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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Ni Supernatural o sus personajes me pertenecen...quiero a mi Castiel!!!

 

 

A veces Mary se quitaba el collar que contenía su fuerza solo para comprobar que aún era capaz de levantar sin demasiado esfuerzo un auto. En el patio de Bobby había muchísimos autos para comprobarlo, así que cada mañana desde que sus padres la trajeran a casa del hombre al que la niña llamaba “abuelito” había estado moviendo una enorme furgoneta que tenía pintada muchas flores en cada costado. Bobby la llamaba “nido de hippies” pero a ella le encantaba y a escondidas había estado moviéndola hasta un rincón de la propiedad, que estaba relativamente no tan llena de otras partes de vehículos.

Quería transformarla en su refugio, en un lugar en el que jugar con Susan y escapar por algunos instantes de la realidad que estaba aprendiendo a conocer gracias a Bobby.

Sus padres ya llevaban fuera dos días. Mary les pregunto a donde irían y ellos tras un incómodo silencio le respondieron que se irían de cacería. Al principio pensó que se trataba de algo parecido a lo que viera en un programa de la televisión sobre unos hombres que salían a cazar venados y patos, sin embargo, cuando ellos se hubieran marchado, Bobby la llevo con él a su escritorio y allí le hablo lo más suavemente que pudo sobre la “cacería”.

El viejo cazador le conto sobre muchas cosas. Le relato la historia familiar de los Winchester y sobre unas anécdotas de su abuelo paterno, eso sin contar las que le relato sobre Dean y Sam cuando estos eran pequeños y su padre los dejaba a su cargo. Sentada en el sillón mientras observaba con renovada atención al hombre en silla de ruedas, Mary sintió un poco de ira al oír como ni su padre ni su tío habían tenido una infancia como la que ella deseaba ¿eso quería decir que le pasaría lo mismo?

—Si mi papi es cazador y el tío Sam también lo es…abuelito ¿yo también seré como ellos?—pregunto la niña, mirando el objeto que Bobby le estaba dando: un viejo libro, cubierto por un desgastado cuero—pregunto la niña abriéndolo y dándole un vistazo a los dibujos de criaturas que en él se hallaban—no me gustan los monstruos abuelito, me dan miedo…yo quiero ser veterinaria o una maestra—

—Nena, creo que todos queremos eso pero toda tu familia está en este negocio y a diferencia de cualquier otro negocio este es uno de los que sales con solo desearlo—respondió el viejo cazador acercando su silla de ruedas a un estante lleno de libros y en el que se encontraba una botella de whisky—eres una Winchester y eso es sinónimo de problemas. Tu padre y tu tío a tu edad ya conocían algo de defensa personal pero supongo que aún tenemos tiempo para remediar eso…tienes suerte de tener a tu favor ser una nephilim—

—Abuelo Bobby ¿aquí hay monstruos?—

— ¿En la casa? No lo creo, pero si ves uno no dudes en gritar— rio Bobby al verla palidecer –Mary, esta es la copia del diario de tu verdadero abuelo, léelo y memorízalo y si tienes alguna duda…ponla por escrito y cuando tengas suficientes ven a molestarme, así no tendrás que incordiarme a cada instante ¿bien, jovencita?—

—S-Si abuelo—

Mary había estado corriendo entre los autos, tratando de atrapar la mariposa más grande que hubiera visto en su vida. Sin embargo, todos sus intentos fueron inútiles cuando el insecto voló por sobre la cerca. A pesar de ser capaz de poder ir  donde ella quisiera, Mary le había prometido a su padre que no saldría de la casa del viejo cazador y cuando Castiel hablaba ella oía. La niña amaba a su padre a pesar de lo frio que podía ser a veces y es que el ángel siempre se aseguraba de explicarle todo lo que ella no alcanzaba a comprender. Castiel le dijo cuan peligroso era que alguien fuera de su familia conociera su poder y lo que podría provocar si lo utilizaba egoístamente.

