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REGRESO AL SANTUARIO por nurikosan

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Ikki y su hermano han ido a pasar unas semanas de vacaciones a Grecia y aprovechar para visitar a los dorados. Cuando llegan al aeropuerto son recogidos por Shaka que los recibe alegremente, especialmente al Fénix a quien parece no querer soltar de su abrazo.

Una vez en el coche y rumbo al Santuario ambos se cuentan sus últimas vivencias en todos los ámbitos posibles mientras un silencioso Shun, sentado en el asiente trasero, mira sorprendido a través del espejo retrovisor a Shaka preguntándose como es capaz de conducir con los ojos cerrados. Por más que lo piensa no puede llegar a entender esa capacidad de ver a través de los parpados cerrados.

El rubio caballero es muy consciente de la atención que despierta en el joven y no puede evitar sonreír para sus adentros.

- Bien, hemos llegado. Os quedareis en mi casa. He preparado una habitación para cada uno. Si necesitáis algo no dudéis en pedírmelo.

- Gracias, Shaka. Seguro que todo esta perfecto. Eres todo un detallista así que dudo mucho que falte algo.

- Aún así lo dicho, si necesitáis algo, ya sabéis.

Se marcha dejando a cada uno en su habitación para dedicarse a preparar la comida, pues en cuestión de un par de horas será tiempo de la misma.

Shun termina rápidamente de colocar sus cosas, pues le gusta viajar ligero de equipaje todo lo contrario de su hermano que ha cargado con cuatro maletas para el solito. Después de examinar su cuarto y ver que efectivamente esta hasta el último detalle decide ir a ver a su hermano.

- Ikki ¿puedo pasar? – pregunta asomando tímidamente la cabeza por una rendija de la puerta.

- Adelante hermanito. Pensaba que nunca vendrías. Coge esa maleta y deshazla mientras yo termino con esta. ¿Te gusta tu cuarto? ¿Es cómodo? Si quieres podemos cambiar de habitación.

- No, todo esta perfecto. Demasiado perfecto diría yo. ¿Shaka es siempre así? – pregunta mientas se ocupa de la maleta indicada por su hermano.

- ¿Así como? ¿A que te refieres?

- Tan perfecto. Mientras veníamos no he dejado de observarlo. Ni siquiera se ha despeinado con el aire que entraba por la ventanilla. Y sus ojos… ¿es cierto que nunca los abre?

- Si he de serte sincero no lo se. No he intimado mucho con él. Nos hicimos amigos después de nuestra pelea, pero nunca cuenta de si más de lo estrictamente necesario. Ya le has escuchado. No ha parado de hablar pero solo de cosas superficiales y en cuanto a sus ojos es mejor que los tenga cerrados, creeme no quieras estar cerca suyo cuando los abra. Solo lo hace cuando esta furioso.

- ¿Tan feos son sus ojos?

- ¿Feos? No niño, no son feos, todo lo contrario. Son de un azul intenso y maravillosamente hermosos. Te atrapan sin darte cuenta y por más que luches no puedes salir de ellos.

- Oh, que triste debe ser tener unos ojos hermosos y estar condenado a mantenerlos cerrados siempre.

- El lo eligió hermanito.

- Si, eso es cierto…

Shun termina de colocar la ropa de su hermano y decide salir a recorrer la casa de su anfitrión. Sin darse cuenta llega a un hermoso jardín trasero con un solitario árbol en el centro. En un lateral hay una pequeña fuente hecha de piedras que produce un relajante rumor de agua corriendo. Se acerca a ella y se humedece las manos en el agua para pasárselas por el rostro y los cabellos.

- ¿Estas cansado?

Al oír la pregunta se gira sobresaltado para ver a Shaka apoyado en el borde de la entrada al jardín sonriendo.

- Un poco, el viaje en avión ha sido largo.

- La comida esta lista. Si quieres puedo servirte ahora tu parte para que puedas echarte un rato a descansar. Esta noche habrá una fiesta en vuestro honor. Será en los aposentos del Patriarca. No puedes presentarte cansado y ojeroso en la misma.

- ¿Una fiesta? ¿Y por qué una fiesta en nuestro honor? Ni mi hermano no yo hemos hecho nada merecedor de algo así.

