy rodando en el suelo para intentar alejarse del ángel que rio burlesco— ¡si eres un ángel no deberías atacar a un humano indefenso!—

—No soy como los demás, yo tengo algo que los estúpidos en el cielo no tienen ¿quieres saber qué es? Un increíble deseo de venganza, primero asesinare a Castiel y luego iré por Gabriel. Cuando me haya deshecho de todos los que osaron enfrentarse a mí, reclamare mi premio y estoy seguro que no te imaginas cual es…—

—Yo tengo una idea sobre cuál es y estoy a punto de vomitar—a duras penas Jimmy se incorporó lo suficiente para ver a quien se había atrevido a hablarle de esa forma. Dean se encontraba cerca de la puerta, sin más arma que un cuchillo. La verdad es que se veía algo tonto intentando enfrentarse al ángel con solo esa arma, aunque no dejo de sentirse feliz de que él hubiera venido a ayudarle—él no es Castiel, aléjate de él, idiota—

— ¿Un cuchillo? Creo que me estas subestimando, debe ser por este inmundo cuerpo…no te preocupes, apenas pueda buscare uno nuevo y volveremos a estar juntos, tal como debe ser—Jimmy abrió los ojos como platos al oír las palabras del ángel ¡¿estaba coqueteándole?! Dean era una verdadera mina de sorpresas—sé que Castiel no está aquí ahora, obligare a este humano a que le permita a Castiel venir y así me encargare de el—

— ¿Que dijiste…el no deja regresar a Cass?—la mueca de sorpresa en el rostro de Dean era casi graciosa. Jimmy no había querido confesarle que era por su culpa que el ángel no regresaba con ellos. En ese instante la idea de dejarlo con Aziel se le hizo muy atractiva, pero si tenía que ser honesto, quería ser el quien se encargara de “obligar” a Jimmy—como sea, aléjate de él antes de que me obligues a hacer algo que no quiero—

— ¿Qué podría ser ese algo? No eres tan temible cuando no tienes a Castiel o al idiota de Gabriel de tu lado—el anciano se alejó de Jimmy para acercarse a Dean quien le dio una mirada de asco—no me mires de esa forma, sabes que me gusta cuando te pones salvaje—

—No me hagas vomitar, viejo, tengo varios fetiches y no hay ningún anciano involucrado—pese a sus palabras Dean llevo su mano al borde de su camiseta y comenzó a levantarla. Aziel sonrió de medio lado y siguió avanzando hacia él, un poco embobado por lo que estaba haciendo el rubio…hasta que se dio cuenta que tallado en su piel se encontraba un sello anti ángeles—adiós, idiota—

Antes que Aziel pudiera dar otro paso, Dean ya había puesto la mano sobre el sello. El ángel fue expulsado y el cuerpo del anciano cayó al suelo. Jimmy que había observado toda la escena se sintió algo asustado de que el anciano le hubiera revelado a Dean que era por su culpa que Castiel no regresaba, aunque le parecía mucho mejor el cazador que el anciano…o eso pensó antes de ver al rubio acercarse rápidamente a él y tras agacharse a su lado, darle un puñetazo que le hizo ver estrellas.

—¡Todo este tiempo Castiel ha estado intentando regresar!—Dean estaba furioso, se había estado aguantando el golpear a Jimmy porque consideraba que en el fondo no era del todo su culpa, pero ahora que sabía que era gracias a él que el ángel no podía regresar, su ira estaba tocando niveles insospechados—¡dime ahora porque no debo matarte!—

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Mary se apoyó contra la pared y trato de no mirar la mancha de sangre en el suelo.

Hacia unos segundos su padre le había dicho que lo que estaba haciendo con el cuchillo era algo importante y que no le dolía nada. Así que mientras su padre se trazaba un extraño símbolo en el estómago solo miro hacia un lado.

