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La no tan normal vida del cazador por Allure

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Notas del capitulo:

Tras no se cuantos meses de no actualizar este fic, que probablemente nadie recuerde hahaha, vuelvo a subr capitulo.

Inspiracion-Chan volvio a mi y una vez prometi que acabaria todos mis fics.

Let there be love se va a la banca mientras termino este y Give me love.

Allure, fuera.

 

Dedicado a Maby que siempre me preguntaba para cuando actualizaba.

Te quiero nena!!

 

Dean estaba casi seguro que había cerrado los ojos hacia sólo unos cuantos minutos, pero cuando volvió a abrirlos ya nada era lo que el recordaba.

Se encontraba solo, sentado en el asiento del piloto en su amado impala. Sam no se encontraba a su lado y no parecía haber nadie más a kilómetros a la redonda. Siquiera dudaba encontrarse en algún lugar que el conociera, y él conocía la mayor parte de todas las carreteras que cruzaban el país. Había conducido por muchas de ellas en dirección a pueblos tan pequeños que a veces dudaba de su existencia. Ciertamente Dean Winchester jamás se perdía, pero sentado tras el volante en una carretera que parecía extenderse indefinidamente no supo que pensar.

Tras algunos intentos por hacer arrancar el motor se dio cuenta que aquello no tenía futuro. Sacó la llave del contacto, la guardó en su bolsillo y bajó del automóvil. A cada lado de la carretera se extendían zonas áridas, nada parecía crecer en ellas y salvo algunas rocas de color negro desperdigadas por ahí, no había nada más. Dean miro a cada lado, esperando ver algún otro auto pero estaba solo. Decidido a no quedarse de brazos cruzados y menos en ese momento en que su hija podía estar en riesgo, comenzó a caminar por la mitad de la carretera. Nada más alejarse unos metros del Impala se dio cuenta que no llevaba ninguna arma consigo e iba a regresar al auto cuando notó que este ya no se encontraba allí. Maldijo entre dientes y se dio media vuelta para proseguir su caminata pero frente a él se encontraba alguien que no veía hace tiempo.

—Te ves preocupado, Dean ¿hay algo que te moleste?—Joshua se encontraba frente a él con una media sonrisa que hizo enfadar al cazador— Sé que esa bruja que perseguía a tu hija ya no es una nephilim—

—Sí, pero eso no la dejó de convertir en una hija de perra que secuestró a mi hija—gruñó entre dientes Dean al tiempo que trataba de contener las inmensas ganas que tenía de lanzarse sobre el ángel que se encontraba delante de él.

—Eso es una verdadera pena, sin embargo, ya sabes que el cielo no se mete en asuntos que no lo involucren directamente—dijo Joshua, dando unos pasos hacia el cazador que pareció endurecer su postura al ver acercarse al ángel— Aunque tú y yo sabemos que es muy extraño que los ángeles no estén prácticamente sobre sus hombros vigilando cada uno de sus pasos—

—Uno de ustedes está ayudándole a Adira. El imbécil de Mikael quizás no lo sepa pero…—

—Oh si…si lo sabe, la pregunta es si hará algo al respecto sobre su asistente. Dean hay cosas que tú no sabes sobre Mary y sus poderes—dijo Joshua mirando a su alrededor, como si temiera que alguien pudiera oír sus palabras— Ellos tenían a tu hija en sus planes…sus poderes eran necesarios para cumplir una misión—

— ¿Misión? ¿De qué mierda estás hablando? Si no me dices en este momento que está pasando yo mismo me encargare de hacerte hablar—eso sí que había tomado por sorpresa a Dean, sabía que el cielo estaba completamente en contra de los nephilims pero se suponía que su hija ya no formaba parte de esa persecución— ¿De que estas hablando? Mikael dijo que ya no perseguirían a Mary…que ella ya no estaba en su lista—

— Ni Mikael lo sabía, apenas manifestó sus poderes varios de ellos decidieron que era la indicada para acabar con una amenaza que nosotros no pudimos destruir hace muchísimo tiempo—

— ¿Qué amenaza? Habla rápido o te juro que…—

— Ellos se acercan, Dean, no dejes que se acerque al espejo, no dejes que el demonio la posea o no podrás salvarla. Ellos creen que podrán acabar con él pero pasara exactamente lo mismo que antes…Eniel es un adversario feroz—

Antes de que Dean pudiera preguntarle sobre el tal Eniel, se vio transportado de vuelta al sillón de la sala de Bobby, en donde se suponía solo estaba descansando los ojos. Enfadado consigo mismo se levantó y miró a su alrededor, descubriendo que se encontraba completamente solo. Probablemente su hermano se encontraba buscando entre todos los libros que Bobby poseía el paradero de Adira, pero Dean sabía que eso era imposible porque si algo había aprendido de Adira era que la bruja era un adversario feroz.