- Nosotros no pensamos lo mismo. Nos disteis una lección de humildad y de amor con vuestra actitud al enfrentaros a todos nosotros. Pensamos que era una buena forma de daros las gracias por ello.

Shun sonríe ante esas palabras y niega con la cabeza quitando importancia a lo ocurrido.

- Este jardín es muy hermoso. Ojala tuviéramos uno así en casa. Me pasaría las horas muertas en el, tirado sobre la hierba y cuidándolo.

- ¿Por qué no le pides uno a Ikki? Seguro que estaría encantado de proporcionarte todo lo necesario para formar uno.

- Si, pero no sería justo para él. Un jardín así significaría una casa en vez de un piso y no nos podemos permitir ese lujo ahora. Si se lo pidiera echaría más horas de trabajo para poder pagarlo y yo no quiero que haga eso al fin y al cabo en nuestra ciudad tenemos hermosos parques. Cuando tengo necesidad de estar solo o de recrear mi vista con la naturaleza me basta con andar unas cuantas manzanas y estoy en el paraíso terrenal.

- Ikki tiene suerte de tener un hermano como tú. Ven, acompáñame al comedor. Te serviré la comida para que puedas descansar.

- Gracias Shaka, te lo agradezco.

El rubio le sirve su parte del pavo asado que ha preparado con una buena ración de ensalada y patatas asadas.

- Espero que este a tu gusto. Si crees que esta soso aquí tienes el salero.

- No, no… esta delicioso… la carne se deshace sola y la ensalada esta en su punto justo. Eres un gran cocinero. En casa soy yo quien se ocupa de la cocina, Ikki es incapaz de cocer un simple huevo.

- Dime Shun, ¿qué más haces a parte de cocinar y acercarte al parque?

Mientras espera a que le responda se sienta frente a él para poder mirarle bien. El sol da en sus verdes cabellos arrancando destellos donde han quedado húmedos por el agua. Sus ojos son como dos perfectas amatistas verdes que le atraen sin saber porque. Al igual que la delicadeza de sus manos. Son perfectas, de dedos largos y finos, con una piel más blanca que la porcelana. Se sorprende deseando acariciarlas. La voz del muchacho le saca de su ensoñación y le vuelve a la realidad.

- Estoy estudiando. Quiero ser veterinario. Me gustan mucho los animales y quiero evitarles todo el sufrimiento que pueda.

- Eso es muy noble por tu parte. Estoy seguro de que tienes un don nato para ello. ¿Y lo vas sacando todo?

- Si – asiente con la cabeza- Aunque las asignaturas que son generales, como las matemáticas, me cuestan algo más. Pero afortunadamente Ikki me ayuda con ellas. Aún cuando llega cansado de trabajar tiene un rato para sentarse a mi lado y echarme una mano con ellas.

- Ikki te quiere mucho, no hay nada que no hiciera por ti, lo sabes ¿verdad?

- Si. Y yo también le quiero mucho, aunque a veces desearía que no fuera tan absorbente conmigo.

- Entiendo pequeño. Todos necesitamos tener nuestros pequeños secretos y nuestros momentos de libertad. Y dime, ¿tienes novia?

De repente se da cuenta no solo de lo que ha preguntado sino de la velocidad con la que late su corazón.

- ¿Novia? No, no tengo tiempo para eso. Y aunque lo tuviera no la tendría. Las chicas no me atraen nada…

- Pero alguien tan lindo como tu seguro que tiene a todo el sector femenino de la universidad persiguiéndote.

- Si, pero es que no me gustan – no puede evitar sonrojarse al decirlo.

Shaka sonríe al escuchar esa respuesta y ver lo hermoso que esta ruborizado.

- Te traeré el postre. ¿Qué quieres: tarta de chocolate, profiteroles o fruta?

- Tarta de chocolate – contesta sin dudarlo- me gusta mucho el chocolate.

- Muy bien. En ese caso tendrás doble ración de tarta.

Shaka se levanta y retira sus platos para volver a los pocos minutos con una gran porción de tarta.

- Aquí tienes toda para ti. Es de trufa.

Shun la prueba y al hacerlo cierra los ojos saboreándola con una cara de completa felicidad.

- Jajajajajaja, veo que efectivamente te gusta. No puedes negar el placer que siente al comerla.

