Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Equivocación de San Valentín por yukimonik

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—  No tienes de que preocuparte, ya te dije que entiendo cómo te sientes. Yo también estoy enamorado.

 

—  ¿Enamorado?

 

—  Así es. —dijo con pesadumbre el profesor— entiendo que escribiste esta carta con mucho sentimiento —mencionó al tiempo que sacaba de su bolsillo derecho la nota que le dejaran horas antes sobre el escritorio— pero no puedo corresponderte.

 

—  ¿Dice que no puede corresponderme? —pregunto confundido el castaño—No entiendo ¿a qué se refiere?

 

—  Vamos, no tienes que ser tímido, me refiero a esta carta —aseguro al tiempo que mostraba el papel—

 

—  Esa no es mi carta —contesto seguro el ojiverde.

 

—  ¿Cómo?

 

—  Dije que esa no es mi carta

 

—  Espera un segundo, ¿estás diciendo que no fuiste y dejaste esta carta sobre mi escritorio?

 

—  Exactamente

 

—  ¿Entonces qué estás haciendo aquí?

 

—  Bueno, yo sólo, quería, venía a, —el castaño volvió a tomar una actitud nerviosa mientras su rostro se coloreaba de rojo— yo, yo deja la carta pero no esa carta, no a usted, era para, para

 

—  Está bien, cálmate. Entonces en definitiva ha habido un error. —dijo calmado el mayor— Si tu no me dejaste esta nota entonces —dijo al tiempo que se le iluminaba el rostro y volteaba hacia la puerta en un movimiento veloz, sin embargo no encontró a nadie.

 

Misaki también volteo a la puerta pero tampoco vio a nadie. Ya habían pasado 10 minutos desde que comenzó ese enredo, y no había señales de que su amado profesor de historia fuera a presentarse. Los dos hombres al haber dejado en claro que se había cometido una desafortunada equivocación se quedaron callados, ninguno se atrevía realmente a decir nada, la situación ya era bastante bochornosa. Fueron pasando los minutos y ninguno rompía el silencio pero tampoco querían abandonar el aula con la esperanza de que alguien más apareciera por esa puerta.

 

 

 

Al siguiente lunes, Shinobu estaba bastante molesto, con Miyagi, con el castaño que se le había adelantado pero sobre todo consigo mismo, ya que tal vez si no hubiera esperado tanto tiempo para declarársele no estaría pasando por esta amarga situación. Ahora su amor frustrado se quedaría ahí por quien sabe cuánto tiempo, tres años enamorado de una persona y ahora verla con alguien más sería muy doloroso. No quería eso. No alcanzo a distinguir muy bien pero por la silueta de esa persona, ese muchacho que se le había adelantado debía ser bastante guapo como para haber enamorado a Miyagi.

 

Ahora entraría a su  clase de literatura lo más normal que podía y por la tarde lo mejor sería salir a tontear un rato con alguno de sus amigos, hacía mucho que no se divertía con personas de su edad, ya que se la pasaba en la biblioteca tratando de volverse más inteligente, aunque no es que careciera de intelecto pero él siempre había querido sobresalir para demostrarle a Miyagi que era la mejor opción, que tenía que escogerlo a él por sobre todos los demás.

 

—  ¿Y de que me sirvió? —dijo a la nada el ojigris.

 

Por otra parte Misaki se encontraba muy deprimido. El viernes había estado dos horas esperando a que el peligris se presentara pero este no dio ninguna señal de vida. Definitivamente sus ilusiones se rompieron en varios pedazos al ser plantado de esa forma. Lo más difícil después de esto sería ver cara a cara al mayor. Menos mal que en aquella carta no puso su nombre, con un poco de suerte y el profesor nunca imagino quien era el remitente así que sólo tendría que hacerse el desentendido. Y para rematar esta horrible situación un fuerte refriado ya lo atacaba, pero no había querido faltar a la escuela con la única ilusión de ver aunque sea inadvertidamente a su profesor.

 

La clase de Historia pasó con un poco de tensión en el ambiente,  Misaki tratando de no ver directamente a Akihiko por miedo a que el profesor se burlara de sus sentimientos; y Akihiko rehuyendo de la cara de felicidad que probablemente tendría Misaki al saberse correspondido por su colega. Escuchar aquella conversación el viernes fue una de las peores cosas que le pudo suceder. Todo este tiempo había pensado que Misaki gustaba de él y se venía a enterar de la peor forma que el castaño había escogido una fecha tan especial para declarársele al verdadero dueño de su corazón, y que este le había correspondido abiertamente.