Como si su vida no fuera una completa mierda ya, un ángel le había informado sobre algo que no esperaba, una amenaza que parecía ser mucho mayor.

Felicidades familia Winchester, oficialmente están jodidos cada uno de sus miembros.

Se dirigió a la cocina deseando que Bobby o su hermano no se hubieran bebido todas las botellas de whisky que el dueño de casa debería tener almacenadas por ahí. Necesitaba un trago antes de enterarse quien era ese tal Eniel y porque estaba metido en todo el asunto de su hija Mary. Suerte que tenía a un borracho experto en temas oscuros y a un par de ángeles. Sam era merito aparte, no iba a decírselo directamente pero admiraba su inteligencia.

La cocina estaba vacía, por un segundo se preguntó en dónde estaría su pareja y la de su hermano menor, pero eso era inútil sabiendo que estarían buscando por todos lados. Abrió uno de los estantes y con un intento de sonrisa en su rostro encontró una botella de alcohol. Con ella en mano se dirigió a la mesita que se encontraba al medio del cuarto y empujó una de las sillas con su pie, tomo asiento y tras destapar la botella la llevó a su boca. Sam lo regañaría por no usar vasos y Castiel por no cuidar su salud, pero honestamente, ambas cosas le importaban una mierda si no tenía idea de donde estaba su pequeña hija.

Bajó la botella y dejó que su mirada se perdiera en el pequeño paisaje que se lograba ver a través de la ventana que daba al patio trasero de la propiedad de Bobby. De no haber ido a esa cacería hubiera podido defender a su pequeña. A pesar de que nadie lo había culpado en voz alta, Dean no  se sentía menos culpable. Mary ahora estaba en Dios sabía dónde y ellos no podían encontrarla. Pensó en Castiel mirándolo como si el único culpable en verdad solo fuera él, el ángel se culpaba a si mismo por no ser un padre como se suponía debería serlo.

Dean no lo culpaba, no podía culparlo sabiendo que su propio padre era un imbécil que había abandonado el cielo dejando a un grupo de ángeles dementes a cargo.

Volvió a llevar la botella a su boca pero esta vez ésta no toco sus labios. En completo silencio, Castiel había aparecido a su lado y sujetaba la botella. A pesar de que Dean sabía que era completamente inútil tratar de enfrentarse al ángel no dejo que este le impidiera hacer lo que quería, después de todo él era Dean Winchester. Con un movimiento se liberó del agarre del ángel y volvió a beber un largo trago de la botella.

—Dean, no es recomendable para tu salud que bebas de esa manera—dijo el ángel sin apartar su mirada del cazador que por fin bajo la botella— Encontraremos a Mary, solo debes confiar—

—Haré lo que se me dé la gana, mi vida esta jodida igual que la de todas las personas que significan algo para mí—mientras hablaba, el recuerdo del sueño que había tenido mientras dormía en el sillón se clarifico en su cabeza. Era como si un velo se hubiera descorrido en su cabeza y el nombre que Joshua le dijera brillaba claramente en su cabeza—Castiel ¿Qué sabes de un tal…Eniel?—

Castiel no era poseedor de una amplia gama de emociones, nadie lo sabía mejor que Dean y ver la clara sorpresa en su rostro le hizo sentir un escalofrió. Sólo pronunciar aquel extraño nombre había producido algo que el ángel no mostraba seguido y eso era miedo.

— ¿Dónde oíste ese nombre, Dean?—pregunto Castiel alejándose hacia la ventana que daba al patio trasero de la propiedad de Bobby. El rictus en su espalda era bastante visible para el cazador que volvió a llevar la botella a su boca—Eniel era una ángel como mis hermanos y yo—

— ¿Era…Eso quiere decir que está muerto o que dejo de ser un ángel?—Dean volvió a darle un largo trago a su botella después de hacerle esa pregunta al ángel de ojos azules. Algo le decía que su respuesta le iba a exigir mucho alcohol en la sangre—Aunque creo que tengo una idea sobre lo que vas a decirme ¿debo preocuparme por ese hijo de perra?—