- Lo siento – murmura agachando el rostro y volviendo a sonrojarse- Mi hermano siempre me dice que parezco un niño pequeño cuando como chocolate.

- No te avergüences. Es gratificante ver a alguien disfrutar tanto con algo tan sencillo como un trozo de tarta.

Shun sonríe agradecido y se dedica a comerse la tarta saboreando cada trozo que toma como si fuera el último.

- Gracias. Estaba todo muy rico.

- ¿Y para mí? – se escucha la voz de Ikki- Espero que haya quedado algo para este pobre hambriento.

- No te preocupes Ikki hay para los dos. Tu hermano estaba cansado y le he servido a él antes para que pueda retirarse a descansar.

- Si hermano y eso es lo que voy a hacer ahora mismo. Voy a lavarme los dientes y me meteré en la cama para dormir un rato.

Se despide de Shaka y se dirige a su habitación manteniendo a duras penas los ojos abiertos.

- Tienes un hermano pequeño realmente encantador. ¿Por qué nunca me hablaste de él?

- Por miedo a que me lo quites. Pudo ver que has caído rendido a sus pies. No lo niegues.

- No lo niego Ikki, no lo niego – murmura mientras le sirve la comida y se siente frente a el para comer.

El resto de la tarde pasa sin nada especial. Ikki no ha querido meterse en la cama por lo que dormita en el sillón frente a un bajo televisor para no molestar a su hermano.
Shaka después de recoger la cocina ha salido al jardín para meditar y poner orden en sus alborotados sentimientos. Shun duerme profundamente toda la tarde.

Cuando llega la hora de la fiesta el Fénix pasa a despertar a su hermano.

- Shun, vamos levántate dormilón. Tienes que ducharte y arreglarte para la fiesta.

- No quiero ir – murmura desperezándose- no me gustan las fiestas.

- Lo se, pero esta es en nuestro honor y no puedes faltar.

- ¿Y si dices que me he puesto enfermo?

- Eso sería como decir que la cocina de Shaka es horrible y los dos sabemos que no es cierto, aparte de que heriría sus sentimientos.

- Tienes razón. Pero prométeme que me dejaras volver aquí pronto.

- Te lo prometo hermanito. Podrás marcharte después de un tiempo prudencial.

- De acuerdo, siendo así en seguida estaré listo.

Rápidamente se arregla. Cuando baja tanto Ikki como Shaka le están esperando. Este último contiene la respiración sin darse cuenta al ver lo hermoso que esta con el traje que ha escogido.

- Bien ya estamos todos. Pongamos rumbo a casa del Patriarca.

Al ver que Shaka no se mueve y que no aparta la vista de Shun le da un ligero golpe con el codo en el costado.

- Shaka, tenemos que ir a la fiesta ¿recuerdas?

- ¿Eh? Si claro – reacciona el rubio torpemente- La fiesta del Patriarca… seguidme por favor.

Encamina la marcha atravesando las casas de los demás caballeros hasta llegar a la de Shion. Una vez en la puerta y antes de entrar se aparta para dejarles pasar a ellos primeros. El propio Shion les esta esperando con los once caballeros restantes a su alrededor deseando saludarles.

En seguida son rodeados por todos. Tratan de responder a todas las preguntas que les hacen, les agasajan con todo tipo de bebidas y manjares. En la fiesta hay unas cuantas mujeres muy hermosas por si desean alternar con ellas. La música suave suena sin cesar inundando el lugar al igual que el aroma de las flores de Afrodita.

Shun logra escaparse de allí sin que se den cuenta al cabo de un rato y encaminarse de nuevo a la casa de Shaka. Por el camino se desvía hacia un pequeño mirador y quitándose la chaqueta y la pajarita se tumba sobre la hierba para contemplar las estrellas y la luna llena de esa noche.

Shaka le ha seguido y silenciosamente se acerca a él cuando ve que se detiene.

- ¿Puedo quedarme un rato contigo?

- Si no vas a tratar de hacerme volver si.

- ¿No te gustan las fiestas?

- No – niega con la cabeza- son muy ruidosas y todos tratan de agradar a los demás. Además si no bebes alcohol te miran como si fueras un bicho raro… prefiero la quietud de la noche, la belleza de la luna, el canto de los grillos y las aves nocturnas, el frescor de la hierba mojada por el rocío…

- Siempre pensé que el único raro era yo – sonríe al tumbarse a su lado y apoyar la cabeza en una mano para poder mirarle bien- Creía que era el único al que no le gustaban las fiestas y resulta que no es así.

