Los recién llegados se encontraban muy impresionados, no sabían que hacían en el pasado ni mucho menos como llegaron ahí. Lo que si sabían, es el por qué y de quien había sido la culpa de todo.
-TODO ES TU CULPA MALDITO.- decía el chico gritón de ojos grises. Los presentes pensaban que en cualquier momento, ese chico mataría al que había llamado “Blay”, que por lo visto había sido el causante de todo.
-Cálmate Draco, de nada sirve gritarle.- decía la chicha loca de cabello negro.- mejor hay que matarlo y enterrar su cuerpo en el bosque prohibido.
-Tienes razón, Pansy.- ambos chicos miraron a Blay.- escondamos su cuerpo en lo más profundo del bosque.
-Ya basta, ¿Qué les pasa a ustedes dos? ¿Qué no se dan cuenta en el problema que estamos metidos?.- decía Mione.- debemos concentrarnos en que hacer, si los de nuestro tiempo se dan cuenta de donde estamos y que hemos hecho nos mataran, o peor, ¡NOS EXPULSARAN!
-…- sus amigos se le quedaron viendo con cara de consternación.
-Creo que Hermione debe ordenar sus prioridades.- decía Ron.
-Esto es como un déjà vu.- decía el ojiverde.
-¡cállense!.- decía la susodicha.
-Bueno, bueno, bueno, jovencitos. No hay nada de qué preocuparse… por el momento.-decía el director.-ya habrá momento para arreglar todo esto. Pero primero.-a los chicos les dio un escalofrió al ver la sonrisa que les daba Dumbledore.- sería una descortesía que no se presentaran primero. Ya que parece que ustedes me conocen muy bien y yo no tengo el placer “aun” de conocerlos.- maldito viejo loco, pensaban los chicos del futuro que eran Slytherin.
-Pero director, no habrá problema si…-decía el gigante de dos metros, siendo cortado por el mismo director.
-No se preocupen por nada, jóvenes, vamos adelante.- el director sonreía, ya que después de todo, no por nada era director de Hogwarts y había vivido tanto tiempo. Ya se imaginaba de quienes eran hijos estos chicos, con solo verlos era más que obvio. Bueno, no tanto, pero si les quitaban el cabello quemado, las cenizas y las caras manchadas de negro, era claro darse cuenta. Esto iba ser muy divertido, pensaba un alegre Dumbledore.
Los recién llegados no se veían muy convencidos, pero no eran lo suficientemente idiotas para saber que no ganarían nada contra Dumbledore. Suspiraron, porque sabían que o lo hacían por las buenas o por las malas. Solo esperaban que a sus padres no les diera un infarto cuando supieran quien eran ellos.
Todos asintieron en confirmación pero nadie dijo nada.
Los chicos presentes en el Gran Comedor, estaban a la espera de que los recién llegados del futuro hablaran, tenían mucha curiosidad de saber cómo sería el futuro. Por lo que guardaban silencio y los observaban con detenimiento; en ese momento la voz del pelirrojo se escuchó por todo el Gran Comedor.
-Ándale hurón, tú siempre quieres ser el primero en todo, así que empieza tú.
- ¿Por qué yo? Mejor que sea el cuatro ojos, él siempre anda queriendo darse a notar.
-¿YO?.-preguntaba exaltado el ojiverde.- mejor que sea Blay, él nos trajo aquí, así que mejor empiece él.
-Okay, yo empiezo.-decía con una sonrisa de lo más arrogante pero coqueta. A los presentes se les hacia tannnn conocida, pero no ubicaban de dónde.
-Tú solo quieres darles un infarto a mis tíos.- le susurro una chica alta de cabello rojo y ojos grises muy claros. En ella solo se notaba la ropa llena de cenizas, de ahí en fuera, estaba impecable y más de uno pensó que era muy guapa.
-Es mejor pronto que nunca, Lyra.-decía Blay, recibiendo un zape por parte de la susodicha.
- Así no es el dicho, tonto. “Es mejor tarde que nunca”.- decía esta con una sonrisa.