Una vez, cuando su padre y tío la dejaban sola, se había clavado por accidente un cuchillo en la mano, estaba intentado pelar una manzana y simplemente el arma se le escapo, aparte de la sorpresa que eso le produjera no sintió ningún tipo de dolor. Mary sabía por su familia que ella era alguien distinto, podía tener la fuerza de un ángel pero su habilidad para abrir puertas a donde ella lo deseara no era algo que su padre o su tío Gabriel pudiesen hacer, no por lo menos de la misma forma. Según su tío, había lugares a los que ni el mismo podía ir, lugares que Dios en persona les había prohibido. No quiso hacer enfadar a su tío preguntándole a que lugares se refería y desde ese entonces busco por su propia cuenta algunas respuestas.

A veces, cuando estaba sola, abría una puerta y se iba a la biblioteca que se encontraba más cercana. Hasta el momento ni sus padres o sus tíos habían descubierto que es lo que hacía, la única que conocía su secreto era Susan. Su pequeña amiga era un fantasma, al principio, descubrir eso le había asustado, pero pasado algún tiempo y un libro de criaturas sobrenaturales después descubrió que existían muchos tipos de fantasmas y estaba segura que Susan pertenecía a esos escasos fantasmas que eran buenos. Según su libro, la gran mayoría se quedaban atascados en la tierra porque habían muerto dejando algo inconcluso y también estaban los que murieron sin saberlo y continuaban viviendo sus vidas…o lo que quedaba de ellas.

— ¿Por qué no entramos?—Susan estaba agachada en el suelo, mirando fijamente la mancha de sangre que ella no había querido mirar al principio—tu papá podría estar en problemas, ya te dije que había allí un tipo igual a tu otro papá—

—Papi dijo que no lo hiciéramos, él dijo que esperáramos aquí al tío Sam—antes de cerrar la puerta, Dean le dijo que si pasaban treinta segundos y él no le decía que estaba todo bien, llamara a Sam para que viniera a recogerla. También le insistió que oyera lo que oyera no entrara. —no hare enfadar a papi, además, papá es un ángel y no hay nadie que pueda matarlo. —

—Si se puede matar a los ángeles, mi amigo me dijo que eso era posible. —Susan estuvo desaparecida algún tiempo. Mary la conocía lo suficiente como para pensar que estaba recorriendo casas buscando a su madre, la niña se lo confeso una noche que la encontró deambulando en la biblioteca en la que ella se encontraba. —Puedes matarlos con una espada, pero no cualquier espada, tiene que ser con una de “sus” espadas—

— ¿Para qué quiero saber eso yo? Tu amigo es muy raro y ya no quiero que me cuentes lo que él te dice, mi papá es el más fuerte de todos los papás y no hay nadie que pueda matarlo— su amiga ya no era la misma, no estaba segura si debía decirle que ella era un fantasma y la verdad no sabía mucho sobre ellos, quizás se ponían pesados con el tiempo—esperaremos al tío Sam y nada mas ¿bien?—

— ¿Qué pasa si ese de ahí dentro si es tu papá? Si está herido podrían matarlo y matar a tu otro papá también—Mary no había querido pensar en eso, ya había perdido a su papá Dean y eso no le gustó nada…si perdiera a los dos se moriría. –Deberíamos echar un vistazo, él nunca se enterara si tú no le dices nada. —

— ¿Un vistazo?...bien, pero solo será un rato y nada mas. —

—Ojos que no ven…—

Mary estaba segura que había leído eso en algún lado, no podía recordar donde y lo que seguía se le escapaba. Al parecer era algo como: “…corazón que no siente”. Se acercó a la puerta y conteniendo el aliento poso la mano sobre ella, necesitaba un pequeño empujón para abrirla y eso fue justamente lo que hizo. Para su fortuna, la puerta no hizo ningún ruido mientras se abría. Mary se permitió dejar salir el aire que tenía en sus pulmones y volvió a recoger un poco más antes de asomarse al hueco que dejara la puerta.

El lugar estaba parcialmente destruido, había una puerta destrozada cerca de la puerta. Su padre estaba tirado en el suelo, con sangre cayendo por la comisura de su boca. Mary ahogo un gritito y a duras penas logro mantenerse allí. Su otro padre estaba caminando hacia él y no había rastro del malvado que se atreviera a atacar a su papá. Todo estaba bien e iba a darse la vuelta para decírselo a Susan cuando su papi se arrodillo al lado del ángel y le dio un puñetazo que lo hizo dejar salir un poco más de sangre.

