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-Casado con el mismo hombre- por Monnyca16

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Capítulo 10

“No sé lo que realmente me pasa”

Al día siguiente al mediodía, Nicolás invitó a sus amigos para que lo ayudaran a planear. Realmente no tenía ni puta idea de lo que quería hacer en esa ocasión. No se puso de acuerdo con Oliver y estaba sin imaginación.

—Las flores son hermosas. —Kelle asintió, acariciando los pétalos de las rosas. Nico sonrió gustoso. La verdad era que sí estaban súper preciosas —. Tenemos que buscar el significado de las flores.

—Sí —sacó el pelirrojo, acostándose en la cama a un lado de Tomás mientras Kelle vagaba por internet.

—Buscaremos primero la de ave de paraíso y dice así: El ave del paraíso recibe su nombre por su forma peculiar. La flor es tremendamente colorida y tiene la silueta de un pájaro majestuoso con una pompa de plumas sobre la cabeza. El ave del paraíso simboliza la alegría, la felicidad y magnificencia. Es una flor de celebración ideal para una pareja comprometida, anticipando un futuro sublime juntos.

—Que hermoso, y sí, nosotros estamos comprometidos, bueno estamos casados, pero nos vamos a casar por segunda vez —agregó entusiasmado.

—Ahora veamos el lirio de cala: simboliza la belleza majestuosa. Él cree que eres muy hermoso, pasiva, incluso lo escribió en la tarjeta del arreglo —opinó satisfecha. Tomás se quedó dormido, Nico lo cubrió con una sábana.

—¿Por qué no me regaló tulipanes? —Inquirió el pecoso.

Kelle se sorprendió, así que decidió buscar.

—Aquí dice que los tulipanes son  flores que  vienen en una variedad de matices, y es una opción ideal para las parejas de larga duración que valoran su amistad tanto como su romance. Los  tulipanes rojos representan una declaración de amor —espetó—. Además no están de temporada —agregó—. ¿Te gustan los tulipanes?

—No, sólo preguntaba. Veía que regalaban siempre tulipanes, por eso preguntaba…

—Sí, pasiva, pero tu esposo no es el típico que lo hace. —Sonrió socarrona—. Ahora vamos a ver las rosas —Nico asintió—.  Éstas sirven como una declaración absoluta de amor, afecto y admiración. Rosas de color rojo simbolizan el amor profundo; rosas blancas simbolizan el amor puro e inocente; rosas de color rosa simbolizan emociones suaves como la alegría y la gratitud; rosas naranjas simbolizan la pasión; y la rosas de color lavanda simbolizan "amor a primera vista". Si va a comprarlas para un amigo, elige rosas amarillas, ya que son símbolo de amistad.

—No me regaló color lavanda —rezongó.

—Pero te trajo naranjas y eso significa pasión, además las blancas, las rojas y las rosas. Que tierno es el amable lobo —canturreó, buscando inmediatamente el último tipo de flor —. Ahora buscaremos los crisantemos, dice así: En general, los crisantemos son una opción ideal para los amantes románticos que han estado juntos en las buenas y en las malas. Las de color rojo transmiten amor y las de color negro transmiten verdad y lealtad.

—Me trajo rojos, Oliver es tan romántico —gritó el crío, despertando a Tomás. 

—Y mega sexy, pasiva. ¿Qué piensas hacer hoy con él?

—No lo sé. No quiero que vayamos muy rápido, ni tampoco muy lento. ¿Qué sería bueno?

—Ni me preguntes, yo votaría por sexo duro —dijo con sinceridad —. Tienes que planear algo que no sea cliché… ¿y si le muestras un poco de tus bailes en privado? ¿Y si ven una película en casa? ¿Qué tal si visitas la casa de Oliver? ¿Y si le llegas de sorpresa a la oficina? ¿Y si mejor lo dejas picado y no le hablas?

—¿No hablarle?

—Sí, luego estoy segura que se preocupará y te hablará.

—Faltan pocos días para que sea mi presentación de ballet, ¿sería bueno  no hablarle hasta un día antes para darle la dirección exacta?

