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Una y otra vez por azumicard

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La inesperada presencia del diplomático causó un efecto negativo en John, al escuchar que el hombre más poderoso de toda Inglaterra buscaba ayuda. Simplemente dejó escapar una sonrisa burlona imperceptible a los ojos de Mycroft que disfrazó su vergüenza con un rostro serio. Ambos tomaron asiento porque la conversación sería extensa, mantuvieron silencio hasta que Mycroft ordenara sus ideas; para los hermanos Holmes hablar de sentimientos era ambiguo. Lo primero que pronunció fue el nombre de Sherlock, enseguida le indicó como el verdadero responsable que la relación con el inspector Lestrade terminara de la peor manera posible. Sus peleas injustificadas produjeron una serie de desenlaces desafortunados, desde la humillación hasta los golpes. Las palabras duelen más que cualquier paliza, recién comprendió el significado de aquellas palabras. Realmente estaba sufriendo la ausencia de su amante, no quería aceptarlo pero era indispensable en su vida. John buscaba palabras que fueran comprendidas, su lógica controlaba la parte emocional. Cuanto más intentaba explicar cómo podría revertir el daño ocasionado, menos entendía Mycroft. En el mismo momento en que tuvo realmente ganas de salir de ese lugar, John le da un último consejo antes que se retire: utilizar los antiguos rituales de cortejo, en palabras sencillas; conquistarlo.

 


En las instalaciones de Scotland Yard, el detective discute con otros agentes sobre el reciente homicidio, fiel a su estilo los ridiculiza, deduciendo en uno de ellos infidelidad con una novata del departamento. El otro no tenía un historial tan atroz como el otro, pero se valió de las escasas habilidades como inspector para molestarlo. Si no fuera por Lestrade al intervenir la acalorada conversación, hubiera terminado en una pelea ordinaria. Conduce a Sherlock hasta su oficina donde pueden hablar tranquilamente sobre el caso. En medio de la conversación surgió el tema llamado Mycroft, fue debido a que John estaba preocupado.


— Simplemente decidí terminar con él - responde tranquilo

 

— Pues parece que él no comprendió el mensaje… - entra un empleado con el unas flores y chocolates dirigidas al inspector.


— ¡Esto es el colmo! He soportado muchas cosas, pero esto es…


— Ridículo – Sherlock completa la frase – todos tus subordinados piensan erróneamente que esos regalos provienen de una novia tuya, solo observa a tu alrededor- efectivamente las miradas iban directamente hacia él.


— Nunca quise ser el centro de atención, muchos menos en este tipo de situación vergonzosa. Sabes que – entrega los regalos a Sherlock- dile a John que es una muestra de agradecimiento por el té en aquella ocasión.

 

 

Su primera reacción fue rechazar los obsequios, Sherlock era posesivo y celoso. No lo demostraba abiertamente porque sería considerado una forma de debilidad, sin embargo sabía cómo ocultarlo para no levantar sospechas. La actitud insistente de Lestrade logró su objetivo. En el trayecto de la oficina hacia la salida algunos curiosos miraban de forma extraña al detective con esos objetos en su mano. Era como si estuviera a punto de declararse a alguien, fue rara y a la vez cómica la situación. De regreso a su piso, envió un mensaje a Mycroft para molestarlo.

 

Mala jugada. El inspector se deshizo de tus cursiles obsequios
SH

 

 

En lugar de preocuparte en esas cosas deberías preocuparte de lo que hizo hoy tu amante
MH

 

 


Conserva la expresión de confusión después de leer el mensaje de Mycroft. Sube al segundo piso, encuentra a John descansando en el sofá, los gemelos consumían gran parte de sus energías. Es recibido con un sutil beso en los labios, le entrega el ramo de rosas y la caja de chocolates, le advirtió que solo era un simple obsequio de agradecimiento por parte del inspector Lestrade


— Que amable - queda embelesado con las flores - son muy hermosas las rosas. Eso quiere decir que está de buen ánimo y... ¿feliz tal vez? - busca un florero para colocarlas - que tal los casos - pregunta desde la cocina.


