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Juegos de poder por desire nemesis

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¿Es verdad? ¿Estuviste con él?—preguntó el ojos azules sinceramente preocupado por lo que le había llevado a hacer.

 

¡Con quien me acueste o no, no es de tu incumbencia Kaiba! ¡Ahora vete!—exigió el otro con la puerta ya abierta.

 

Seto en un impulso tomó la puerta y la azotó mientras agarraba al otro del brazo. Wheeler protestó pero su protesta fue acallada por los labios del otro. Sentía cierta necesidad. Tal vez de compensar al otro o más probablemente borrarle todo rastro de Sakurazukamori. Quizás era por la culpa pero en ese momento no pensaba con claridad.

 

Solo podía sentir esos labios y ese cuerpo que de pronto se le antojaban lo más deseable de la tierra. Pensaba con rencor que él había instigado que otro los tuviera antes que él.

 

Joey ya no se defendía. Por el momento parecía completamente devoto a él. Así era como lo quería. Sumiso. Suyo. Pensó mientras lo llevaba a la cama, donde lo recostó bajo él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Despertó con el corazón palpitando a mil.

 

¿Qué había sido eso?

 

A él jamás le habían gustado los hombres.

 

Y menos había soñado esas cosas antes.

 

¿Se sentiría culpable?

 

No.

 

Él jamás había sentido eso.

 

Aunque…

 

La idea no era tan descabellada.

 

El inconsciente quizás quería castigarlo, como decían los médicos de pacotilla y actuaba la mayoría de las veces por medio de los sueños.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El día laboral pasó. Después de concentrarse en el trabajo del día sus preocupaciones se fueron por el caño y fue un día más bien normal.

 

Hasta que salió de su oficina.

 

En ese mismo piso su “socio” tenía su oficina y en el pasillo de enfrente de esta estaban él y Wheeler hablando. Verlos así después de lo que había pasado le revolvió el estómago y cuando decidió intervenir se fueron cada uno por su lado. Uno de vuelta a su oficina y el otro rumbo a los ascensores.

 

Siguió al rubio pero este cuando se dio cuenta de que el castaño estaba a su lado lo ignoró. Cuando estuvieron dentro Seto volvió a preguntar--¿Lo hiciste con él?—

 

¡Te he dicho que con quien me acueste o no, no es de tu incumbencia Kaiba!—dijo molesto el otro.

 

La escena era tan similar a la del apartamento y la del sueño que despertó cierta urgencia en Seto quien obligó a voltear al otro.

 

¿Qué dem…?—trató de preguntar el ojos mieles cuando de pronto sintió los labios hambrientos de Kaiba sobre los suyos y su espalda golpear contra la pared mientras el otro tocaba el botón “stop” del ascensor y este detenía toda actividad.

 

Las manos de Kaiba acariciaban por encima de la tela los costados de Wheeler mientras el sentía que sus piernas no podían sostenerlo.

 

¿Qué era eso?

 

Con Seichirou no había sido igual.

 

Si bien no podía decir que no le había gustado, esto era muy diferente. Se decía el ojos mieles mientras sus  labios eran abrasados por el incontenible fuego del ojos azules mientras una de las piernas del otro se introducía entre las suyas y se friccionaba contra su bajovientre.

 

Te deseo—exhaló el castaño para la completa confusión de su empleado.

 

Eso no es cierto… tú no puedes—dijo Joey mientras trataba de poner sus ideas en orden. Kaiba siempre lo había detestado. Y él al otro. ¿Qué les estaba pasando?

 

Ambos se deslizaron al piso, hacia una esquina por intención del castaño que una vez que lo tuvo sin salida se dedico a sacar sus pantalones. El ojos mieles denegó con fuerza mientras tironeaba de la tela de sus pantalones kaqui.

 

Voy a borrarte todo rastro de él—dijo el ojos azules con una voz que causó que una corriente eléctrica cruzara la espalda del otro.

 

¿Qué pasaba con Kaiba?

 

Jamás pensó verlo así.

 

Tratando con todas sus fuerzas de escapar del sopor que le tentaba a quedarse en sus brazos y seguir el ritmo de su fuego el melado dijo—Yo no soy un… trofeo—

 

No, no lo eres. Pero desde hoy serás mío—dijo Seto y después volvió por ensalmo a sus labios para sacarle las pocas fuerzas que le quedaban al otro para detenerle.

 

¿Qué les estaba pasando?

 

“¿Verdaderamente estaban en un ascensor prestos a tener una relación sexual?” pensó el menor de ambos mientras el calor que el otro le prodigaba y esa caricia en su miembro… logró para su completa humillación que se viniera antes de que el otro le quitara el pantalón.

 

Agotado por el éxtasis dejó al otro hacer a sus anchas y se vio pronto con su pantalón y ropa interior por las rodillas y sus piernas flexionadas sobre su pecho.

 

¡No entres aún! ¡Me lastimarás! ¡Tienes que… prepararme!—le advirtió el ojos mieles al otro.

 

Kaiba sabía como había aprendido eso y odiaba con cada fibra de su ser el hecho de que el otro se lo hubiera enseñado. Recordaba las palabras de Seichirou acerca de haberle tenido en su cama y como le enseñó lo que sabía. Y para su desgracia él había sido el artífice de todo eso.

 

¿Cómo lo hago?—preguntó el castaño de pronto resignado a todo aquello que no lograba tolerar del todo ni tampoco controlar.