Enfadada consigo misma por no será igual de rápida que el insecto, regreso a la camioneta cubierta de flores y se sentó tras el volante. Le gustaba imaginar que el auto, al igual que el de su otro padre, se movía y la llevaba a todos los lugares que ella había visto en la televisión. Mary anhelaba conocer tantos sitios pero el continuo trabajo de sus padres no les permitía llevarla más que a un montón de moteles al lado del camino y ella ya estaba cansada de eso. Envidiaba a los niños que conociera durante su corta estadía en la escuela pero amaba a su familia y muy dentro de ella guardaba la esperanza de que dios oyera sus oraciones y podría tener la vida que ella quería junto a sus padres.

Jugo un rato más frente al volante, hasta que su mirada se posó en el objeto que se hallaba en el asiento a su lado. Bobby le había dado una copia fiel del diario de John Winchester para que pudiera aprender algo sobre todas las criaturas con las que se había topado su abuelo verdadero. Tomo el diario y lo hojeo un instante, deteniéndose en la página que hablaba de los espectros. Desde hacía un tiempo, había aceptado que su pequeña amiga ya no se encontraba en el mundo de los vivos, sin embargo, pensaba en ella como una especie de fantasma amistoso como “Casper” y jamás se le habría ocurrido pensar en la forma en que ella se había convertido en un fantasma. Recordaba bien su cara en el periódico que su tío Sam estuviera leyendo la primera vez que la viera. En ese tiempo ella le había parecido tan triste y solitaria que no dudo un instante en permitirle seguirla.

Leyó con atención lo que su abuelo paterno había escrito con sobre los fantasmas y como estos por una u otra razón se quedaban en el mismo plano de los vivos. Mary jamás había querido preguntarle qué era lo que mantenía a Susan todavía moviéndose por el mundo de los vivos. Ahora tenía una pequeña idea sobre la causa de eso: sus padres. Si a ella le pasara lo mismo y supiera que sus padres están en peligro también se quedaría, aunque tuviera que ser un fantasma. Realmente hacia poco Susan había logrado recuperar sus recuerdos sobre su vida antes de la muerte, le conto un poco de eso pues no era demasiado lo que recuperara de su memoria. Le hablo sobre cómo sus padres la amaban muchísimo y que un día una malvada bruja había aparecido de quien sabe dónde para comerse a sus padres, ella los rescato por supuesto pero a cambio perdió su vida.

—Otra vez estás leyendo ese raro libro—Mary ni siquiera se sorprendió cuando la otra niña se materializo a su lado, en el asiento del co piloto—has estado ignorándome desde hace días y lo único que haces es leer…dijiste que me ibas a ayudar a rescatar a mis papas y no has hecho nada—

—Le prometí a mi papá que no saldría de aquí, cuando él y papi vuelvan les pediré que te ayuden a rescatarlos, ellos han derrotado a todos estos monstruos…creo—respondió Mary pasando las páginas del diario mientras se lo enseñaba a la otra niña—además, se supone que tengo que cuidar al abuelito Bobby—

—Tu abuelo y toda tu familia me asusta, el insiste en poner barreras de sal para que yo no entre en la casa—dijo Susan mirando con atención una de las páginas del diario—Mary… ¿Qué es eso?—

— ¿Esto? Aquí dice que es una bruja, mi abuelo mato a varias—ambas niñas miraron el diario. Susan no comprendía porque el dibujo se le hacía tan familiar, pero tal y como viniera el pensamiento este se marchó, como si alguien lo hubiera borrado de su cabeza—son muy mala y creo que se comen a los niños—

— ¿Lo ves? No podemos dejar a mis papas en manos de esa bruja que me mato y que hará lo mismo con mis papas… ¡tú no eres mi amiga!—grito antes de desaparecer.

Mary se quedó mirando el lugar en el que antes se encontraba la niña y suspiro. No había querido decirle que en verdad, la única razón por la que no le ayudaba era porque estaba asustada. Asustada de lo que sucediera el día que su papá regreso…a veces aun temía ver a los horribles niños que los atacaran y lo peor era que no podía sacar de su cabeza a la niña que parecía su gemela pero que en cambio solo parecía ser una muñeca rota. Sus padres eran valientes pero ella se sentía aterrada de volver a verla. Susan había sido asesinada por una bruja y quería que le ayudara a rescatar a sus padres. Eso era imposible, ella no era una cazadora y mucho menos era la mitad de valiente, Susan necesitaba a los Winchester.