- Shaka ¿Por qué no abres los ojos? – le pregunta a bocajarro mirándole fijamente.- Mi hermano dice que son muy hermosos pero solo los abres cuando estas furioso.

- ¿Por qué quieres ver mis ojos Shun? – pregunta acariciando su mejilla suavemente.

- No lo se – responde pensativo- solo se que quiero verlos y se me antoja que debe ser triste tener unos lindos ojos y no mostrarlos a los demás.

Shaka no responde de momento, se dedica a acariciar a Shun sintiendo a través de su tacto todas las reacciones del muchacho. Siente como su corazón late desaforadamente al igual que el suyo, como la piel de ambos se eriza con cada caricia, como la respiración se hace más agitada a cada segundo que pasa. Sin pensar en ello se acerca a Shun y le besa en los labios. Un simple roce primero que se convierte en un verdadero beso de amor segundos más tarde. Beso que es correspondido por el muchacho tímidamente.

- Shun, dime que sientes ahora. Necesito saberlo antes de continuar.

- No lo se. Es la primera vez que siento algo así. Solo se que quiero estar a tu lado, entre tus brazos, que necesito sentirme protegido por ti, que quiero verte sonreír, creo… creo que me he enamorado de ti Shaka. Lo siento, no se como ha ocurrido pero…

- Gracias pequeño – vuelve a sellar sus labios con un beso para acariciar su fino y sedoso cabello- Yo siento lo mismo por ti.

Lentamente abre sus ojos para Shun. Unos ojos más azules que el limpio cielo de primavera, más profundos que las tranquilas aguas del mar, más cristalinos que cualquier lago de montaña.

Shun se queda perdido en ellos, deleitándose de su belleza, bebiendo de la calma y el amor que desprenden.

- Son muy hermosos, más de lo que imaginaba. Prométeme que no volverás a cerrarlos.

- Te lo prometo pequeño. Permanecerán abiertos mientras tú lo desees.

Vuelven a besarse y acariciarse, explorándose mutuamente, descubriendo sus zonas más sensibles, desnudándose uno al otro para terminar haciendo el amor bajo las estrellas. La noche es la única testigo de esa primera y maravillosa noche de amor.

El amanecer los sorprende en el mismo lugar. Shaka aún permanece en el interior de su bello y delicado niño cuando siente que alguien le agarra violentamente del cabello y lo arranca de sus brazos.

- ¿Qué diablos…? – grita furioso dispuesto a golpear cuando ve a Ikki.

- ¡Hermano! No es lo que piensas…

- ¿No? ¿Y qué es entonces? Nunca creí que fueras capaz de seducir a alguien como Shun, solo es un niño, ¿cómo te has atrevido a algo así? Tú que vas presumiendo de justicia y rectitud…

- Ikki, amo a tu hermano y el me corresponde. Puedes aceptarlo o no, pero esa es la verdad.

El Fénix desvía la mirada a Shun buscando una aprobación o denegación de sus palabras y lo que ve en su hermano le hace comprender que es cierto. Suavemente le suelta y les tiende la ropa.

- Lo lamento, una vez más he comportado como un ogro. Lo siento hermano, pero trata de comprenderme. En cuanto a ti Shaka, espero que cuides bien de él o de lo contrario te las verás conmigo.

Tanto Shun como Shaka sonríen mientras se visten y al terminar de hacerlo le abrazan cariñosamente.

- Gracias Ikki. Cuidare de él en todo momento, él será lo primero para mi. Y sospecho que también hará algún que otro cambio en mí. De hecho ya ha conseguido que abra los ojos, lo que nunca nadie ha conseguido en toda mi vida pasada.

- Es cierto, no me había dado cuenta. Te ves mucho mejo así amigo.

- Hermano gracias por todo lo que has hecho por mí. Te echare de menos prométeme que vendrás a visitarnos de vez en cuando.

- Lo haré siempre y cuando vosotros vengáis a verme a mí.

- Eso esta hecho – contesta Shaka- Y ahora volvamos a casa. Todos necesitamos una buena ducha y descansar un poco más antes de que sea de día totalmente.

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