—Eniel fue uno de los primeros ángeles en ser creados, uno de los más fuertes también pero al igual que Lucifer el cayó y se convirtió en enemigo del cielo. Fue encerrado por sus crímenes contra la humanidad—dijo Castiel sin apartar su mirada de la ventana. No tenía idea de cómo su pareja conocía ese nombre, se suponía que el nombre de Eniel le era desconocido a los humanos—Dean, necesito que me digas como conoces ese nombre—

—Joshua me dijo que los ángeles iban a usar a mi hija en una misión que creo es para destruir a ese sujeto—Castiel cerró los ojos un segundo. La voz de Dean no había expresado emoción alguna mientras hablaba pero llevaba mucho tiempo a su lado y sabía que el cazador estaba furioso. Ahora ambos lo estaban—Castiel, si esos sujetos meten a mi hija en su mierda buscaré la manera de asesinarlos a todos—

—Si Eniel está relacionado debemos actuar rápido, Dean, quizás pueda averiguar el lugar en el que está encerrado—por fin Castiel se giró y se enfrentó a él. Odiaba ver esa expresión en su rostro, Castiel deseaba que él y su única hija fuesen siempre felices. Algo que para su mala suerte no había podido conseguir para ninguno de ellos. Lo más rápidamente que pudo se acercó a él y arrodillándose al lado de la silla en la que él estaba sentado tomo su mano libre entre las suyas. Dean lo observó sorprendido mientras sus mejillas se coloreaban sutilmente –Dean, perdóname por todo—

— ¿Por qué…? Mierda, Cas, ponte de pie no tenemos tiempo para esto—susurró el cazador tratando de hacer que el ángel se levantara, cosa que fue imposible. Castiel se mantuvo arrodillado, sus ojos fijos en los verdes de Dean—levántate, enviaremos al infierno a esos hijos de perra y traeremos a nuestra hija de regreso—

—Te prometo que haré cualquier cosa porque ustedes estén bien—susurró el ángel y esas palabras sonaron para Dean como una amenaza más que como una promesa. No quería perder a Mary, pero una parte de si moriría si perdía a Castiel, una gran parte. —Rescataremos a Mary—

—Lo sé, enviaremos al infierno a esa hija de perra y a cualquiera que se meta en nuestro camino. Ahora movámonos, debemos averiguar en donde esta ese tipo—respondió Dean apretando la mano de Castiel al tiempo que le obsequiaba una sonrisa sincera al ángel.

Lentamente ambos se levantaron y como si hubieran tenido el mismo pensamiento acabaron con la distancia que los separaba y se fundieron en un apretado abrazo. Deseaban fundirse entre sí para no perderse el uno al otro. Temían volver a separarse. Dean enterró la cara en el cuello del ángel y como tantas otras veces aspiró su aroma tratando de retenerlo para siempre en su memoria. Las manos de Castiel abarcaron su espalda en una caricia que no deseaba detener jamás.

—Dean…te amo—La profunda voz del ángel hizo cosquillas en su oreja. Dean sonrió contra el cuello del otro mientras buscaba sus manos con las suyas. Ese gesto podía ser el de una chica pero estaban solos y estaban aterrados por el futuro de su hija. Podían hacer lo que querían—cumpliré mi promesa—

—Lo sé, Cas—susurro entrelazando sus dedos con los del otro. Al principio, Castiel no supo seguirlo pero tras unos segundos imito perfectamente sus movimientos y apretó sus manos—sé que lo harás—

 

 

Mary miro a su alrededor y trato de orientarse pero no podía ver casi nada que no fueran árboles. Ni siquiera recordaba cuanto tiempo llevaba ya fuera de casa.

Susan se movía delante y a su lado entre los arboles guiándola a un lugar que Mary aún no podía descubrir. Estaba aburrida pero también asustada, quería que aquello se acabara de una vez pero al mismo tiempo deseaba jamás llegar a enfrentar a la bruja que se llevara a los padres de su amiga.

Extrañaba a sus padres y a su tío, estaba segura que su abuelo la regañaría cuando regresara pero no quería decepcionar y abandonar a su querida amiga.

Susan la necesitaba.

Un suave viento soplaba entre las copas de los árboles y el silencio se veía interrumpido de vez en cuando por el piar de algún ave lejana. Al principio, el crujir de las hojas secas bajo sus zapatillas le fascinaba, pero pasada una hora de caminata sin descanso hizo que su ánimo decayera. Recordó la promesa que le había hecho a su padre y esperaba que este no se enfadara demasiado con ella por haberla roto. Mary se detuvo para tomar un respiro y tratando de que su amiga no la viera se limpió el rostro con la manga de su sweater.