Apenada por su propia debilidad tomo el diario y bajo de la furgoneta. Regreso a la casa y se dirigió a su habitación. Bobby se encontraba allí recogiendo la ropa sucia y cuando la vio entrar le hizo una seña para que le diera el sweater que se encontraba a sus pies. La niña se inclinó y se lo alcanzo para luego ir a sentarse a su cama.

—Abuelito ¿Cómo se puede matar una bruja?—le pregunto cogiendo el dragón de peluche que Dean le comprara hacia un tiempo—en el diario del otro abuelo decía algo de usar hierro o de cortarles la cabeza pero yo no creo…—

— ¿Por qué estas preguntándome eso?—nada más oír lo que la niña estaba preguntándole, Bobby se quedó quieto y giro su silla hacia ella. Ella abrazaba el dragón y lo miraba preocupada—Mary, respóndeme en este instante—

—Susan quiere que la ayude a rescatar a sus papas de una bruja—Mary se sintió terrible al traicionar la promesa que le hiciera a Susan que le hizo prometer que no le diría a nadie, sin embargo, necesitaba la ayuda del cazador más experimentado para saber que debía hacer. Esperaba que él no la regañara o la acusara con sus padres—ella dice que la bruja los secuestro y que me necesita para rescatarlos—

— ¿Susan? ¿Te refieres a esa niña fantasma que solo tú ves?—murmuro Bobby mirando a su alrededor como si pudiera ser capaz de verla también. Algo que sabía era casi imposible, había sentido el frio y visto como la televisión se volvía rara en presencia de Mary, pero sin pistas o señales claras de la existencia de la tal “Susan” no tenía mucho que hacer. Aunque eso no le impidió tomar ciertos resguardos para que no entrara en la casa como poner barreras de sal en cada puerta y ventana. Le advirtió a la niña que no las rompiera pero algo le decía que ella no le hizo caso y para comprobarlo se acercó a la ventana del cuarto y la examino, descubriendo que cerca de la esquina de la ventana había una brecha pequeñísima pero suficiente para dejar entrar a cualquier fantasma. Se giró hacia la niña y descubrió que ella lo miraba asustada—te dije que no rompieras las barreras ¿no es así? ¿Sabes lo que podría suceder si en verdad entra algún espectro?—

—L-Lo siento, abuelito, pero Susan dijo que ella…es mi amiga, es mi única amiga y no quiero separarme de ella—lloriqueo enterrando la cara en el peluche—pero me da miedo…e—esas cosas…los niños que eran monstruos y que mi papá mato ¡me dan miedo!—

— ¡Mary, esa cosa no es tu amiga! probablemente esté tratando de obligarte a hacer algo que te pondrá en peligro—Bobby tenía tan poca practica regañando a niñas que temía ser muy duro con ella pero tampoco quería que ella no comprendiera el peligro en el que se hallaba. Quizás no pudiera ver a la pequeña fantasma pero si podía hacer que ella se esfumara para siempre y sabia a quién llamar para lograrlo— ¡Mary, quédate aquí hasta que algo de sentido común entre en tu cabecita!—

— ¡P-Pero abuelo…yo no…!— la niña no recordaba haber visto antes tan enfadado a Bobby, por eso cuando él le grito se sintió asustada. Se quedó sentada en la cama mientras lo veía arreglar las barreras de sal de las ventanas y poner una en la puerta de su habitación, antes de marcharse. Atacada por la culpa comenzó a llorar y así hubiera seguido de no ser por unos golpecitos en el cristal que comenzaron a oírse nada más se quedó sola. Al levantar la mirada, se encontró con el pálido rostro de Susan que la miraba con el terror marcado en su rostro. Rápidamente se acercó a ella y cuidando de no romper las barreras abrió la ventana.

