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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus bellos personajes me pertenecen...y todo eso hahaha

 

Dean se alegraba de que su hermano hubiera traído consigo el auto. No estaba de humor como para caminar, quería darle una golpiza a Jimmy ahora que sabía lo que él estuviera ocultándole tanto tiempo.

Miro por el espejo retrovisor y vio a su pequeña hija, todavía intentando curar las heridas del que ella creía era su padre. No tenía corazón para decirle que ese hombre no era realmente su padre, sino el cuerpo que el ángel usaba para permanecer en la tierra. Jimmy se inclinó para que ella pudiera limpiarle la sangre que tenía en la comisura de la boca y de alguna manera que no alcanzo a entender esa escena logro conmoverlo.

—Quizás no debas decirle todo—la voz de su hermano lo regreso al presente. Sam estaba sentado a su lado, pero aun así se había acercado para que la niña no lo oyera—no creo que sea necesario que ella sepa que no sabemos en donde esta Castiel—

—Ni aunque quisiera decírselo podría hacerlo, no sé en dónde está el ángel ¿no lo recuerdas?—Dean acelero tras dejar atrás un semáforo. Segundos después se encontraban frente al motel—le diré la verdad sobre el santurrón, quizás así deje de llamarlo papá—

—Recuerda que solo tiene siete años, dudo muchísimo que vaya a comprender eso de los recipientes. —

Dean no tuvo una buena respuesta para eso, para él tampoco estaba claro todavía lo de los recipientes. Detuvo el motor, se quitó el cinturón y bajo del impala. Abrió la puerta trasera y se inclinó sobre Mary para quitarle a ella el cinturón, mientras lo hacía le dio una sonrisa que la niña no le respondió. Jimmy a su lado se quedó mirándolo fijamente, el también se liberó del cinturón y bajo del auto por la otra puerta.

—Papi, no debes pegarle otra vez a papá. Le diré al tío Gabe que cure a papá ¿bien?—Dean volvió a sonreír al oírla, su pequeña hija era madura— ¿me prometes no volver a pegarle?—

—Sabes que no hago promesas que sean difíciles de cumplir, ven aquí…necesito hablar contigo—le ofreció su mano y la niña la tomo para bajar.

Caminaron tomados de la mano hacia el cuarto en el que estaban quedándose. Sam ya se encontraba allí, sentado en una de las camas. Jimmy estaba apoyado en una de las paredes, sus ojos se encontraron con los de Dean. Su rostro aun mostraba el rastro de sus golpes y los que recibiera también de Aziel, el rubio no se sentía arrepentido de lo que le había hecho. Mary corrió hacia Sam y subió a la cama en la que él se hallaba.

—Tío Sam, dile al tío Gabe que cure a mi papá…por favor—agrego cuando el cazador le dio una seria mirada—yo no puedo hacerlo—

—Lo lamento, preciosa, tu tío Gabe viene cuando quiere y no sé cuándo vaya a aparecerse por aquí pero no te preocupes, hiciste un gran trabajo con el—Sam se guardó para sí mismo el hecho que Jimmy se veía una tanto enfermo, pero no quería lastimar los sentimientos de su sobrina—siéntate aquí conmigo que estoy seguro que tu papá necesita decirnos algo. —

Dean tomo asiento en la cama frente a la suya, dándole la espalda a Jimmy quien no se movió de su lugar. Observo a su hermano y a su hija, Mary estaba sentada muy cerca de su hermano, como si quisiera esconderse en él. El cazador trago saliva y dio una profunda respiración, mientras buscaba en su cabeza las palabras adecuadas para revelarle a su hija lo que estaba pasando a su alrededor y que él no hubiera querido decirle en lo que le quedaba de vida, pero debía admitir que Sam tenía razón al decir que debía proteger la confianza de su hija.