— ¡Aburrido! - se recuesta a lo largo del sofá - soy yo o el mundo se está convirtiendo en un lugar muy aburrido. Ya nadie tiene la osadía de matar a otro ser humano. Son tan idiotas que no pueden realizar una tarea tan sencilla. A donde fueron a parar los asesinos de esta ciudad, acaso tengo que convertirme en uno de ellos para tener algo de diversión.


— No tienes que salir para encontrar diversión - se acerca John hacia él - Que tal si derretimos el chocolate y jugamos - le propone sensual.


— No me gustan las cosas dulces


— ¡Eres un idiota Sherlock! - se va molesto

 

 

 

Un segundo obsequio llega al departamento del inspector en el preciso momento cuando estaba cenando en compañía de Anderson. Su velada tranquila fue arruinada intencionalmente, cogió el paquete y lo tiró al piso. Continúan comiendo en completo silencio hasta que Anderson se acerca hacia él para besarlo, pero es rechazado. El siguiente intento fue favorable, logró introducir su lengua durante el beso, tranquilizo la ira de Lestrade, poco a poco iba cayendo en las garras de su amante. En el trayecto a la habitación van despojándose de sus prendas hasta quedar en ropa interior. Tirados sobre la cama, el inspector coge el miembro de su nuevo amante para estimularlo; era una labor que siempre realizaba cuando estaba con Mycroft. Succiona con más intensidad hasta lograr que se venga en su boca. Tose varias veces, Instintivamente lo poco que tenía en su boca se traga ya que Mycroft no toleraba que escupiera eso. Sin embargo al sentir la preocupación de Anderson, no duba en lanzarse a sus brazos y pronunciar esas palabras que había olvidado: “Te amo”. Fue el inicio de una noche salvaje de puro sexo entre ellos.


Con los primeros rayos del sol sale de la habitación sin despertar a Anderson, toma una rápida ducha y se alista para dirigirse al Club Diógenes. Tembló de ira cuando se dio cuenta de que nuevamente volvía a ese lugar que por meses se había convertido en su refugio. Pero no tuvo más remedio que enfrentar a Mycroft, no soportaría más la situación; tenía que poner un fin. En complicidad con Athena logra encubrir su visita con la visita de un parlamentario y entra al lugar.


— Tuve suficiente con tu último obsequio - toma por sorpresa a Mycroft - en nuestra última conversación deje muy claro nuestra situación. ¡Se terminó!


— Que sorpresa tenerte frente a mi- se levanta e ignora lo que dijo- la pelea fue entupida y tonta- le toma de la cintura para darle un beso y tirarlo sobre el escritorio-admite que extrañaste esto- lame su cuello y lo muerde- mi duro tacto- deja una marca notable.


— Eso crees - se desbotona una parte de la camisa, mostrando la marca de la noche anterior - ves esto, son marcas de mi nuevo amante - lo empuja - pensabas que iba ser siempre tu perro faldero, te equivocaste.


— Debe ser una broma de mal gusto al compararme con el poco hombre que es Anderson – muestra una mueca de burla - ¡Él jamás te tratará como yo!, nunca te follará con la misma intensidad que solo yo puedo ofrecerte. ¡Acaso no lo entiendes! -golpea la mesa- ¡Yo soy mil veces mejor que él! Si no quieres que le pase algo a tu supuesto amante… deberías reconsiderar la opción de volver a mi lado sino alguien sufrirá las consecuencias. Te doy una semana para que lo dejes - le besa salvajemente- no olvides a quien perteneces. Tú eres solo mió y de nadie más- le mira a los ojos- recuerda bien, tienes una semana-.

 


Ya por la mañana John se da con la sorpresa que Sherlock había pasado la noche fuera de la habitación, seguramente estaría dentro de su palacio mental o buscando algún caso interesante. Toma un rápido baño, luego de cambiarse va a preparar el desayuno y encuentra a Sherlock muy atento a la pantalla de su portátil. Aun molesto por el suceso de los chocolates, se mantiene callado mientras prepara café. La voz del detective inició la conversación matutina entre los amantes, todo parecía suponer que John dejó atrás su mal humor.


— He analizado tu reprimenda, en relación con mi capacidad para ser amable – comenta Sherlock con las manos apoyadas en su mentón.
— No quería reprenderte, solo conversar contigo cuando dijiste estas palabras hirientes a Lestrade - deja la taza con café sobre la mesa.