—Apresúrate, Mary, si no llegamos pronto esa bruja se comerá a mis papás—Mary dio un pequeño brinco al ser sorprendida. Susan se había materializado de la nada a su lado—no podemos detenernos ahora—

—Ya lo sé, pero estoy aburrida de caminar por este bosque  ¡no se acaba nunca!—exclamó un poco enfadada por la situación en la que se había metido— ¿estas segura que no nos hemos perdido?—

—Conozco el camino así que deja de lloriquear y sigue caminando—le espetó la otra niña con el ceño fruncido. Mary sintió un poco de miedo, esa no era la manera normal en la que Susan le hablaba. Era como si ella no fuera su amiga, aunque eso era imposible—Ya no falta tanto—

— ¡Yo no estoy llorando!—gritó Mary al tiempo que daba un pisotón en el suelo—estoy cansada porque tu dijiste que no podía usar mi puerta—

—No puedes, ya te dije que no iba a servir porque la bruja hechizó el bosque y nadie puede usar sus poderes aquí—Mary frunció los labios enfadada e ignorando a su amiga camino hacia un tronco caído en el que tomo asiento—ponte de pie, tenemos que salvar a mis papás—

—Déjame descansar un poco—casi gruño la niña acomodándose al tiempo que se quitaba la mochila y la ponía sobre sus rodillas para comenzar a buscar algo en su interior. Antes de entrar en el bosque habían pasado por una tienda de comestibles en la que la niña se detuviera para comprar algunos bocadillos con la  mesada que su tío Gabriel le diera. Tomó la cajita de jugo de manzana y mientras miraba los arboles comenzó a beber su jugo.

Susan se quedó mirándola unos segundos antes de desaparecer. Detestaba la situación en la que se encontraban y lo que más le disgustaba era ser la esclava de la misma bruja a la que estaba llevándole a la niña que la llamaba “mejor amiga”.

No se sentía ella. Aún no recordaba a su familia y como si todo eso no fuera lo suficiente malo estaba siendo obligada a hacer cosas que no quería. Estaba llevando a Mary directamente al peligro bajo engaños, Adira iba a matarla y ella no podría hacer nada al respecto.

Estaba sola, sus labios estaban sellados y nadie la rescataría.

Repentinamente su cuerpo se hizo más pesado. No entendía que podía estar provocándolo, sus brazos estaban pegados a sus costados y su energía estaba disminuyendo gradualmente. Estaba asustada pero cuando abrió la boca para pedirle ayuda a Mary todo se volvió negro.

Sin saber cómo ya no se encontraba en el bosque sino en lo que parecía un sótano en el que se encontraba un grupo de hombres que ella reconoció como la familia de Mary.

 

La niña permaneció sentada tranquilamente al tiempo que seguía bebiendo el jugo. Estaba segura que Susan aparecería en cualquier momento para reclamarle que se pusiera de pie pero aún no se terminaba su jugo y aún no comía las galletas. Su padre le había enseñado que debía alimentarse bien.

Apenas se deshiciera de la bruja volvería con su familia. Su papi estaría muy orgulloso de ella, al igual que su tío Sam.

Todo saldría muy bien.

 

Adira observo a la niña desde su escondite entre las ramas de un frondoso árbol. Algo estaba mal y eso solo apuntaba a los Winchester. Habían encontrado una manera de liberar a la estúpida niña fantasma y su perfecto plan estaba cayéndose a pedazos. En verdad los odiaba.

Suavemente toco la piel de su rostro recientemente reparado. Tras su último enfrentamiento con los Winchester y el estúpido de Aziel se había visto en la obligación de usar más de treinta chiquillos para reparar su cuerpo. Notaba el poder de sus almas moviéndose en su interior, aún saboreaba en su lengua el suave sabor de su carne. Los que no devoró se convirtieron en excelentes esclavos que tendría que usar para hacer llegar a la niña Winchester hasta Eniel.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, idéntico al de la niña que anhelaba devorar. Movió su mano y al instante cinco de sus mascotas se dispusieron a lanzarse sobre la pequeña, que inconsciente se entretenía lanzándole migajas de galletas a un pequeño gorrión.

 

Cuando tuviera el cuerpo de Mary se encargaría de todos los que se atrevieran a burlarse de ella. Abriría una puerta al cielo e iría por los ángeles que allí se hallaban.

Los devoraría a todos…incluyendo a Eniel.

 

 

 

Notas finales:

Continuara...


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