-Sí continúan discutiendo nunca acabaremos, jovencitos.-decía Dumbledore.
-Okay, Okay. Lo hare yo, ya que ninguno de estos inconscientes quiere hacerlo.- decía la chica llamada Hermione.- Bien, mi nombre es Hermione Jean Granger, mi casa es Gryffindor y soy nacida de muggles. Soy prefecta de mi casa y eso es todo lo que diré.-a pesar de estar cubierta de cenizas, tener el cabello para todos lados y esa voz mandona, los presentes se dieron cuenta que era bastante atractiva, con el pelo espeso de color marrón, y ojos del mismo color.
Los chicos del futuro supieron que la presentación de Hermione no era tan sorprendente ya que ninguno de sus padres eran magos y se encontraban aquí, así que no corrían el peligro de que les diera un infarto a causa de la sorpresa; lo que realmente iba ser “sorprendente” estaba a punto de pasar.
-Anda Draco, ahora vas tú.- decía la pequeña de cabello negro, con una sonrisa juguetona en los labios. Draco suspiro resignado, él nunca iba a poder decirle que no a esta pequeña. Después de todo, la había visto nacer y ella era su punto débil. Sin embargo, solo esperaba que a sus padres no les diera un infarto cuando supieran quien era él.
Por Merlín que no les de un infarto de la impresión.-decía mentalmente Draco.
-Hola, mi nombre es Draco.- respiro resignado y regresando a ver a la mesa de los Slytherin, en especial a cierto rubio platinado con aire de “yo lo sé todo y tú no”.- Soy Slytherin al igual que mi padre, Lucius Malfoy II.
Todos los presentes regresaron a ver a Lucius, que en ese momento se encontraba con la boca abierta con un desconcierto total, cosa que nunca en su vida había hecho. Veían al chico llamado Draco y a Lucius, sin aun poder creerlo. En especial cierto castaño con ojos color miel; tenía una mirada triste y de añoranza.
-Pero, ¿y tu cabello porque es negro?.- pregunto un niño de Gryffindor de primer año.- Malfoy, es rubio platinado.
Draco bufo.- Estúpidos Gryffindor, siempre con sus preguntas tontas. Mi cabello no es negro, es rubio. Por si no te has dado cuenta, estamos cubiertos de ceniza, polvo y quien sabe que porquería más.- Si, en efecto, era el hijo de Malfoy. Esa lengua venenosa solo pertenece a los Malfoy.
Los alumnos, trabajadores de Hogwarts y uno que otro maestro (sino es que todos) pensaban lo mismo.
Draco se sacudió el cabello, dejando que toda la ceniza que cubría su pelo se cayera y dejara a la vista su cabello sedoso y rubio.
-¡AHHH!.- fue la respuesta de todos. Draco solo giro los ojos, y al hacerlo, los presentes se dieron cuenta que sus ojos no era totalmente grises, sino que tenían unos leves toques color miel. ¿Quién sería la persona con la que Malfoy se iba a casar? Era la pregunta de la mayoría.
Draco se percató que más de una persona miraba a su padre con ojos ilusionados. La mayoría deseaba ser parte de una de las líneas más prominentes del mundo mágico, pobres ilusos; decía en su mente Draco.
Bufo y puso su mejor pose marca patentada “Malfoy”.- Sera mejor que dejen de ver a mi padre como posible prospecto.- miro a todos los presentes con altanería.- Mi padre se encuentra felizmente casado con mi papá.- Draco miro a la mesa de los Gryffindor, y sonrió con cariño para sorpresa de esa casa.
-Quizás sea mejor que les diga mi nombre completo para que “algunos” dejen de querer cazar a MI padre.- dijo con arrogancia.- de nuevo me presento. Me llamo Draco Lucius Malfoy-Lupin.- los presentes se quedaron en shock por lo dicho, menos sus amigos que se reían por la cara de todos.- Mi padre es Lucius Malfoy y como ya lo habrán supuesto, mi papá es Remus John Lupin.
Y a continuación el conjunto (sonrisa y ojos fríos) de marca patentada “Malfoy” se le unió a la pose.
Continuara...