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Ordinary Day por Kang Ji Hye

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Notas del capitulo:

Hola~

Aquí empiezan las menciones de los shippings y se centrará un poco más en Luhan :3

¡Disfruten!

CAPÍTULO 2


Inmovilizado. Solamente con verlo, Sehun se había inmovilizado. La hermosa criatura que estaba allí, frente a él, parecía una alucinación provocada por una droga muy fuerte. Xi Luhan…


—Uh, ¿no es tuyo? —el castaño sintió una bofetada mental—. ¿Me equivoqué? Porque creo que tú te asomaste--


—Sí, es mío, gracias —dijo algo cortante e impresionado aún, tomando rápidamente a Pororo—. Adiós.


—Oh, ¡espera! —Sehun estaba a punto de azotarle la puerta en las narices a Luhan, pero éste impidió que cerrara interponiendo su cuerpo—. Soy nuevo y tal vez sería bueno que me mostraras los alrededores. Pareces ser una buena persona.


La descarada sonrisa que el nuevo chico le daba al castaño era de ensueño y hacía que Sehun sintiera cómo el corazón le retumbaba en los oídos y destruía su caja torácica con cada latido: estaba increíblemente alterado.


—La verdad es que… no sé mucho de por aquí… —en teoría no estaba mintiendo; otra vez quiso cerrar, pero Luhan insistió.


—¿Ah, no? No debes haberte mudado aquí hace mucho, ¿cierto? Entonces, ¿qué te parece que vayamos a explorar juntos las cercanías? Estaría bien, ¿no crees?


Luhan no paraba de hablar, hacía suposiciones él mismo y no dejaba que Sehun le explicara la situación; sus manos se aferraban al muñeco que recién le había sido entregado y rezaba porque el nuevo inquilino no se diera cuenta de su exaltación.


—No… yo no sé… es que--


—Sehun, ¿vas a salir? —la voz de Jongin terminó de fulminar el cerebro del castaño; el moreno iba acompañado de su novio y ambos estaban entre felices y extrañados de verlo con la puerta bien abierta y con un desconocido platicando con él. Jongin se dirigió a Luhan—. ¿Quién eres?


—Xi Luhan, mucho gusto —se presentó con un apretón de manos a ambos.


—Yo soy Kim Jongin; él es Do Kyungsoo, mi novio —una sonrisa se formó inevitablemente en los labios del moreno al ver la del nuevo chico—. ¿Conoces a Sehun?


—En realidad no —la pareja le dedicó una extraña mirada, esperando una explicación—. A Sehun se le cayó un peluche por la ventana y aterrizó en mi cabeza; vine a dejárselo y a invitarlo a pasear, ya que soy nuevo en Corea.


—¿Irás, Sehun? —los ojos de Kyungsoo se dirigieron directo a la persona petrificada en la entrada del departamento, que negó efusivamente—. ¡Vamos es una buena oportunidad para que salgas! Acéptalo.


—No, hyung, no quiero salir —después se iba a disponer a atrancar la puerta, pero antes vio a Luhan con una expresión confundida—. Mira, agradezco la oferta, pero simplemente no puedo aceptarla. Adiós.


Sin decir nada más, el frío castaño desapareció de la vista de todos tras dar un buen portazo. El nuevo vecino se quedó con el ceño fruncido, preguntándose cuál sería el problema de salir con él a dar un paseo casual por la ciudad; Jongin dio un profundo suspiro, Kyungsoo le tomó la mano y la acarició.


—Sabía que esto iba a suceder… —susurró el moreno—. Bueno, fue un gusto, Luhan, pero creo que no es buen momento para que te quedes; tengo que arreglar unas cosas con el necio de allí dentro.


—Ah, sí, no hay problema —asintió nervioso—. Nos estaremos viendo entonces.


El joven Xi hizo una reverencia a la pareja y se encaminó al elevador de donde había llegado, no sin antes escuchar cómo ambos se adentraban en el departamento. De repente, se puso a analizar la situación y formuló la pregunta más apropiada para la ocasión: ¿cuál era el maldito problema de Sehun? Cualquier persona pudo haber bajado a recuperar el peluche o al menos a visar desde la ventana que era suyo, no quedarse en su departamento; si no iba a hacer eso, al menos hubiera aceptado la invitación que le hizo de salir un rato, no ser lo suficientemente cabezota para cerrarle la puerta en la cara. Esperaba que Jongin le diera un sermón interminable sobre cómo tratar a las personas.