—Lo oí hablar por teléfono. El aun no descubre que sus barreras están rotas…tu abuelo llamo a tu tío para pedirle que me elimine…ellos no quieren que nosotras seamos amigas—

—Pero eso no puede ser…llamare al tío Sam y le pediré que…—

—Es inútil, Mary, la única que puede ayudarme eres tu…ven conmigo, ayúdame a salvar a mis padres—dijo extendiéndole su mano para que la tomara—te prometo que será fácil y la bruja ni siquiera nos vera…usaras tus poderes para sacarlos de su jaula y los traeremos aquí—

— ¿Sacarlos?...si el abuelo o mi papá se entera…—

—No lo harán, no nos tardaremos nada y volverás antes de que ellos lo sepan. Ven conmigo, antes de que no pueda decirte donde están o que ellos me destruyan—Susan se veía realmente asustada. Mary quería creerle pero algo dentro de ella le decía que no tomara su mano—Mary…si ellos fueran tus padres, estoy segura que no querrías que alguien los dañara—

—No quiero que les pase nada…espera un poco, necesito unas cosas—

Sin decir nada se dirigió al armario y saco su mochila. Le arranco una hoja a uno de sus cuadernos y escribió algunas líneas para sus padres por si se tardaba más de la cuenta en regresar. Puso la nota doblada sobre su cama y vacío la mochila en la alfombra. Los cuadernos se desparramaron a sus pies y de entre ellos salió el dibujo que hiciera en la escuela. Había dibujado a toda su familia: sus padres, sus tíos y su abuelo. Quizás no fuera una familia demasiado grande pero su padre decía que eso no importaba “La familia es lo primero”, lo doblo cuidadosamente y lo guardo en su bolsillo. Camino hacia el armario que se suponía nunca debía abrir, quito la tabla falsa y miro las armas que Bobby guardaba allí. El no sospechaba que Mary lo viera ponerlas allí cuando se suponía que ella dormía y esperaba que él no se enfadara más por eso. No toco las armas de fuego pero si tomo el cuchillo de hierro que allí se encontraba. En el diario decía que las brujas eran débiles al hierro y a pesar de que no entraba en sus planes enfrentarse a ella, decidió que lo más inteligente seria llevarlo por si acaso.

Miro a su alrededor tratando de decidir si debía llevarse algo más hasta que su mirada se detuvo en el sweater que su abuelo se suponía iba a lavar. Su padre se la había traído de no sabía dónde un día que ella olvidara el suyo en uno de los cuartos de motel. Era de color verde y tenía un gato estampado al frente. Dean había dicho que era horrible pero ella lo amaba porque su padre se lo había dado. Lo recogió y lo guardo en su mochila para después dirigirse a la ventana. Ayudada por una silla salió por la ventana y se dirigió hacia donde Susan se encontraba.

—Prométeme que regresaremos antes de que papi se enfade conmigo—

—Prometo que regresaras con el—respondió la niña con una sonrisa que Mary no alcanzo a ver, ocupada en abrir la puerta que las llevaría con los padres de Susan—todos lo haremos—

                           

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El caso en el que se encontraban ya casi daba por finalizado.

Dean encendió un fosforo y lo arrojo al ataúd donde se supone debería estar descansando un cadáver, pero lo cierto es que el anciano había estado muy activo asesinando a todos los que el considerara culpables del hundimiento de su compañía. Los hermanos se habían enterado a través de un periódico de las extrañas muertes que habían ocurrido en el pequeño pueblo y tras dejar a salvo a Mary con Bobby se habían dirigido al lugar.

—Esperemos que el señor Duvall descanse en paz—murmuro Sam al ver como las llamas devoraban el cadáver que antes fuera un promisorio hombre de negocios— ¿sabes? No habría imaginado que el seria el responsable. Todo el pueblo cree que él es el héroe que los saco de la ruina—

—Pues yo espero que no vuelva a levantarse, van a pasar hoy una maratón de “Casa erótica” y no pienso perdérmela—rio Dean tomando la pala para comenzar a rellenar el hueco que ambos cavaran antes. Tras varios minutos de trabajo, la tumba quedo otra vez cubierta.

