Llegué al trabajo con muchas preocupaciones, pero a pesar de todo, logré concentrarme cuando fue el momento de cerrar el trato con los Hyuuga, luego de “festejar” la venta y dar las gracias, me apresuré a regresar a mi hogar, con un único objetivo en mente: hacer que Iruka me perdonara y compensar a mi pequeño Kai, de regreso, me encontré con una florería, hacía tiempo que no era romántico con mi marido, así que decidí comprarle un ramo de orquídeas, sus favoritas, y para mi bebé compré un juguete de una serie que le gustaba mucho, se llamaba “shingeki no Roojin” o algo así.
Luego de eso, regresé a casa con una sonrisa ilusionada, creando un retrato en mi mente de la sonrisa de mi pequeño Kai al ver su juguete nuevo, espero que esto reduzca un poco su enojo hacia mí por haber faltado a su festival, sé que he roto varias promesas, pero esta vez valió la pena. Ellos son lo que más amo en el mundo.
“A VECES DESEARÍA QUE NI TÚ NI KAI FUERAN UN ESTORBO EN MI VIDA!!!”
No pude evitar poner una mueca de enojo al dije cuando peleaba con Iruka ¿cómo le pude decir eso? Ellos son mi vida, el motor que me levanta cada mañana.
Decidí olvidarme de eso y mejor puse atención, estaba a una calle de mi casa y tenía que ir ideando un plan para que mi amado doncel me perdonara; creo que al llegar, me disculparé con ambos, les daré sus regalos y me los llevaré a cenar. Hace mucho tiempo que no salimos los 3 juntos.
Al entrar, me recibió una sensación de soledad asfixiante, no pude evitar estremecerme ante el escalofrío que me invadió, las luces estaban apagadas y no había ningún ruido.
-¿Iruka? ¿Kai? ¿Están en casa?- Sé que ante las evidencias era tonto preguntarlo, pero aun así quería asegurarme.
Nadie respondió. Me dirigí a la sala y encendí la luz
-¿pero qué demonios….?- la decoración era completamente diferente, los sillones rústicos que teníamos en la sala habían sido sustituidos por unos sillones de piel, el color de las paredes había sido cambiado de azul a guinda, tenían una mesa de centro de vidrio que juro que nunca había estado ahí, pero lo que más destacaba era que la fotografía en la que aparecíamos Iruka y yo el día de nuestra boda, no estaba ahí, en su lugar estaba un cuadro con formas geométricas irregulares pintadas de blanco y negro.
¿Acaso habíamos ganado un concurso de Extreme Make Over o algo parecido?
Aún confundido fui hasta la habitación que compartía con mi esposo, y ahí sí, me fue inevitable dejar caer los regalos que les había llevado.
Al igual que la sala, el cuarto estaba completamente diferente, todo parecía moderno y minimalista. ¿Iruka decidió hacer renovaciones en la casa? Seguí paseando mi mirada por la habitación, hasta que reparé en que sobre el buró no había ninguna fotografía de las que teníamos ahí, sólo había fotos mías, pero en ninguna se veía a mi esposo o a mi hijo, fue entonces cuando una sensación de angustia se instaló en mi pecho, por instinto me dirigí al clóset y mis ojos casi se salen de su lugar cuando al abrirlo, no encontré ni una sola prenda de Iruka.
-No puede ser... -Salí y corrí hacía la habitación de Kai. Cuando abrí la puerta correspondiente, mi mente estuvo a punto de colapsar; en la habitación no había ni una sola de las pertenencias de mi hijo, es más, ni siquiera era el cuarto de un niño, era un estudio con libreros y un escritorio.
Si poder aguantar un segundo más de pie, me dejé caer de rodillas con las manos sosteniendo mi cabeza. ¿Pero qué mierda estaba pasando? ¿Mi familia me había abandonado? No, eso no podía ser, sólo había sido otra discusión de tantas, y eso no explicaba los cambios de la casa, eran cosas que no se podían hacer en un solo día, pero, ¿entonces? Intenté tranquilizarme un poco, aunque en esa situación me era imposible, me puse de pie e intenté analizar un poco; no sabía que estaba pasando, pero por lo pronto llamaría a Iruka al celular, fui a la sala y estuve alrededor de 5 minutos buscando el maldito teléfono, con eso de que todo estaba “remodelado” no sabía en dónde estaban las cosas, cuando lo encontré marqué el número de mi esposo.