Salió del ascensor caminando tranquilamente hacia el edificio contiguo de donde vivían sus recién conocidos; él se alojaría justo en frente, solamente que estaría en el tercer piso en vez del quinto. Esta vez subió por las escaleras. Dentro de su nuevo departamento se encontró con sus eternos amigos: Wu Yifan o “Kris”, el padre sobreprotector que tenía que acompañarlo a donde fuera; Kim Minseok o “Xiumin”, su leal compañero en el crimen que lo seguía en cualquiera de sus locuras; y finalmente estaba Zhang Yixing o “Lay”, el mejor consejero que pudo haber pedido. Todos se habían conocido en China a través de los webtoons a los que se dedicaban, aunque Minseok fuera coreano por nacimiento; se hicieron amigos y compañeros de trabajo en poco tiempo, incluso habían acordado trasladarse a Corea sólo porque a Xiumin se le había acabado el permiso laboral en China.


—¡Lulu! —lo recibió Lay hablando en chino—. ¿Dónde estabas? Desapareciste cuando Kris te iba a pedir que lo ayudaras con unas cajas.


—Fui a devolverle algo a alguien —respondió el recién llegado—. Y entiende que tenemos que hablar más en coreano; trata de no usar chino todo el tiempo, a menos a que sea muy necesario.


—Ahora resulta que te preocupas mucho por el habla de Yixing —Minseok apareció llevando sus propias cosas de un lado a otro—; no evadas la pregunta y dinos qué pasó.


—No estoy evadiendo nada —su tono nervioso lo delató y su mayor lo reprimió con la mirada; si él no entendía mucho de lo sucedido unos minutos atrás, ¿cómo iba alguien más a comprender la situación?—. Está bien, pero no se burlen.


—Lo juro —Lay levantó su mano derecha como parte del convenio mientras que Xiumin se limitó a asentir.


—Bueno… —aunque estaba desconfiado, igual comenzó a contar su pequeña aventura—. Todo empezó porque un muñeco de pingüino me cayó en la cabeza cuando iba a ayudar a Kris; me volteé, vi hacia arriba y vi a este chico Sehun viendo por la ventana de su departamento. Él se metió y pensé que lo mejor sería ir a entregárselo personalmente porque se veía muy desarreglado como para que saliera; entonces tomé el elevador hasta el último piso, toqué la puerta de su departamento, me abrió, me quitó el peluche y prácticamente me azotó la puerta en la cara. ¡Ah! Pero para esto, llegaron los que yo creo eran sus amigos y le dijeron que aceptara mi invitación de salir a pasear por la ciudad.


Los tres formaron un silencio incómodo en el que Yixing y Minseok querían y trataban de analizar la situación para darle una solución o un consejo a Luhan, pero se quedaron callados demasiado tiempo hasta que Lay habló.


—¿Existe gente así de descortés?


—Me parece que sí, mi querido unicornio —comentó Xiumin—. ¿Y eso fue todo, Luhan?


—Sí, lo fue. Muy extraño, ¿cierto? —preguntó frunciendo el ceño.


—Bastante.


—¿Qué es extraño? —Kris entró por la puerta al escuchar las últimas palabras de sus amigos.


—Un chico del edificio de enfrente fue muy maleducado con Lulu; dice que le atrancó la puerta justo en el rostro —explicó Minseok—. Y eso que nuestro ciervo estaba haciéndole un favor…


—Déjalo; realmente no importa, porque es un desconocido, no tienes de qué preocuparte —respondió asertivamente el más alto a lo que Luhan respondió con un leve asentimiento—. Lo que sí debería importarte es ayudar en la mudanza y no estar pensando en hacer favores a quien se te cruce, Xi Luhan.


El tono ácido que usó el rubio hizo que toda la piel del interpelado se erizara inevitablemente; con la mejor sonrisa que pudo tener en el momento, puso un puchero en sus labios y sus ojos se llenaron de brillos, imitando así a un perrito desamparado.


—Gege, no fue mi intención —con una voz adorable y con una entonación entre femenina e infantil, se contoneó para que Kris lo perdonara—. Anda, te prometo no vuelve a pasar…


—¡Oh, vamos, Luhan! Tienes casi 26 años, deja de hacer eso —lo reprimió Yifan, lo que causó que el puchero durara más—; además, deberías saber que no tienes efecto en mí.


La actuación infantil del chico de cabello cobrizo decayó tanto que casi se dirige a una esquina a lamentarse por sus fallidos encantos, las risas indiscretas de Lay y Kris no ayudaban en nada a Xiumin, que quería arreglar el humor de su mejor amigo. Después de un rato y varios intentos de callar a sus simplones amigos, el mayor pudo reparar el ánimo del chico ciervo; los cuatro pudieron, sólo entonces, continuar con su mudanza.


En cuanto Kris les pagó a los ayudantes de traslado y todos acomodaron todas las cajas dentro del espacio departamental, se dieron el lujo de recostarse en uno de los sillones que incluía el mobiliario de la pequeña morada, amontonándose, subiendo las piernas o la cabeza sobre el otro.


—¿Deberíamos ver una película? —propuso Luhan, viendo la hora—. Ya son las casi las ocho; ¿qué tal si vemos una de terror?