— Es igual, tienes razón - busca las palabras exactas antes de continuar -Es incuestionable que tiene cierta utilidad social ser educado. Ser consciente de la sensibilidad de los otros y exhibir sus rasgos que comúnmente se etiqueta como ser amable.


— Te sorprendería lo fácil que es ganarse tal apelativo


— No - muestra un rostro muy serio - no soy amable. Es importante que lo entienda, le ahorrará un montón de tiempo y esfuerzo. No existe una versión más humana, ni amable aguardando salir a la luz. Yo soy acerbo, puedo ser cruel... así soy, hasta la médula. No estoy orgulloso de ello, ni me avergüenzo. Soy así - mira a un costado - En mi trabajo, mi carácter a menudo ha sido más una ventaja que un impedimento. No voy a cambiar.


— Lo has hecho. No eres el mismo cuando te conocí. Ahora eres...


— ¿Bueno contigo John? - se apresura a pregunta - Si, normalmente porque te considero excepcional - atrapa los ojos de John - y llevo a cabo un esfuerzo excepcional por adaptarme a ti. Pero debes aceptar que mientras sigamos juntos habrá de vez en cuando daños por mi comportamiento. Eso debe formar parte de nuestro acuerdo. Sin embargo, me parece inaceptable que estés involucrado en la disputa de esos dos.


— Si fue debido a tu comportamiento que ellos terminarán separados. Estoy enmendando el problema que ocasionaste. Sé que los sentimientos de los demás no te interesan en lo absoluto, pero los involucrados son cercanos a ti. Deberías reconsiderar tus acciones - la mirada de Sherlock fulmina a John.


— Tuve suficiente - camina en busca de sus gabardina y bufanda. En completo silencio queda el lugar, solo el sonido de la puerta anunció la salida del detective.

 

 

Una simple conversación terminó por distanciarlos durante los siguientes cinco días. El paradero de Sherlock era incierto, no respondía a los mensajes ni llamadas. Su ausencia afecto en gran medida a los gemelos que buscaban los cálidos brazos de su padre y también esa voz inconfundible que les gustaba escuchar. Lloraban a menudo, reclamando a gritos la presencia de Sherlock. Lo único que podía hacer John es hablarles tiernamente intentando apaciguar su llanto; estaba a punto de caer en la desesperación porque gracias a sus palabras alejó a su amante. Al sexto día el inspector Lestrade se encontraba en la investigación de un doble homicidio, como era de esperarse su concentración fue distraída por las palabras de Mycroft que resonaban en su cabeza; el plazo acabaría mañana. Dejó que los problemas personales afectaran su desempeño profesional, por primera vez falló como jefe del departamento policial. Buscó en los encuentros amorosos con Anderson la respuesta a sus tantas preguntas, le sirvió como un tipo de escape a sus problemas.

Antes de acudir a la escena del crimen tenía muy claro cuáles serían sus acciones a futuro, sin embargo no contó con la presencia de Sherlock que volvió para ayudar en la investigación sin ser llamado. Inician a recolectar muestras, establecer los posibles móviles que llevó al asesino liquidar a la pareja de esposos. Los forenses terminan su trabajo y se retiran, dejando a los dos varones conversando del asesinado, en medio del diálogo Sherlock cambia radicalmente el tema.


— Siente algo por Mycroft - pregunta mientras revisa el cadáver


— No siento nada - niega con la cabeza


— Es normal - devuelve la mirada hacia él - Mycroft fue el amor de su vida, a pesar que suena realmente cursi y sin sentido, estoy en lo cierto. Es por eso que no se puede desprender de él; estarán distanciados, pero usted aún tiene sentimientos ocultos. Su falta de profesionalismo en estos últimos días refuerza mi teoría. Sé que a largo plazo sufrirá porque Anderson solo es un tipo de consuelo momentáneo que desaparecerá pronto - observa que Lestrade tiene la intensión de contestar, pero mantiene su boca cerrada - Mycroft no va a cambiar, descarta esa posibilidad. Las ilusiones son efímeras, los sentimientos un misterio y tus decisiones van a terminar por salvarte o destruirte.


— ¿Estas intercediendo por él?


