Fiona se encontraba con su felina hermana dentro de su casa del árbol. Habían vuelto de una misión rescatando al príncipe grumoso, que desde un par de semanas huyó del espacio grumoso y vivido en el bosque, hasta que fue atacado por una manada de lobos. Ambas estaban exhaustas, pero felices de haber cumplido nuevamente con su deber.
En cuanto la rubia se recostó en su sillón, al igual que Cake, sonó el teléfono y después de que la ojiazul refunfuñara, contestó.- ¿Diga?- Cake escuchaba y esperaba que no fuera otra misión.- Sí… claro…- La minina se cubría sus oídos y se escondía debajo de una almohada del sofá.- No, no tardaremos…
-¿Y ahora qué?- hablaba la felina desde su escondite.
-Era el dulce príncipe, quiere que busquemos una extraña flor mágica.
-¿Ahora? ¿No puede ser mañana?
-Dice que es urgente.
Cake gimoteaba por el fastidio de tener que volver a salir.- No quierooooo.
-Tenemos que ir.- La rubia se levantó y haló a Cake de la cola para abandonar la comodidad de su acogedora morada.
Ya casi comenzaba a anochecer y las hermanas se introdujeron cada vez más al espeso bosque. Cake comenzaba a sentir frío y la ojiazul la metió a su mochila para también cargarla.- ¿Qué tan urgente es esta flor?
-No lo sé, tal vez no tanto. Ya sabes cómo son las misiones de Gumball.
-Yo ya quiero dormir.- La minina estaba desesperándose aún más.
-Debe estar por aquí. Dijo que al caer la noche sus pétalos brillaban y era más fácil hallarla.
-¿Y por qué no viene él a buscarla?
-Conociéndolo, se perdería y de cualquier manera tendríamos que venir por él y después a buscar la flor.
Ambas escucharon un fuerte sonido proveniente de la oscuridad.- ¿Qué fue eso?
-No lo sé.- La heroína sacó su espada, alerta a cualquier movimiento.
-Mejor vámonos de aquí.- Cake susurraba con miedo.
-Desearía conocer mejor este bosque.
De entre las sombras surgió un vampiro.- Hola Fiona.
-¡Marshall! ¡Casi nos matas de un susto!- La rubia se relajó y bajó la filosa arma.
-¡Nunca vuelvas a hacerlo!- Cake salió de la mochila.
-¿Hacer qué?- Marshall le mostró sus colmillos a la felina, haciéndola gritar.
-¡Ya basta!- Fiona lo reprimió.
-¿Qué están haciendo aquí?- El rey vampiro flotó alrededor de las chicas.
-Estamos buscando una flor mágica.- respondió la rubia.
-Y esa flor ¿brilla?- Preguntó el azabache y Fiona asintió.- ¿únicamente en la noche?-
La ojiazul asintió de nuevo.- ¿Sabes dónde encontrarla?
-Está detrás de ese árbol.- Señaló un gran abedul.
-Wow, ¡gracias!- Fiona y Cake corrieron por ella. Era una pequeña flor rosada, como de cerezo, en una delgada rama creciendo en la base del árbol.
-¿Para qué la quieren?
-Gumball pidió que la buscáramos.- Cake tomó la ramita y la guardó en la mochila de Fiona.
-Aguarden, ¿para quiere él una planta así?- Marshall la sacó de la mochila.
-No lo sé, pero debemos dársela.- Fiona se la arrebató.
-Él no sabe cómo usarla y si lo supiera no podría controlarla.
-¿Tan poderosa es?- La tomó Cake entre sus patas.
-Lo suficiente como para controlar la mente.
-Tal vez la quiera para custodiarla y que no la utilice alguien malvado.- Fiona frunció el ceño ante Marshall.
-¿Desde cuándo lo defiendes?- Se acercó el vampiro a la heroína.
-Desde que le gusta el príncipe.- Se burló Cake.
-¡Cállate!- La rubia metió a su hermana nuevamente a la mochila y comenzó a andar.
Marshall se rio y las siguió.- ¿Es en serio?
-Claro que no…
-¡Claro que sí!- Gritó Cake desde el fondo de la mochila.
-Creo que ya debes irte.- Habló furiosa la ojiazul.
-Debo vigilar esa planta.- Replicó el vampiro.
Cake asomó su cabeza y le susurró al azabache que se encontraba detrás de ella.- ¿Seguro que al que quieres vigilar no es a Gumball?
Marshall se sonrojó y la metió de un golpe a la mochila.