 

Primero un dedo, haz círculos con él, luego dos y haz como una tijera y después tres, y por último… tú—dijo con vergüenza el rubio, era tan horrible estar enseñando esas cosas a ese tipo.

 

¿Por qué él?

 

Cuando sintió su intrusión se estremeció y sus dedos se apoderaron de la ropa en los brazos del otro cercana a los hombros y cerró los ojos con fuerzas.

 

¿Qué estaban haciendo?

 

Después de un rato, Seto introdujo el segundo dedo haciendo el movimiento de tijeras que le indicara Joey, luego del cambio el ojos azules no pudo evitar preguntar--¿Lo hago tan bien como él? ¿Qué sentiste cuando él lo hizo?—

 

No… compares—pudo articular Wheeler al borde de la sinrazón por efecto de los dedos del castaño.

 

¿Por qué no? ¡Tú lo haces! ¿Cierto?—preguntó el empresario.

 

No, yo… no lo hago. ¡Además no tienes derecho! ¡Tú fuiste…!—dijo Joseph.

 

Kaiba lo sabía bien pero no quería oírlo de sus labios. No soportaba que él lo dijera—¡No tenías porqué! ¡Tú me dijiste que no lo harías!—

 

Lo hice por mi…hermana—dijo el cadete mientras un tercer dedo ocupaba el hueco cercano a su espina.

 

¡No tenías porque hacerlo! ¡Yo iba a pagarlo!—adujo el CEO.

 

Eso era antes de que…--refutó el ojos mieles.

 

¡No! Iba a hacerlo de todas formas—le dijo el castaño con su rostro a milímetros del del otro.

 

¡Tú no…!—reclamó el rubio lleno de sorpresa y confusión.

 

No iba a decírtelo. Mi contador me informó que no podía hacerlo justo después de que Sakurazukamori me dijera lo que hiciste. ¡Eres un verdadero idiota! Jamás pensé que lo fueras tanto—dijo y en seguida sintió como el otro se tensó bajo él, estaba listo para venirse de nuevo en cualquier momento y él no había obtenido ni siquiera una satisfacción y él no iba a permitirlo. Lo dio vuelta y poniéndolo en cuatro se estiró sobre la espalda le preguntó--¿En verdad me quieres dentro… de ti?—su voz era ronca como la de un gato ronroneando y al decirlo miles de sensaciones indescriptibles aguijonearon el cuerpo de Joseph de una manera tan brutal que tuvo que morderse la muñeca para soportarlo.

 

¡No…—dijo el ojos mieles afectando al ojos azules. ¿En verdad no lo deseaba tanto como él pensaba?--…me hagas decirlo!—fue la angustiante respuesta del otro y entonces el ojos azules se sintió vencedor, retiró sus dedos angustiantemente lento, en el último segundo el ano del otro retrocedió buscando no perderlos y él sonrió.

 

Sus dedos ahora sacaron de su prisión a su pene para luego acariciarlo con orgullo, luego lo tomaron deliciosamente fuerte y lo guiaron dentro de la cueva que ansiosa lo pretendía. Con un quejido leve que más se parecía a un gorjeo, el dueño de esa cueva recibió al falo intruso quien se quedó a medio camino esperando que el otro se acostumbrara.

 

Seto en uno de sus arranques propios de celos tomó uno de los brazos del otro y llevándolo a la espalda le preguntó al oído—¡Dime de quién serás ahora!—

 

¡No soy de nadie!—retrucó con el poco aliento que quedaba el recadero rebelde.

 

¡Te equivocas!—dijo de pronto en un grito y le volteó para mirarlo a los ojos con esos intensos y embravecidos ojos azules—Ahora, a partir de ahora, tú eres mío—

 

¿Qué era lo que veía en esas profundas y misteriosas orbes  azules?

 

¿Serían de verdad celos?

 

¿Celos de él?

 

¿De que Seichirou lo hubiera hecho suyo?

 

Se quedó admirado, temeroso del parecido de esos ojos con los de cierto monstruo de duelos de su propiedad.

 

Se quedó paralizado ante la impetuosidad del castaño que, habiéndose introducido de nuevo en él, ahora lo embestía salvajemente.

 

Era como tener al propio “Dragón de ojos azules” poseyéndolo y él se sentía el pequeño “Ojos rojos” sin posibilidades de luchar contra aquél que pretendía copular con él sin consideraciones.

 

Y lo peor…

 

…es que así lo quería él con Seto Kaiba.

 

Todo se volvió demasiado intenso. Sus caderas fueron arrastradas por el piso del ascensor mientras el “Ojos azules” saciaba sus ansias de cópula con su presa indefensa.

 

Cuando el contacto con su próstata fue demasiado el semen de Joey estalló haciendo que las paredes de su recto apretaran el falo desnudo de Seto que sin poder aguantar más se vino estruendosamente y cayó sobre su pecho.

 

Pasado un  minuto se levantó y vistiéndose le dijo al rubio--¡Vístete!—

 

Lo que él pensaba. Nada más era un juguete para Kaiba que ya había disfrutado. Al salir del ascensor quizás se reiría de él y le despediría, pensó tristemente mientras se vestía el joven ojos mieles.

Notas finales:

Creen que Seto en su arrepentimiento dañe al cachorro?

tendrán un futuro juntos?

las respuestas en el prox cap

ja ne tomodachis

^^


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