Han pasado dos meses desde la última vez que te vi y hace dos días que no dejo de pensar en tu voz. Me obsesiona. Finalmente, me siento en el piso del pasillo junto al teléfono. Me apoyo contra la escalera, debatiéndome entre llamarte y no hacerlo. Pero necesito tanto escuchar tu voz. De verdad. Siento que si no te llamo ahora, voy a dejar de respirar. Me carcome la culpa de pensar que yo nos metí a ambos en esta situación. Me tomaste por sorpresa, nunca imaginé que sintieras algo así por... mí. Hasta ese momento pensé que sabía todo de ti, pero me sorprendiste una vez más. Y reaccioné como un idiota. No dije nada, te hice sentir peor de lo que ya te sentías teniendo que confesarme tus sentimientos. Me escapé. Ahora no puedo dejar de pensar en lo que debes estar sufriendo. Ya casi no recuerdo tu sonrisa, sólo puedo pensar en tu rostro lleno de dolor, intentando evitar las lágrimas.
Levanto el tubo y dudo unos segundos. Marco lentamente, pero sé que tengo que hacerlo. El tono hace que mi corazón salte y luego se detiene...
-¿Hola? –Cierro los ojos y respiro hondo. Tu voz profunda es todo lo que necesito en este momento. Sé que si hablo, todo se volverá extraño y escucharé el dolor en tu voz, así que me contento con esto. -¿Hola?-Cortas y vuelvo a respirar, mi pecho se llena de aire. Casi siento que volvimos a ser los mismos, que esta distancia no existe entre nosotros.
No podré soportar mucho tiempo más sin hablarte, de todos modos. Sé que alguno de estos días, voy a estar llamándote y no podré evitar hablar. Porque no me queda nada. Estoy perdido sin ti. No tengo con quien hablar, no tengo quien me escuche con la atención con la que tú lo haces. Y pienso que tal vez tenías razón... creyendo en nosotros. La realidad es que yo no soy nadie sin ti. Y no es cursilería, es la verdad. ¿Alguna vez escuchaste a alguien hablar de mi sin tí y viceversa?. Siempre es Seamus y Dean, Dean y Seamus. Sólo espero que cuando junte el valor, no sea demasiado tarde para decirte que me equivoqué.
Más tarde me acuesto en la oscuridad. Y aunque estoy en casa, no se siente así. Quisiera estar en Hogwarts, tu cama a apenas unos metros, hablar hasta el amanecer, comiendo ranas de chocolate. Despertar y sentarme en la ventana contigo a ver la nieve. Eso suena más como un hogar para mí. Los días son realmente eternos aquí. Pienso tan intensamente en tí que me pregunto si no lo sentirás. Es tan intenso que a veces siento que casi puedo tocarte. ¿No lo sientes también?. Se siente increíble, ¿verdad?.
Me levanto sin poder evitarlo y bajo las escaleras. Tomo el teléfono. Sé que es muy tarde pero no puedo soportarlo más. ¿Qué dirías si te llamo ahora y te digo que ya no puedo más?. Que es más difícil cada día y que... te amo.
Marco y comienzo a caminar por el pasillo, nervioso. El tono retumba en mi cabeza, casi volviéndome loco.
-¿Hola?-Tu voz adormilada me hace suspirar. -¿Hola?-Repites, impaciente.
-Dean...
Por un momento todo es silencio. No sólo en el teléfono, el mundo parece haberse quedado sin ruidos momentáneamente.
-¿Seamus?- Dices finalmente y algo en mí parece estar a punto de romperse. No recuerdo la última vez que me llamaste por mi nombre. Siempre fui Shay para ti y ahora entiendo por qué me gustaba tanto que me llamaras así.
-Te necesito. Por favor.
Silencio. Por un momento tengo miedo de que hayas cortado y no me hayas escuchado, pero no hay ningún tono en el teléfono y si agudizo el oído puedo escuchar tu respiración. ¿Qué estás pensando?. Estos segundos me están matando, la incertidumbre y la duda.
-Shay...
-Te amo
Dejo de respirar. Lo dije. Mi oído se pega dolorosamente al teléfono para escuchar tu reacción. Lo unico que escucho es el tono. Cortaste. Bajo el teléfono y siento el ardor en mis ojos, las lágrimas acumulándose. Justo antes de quebrarme por completo escucho una pequeña explosión a mi lado. Alzo la vista y estás ahí. Con la ropa de dormir, despeinado y en el mismo estado que yo, con lágrimas luchando por salir de tus ojos. A mis ojos no podrías estar más hermoso. Estaba equivocado; porque cuando, de repente, sonreís y una gota cae por tu mejilla, estoy seguro de que sos lo más increíblemente perfecto que vi en mi vida.