— Ni en un millón de años - se pone de pie- Si saco el tema es porque veo a John más deseoso que nunca de hallar un significado a su extraña relación. Ha estado preocupado por ti, al punto de regañarme por mi actitud. También... no quiero ver a Mycroft frecuentando a John.


— Entonces todos esos presentes fueron idea de John - deja escapar una risita- Su ego hace que mire a todos por debajo de él y olvida su parte humana. Son iguales ambos: egoístas y orgullosos, pero John logró cambiar varios aspectos de ti. Con Mycroft eso nunca sucederá, tú mismo lo dijiste.


— Después de todo el problema radica en uno de los dos. Tendré los resultados mañana mismo - antes de retirarse dice sus últimas palabras - No desafíes a sus instintos.

 

 

En un intento de retirar por la fuerza las palabras de su cabeza, se volcó sobre su trabajo, tuvo cuidado en realizar los informes como debería ser para así no arruinarlo otra vez. Ya había terminado de preparar la documentación para la reunión del siguiente día; le demando bastante tiempo. Se quedó trabajando horas extras, eso llevó a pensar que fue el último en salir de la oficina. Terminó exhausto, tenía varias llamadas sin contestar de Arderson, tan concentrado estuvo que se aisló del mundo exterior. La decisión más sabia era irse a descansar a su casa y devolver la llamada por la mañana porque era demasiado tarde. Tomó un taxi, durante el trayecto dejó fluir sus pensamientos confusos y cuando al fin creyó tener la solución ya había llegado a su destino. Abrió la puerta principal, dejó parte de sus prendas tiradas en el piso, solo quería ir a dormir. Caminó en dirección a su habitación, encendió el interruptor antes de ingresar, la luz dejó al descubierto el cuerpo de Anderson tirado en el piso. Preocupado fue a su encuentro, al revisarlo sabía que solo estaba inconsciente, nada grave, enseguida escuchó esa voz inconfundible emerger desde las sombras.


— Esta no es la forma ni el momento que hubiera querido presentarme ante ti, pero Anderson forzó las cosas - aparece Mycroft en la entrada - Me entere de tu supuesta relación amorosa con este tipo y sentí curiosidad saber cómo te iba. Por lo visto le brindaste muchos privilegios, entre ellos: tomar tu cuerpo en cualquier lugar y darle la llave de tu casa. Dejas entrar a cualquier extraño.


— Son problemas míos, porque has venido


—Quiero ayudarte - se aproxima hacia Lestrade - Ambos sabemos cómo terminará esto, quise ahorrar tiempo y no esperar hasta mañana por tu respuesta.


— Te hiciste pasar por otra persona, me sedujiste, fingiste quererme. Así que perdona si no puedo creer en tus palabras. Eres un estúpido si aún crees que seré tu perro fiel. Te dije antes y vuelvo a repetirlo:¡Solo aléjate de mí! ¡No me busques más! ¡No quiero volver a verte de nuevo!- recibe un golpe en la cara y termina tirado en el piso.


— ¡Eres un insolente al desafiarte! - utilizando su calzado voltea el cuerpo del inspector - Te advertí, prácticamente te suplique... ¡no me escuchaste! - grita muy enojado - estas pagando las consecuencias de tus actos, tu solo buscaste este final.


— Me pediste que volviera a ti y parece que te hice caso -logra sentarse- Por poco casi matas a Anderson con el fin de alejarlo de mi lado. Pero debes saber esto: él es mil veces mejor en la cama que tú - dos patadas impactan en su rostro, vuelve a caer y escupe sangre.


— Controla tu lengua, que solo salen sandeces de ahí. Me equivoque al predecir que volverías a mí como siempre lo has hecho. No consideré la insignificante existencia de Anderson porque siempre fuiste obediente como un perro. Quede sorprendido por tus recientes acciones, encamarte con cualquiera que te brinde un poco de cariño. Estabas mendigando amor - se burla - Eres la única persona del planeta que puede complementar esa parte que carezco; somos el uno para el otro.


— Por eso me amas, a eso has venido a decirme


—Sabes porque no experimentas ese placer absoluto cuando haces el amor con otra persona que no sea yo. Porque tu cuerpo es compatible solo con el mío. Sé lo que es eso Lestrade, solo yo. Ahora estas roto en mil pedazos, puedo unirlos de nuevo. Una vez recompuesto, te mostrare un nuevo modo de vivir.