—Antes…antes me preguntaste si tu papá es tu papá, Mary quizás ahora no comprendas esto pero en verdad ese tipo que está ahí no es tu papá—al oír aquellas palabras los ojos de la niña se abrieron desmesuradamente. Cuando vio unas lágrimas caer por sus mejillas, se levantó del lugar en el que se encontraba y se sentó al lado de la niña. Paso su brazo por sus hombros e hizo que se recostara en su pecho—sabes que tu papá es un ángel ¿no?—

—S-Si…pero él se parece a mi papá…—sollozo la niña, haciendo pucheros—él es…e-es mi papá—

—Nena, te lo explicare pero no sé si vayas a entender, así que iré lento: todos los ángeles viven en el cielo, no me preguntas que hacen allá arriba porque no tengo idea, quizás se la pasen espiando a todos o jugando con las nubes…a veces bajan a la tierra a hacer misiones. Castiel tenía una misión y estuvo mucho tiempo metiendo su nariz en nuestros asuntos, nos ayudaba la mayoría del tiempo—Dean sonrió mientras recordaba todo lo que pasara junto al ángel. Las veces que le diera un susto de muerte cuando se aparecía sin avisar, su casi inexistente sentido del humor o la forma en que lograba hacerle creer que el si valía un poco—cuando un ángel tiene que bajar debe usar un cuerpo humano y tu papá pidió prestado el de Jimmy…Castiel tuvo que regresar al cielo a hacer no sé qué y le pidió a Jimmy que cuidara su cuerpo—

—¿Él va a volver…verdad?—Mary enterró su cara en el cuerpo de Dean, aspirando su familiar olor, algo que hacia cada vez que estaba nerviosa—no quiero que le pase nada malo, yo lo quiero mucho…además, vi en una película que a veces hay que llevar a los papas a la escuela—

—El volverá, de eso me encargo yo—Dean abrazo con fuerza a su niña al mismo tiempo que le clavaba una mirada asesina al hombre frente a ellos—mientras tu papá vuelve, Jimmy se quedara con nosotros…Mary, perdóname por no haberte dicho esto antes…pero no estaba seguro si ibas a entender todo esto.—

— ¿Ya no tengo que decirle: “Papá”?—la niña salió de su escondite entre la ropa del cazador y se quedó mirándolo. Sus ojos continuaban humedecidos y esa imagen le partió el corazón. Dean era un rudo cazador pero si su hija lo miraba de esa forma se convertía en un padre cualquiera, bueno, todo lo cualquiera que un hombre Winchester pudiera ser—él no es mi papá—

Dean casi sintió un poco de lastima al ver palidecer el rostro de Jimmy. Sin embargo, Mary tenía razón en eso.

—No, no es necesario que lo hagas—

—Sí, papi—lentamente la niña se separó de Dean y desvió su mirada hacia Jimmy— ¿él va a enojarse conmigo?—

—No podría enojarme contigo, Mary, es solo que estoy triste porque ya no puedo ser tu papá—a pesar de saber que esas palabras pertenecían a Jimmy y no de Castiel, Dean sintió una pequeña punzada en su pecho. Después de todo era la voz del ángel. —Eres una niña muy buena. —

—Yo tengo dos papás, pero si quieres puedes ser mi tío, así como el tío Gabe—le ofreció poniéndose de pie sobre la cama. —si quieres puedes leerme cuentos y jugar conmigo—

—Rubito, tu hija es igual de desinteresada que tu—el aludido maldijo entre dientes cuando la cama se hundió, más específicamente detrás de su hermano Sam. Para Dean fue obvio que el arcángel había hecho su aparición y que los escasos minutos de tranquilidad que tuvieran se habían esfumado. Se levantó de la cama y tomo entre sus brazos a Mary para sentarla en la cama frente a ellos.

—No te lleves a mi sobrina, le traje un regalo—se quejó Gabriel al mismo tiempo que envolvía el cuellos de Sam con sus brazos—este… ¿Por qué traen esa cara todos?—

—Tuvimos una conversación, algo delicada pero supongo que todo está arreglado ahora ¿no?—Sam miro a su hermano y luego a Jimmy, este último se había acercado hasta la mesa para sentarse en una de las sillas—antes creo haberte dicho que ya no sigas malcriando a Mary con tus regalos. —

—No, Sammy, jamás me habías dicho tal cosa pero te juro que desde ahora seré el tío más bueno de todos—declaro Gabriel plantándole un beso en la mejilla, para luego desaparecer y volver a aparecer al lado de Dean—mira, nena, te traje un libro que estoy seguro que no has leído—