 

Si él fuera una buena persona debería sentirse feliz por el menor, desearle la mayor de las dichas, pero se encontró a si mismo conteniendo la rabia que le provocaba aquella situación, la misma rabia que hizo que en cuanto acabó la clase todos sus alumnos salieran huyendo incapaces de lidiar con el humor que se cargaba el profesor… todos menos uno, al que menos quería enfrentarse en este momento, pero ya era tarde para aquello.

 

—  Profesor —hablo tímidamente el castaño— ¿Puedo hablar con usted?

 

—  No tengo tiempo, con permiso —contesto de manera automática, sosteniendo sus cosas y saliendo a toda prisa del salón, dejando destrozados una vez más los sentimientos del chiquillo.

 

—  Definitivamente lo sabe —menciono el menor— sabe que yo fui el que dejo esa carta, y le doy asco, por eso no fue —dijo soltando un par de lágrimas.

 

 

 

Akihiko se sentía terriblemente mal por haber tratado de esa forma  a Misaki, pero era la única actitud que podía tener ahora con él, huir era lo que necesitaba o acabaría cometiendo una tontería, acabaría haciéndolo suyo aun a costa de la nueva relación del menor.

 

Por otra parte Miyagi no entendía la actitud de su alumno favorito, hasta hace un par de días era el más dedicado en su clase, no pasaba ni una sola sin que el menor quisiera hacer acto de presencia, siempre se esforzaba en ser notado por el mayor sin saber que no tenía que hacerlo, él ya recibía toda la atención que era posible. El día de hoy, Shinobu no había participado para nada, y menos le había dedicado una de esas insinuantes miradas. Esto lo inquietaba, ya que estaba acostumbrado a recibir toda la atención de ese pequeño terrorista y ahora nada. Primero lo citaba en San Valentín para dejarlo plantado y ahora las cosas estaban sumamente extrañas.

 

El día pasó sin mayores contratiempos. Misaki agradeció que las clases terminaran para poder retirarse, este había sido uno de sus peores días y pese a que lo único que quería era ir a su casa y llorar tuvo que armarse de fuerza para cumplir su jornada laboral. El resfriado continuaba aumentando y ya se sentía presa de la fiebre, tendría que soportarlo unas 5 horas más. Se dirigió a paso lento a su lugar de trabajo, tan distraído iba que no se dio cuenta que detrás de él unos pasos sigilosos no perdían detalle de lo que hacía.

 

Shinobu salió de la escuela en compañía de sus amigos. Estos se habían sorprendido mucho cuando había sido el mismo chico quien propusiera fueran a un lugar a pasar el rato, no sin antes hacerle las correspondientes burlas todos aceptaron sin dudar. Ahora ya se encontraban en uno de los tantos bares de la ciudad, dentro Shinobu fue enseguida abordado por un joven alto quien ni tardo ni perezoso le invito algo de beber.

 

Ya por la noche, al salir de su trabajo Misaki se sentía terriblemente mal, su fiebre era muy elevada y él sólo podía pensar en llegar a su casa pero con las pocas fuerzas que le quedaban no sabía si sería posible. Apenas iba a llegar a la solitaria parada de autobús cuando sintió que a su cuerpo se le fueron las fuerzas para seguir de pie y perdió el sentido.

 

Por otra parte mientras que Shinobu si bien se encontraba en una mejor situación,  los celos y el coraje lo hacían tomar decisiones equivocadas, acepto salir de aquel bar en compañía de uno de los sujetos que se le habían acercado desde que llego y que no había dejado de intentar toquetearlo. Para Shinobu habría sido fácil sólo salir de aquel sitio pero el imaginarse a  Miyagi besando a alguien más lo llenaba de rabia. Ahora junto con aquel sujeto se hallaba rumbo al hotel más cercano, entre más veía aquel enorme anuncio en el que se mostraba el nombre del hotel unas ganas de salir corriendo lo iban invadiendo. No quería perder su virginidad de esta forma, hasta ese momento fue consciente de lo tonto que se había comportado y quiso salir huyendo. Miro al hombre a un lado suyo e instintivamente se alejó dos pasos.

 

—  ¿Qué es lo que te sucede? —pregunto confuso el mayor

 

—  Yo… ya tengo que irme —menciono nervioso el chico— al mismo tiempo que se alejaba otro paso

 

—  Un momento —dijo enérgico su acompañante al tiempo que lo sostenía de ambas muñecas— yo ya gaste en tus amiguitos y en ti así que ahora tienes que compensarme.

 

 

CONTINUARA...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).