 
— Es imposible... será mejor que me mates porque sea lo que sea que quieras hacer conmigo... es un no como respuesta. Todas las palabras que dijiste nunca fueron ciertas, fueron puras mentiras - siente que la voz quebrarse, respira hondo antes de continuar - Podríamos haberlo tenido todo... tú te encargaste de destruir todo.


— Nunca te mataría -ríe - quizás no seas la persona más extraordinaria de todo Londres, pero tu cuerpo es jodidamente perfecto - lo coge por los cabellos- Lo que sí puedo hacerte es daño, más de lo que te hecho. Esto solo es el inicio, un pequeño saludo de mi parte a tu supuesto nuevo amante. Sabes la magnitud de mi poder, te encontrare si se te ocurre huir cobardemente. Por tu propio bien regresa a mi lado.

 


Termina su amenaza, le dio la espalda y se marcha dejando tras de sí esas palabras irritantes y una sonrisa de triunfo. El inspector Lestrade queda consternado por el actuar salvaje de Mycroft, otra vez recurrió al maltrato físico. Se tambaleo al intentar pararse, su corazón latía a mil por hora, pero no por emoción sino por el impacto al ver un charco de sangre debajo de la cabeza de Anderson. Sabía que tenía una herida ocasionada por el revólver de Mycroft, sin embargo no imaginó la magnitud del golpe. De inmediato curó la herida, vendó su cabeza, se quedó sentado junto a él porque fue imposible subirlo a la cama. Bajó la mirada y en sus labios se dibujó una mueca de soledad. Sus miedos más profundos emergieron como también esos sentimientos confusos que nublaron la mente del inspector. El silencio que siguió fue abrumador, era consciente de la influencia que ejercía Mycroft en su vida, pero aun así quería poner fin a la extraña relación que mantenían. Cuando Anderson recobró la conciencia, otra ligera discusión se dio lugar, los reclamos eran infundados de ambas partes. Bastó un beso para que Lestrade accediera ir a vivir a la casa de Anderson, sería temporal hasta que la situación se restablezca.

 

 


La presunta tranquilidad dura menos del plazo estimado, daría paso a una situación complicada entre los involucrados. En Scorld Yard ninguno de los compañeros de trabajo querían acercarse al inspector Lestrade más de lo absolutamente necesario. Después de su regreso de una operación policial se había transformado en un verdadero demonio. El resto del día se sumergió en trabajo de oficina. Aunque no tenía ganas de tener una charla en esos momentos, Anderson irrumpió en su oficina. No era ninguna sorpresa, ya que había pocas probabilidades de adivinar la verdadera razón por la que él podría haber venido. Lo esperó hasta que terminara el papeleo habitual, salieron muy tarde rumbo a la casa de su nuevo amante. Mientras comían, Anderson sacó el tema de Mycroft, su acompañante quedó un tanto confundido y enseguida el mal genio surgió. Bastó un intercambio de palabras subidas de tono para que la conversación terminara en una moderada discusión. Era comprensible conocer los sentimientos que ocultada Lestrade; era la raíz del problema. Quizás no fue la mejor opción hostigarlo.


— Lo siento, pero no estoy de humor para seguir tu ridículo interrogatorio - Lestrade se levanta abruptamente. Sin duda se encontraba completamente vulnerable por las palabras acertadas de Anderson.


— Porque eres esquivo conmigo, sin mencionar el amor, que se supone que debo hacer para quererme. Aprovecho cada oportunidad que se me da, pero parece insuficiente porque toda tu atención está proyectada en otra persona - en un descuido coge el móvil de Lestrade, este reclama sin logro alguno. Luego de envía un mensaje le devuelve.


— Que te hace pensar que puedes tomar mis cosas. No sé a qué quieres llegar, pero no cuentes conmigo. Volveré a mi departamento, fue una mala idea venir aquí - camina unos cuantos pasos y es detenido.


— No volverás a huir de tus problemas. Esta situación debe termina de una vez por todas - le abraza fuerte transmitiendo esos sentimientos cálidos. Tras un largo silenció Lestrade termina inconsciente porque la bebida contenía un somnífero.