— ¡Todo este tiempo Castiel ha estado intentando regresar!—Desde el lugar en el que se encontraba fue fácil ver que el rubio estaba furioso. Mary se preguntó a sí misma, que cosa podría haber hecho su padre para hacer enojar a su pareja de esa forma. De pronto las palabras que el cazador pronunciara hicieron eco en su cabeza, las había pasado por alto pero ahora estas estaban brillando en su cabeza— ¡dime ahora porque no debo matarte!—

La primera conclusión era que el ángel le había ocultado algo al otro y la segunda fue que lo que sea que le hubiera ocultado era muy grave. Su papi estaba tan molesto como para amenazar de muerte a su otro papá ¿Qué era eso de “no dejar regresar a Castiel”? un millón de dudas estaban comenzando a invadir el corazón de la pequeña.

 Al principio había querido pasar por alto todas las  extrañezas de su padre, el hecho de no ver sus alas o que permaneciera todo el tiempo con ellos y la más importante de todas: el nulo contacto entre sus padres. Estaba acostumbrada a verlos besarse cuando creían que nadie, ni siquiera ella, estaba mirándolos. Sin embargo, ya llevaban días sin más contacto que miradas llenas de odio, por parte del rubio.

— ¡No me importa lo que vayas a hacerme, no me iré y dejare sola a mi hija contigo!—sus padres seguían discutiendo, Mary sabía que estaba mal oír a escondidas conversaciones ajenas pero no podía alejarse de la puerta.

— ¡Ella no es tu hija! ¡¿Cuántas veces debo decírtelo?!—Dean había cogido a Castiel por la corbata y estaba a punto de darle otro puñetazo. El corazón de la niña estaba latiendo tan rápido que casi no podía contar los latidos y el sonido de estos en sus oídos era como si alguien golpeara una puerta. No podía creer lo que Dean acababa de decir ¿Castiel no era su padre? Y si no era su padre ¿en dónde se encontraba su verdadero padre?

Sin darse cuenta varias lagrimas estaban cayendo por sus mejillas, la niña estaba en shock…necesitaba respuestas…amaba a sus padres pero había algo que ellos no estaban diciéndole. Retrocedió un paso dispuesta a huir de todo eso cuando su espalda choco con algo sólido y suave al mismo tiempo. Giro y se encontró con la mirada preocupada de su tío quien se encontraba solo. Sin saber que más hacer se lanzó a sus brazos rogando que él no le preguntara que estaba pasando…ni ella lo sabía.

— ¿En dónde está Dean, nena?—pregunto apretándola contra su pecho y levantándola con él. Mary rodeo su cuello con sus brazos y oculto su rostro en su cuello, feliz de estar con el. — ¿no estas herida, verdad?—

—E-El…ellos están peleando…papá dijo…no soy su hija—Mary no sabía que decir, ella tampoco comprendía del todo pero como siempre su tío no pareció necesitar más y acariciándole la espalda abrió la puerta en la que ella se encontraba. —papi dijo que no mirara…pero Susan dijo que papá estaba en peligro. Va a enojarse conmigo. —

—No se enojara, el único enojado soy yo…—Mary se atrevió a separarse de su tío y mirar a sus padres que seguían discutiendo, era obvio que Dean había vuelto a golpear al hombre en el suelo pues este ahora tenía un ojo amoratado— ¡Hey, ustedes dos, no es momento para eso!—

Dean iba a darle otro golpe a Jimmy, no podía creer que por culpa del santurrón el no pudiera estar teniendo sexo angelical en ese momento. Aunque en verdad lo que más le importaba era que su hija no pudiera tener a su padre, le había mentido a Mary diciéndole que Jimmy en verdad era su padre. Quizás fuera el mismo cuerpo pero jamás podrían ser el mismo ser. Iba a obligar a Jimmy a que le diera su cuerpo a Castiel incluso si tenía que usar sus grandes dotes de “interrogador” para hacerlo.