 — ¡Gracias, tío! ¿”Matilda”?—leyó la niña en la portada del libro que el arcángel le alcanzara— ¿de qué se trata, tío?—

—Es la historia de una niña maravillosa que tiene unos padres que no la quieren, ella tiene poderes y cuando comienza a asistir a la escuela conoce a una malvada directora—El ángel y los dos cazadores se giraron inmediatamente hacia Jimmy que continuaba sentado en la silla—Claire lo leyó hace tiempo y me contó la historia. —

— ¿Quién es Claire? ¿Puedo conocerla?—Mary salto de la cama y con el libro bien sujeto corrió hacia Jimmy— ¿me lees el libro?—

—Ella es mi hija y la verdad no se en donde está ahora…aunque me encantaría volver a verla otra vez—

—Mary, aun no has almorzado. Ven aquí, vamos a comprar lo que quieras—Dean le extendió su mano a Mary que lo observo un rato sin moverse del lado de Jimmy—te comprare una tarta de manzana. —

—Pues…creo que ella quiere quedarse con nuestro amigo—Dean maldijo en voz baja cuando la voz de Gabriel se dejó oír—no te preocupes, si quieres yo puedo ir contigo y te compro una banana—

—Vete a la mi…digo ¿quieres quedarte aquí, nena?—Dean esperaba que su hija lo eligiera a él pero de alguna forma sospechaba que la pequeña elegiría a Jimmy.

—Me voy a quedar con él, quiero que me lea el libro que me dio el tío—a pesar de lo mucho que quería ponerle el otro ojo morado a Jimmy, Dean se obligó a sí mismo a actuar de manera adulta y poner una sonrisa en su rostro.—¿papi, me traes tarta de manzana?—

—Por supuesto—Dean se dio una palmadita, mentalmente, en la espalda. Le dio una fría mirada a Jimmy antes de girarse hacia Sam y el ángel—te quedas a cargo ¿bien?—

—No te preocupes, cuñadito, yo me encargo de todo—dijo Gabriel cubriéndole la boca a Sam antes que pudiera contestar—y no te preocupes por haber sido derrotado por el santurrón, yo sé que no tenías posibilidad—

—Muérete—

Sin agregar nada más el cazador salió de la habitación.

Sam quito las manos del ángel de su cara y mirándolo enfadado se dirigió a su cama y se tendió sobre ella. Gabriel observo a su pareja sin borrar la sonrisa de su cara. Camino hasta donde él se encontraba y tomo asiento en la orilla de la cama.

—A papi no le gustan las bromas del tío Gabe. —susurro Mary subiendo a la silla que estaba al lado de la de Jimmy—a mi si me gustan ¿él te ha hecho una broma?—

—Todavía no, pero espero que no lo haga—susurro Jimmy a su vez— ¿él te ha hecho una broma a ti?—

—Creo que no pero… ¡el tío Gabe puede curarte!—Mary salto de la silla y corrió hacia la cama en la que estaban el ángel y el cazador. La vio hablar con Gabriel unos segundos y luego regresar corriendo a su lado seguida por Gabriel que se paró a su lado—el tío dice que va a curarte—

—S-Supongo que gracias. Yo no…—

—Guarda silencio, no me agradas demasiado pero eres el recipiente de mi hermanito y pretendo cuidar de él, además, mi sobrina me lo pidió— Jimmy no podía creer que eso estuviera pasándole al ¡todos lo odiaban! Miro a Mary que los observaba con una expresión algo perdida, la niña le sujeto la mano cuando el ángel acerco su mano a él. Gabriel no se tardó ni un segundo en curar sus heridas y cuando termino se giró sin decir nada y regreso junto a Sam.