—No, no podré dormir —replicó Yixing con su extraño acento coreano—. Hoy quiero dormir doce horas seguidas, por eso ayudé con las cargas pesadas.


—¿Entonces si hubiera sido posible, no hubieses hecho nada de provecho? —preguntó Xiumin.


—De ser posible, Lay hibernaría el resto de su vida —afirmó Yifan cerrando sus ojos.


—Sería una mezcla de oso, koala y perezoso —dijo Yixing divertido, soltando una risa en el proceso—. Eso me quedaría mejor que ser un unicornio.


—No, la verdad es que ése término te queda mejor, Lay: eres la perfecta criatura mitológica de mi vida —las palabras de Kris no fueron refrenadas a tiempo; una vez que digirió la información, supo qué tan mal se había oído eso y las miradas acusadoras de todos estaban sobre él. Toda su sangre se acumuló en su rostro—. No… bueno… yo me refería a que ninguno más tiene un apodo así.


—¿Ah, sí? —el sarcástico tono de Minseok terminó por avergonzar al rubio.


—¡Es cierto! —Luhan levantó una ceja como si lo incriminara por mentir—. Xiumin tú eres un baozi, un bollo al vapor, comida; Luhan, tú eres un ciervo, un cervatillo, un animal. Lay es el único que tiene un sobrenombre místico, relacionado a la magia, algo fuera de lo normal.


—¡JA! Soy único, ¿escucharon? —presumió el causante de toda la discusión.


—Como digan —Minseok subió sus brazos y se recostó sobre ellos.


Un silencio abrumó la pequeña sala, permitiendo que Kris se relajara por el pequeño escándalo que había provocado por su equívoco uso de palabras… Aunque, ¿realmente había cometido un error con lo que dijo? Desde hacía tiempo que pensaba de Zhang Yixing como una persona única e irrepetible para él, casi nunca lo comentaba, pero así eran las cosas. ¿Qué rayos le estaba pasando al magnífico Wu Yifan que antes era? Estaba cambiando para hacerse un chico torpe que no podía controlarse en presencia de su amigo.


—Entonces película no —dijo Luhan para alivianar el abrumador mutismo.


—¿No puedes quedarte callado sólo unos minutos, Lulu? —preguntó Kris llevándose las manos a la cara.


—No, en realidad no —le respondió descaradamente el interpelado.


—Es uno de sus muchos encantos, Kris gege —Lay se sentó en el piso y dirigió su mirada al chico de 26 años—. Tiene un hermoso rostro, su cuerpo está muy bien marcado, su sonrisa es muy buena, es educado, amable, extrovertido, cocina muy bien… ¡Podría seguir y no acabaría ni en una semana!


—¡Yo también tengo encantos! —reclamó el rubio—. Sólo tienes que observarme muy de cerca.


—Lo sé, Kris, pero si te veo de esa manera se verán tus enormes poros —se quejó Yixing, burlándose de su mayor, quien se llevó las manos a la cara—; en cambio Luhan es hermoso por dentro--


—Ya entendimos, Lay —una punzada de celos hizo que Xiumin le soltara esa frase cortante—. Creo que será mejor que escribas un libro de eso.


—Ganaría millones, ¿cierto? —exclamó el más joven de todos.


—Claro que sí, XingXing —rio Luhan, haciéndose su cómplice.


—¿De verdad tengo los poros muy grandes? —fue lo único que pudo decir Yifan.


Xiumin estaba mirando la escena que se había formado delante de él: Kris haciendo un drama por su piel, Lay metiendo más cizaña al asunto y Luhan riéndose histéricamente por el comportamiento de su gege. Quizás eso último era lo que más disfrutaba Minseok: ver al cervatillo sonreír. Él lo supo desde el momento en que lo vio en una conferencia de dibujantes de webtoons tomando un vaso de café instantáneo, admirando el trabajo de todos; supo que nada sería igual para él, porque a partir de eso, Minseok se juró a sí mismo procurar que a ese bellísimo chico no le faltara nada, que nada lo lastimaría ni lo pondría de mal humor. Bastó con hablarle una vez para asegurarse un lugar dentro de la vida del joven dibujante.


Kim Minseok no volvió a ser el mismo después de haber entrado en la vida de Xi Luhan.


Kim Minseok se había enamorado perdidamente de Xi Luhan.


Kim Minseok sabía que no había nada que pudiera hacer para evitarlo.

Notas finales:

¿Será que Kris siente algo más que una atracción por Lay? De ser así, ¿será correspondido?

¿Qué pasará con Xiumin? ¿Le dirá alguna vez a Luhan que se ha enamorado de él?

¡¿Cuál es el maldito problema de Sehun?! xD

Intentaré actualizar al menos una vez por semana (ya muy jodido cada quincena, pero no creo e.e).

¡Nos leemos luego!


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