Regresaron al auto y tras guardar sus cosas en la cajuela, subieron a sus respectivos asientos y emprendieron el camino de regreso al motel. Mientras Dean tarareaba una canción de la radio, Sam sintió su teléfono vibrar en el bolsillo así que se apresuró en contestar. La voz del otro lado se oía enfadada y Sam se sintió de la misma forma al oír lo que Bobby le dijera sobre Susan.

— ¿Quién era?—pregunto Dean sin apartar la vista del camino. Sam lo ignoro los segundos en los que se tardó en abrir su computadora sobre sus piernas e investigar los detalles que recordaba sobre el asesinato de la niña que Mary había visto. —Vamos, si intentas preocuparme estas a punto de hacerlo—

—Era Bobby, es sobre Mary—apenas pronuncio el nombre de la niña Sam vio el cambio en el rostro de su hermano—al parecer esa niña que ella ve…Susan, le ha pedido que la acompañe a rescatar a sus padres que fueron secuestrados por una bruja—

—Adira, esa perra está intentando llevársela—gruño mientras buscaba su celular. Cuando lo encontró ni siquiera detuvo el vehículo para marcar el número de Castiel—Cass, lleva tu emplumado trasero a casa de Bobby—le ladro al ángel apenas este le contesto y tras unos segundos corto la llamada. Castiel y Gabriel habían estado tratando de ubicar a la bruja pero sin resultados aparentes.

— ¿Recuerdas esa ocasión en la que nos llevamos a Mary para dejarlos a solas a ti y a Cass? La llevamos de paseo y mientras mirábamos el escaparate de una tienda ella me dijo que había visto una niña que la miraba desde el otro lado de la calle—Sam comenzó a buscar noticias sobre el asesinato de una tal Susan en el pueblo en el que se encontraran hacia algún tiempo y para su alegría se encontró con la información que necesitaba. Ahora debía decirle a su hermano que la tal Susan no era la amiga imaginaria de Mary—Dean, sé que vas a querer matarme pero esa niña es…—

—Sammy, puede que sea algo lento en algunas cosas, pero sé que me engañaste con esa mierda del amigo imaginario. No pensé que esto se pusiera así de mal, así que yo también soy responsable, ahora vayamos a su tumba y prendámosle fuego a ese pequeño monstruo—respondió el mayor acelerando para regresar al motel.

—Por suerte estamos a dos horas del pueblo—murmuro Sam buscando más información sobre la muerte de la pequeña. Gracias a la página del periódico logro encontrar el nombre completo de la niña—se llama Susan Wilson y tenía ocho años cuando la encontraron muerta en el parque. La policía declaro culpable a su vecino pues este se entregó a la policía diciendo que ella había matado tras oír una voz que se lo ordenaba—

—Bien, iremos con ese idiota y le sacaremos el nombre de la vocecita—

—No lo creo, aquí dice que el tipo se suicidó en prisión—respondió Sam cerrando la computadora y metiéndola en su mochila—pero se dónde sepultaron a Susan—

Tras una corta visita al motel en donde estuvieran volvieron a la carretera para llegar lo más rápido que pudieran al pueblo.

Llegaron una hora y media después. Sam aun no creía que ningún policía hubiera detenido a su hermano pero parecía que estaban de suerte. Atravesaron el lugar hasta llegar al cementerio en el que la niña se encontraba y a pesar de que aún había bastante luz ya nadie se encontraba cerca. Desenterraron el ataúd lo más rápido que pudieron y cuando la pala de Dean choco contra algo más sólido que la tierra lanzo una exclamación de felicidad. Rápidamente abrió el ataúd y la sonrisa de su rostro se transmuto en una mueca de incredulidad cuando descubrió que estaba totalmente vacío.