—Gracias—murmuro Jimmy desviando sus ojos hacia el suelo, de repente su atención se vio robada por la pequeña mano que seguía sosteniendo la suya. Mary señalo con su cabeza la puerta y antes que él pudiese descifrar lo que ella quería la observo moverse lentamente hacia la salida, sin embargo, la voz del menor de los Winchester la detuvo:

— ¿A dónde vas, señorita?—

— ¿Yo? Voy a jugar con el afuera—tras unos segundos de duda Mary siguió moviéndose. Jimmy admiro su valentía, aunque era obvio siendo hija de Dean. Decidió seguirla y averiguar que quería hacer—vamos a jugar a las escondidas. —

—E-Es cierto...nosotros vamos a jugar—Jimmy le sostuvo la mirada al joven un rato hasta que este le obsequio una sonrisa— ¿está bien?—

—Está bien, pueden salir pero si Gabriel se entera que se alejan mucho ira por ustedes y no creo que quieras que eso pase—

Sin decir nada más, Mary abrió la puerta y salió de la habitación seguida de cerca por Jimmy que les dio una última mirada a la pareja, apenas la niña abandono la habitación Gabriel se lanzó sobre el cazador. Definitivamente sacaría eso de su cabeza, ya suficiente tenía con imaginar cómo sería besar a Dean.

Mary se encontraba de pie en el lugar en el que antes se encontraba el auto de Dean. Lo miraba con la misma mueca que le viera cuando Gabriel estaba curándolo y cuando él se acercó a ella, la niña llevo su mano a su boca y le hizo un gesto para que guardara silencio. Después de eso miro hacia su izquierda y una puerta de madera se materializo tras ella. Confundido y sorprendido por lo que estaba viendo, dio un paso hacia atrás. Mary extendió su mano hacia el en el preciso momento que la puerta se abría, revelando un gran espacio a oscuras en su interior. Jimmy trago saliva, sabía que ella no era una niña normal pero lo que acababa de presenciar salía de todo limite. Jimmy incluso se sintió un poco atemorizado, hasta que ella le sonrió y comenzó a retroceder hacia la puerta, fue entonces que el si se sintió asustado de perderla y sin aguardar más corrió hacia ella.

—No te preocupes, creo que ya puedo controlarla—Jimmy la observo confundido los escasos segundos antes de aceptar su mano y ser jalado al interior de la puerta—pero volveremos rápido o el tío Sam me va a regañar—

Fue tan rápido que Jimmy ni siquiera alcanzo a gritar cuando la puerta se cerró tras ellos. La oscuridad los rodeo, el hombre apretó la mano de la niña e intento acercarla más hacia sí mismo pero ella comenzó a caminar. Mary no parecía asustada o perdida, parecía caminar sin rumbo pero su rostro mostraba tal determinación que Jimmy decidió que esperaría. Camino a su lado y volvió a sorprenderse cuando la puerta volvió a materializarse esta vez delante de ellos. Sin hacer ningún ruido esta volvió a abrirse y les mostro un lugar que parecía un vecindario. Siguieron caminando y en el momento que atravesaron la puerta esta se cerró otra vez.

No estaban en el estacionamiento del motel en el que estaban quedándose. Ahora se hallaban de pie en una acera, en un vecindario que a Jimmy se le hacía muy familiar. Todas las casas se parecían muchísimo entre si y todas tenían amplios jardines. Algunos niños jugaban en la acera del frente.

—Reconozco este lugar…aquí es donde vive…oh dios—de pronto la puerta de la casa frente a la que se encontraban se abrió y una niña bajo corriendo los escalones del porche. Tenía el largo cabello de color rubio sujeto en una cola que se agitaba cuando su dueña salto desde el primer escalón. El corazón de Jimmy pareció detenerse cuando la puerta volvió a abrirse y una mujer madura salió. Le grito a la niña que se detuviera y como ella no le hacía caso corrió tras ella. —Amelia…Claire…me has traído con mi familia. —

— ¿Esa niña es Claire? Es linda, me gusta su pelo—Mary sonrió y soltó la mano de Jimmy—creo que mi papi y mis tíos no te quieren, la maestra dijo que es malo tratar mal a la gente—

— ¿Me has traído para disculparte por ellos? No es necesario, yo también tuve un poco la culpa, además, es normal que estén enfadados conmigo—Jimmy recordó las palabras con las que se negara a que Castiel regresara a su cuerpo—ellas parecen estar bien sin mí, creo que Amelia podrá sacar adelante a Claire sin necesidad de que yo regrese a sus vidas—