—Bien, no quieres ayudarme…entonces me veo obligado a hacer algo que en verdad tu no quieres, a mí me da igual hacerlo o no, lo importante es no matarte pero no te preocupes soy un profe…mierda…Sam, Mary ¿Estas bien?—Dean se detuvo a medio camino, Sam estaba de pie a unos cuantos pasos, sosteniendo entre sus brazos a su hija. Los ojos de la niña estaban arrasados por las lágrimas, una idea se abrió paso en su cabeza y no le gusto para nada lo que esta significaba. Si estaba en lo correcto, Mary había visto u oído, quizás ambas, lo que ellos habían dicho. —Nena ¿te sientes bien?—

—Papi ¿papá es mi papá, verdad?—era exactamente esa la pregunta que Dean había temido oír. Durante toda su vida oyó preguntas a las que no sabía cómo responder, su padre no fue el mismo después del asesinato de su madre y él tuvo la obligación de convertirse en su reemplazo. Sentía el peso del mundo en sus hombros y no tenía más opción que seguir llevándolo, por Sam y Mary seguiría haciéndolo incluso si tuviera que mentir—tu dijiste que yo no soy su hija—

—Mary, no es lo que tú piensas, el si es tu padre pero…—

—Dean, ya es suficiente, no puedes seguir haciendo eso—dijo Sam bajando a Mary que corrió hacia Jimmy. El cazador se puso de pie y se quedó mirando el puño con el que golpeara al otro, aun había algo de sangre en él. Estaba cansado de mentirle a su hija pero temía lo que ella pudiera pensar de el si llegara a saber que su padre no regresaría. —Debes, no, deben decirle la verdad o perderán su confianza para siempre y tú lo sabes. —

—Maldita sea, Sammy, si lo sé pero eso no lo hace más fácil—Mary estaba a sus pies tratando de limpiar la sangre del rostro de Jimmy con un pañuelo. El ojiazul la dejaba hacer sin oponer resistencia. Tomando aire se agacho a su lado y puso su mano sobre el hombro de la niña llamando su atención—Nena, debemos hablar—

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Susan se acercó a la puerta que Sam había dejado abierta y por unos segundos recordó la sensación que producía tener una familia. Desde que tenía memoria estaba sola, había vagado buscando algo que le devolviera los recuerdos que ella creía tener. Visito muchas casas intentando encontrar a su familia o a su madre por lo menos, pero no importaba cuanto se moviera no podía recuperar nada de su pasado.

Se había alejado de Mary tras encontrar a un chico, que de alguna manera despertaba en ella ciertas emociones que creía haber perdido. Era cierto que la atemorizaba pero al mismo tiempo sentía que el tenia las respuestas que ella necesitaba. Él estaba espiando a su amiga, de eso estaba segura, Mary era su única amiga así que se sentía en obligación de ayudarla. Venció sus miedos y se atrevió a seguir al desconocido hasta su casa.

Para su sorpresa, el chico no vivía tan lejos de donde se encontraba el motel en el que Mary estaba viviendo. Era una casa de dos pisos, pintada de blanco y con un gran jardín al frente. Todas las ventanas estaban cubiertas por gruesas cortinas que no dejaban ver nada de su interior, aunque eso no representaba ningún problema para Susan, una de las ventajas de ser un fantasma era que podía atravesar paredes. Había algo en el lugar que provocaba cierta sensación de terror en su espíritu, algo que ninguna casa en la que estuviera antes provocara. El chico cerró la puerta tras él y la niña se apresuró en entrar también en la casa.

La pequeña fantasma se paralizo en el instante que atravesó la pared, la sensación que la embargara mientras contemplaba la casa era nada en comparación al terror que ahora sentía. Ciertamente no había nada en ella que no viera antes en cada una de las casas en las que antes se encontrara.