—Esto es demasiado raro…quizás sus padres sepan que paso con ella—dijo Sam asomándose al agujero y mirando el pequeño ataúd—hora de sacar las placas ¿no?—

El impala se detuvo frente a la casa de los Wilson. Dean y Sam bajaron del auto y se quedaron mirando la casa con algo de sospecha. La oscuridad de la tarde comenzaba a invadirlo todo y esa era la única casa que continuaba a oscuras. Dean tanteo el arma en su cintura y seguido por su hermano camino hacia la casa. Tocaron varias veces pero nadie abrió la puerta, tras una mirada a su alrededor iba a abrir la puerta con sus ganzúas cuando esta se abrió por si sola.

— ¿Soy yo o esto parece sacado de una película de terror?—pregunto Sam girando para ver si algún vecino los miraba.

—No me importa lo que parezca, tenemos que entrar y averiguar que…hijo de perra—exclamo el mayor al encender las luces de la casa. Frente a él se hallaba lo que parecía haber sido un campo de guerra. Todos los muebles estaban volteados o destruidos y en el suelo y paredes pudieron ver manchas de sangre, que Sam comprobó seguía fresca—busquemos a los padres—

—A los padres y a su hijo, Susan tenía un hermano mayor: Zack—dijo Sam sacando su arma y dirigiéndose hacia la cocina en búsqueda de los ocupantes de la casa—aquí hay tanto polvo, no parece que alguien haya ocupado estas cosas en mucho tiempo…y si la nariz no me falla la comida se ha descompuesto—

—No creo que sea lo único que se haya descompuesto. Si aquí huele horrible, prueba acercarte a las escaleras—dijo Dean entrando a la cocina.

Los hermanos se miraron entre ellos y velozmente subieron al segundo piso. Al igual que abajo todo estaba tirado en el suelo. La primera habitación era la que parecía pertenecer a los padres, sin embargo, sus intenciones de averiguar a través de ellos que había sucedido con el cadáver de su hija se evaporaron cuando los encontraron a ambos acostados en su cama, cogidos de la mano mientras su mirada estaba fija en el techo…los dos estaban muertos. Sus pechos estaban teñidos de rojo.

Dean abandono la habitación sintiéndose asustado por todo lo que estaban descubriendo. Eso no era lo que había esperado encontrar y solo evidenciaba que algo más había estado orquestándose sin que ellos siquiera lo sospecharan.

Regreso al pasillo y entro en la siguiente habitación y que parecía haber pertenecido a un adolescente. Todo estaba en el suelo pero lo que llamo su atención fue el libro tirado al lado de la cama y que para su sorpresa contenía hechizos que el jamás había visto en su vida. Paso con cuidado las paginas hasta que encontró entre ellas una fotografía en la que aparecían dos niños. El mayor era un chico rubio con una gran sonrisa que cargaba entre sus brazos a un bebe regordete y sonrojado. El tomo y le dio vuelta encontrando una inscripción en ella:

                                             “Zack de cinco años  y Susan de un año”

Iba a llamar a su hermano para que viera el libro que había encontrado, sin embargo, al salir del cuarto del muchacho se dio cuenta que Sam se encontraba en el pasillo frente a un cuarto, observándolo con la sorpresa impresa en su rostro. Se acercó a él e iba a mostrarle lo que encontrara cuando su mirada siguió la de su hermano.

Dean recordaba haber visto cosas escalofriantes pero lo que vio en el cuarto de paredes rosas le hizo sentir que había regresado al infierno.

En el suelo, sobre una alfombra manchada de sangre se encontraba el cuerpo que habían ido a buscar: la pequeña Susan Wilson se encontraba rodeada por una gran cantidad de velas y símbolos mágicos, aunque lo que más destacaba era la reluciente cadena que la rodeaba.

De pronto el silencio se vio interrumpido por el sonido de un teléfono. Sam saco su teléfono y contesto. Dean tenía el horrible presentimiento de que sabía lo que escucharía a continuación pero aun así la impresión no fue menos cuando Sam repitió las palabras de Bobby:

—Mary no está…Bobby cree que se marchó con Susan—

—Por si no lo has notado, Sammy, Susan está muerta—susurro Dean antes de dejar caer el libro y la foto que este contenía.

 

Notas finales:

Continuara...


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