— ¿No las echas de menos? Yo extraño a mi papá y mi papi también, ellos se aman ¿sabes?—Mary bajo su mirada y comenzó a jugar con su pie—pero si papá no vuelve… ¡yo quiero que vuelva!—

Jimmy fue consciente de que su corazón estaba rompiéndose. No literalmente, por supuesto, pero eso no dolió menos. Si lo quisiera podría alejarse de la niña y correr en dirección de su familia. Sería tan fácil hacerlo pero no sería menos doloroso, a pesar de lo que Dean dijera sobre él, Jimmy aún se consideraba como el padre de la pequeña y le dolía muchísimo saberse responsable de su pena. Amaba a Amelia y a su hija Claire, pero todo lo que estaba pasando no era culpa de Mary. Se dio vuelta para darles un último vistazo a las mujeres que significaban, prácticamente, su mundo y tal como antes puso por sobre sus deseos la vida de una niña.

—Mary, regresemos…estoy seguro que tu padre volverá dentro de poco—

                                                &&&&&&&&&&&&&&&&&&

Dean se sentía como un idiota, nada más alejarse unas calles del motel se dio cuenta que había dejado su billetera en la chaqueta que se quitara antes de salir del cuarto. Le echo la culpa a Jimmy, él era el responsable de que él estuviera tan confundido. No es que todavía se sintiera atraído por él, bueno, solo un poco y no era demasiado. Se sentía como si fuera una chiquilla de telenovela que no sabía a donde iba su vida. Aunque no le gustara tenía que regresar al motel y buscar su billetera. Mary no había almorzado aun y eso le hacía sentir como un pésimo padre.

Dio la vuelta en una calle y regreso al motel. Se estaciono frente al cuarto y tras dudar unos segundos, bajo del auto y camino hacia el cuarto. Estaba tan seguro que su niñita estaba sentada viendo la televisión que ni siquiera dudo en abrir la puerta y entrar a la habitación, aunque nada más ver lo que estaba pasando en su propia cama volvió a cerrar la puerta de un golpe. No estaba muy seguro pero creía haber visto a Sam en cuatro patas y al ángel empujando tras él, ambos desnudos. Aguardo diez segundos y abrió de nuevo la puerta, esta vez, su hermano y Gabriel estaban sentados y vestidos en la cama.

—Volviste demasiado temprano, cuñadito—pese a la sonrisa de su cara, Gabriel parecía muy cabreado. — ¿Qué vamos a comer?—

—Sé que regrese temprano, olvide mi billetera y quería preguntarle a Mary… ¿en dónde está ella y el santurrón?—Dean miro a su alrededor—olvide preguntarle si quería una hamburguesa o una pizza—

— ¿Por qué no le preguntas tú mismo? Ella y Jimmy están jugando afuera a… ¿Qué pasa, Dean?—el rostro del cazador había perdido el color. Sam se puso de pie y miro por la ventana. —ellos dijeron que iban a jugar a las escondidas, quizás por eso…—

—Allí afuera no hay nadie, dejaste a ese idiota salir con mi hija…si ella no… ¡Mary!—Dean había dado media vuelta para mirar hacia el estacionamiento a través de la puerta que continuaba abierta.

 Estaba seguro que en el estacionamiento no había nadie, sin embargo, horrorizado descubrió el cuerpo de su pequeña hija tirado a unos cuantos metros de su automóvil. Corrió hacia ella, pidiendo en su interior que no le hubiera pasado nada malo. Jimmy no se encontraba cerca, por lo que supuso que podría estar herido…o muerto. No iba a pensar en eso, no mientras su razón de vivir estuviera a unos cuantos metros  tirada en el suelo como una muñeca rota.

Se arrodillo a su lado y la empujo suavemente tratando de despertarla.

— ¡Nena, abre los ojos! ¿Estás bien?—exclamo Dean levantando su cabeza y examinándola con la mirada. Mary parecía inconsciente, aunque no tenía ninguna herida visible. —vamos…no me dejes—

Dean iba a acercar su oreja al pecho de la niña cuando esta comenzó a hablar:

— ¿P-Papi?...no te preocupes, yo jamás te dejare—rápidamente Dean se alejó de ella para mirarla mejor. Su sonrisa se transformó en una mueca de terror cuando la vio abrir los ojos…Estos no tenían nada de vida, eran iguales a los que tenía la muñeca que Gabriel creara para engañar a Adira.