-Lo sentimos, el número que usted marcó, no existe- ¿Eh? ¿Cómo que no existe?, enojado y cada vez más nervioso llamé otras 10 veces más con el mismo resultado, sentía como el miedo aumentaba en mi interior, hasta que, de pronto, el celular que ocupaba para el trabajo comenzó a vibrar, revisé la pantalla con la esperanza de ver el número de Iruka, pero no era así, el que llamaba era Yamato, por inercia pulsé el botón y contesté la llamada.
-¿hola?-
-¡Kakashi! ¡Sólo hablaba para felicitarte por la venta de la casa! ¡Eres increíble! No podía esperar menos de mi vendedor estrella-
-¿eh?- yo seguía en shock, no tenía idea de lo que había pasado en mi casa, mi esposo e hijo estaban desaparecidos y ahora resultaba que yo era el vendedor estrella de Yamato.
-¿cómo que eh, Kakashi? Te oigo raro ¿está todo bien?- ahora que lo pensaba, Yamato era uno de los pocos amigos que conservábamos, tal vez él sabía algo de mi familia
-Yamato, cuando llegué a casa todo estaba cambiado, no encuentro las cosas de Iruka ni las de Kai, ¿Iruka no ha hablado contigo? ¿Sabes algo de ellos?- a medida que hablaba la desesperación teñía mi tono de voz, tal vez Iruka quería vengarse por lo que dije, tal vez Yamato estaba confabulado con ellos para hacer alguna broma así.…
-espera un segundo ¿quiénes son Iruka y Kai?- eso fue todo, mi paciencia llegó al límite y sin quererlo exploté.
-¿¡CÓMO QUE QUIÉNES SON?! NO TE HAGAS EL IDIOTA YAMATO!!!! SON MI ESPOSO Y MI HIJO!!!! ESTÁN DESAPARECIDOS!! ¿ES ALGUNA ESPECIE DE BROMA EN VENGANZA POR LO QUE DIJE? ¡LO SIENTO! ESTABA MOLESTO, NO QUERÍA DECIR ESO, no quería decir eso..- finalmente cedí y comencé a llorar
--¿de qué demonios estás hablando Kakashi? ¿Decir qué? ¿Es una broma? Si es así, te digo de una vez que es de pésimo gusto, me estás asustando, ¿esposo e hijo, dices? Joder, Kakashi, a menos de que te hayas casado en secreto en las Vegas, no sé de qué bendito esposo me hablas, tú siempre has sido un casanova y hasta donde sabía eras alérgico al matrimonio, y de los hijos ni hablemos, siempre has odiado las responsabilidades.
Yo escuchaba todo atónito, sin dejar de llorar, sentado en uno de esos horribles sillones de piel, mi mente intentaba procesar la información, pero no lo conseguía. De mi garganta sólo salió un hilillo de voz:
-Yamato, por favor, dime la verdad, si esto es una broma está siendo demasiado cruel, ¿en dónde está mi familia?, dímelo, te lo suplico, tú eres el único al que Iruka pudo recurrir, siento que me estoy muriendo, por favor…por favor….
-Amigo, de verdad me estás preocupando, te juro por lo más sagrado que tengo que no sé de quiénes me hablas, en verdad, lo siento, no conozco a ningún Iruka o Kai, tú no estás casado, Kakashi, y tampoco tienes hijos. Ahora mismo estoy en Singapur, pero prometo que en cuanto me desocupe regresaré a Japón a verte, no estás bien…
Sin poder escucharlo un momento más, colgué, sus palabras resonaban una y otra vez en mi mente “no conozco a ningún Iruka o Kai, tú no estás casado, Kakashi, y tampoco tienes hijos” ¿cómo podía ser eso posible? Si no hacía más de 4 horas que había estado con ellos, no hacía más de 4 horas que había visto a mi hijo y discutido con mi esposo por no poder ir al festival de Kai…
¡Eso es!, pensé, Aunque seguramente el festival ya habría acabado, en la primaria harían una pequeña Kermes para la familia luego del festival, y por ende, encontraría ahí a mi familia, debían de estarme jugando una horrible broma y de seguro estaban esperando que los fuera a recoger.
Sin pensarlo más salí de la casa para ir a la primaria de Kai, mi mente intentaba hacerme razonar, Iruka no era del tipo de personas que se vengaban o que hacían bromas crueles, pero mi corazón se negaba a creer lo que me había dicho Yamato, yo SÍ estaba casado con un doncel maravilloso, yo SÍ tenía un precioso hijo, yo SÍ tenía una familia a la que amaba y me amaba…