 

 

Transcurrieron alrededor de una hora, Anderson estaba sentado en el sofá con una bebida en la mano. Podía oír el sonido de la lluvia caer afuera. El sonido parecía resonar con simpatía con su propia irritación, no podía quitar la empapada oscuridad de su corazón. Sentimientos encontrados. Era consciente que terminó totalmente enamorado de su jefe, pero quizás el amor siempre fue unilateral, él había forzado las cosas, se aprovechó vilmente cuando estaba indefenso. Unas pisadas imponentes anunciaron la llegada de Mycroft, dejó el acostumbrado paraguas en la entrada del lugar. A paso firme se aproximó hasta encontrar al dueño de casa.


— Llegas tarde -habla Anderson mirando a otro lado - Si hubiera sabido que tardarías tanto, ya habría tomado el cuerpo de mi amante al menos dos veces.


— Me pareció irrelevante el mensaje - se acerca - Tenía curiosidad saber cuál es el objetivo principal para citarme aquí.


— Lo sabes bien. Nuestro punto en común es Greg


— Pero mi interés en él es un poco más práctico


— Te había empezado a importar de verdad - por un instante creyó percibir emoción en el rostro endurecido de Mycroft.


— Toda mi vida me he dedicado a mi trabajo, ninguna persona podía compararse con él. La idea que yo pudiera... ceder todo mi interés en alguien... es imaginable. Pero con Lestrade... por fin yo empecé a ver por qué alguien podría hacerlo. Debes saber que fuiste una solución temporal y no se basa en ti. No quiero decir mucho porque no soporto tu presencia - regresa ese actitud altanera - Recuerda bien mis palabras; solo llenaste el espacio que estaba vacío en mi ausencia. Lestrade es mío, me pertenece. Estoy seguro que comprobaste eso cuando tuviste la oportunidad de poseerlo.

 
— Cómo te atreves a alejarlo, tratando de jugar con él de nuevo.


— Al verte, nadie pensaría que tienes un corazón tan puro - sonríe en tono de burla - Tomas tan enserio al inspector aunque no te dio nada, todavía te atreves a desafiarme y autoproclamarte su dueño cuando el único propietario de él soy yo.


— Debo estar a su lado, debo apoyarlo. Lo conozco mejor que nadie...

 

La conversación entre ellos dos se prolonga, entre tanto las voces elevadas de tono terminó por despertar a Lestrade. Un poco aturdido logró sentarse al borde de la cama, poco a poco recobró la conciencia. Escuchaba murmullos provenientes de algún lugar, salió en buscar del origen de esas voces. A pocos metros de distancia las voces eran más claras, una mucha más fuerte y clara. Sus oídos reconocieron al instante, estuvo escuchando detrás de la puerta. Después de las palabras de Anderson, se dio cuenta que sus secretos más profundos habían sido expuestos. El coraje rápidamente lo invadió y entró a la habitación de golpe. Completo el grupo, los involucrados iniciaron otra discusión donde los sentimientos fue el tema en debate.


— Él está dispuesto hacer lo que sea por ti. Yo no, nunca tuve esa intensión. Eres feliz con él, volverás hacerlo. No puedo hacerte feliz - dijo tajante Mycroft. Tras un largo silencio, casi doloroso, continuo - He intentado con todas mis fuerzas, pero no es suficiente... qué debo de hacer para que vuelvas a creer en mis palabras. Sé que las cosas no pueden cambiar- realiza una pausa para ordenar sus ideas porque cuando hablada de sentimientos no podía expresarse- Intento decirte solo como me gustaría escuchar de nuevo esas palabras salir de tu boca. Finalmente decir que siempre han sido mías- cuando se dio la vuelta para irse escuchó esa voz y se detuvo.


— ¡Estaba pensando en ti, maldición! ¡No he hecho nada más que pensar en ti en los últimos días! ¡Es realmente molesto no poder pensar en nada que no sea en TI! - deja expuestos sus sentimientos, restando importarle la presencia de Anderson.


— ¿En...mi? - volteó velozmente, Mycroft estaba realmente sorprendido, se quedó boquiabierto ante las palabras de Lestrade, quien a su vez se sentía tan avergonzado por dejar salir a la luz esos sentimientos ocultos.


— Pero, a pesar de que sé la verdad se me hace difícil dejarte ir y rendirme. Parece como si amara las cosas que haces, como la manera en la que me tratas.