— ¿¡Que mierda!? ¿¡Que eres tú!?—Dean intento alejarse de la niña pero esta lo sujeto por el cuello, deteniéndolo. El hermoso rostro de su hija deformado por una sonrisa que enseñaba todos los dientes. — ¡se supone que tu…!—

—Papi ¿ya no me quieres? ¿No me recuerdas? Soy Mary—Dean saco de su bolsillo el cuchillo con el que se tatuara el sello e iba a clavárselo a la pequeña pero antes de que la hoja pudiera tocarla, está sujeto la mano del cazador y lo detuvo. Oyó pasos tras los seguidos por una maldición. Odiaba pedir ayuda pero en esta ocasión estaba más que dispuesto a que Gabriel se hiciera cargo de su fallida creación.

—Lo siento, nena, yo solo tengo una hija y no es horrible como tú—se burló Dean y empujo con todas sus fuerzas el cuchillo que atravesó el pecho de la muñeca—eres realmente asquerosa—

—Rayos…ella es…Gabe, se suponía que ella era tu creación—esa era la voz de Sam. Dean sonrió para sí mismo imaginando que su hermano menor iba a regañar al idiota con alas. La mano de la falsa Mary seguía sujetándolo e iba a alejarla de él cuándo esta lo soltó por su propia cuenta y cayó sobre su propio pecho, cerca del cuchillo que sobresalía de este.

—Idiota, ahora explícame como esta criatura pudo seguir con vida tanto… ¡ohh…mierda!—

—Papi ¿no te parezco hermosa?—Dean se había distraído el tiempo suficiente como para que la pequeña cogiera el cuchillo y se lo clavara en el pecho al cazador—soy tu hija—giro la hoja en el interior del cazador, sacándole un grito de auténtico dolor.—siempre lo seré…siempre.—

A duras penas, Dean tomo el cuchillo y tirando con todas sus fuerzas lo saco de su pecho. Nada más abandonar la hoja su cuerpo un chorro de sangre comenzó a salir de él.

El sonido de un disparo resonó en el estacionamiento. Sam le había disparado a la muñeca y la bala había impactado contra su cabeza y aunque no la destrozo si hizo que su cuello adquiriera un extraño ángulo. Sam corrió hacia el lugar donde su hermano se encontraba y lo ayudo a alejarse de ella.

—Voy a…le meteré una bala al estúpido de tu novio—hablar se le estaba haciendo difícil a Dean, se sentía mareado y la sangre no dejaba de fluir de su pecho— ¿en dónde…esta?—

—No eres el único que tiene problemas, alguien está utilizando a esa cosa para distraernos—confundido por las palabras de su hermano Dean miro a su alrededor y se dio cuenta que estaban rodeados por varios niños que parecían cubiertos de sangre—le pedí a Gabriel que no los atacara…temo que estén aún con vida. —

—Oh…eres muy amable por preocuparte por ellos…pero no lo están—lentamente la falsa Mary se levantó y giro su cabeza hacia ellos—yo tampoco lo estoy… ¿lo recuerdas, Dean? tú me mataste—

— ¿Quién eres?—a pesar del horrible sentimiento que provocaba en el esa cosa, Dean se obligó a sí mismo a mirarla—he matado tanta mierda que ni siquiera recuerdo…—

—Claro que me recuerdas, soy el miedo que aun tienes de perder a tu bonita hija—Dean abrió y cerró la boca cuando la idea tomo formo en su cabeza. No había pensado en eso antes porque lo consideraba imposible, sin embargo, algo le decía que no se equivocaba—vine por ella para que juguemos todos juntos ¿en dónde está?—

—Adira—

Dean iba a arrebatarle el arma a su hermano cuando un destello tras la bruja llamo su atención, segundos más tarde su corazón se paralizo al ver materializarse una puerta a espaldas de la bruja que él creía en el infierno.

Notando su terror, la muñeca se giró también y con una sonrisa torcida vio también la puerta.

—Hola, Mary, ven a jugar—

 

Notas finales:

Continuara...


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