Se atrevió a recorrer la cocina y la sala, ambas habitaciones estaban cubiertas por una capa de polvo que le hizo pensar que nadie vivía allí. Sin embargo, el extraño chico había entrado así que estaba segura que sus padres debían estar en el segundo piso. Mientras miraba la sala busco alguna fotografía que le diera una idea sobre la descuidada gente que allí vivía, pero se dio por vencida al darse cuenta que allí no había ninguna. Unos ruidos en la planta alta le hicieron pensar que los habitantes de la casa se encontraban arriba y motivada ahora más por su curiosidad resolvió subir.

Mientras subía por la escalera, el extraño sentimiento que anidaba en su interior había comenzado a extenderse por todo su cuerpo. Estaba aterrada pero al mismo tiempo se sentía fascinada por la idea de conocer la verdad que ocultaba la casa. Tampoco vio fotografía alguna en la pared de la escalera, en cambio vio en ella lugares en los que parecían haberse hallado cuadros, era como si cada uno de ellos hubiera sido removido.

Cada peldaño que subía la acercaba a la verdad. Cuando llego al final de la escalera volvió a oír los ruidos que la motivaran a subir, era como si alguien estuviera teniendo arcadas. El pasillo parecía estar vacío así que se aventuró a seguir moviéndose hasta el lugar desde donde todavía podían oírse los ruidos. Pasó delante de dos puertas cerradas e iba a asomarse en ellas cuando vio algo destellar en la única puerta que se encontraba abierta.

Lentamente y con la sensación de estar a punto de descubrir toda la verdad se acercó a la puerta, el destello que llamo su atención pertenecía al collar que el chico llevaba puesto. Estaba tirado en el suelo, como si su dueño se lo hubiera arrancado del cuello. Se agacho para mirarlo mejor y fue cuando vio la gran mancha de color oscuro que cubría casi toda la superficie de la alfombra. Levanto la mirada y sus ojos se encontraron con una habitación infantil. Las paredes eran de color rosa y cada una de ella estaba manchada con la misma sustancia que viera en la alfombra. Había una pequeña cama con las sabanas revueltas y también manchadas. Dio un paso dentro de ella y el extraño presentimiento de que por fin había llegado a casa se apodero de ella. En el suelo vio una fotografía, se arrodillo para mirarla mejor y cuando sus ojos se encontraron con los de la niña que en ella aparecía todo su ser comenzó a temblar.

Sintió miedo y sintió ira…pero el sentimiento que sobrepaso a los otros fue la alegría. Por fin había encontrado a su familia, allí estaban sus padres y también…su hermano.

“¿Ese chico es mi hermano?”

De pronto la puerta que estaba frente a la habitación se abrió y el muchacho salió de su interior limpiándose la boca con la manga. Susan se levantó y se quedó mirándolo, advirtiendo la delgadez de su cuerpo y la palidez de su piel. El miedo que sintiera antes estaba volviendo a apoderarse de ella cuando los recuerdos que creyera perdidos regresaron a ella…el…el la había…

—Hola ¿Quién eres?—el chico estaba mirándola directamente—creo que te conozco…le preguntare a Qwan—

Susan se permitió mirar la escena unos segundos más antes de voltear a mirar al chico parado a unos cuantos pasos más allá. En su cuello volvía a llevar el collar con la estrella. Él le había asegurado que lo necesitaba para que los ángeles no pudieran sentirlo.

— ¿Ellos son los Winchester, verdad? Qwan dijo que ellos no harán daño si nos ven—El chico había observado junto a ella como el tío de Mary llegaba—tenemos que convencerla para que nos ayude. —

—Mary es mi amiga, si se lo pido nos ayudara—Susan bajo su vista hacia su mano y se quedó mirando el regalo que el amigo del chico le diera: una pequeña pulsera con un dije en forma de candado. Había conocido a Qwan en casa del chico y de inmediato había sentido simpatía por él, el pobre estaba atrapado en un lugar al que nadie podía llegar excepto su amiga. —Cuando conozca a Qwan también querrá ayudarlo, estoy segura, Zack. —

Ahora podía recordar su nombre…aunque el cómo lo conociera seguía siendo un misterio para ella. 

 

Notas finales:

Continuara...


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