— Eso te hacía sentir de una manera que nunca habías sentido antes y soy todo lo que necesitas - Mycroft camina y se detiene frente a él - Soy temperamental y eso irrita a las personas


— Me gusta un poco eso de ti


— Y estas bien con el hecho que me pertenezcas eternamente sin objetar alguna de mis órdenes - ríe suavemente ante la amenaza, impulsándose hacia adelante y con aires de superioridad puso un dedo bajo la barbilla de Lestrade, forzándolo a ver hacia arriba donde atrapó su mirada.


— Dije que te acepto incondicionalmente, no tienes que cambiar ni un poco - las palabras del inspector empaparon de calidez el interior de Mycroft. Sintió que un gran peso había sido levantado a sus hombros al dejar su vida en manos de él.

 


Aparentemente incapaz de esperar un segundo más, Mycroft súbitamente atrapó los labios de Lestrade. Una tibia y húmeda lengua se abrió paso en la boca del inspector, arrasando todo a su paso; al punto de paralizarlo. Podía sentir su corazón derretirse solo por Mycroft succionando su lengua, y cuando rozó el interior de su boca, su cuerpo se sentía en llamas. Estaba envuelto en uno de esos juegos, no podía dejar de ceder a las sensaciones que le volvía loco. Soltó un suspiro tembloroso al separarse sus bocas. Anderson quedó impresionado al ver a su jefe tan excitado solo con un beso; tenía el rostro ahogado en placer y su boca decorada con saliva. Al percatarse que tenía público, el mayor de los Holmes presionó de nuevo sus labios para otro beso. Era peligrosa la manera la que esos besos le quitaban su fuerza. No fue duro o forzado, y sin embargo no se pudo resistir.

 

Lestrade estaba distraído, no imagino que una mano bajaba hacia su entrepierna. El insignificativo roce produjo que sacudiera su cabeza para romper el beso, el otro bufó molesto. Ver esa sonrisa sádica le llevó a sospechar que la situación se complicaría al sentir las manos aflojando el cinturón de su pantalón que terminó en el piso. Su captor le susurró unas palabras antes de voltea bruscamente el cuerpo del inspector. Las miradas de ambos terminaron encontrándose en un determinado punto, enseguida cada quien miró hacia otra dirección. Avergonzado intento cubrir sus partes con la escasa ropa que llevaba puesto, fue inútil porque la mano de Mycroft viaja de nuevo su miembro y procede a estimularlo con movimientos eficaces. Con cada frote, sacaba un nuevo grito obsceno, Anderson quedó atrapado en medio de la reconciliación de los amantes e incluso si hubiera querido tapar sus oídos, sus manos estaban inmóviles al igual que su cuerpo.


— Eso gime... gime más alto para que tu subordinado sepa quién te brinda el placer absoluto - ordena Mycroft mientras continua frotando el miembro de Lestrade, insertó un dedo en su trasero. Al poco tiempo añadió otro dedo en el lugar, el cual gradualmente comenzaba a relajarse, y lentamente continuó entrando y saliendo - Estas duro como una roca -.

 


La sensación de ser acariciado desde adentro había robado al inspector la conciencia de ello, logrando venirse en la mano de su amante. El único sonido eran los jadeos, retiró sus dedos y frotó su miembro en la entrada de Lestrade, permitió que sus piernas se abrieran sin protestar. Inicio a marcar su propiedad, mordió toda la extensión del cuello llegando a los hombros donde lamio el contorno. Con sus dos manos cogió su rostro para besarlo delicadamente y tomándolo del brazo lo llevó hasta el sofá y ordena sentarse encima de él a modo de descanso. Los dedos de Mycroft se deslizaron por sus piernas hasta colarse en el medio, tocando la cara interna de sus muslos y sacándole un leve espasmo a su cuerpo. Acaricio descaradamente su trasero, lo levantó para sacar introducir su ya despierto miembro.

La posición era distinta pero fascinante llevándolos al clímax mientras su cuerpo entero se estremecía. Lestrade empezó a moverse de arriba hacia abajo sin dejar de gemir con fervor. No importaba cuantas veces hubiera pasado por aquello, la sensación de algo firme presionando su entrada en su cuerpo nunca dejaría de sentirse extraña. Mycroft conservo una expresión totalmente relajada, sonreí al ver la reacción de Anderson que aún continuaba observándolos. El inspector luchaba para controlar sus emociones porque tenía al frente a su ex amante, avergonzado continuaba gimiendo más alto al sentir esa cálida sensación llenar su interior.


— Te gusta esto ¿no?-sigue tocando los puntos erógenos de su amante- esta noche te haré el amor ferozmente- se relame, voltea el cuerpo de Lestrade para ver su rostro de cerca - no te dejare salir de la cama en días-muerde uno de los pezones con fuerza como si quisiera arrancarlos.


— ¡Ahh! My…Mycroft - se aferra a su espalda arañando -¡fo...follame más duro!- grita olvidando a su ex amante que aun los veía.


— ¿Más duro?- sonríe y le embiste aún más rápido, sus pieles emiten un sonido erótico, provocando celos en Anderson al observar en primera fila como su ex amante gritaba de placer. Era la primera vez que escuchaba esos gemidos profundos.


— Greg… - pasa saliva mientras observar la escena- yo...- se aproxima despacio


— ¡Tócale un solo cabello y te juro que te volaré los sesos!- Mycroft amenaza no solo con su tono de voz sino con esa mirada llena de ira.

 

Anderson entiende el mensaje y sale del lugar con una gran erección.
Ya sin un fisgón cerca, Mycroft recuesta a su amante sobre la mesa de la cocina. Busca en el refrigerador, regresa con un envase de crema de chocolate. Vierte el contenido encima de la entrepierna de Lestrade, se prepara para degustar exquisito manjar. Era la primera vez que Mycroft tocaba esa parte de él, movía las caderas inconscientemente; su cuerpo obedecía solamente a una persona. Tan profundo e intenso fueron las caricias que de un momento a otro se vino. Arrastra el cuerpo del inspector al borde de la mesa, dejando su trasero expuesto. En esta ocasión, Mycroft se contiene y embiste lento, ofreciendo un tipo de placer diferente.


— Jamás volveré a dejarte en manos de ese poco hombre. Tú cuerpo me recuerda perfectamente – habla mientras entra y sale de su amante – solo yo puede poseer este cuerpo lujurioso. Además te gusta que te folle duro-.


— Demoraste mucho en venir por mí...


— No demostraste ningún interés, aun así vine a reclamar lo que es mío- embiste rozando su punto- Si me dejas otra vez no dudare y tomare tu vida con mis manos-.


— Tu tacto hostil fue el causante de nuestra separación- deja escapar un grito antes de continuar- hasta tuviste que recurrir a John por ayuda. El todo poderoso Mycroft pidió ayuda, jajajajajaja -.


— ¡Cállate!-embiste más profundo- pero admito que fue gratificante ver a John y tener una conversación placentera durante varias horas. Comprobé la absurda teoría que cuando asumen la maternidad, la persona adquiere cierto atractivo físico – le saca celos - John es tan… -busca el término correcto – cierto… John es lindo-.


— Y Anderson tan gentil que me tomaba en cualquier lugar


— ¡Entonces folla con ese idiota miserable! – de inmediato sale de él y presiona su rostro contra la superficie.


— ¡Bien!, si eso quieres, eso voy hacer. Eres un maldito engreído -camina en dirección contraria - Anderson debe estar cerca, voy a llamarlo... Él siempre está disponible – siente una mano rígida deteniendo su caminar.


— ¡No iras a ninguna parte! – Tira con fuerza para aprisionarlo con sus brazos y luego muerde su cuello - ¡Eres mío, maldición! -lame la herida- solo mío y si te toca ese bastardo... lo mato-.


— Entonces fóllame ahora mismo o sino buscaré atención en otro.., - deja inconcluso sus palabras al sentir los dientes desgarrar su piel


— Voy abusar de tu cuerpo toda la noche, gritarás tan fuerte mi nombre hasta quedar afónico – carga a Lestrade para llevarlo a la cama. Pasan una noche espectacular llena de acción y más que nada amor.

 

 

Notas finales:

Penúltimo capítulo para llegar al final. 

Como ya anuncié, tengo una compensación por los retrasos que ha presentado el fic en estas últimas semanas. En la siguiente actualización haré conocer de que se trata. 


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