—Me parece perfecto y sirve que te enseño a tejer y nos vamos a la sexshop, tienes que estar preparado para su reconciliación sexual, eso es muy importante, pasiva. ¡El lazo sexual es muy hermoso cuando ambos se desean y se aman! —Asintió solemnemente.

Nicolás dijo que sí. Esa tarde no pensó en planes para su cita, sólo se la pasó tejiendo una bufanda para Oliver, después haría los guantes y el gorro. Para su buena suerte, Kelle le enseñó demasiado bien y con paciencia. Durante esos días se la pasaron viendo películas homosexuales, sorprendiéndose por lo emotivas que eran. Vieron ‘Azul y no tan rosa’ ‘Jongens’ ‘Monster pies’ y un poco de la serie Shameless. Rieron como locos y por primera vez Nicolás se la pasó cómodo y haciendo actividades de adolescente, pues visitó un parque de atracciones junto a Tomás y Kelle. Aunque a decir verdad se la pasó haciendo cosas de chicas, pero nadie dijo nada.

En aquellos días sin comunicación, Oliver lo llamó cada noche, preguntándole todo lo que había hecho y resignándose a verlo cuando éste tuviera tiempo libre, pues al parecer Kelle le llenó la agenda y era dificilísimo desligarse de los planes de la mujer. En cada conversación se contaban cosas nuevas y Noah reía sin parar, platicándole que Kelle y Tomás unidos eran un huracán. Le comentó el número incontable de veces que Kelle discutió con el señor de los carritos chocones por no dejarla subir, pero lo que pasaba era que chocaba violentamente con todos y por eso la habían sacado. También admitió que estaba muerto de miedo con algunos juegos, pero que los disfrutó. Comentó que sus clases de ballet eran cada vez más fáciles y que había preparado una nueva coreografía de música pop. Por otra parte, Oliver le comentó que Olivia estaba por marcharse, que sólo se quedaría hasta su presentación, que Ana deseaba ver a su padre y que se irían por algunos meses para regresar cuanto antes, el trabajo también salió en la conversación, los gatos y las enormes ganas que tenía de verlo. Ambos disfrutaron sus pláticas porque aún sin verse, podían sentirse como si estuvieran juntos.

En aquellos días, Nicolás subió nuevos vídeos a su canal y el empresario los vio, reproduciéndolos una y otra vez. Para su suerte, mañana por la mañana vería al pelirrojo. Era su presentación y se llamaron la noche anterior para hablar sobre el lugar exacto.

Olivia tenía las maletas listas para irse esa misma tarde, pero por lo pronto se encontraban rumbo al teatro. La familia Wolff Rudel llegó  con cuarenta minutos de anticipación y con un enorme ramo de rosas rojas que Oliver se detuvo a comprar. Se encontraron con Nicolás en pleno arreglo y al verlos, éste dio un brinco. No se los esperaba tan temprano, aunque no debía de sorprenderse, Oliver era el amo de la puntualidad y era absolutamente imposible tenerlos ahí diez minutos antes.

—Tenía tantas ganas de verte, pecocito. —Olivia lo abrazó de repente, sintiendo una escalofriante diferencia. Nicolás siempre fue muy guapo, pero ahora se miraba mucho más atractivo y podía notarse lo bien cuidado que se encontraba. Olía a bebé y a limpio, combinado con su majestuoso nuevo look. Sus cabellos estaban un poco más largos y lisos, pelirrojos pero más claro por el planchado, su flequillo rebelde y perfectamente bien alineado de lado derecho en combinación con sus labios color cerezas y sus brillantes ojos azules lo hacía resaltar del resto. Su vestimenta era similar al resto, aunque claramente se notaba que era el único hombre en la presentación. Portaba unas mallas negras que le  llegaban hasta la cadera y se unían a unos delgados tirantes del mismo color, y zapatillas de ballet cómodas. Su torso estaba desnudo, al igual que su espalda, mostrando de ese modo sus pecas. Se miraba muy emocionado y sexy.

—Yo también tenía ganas de verte —musitó él, viendo de re ojo a su esposo, quien todavía derramaba baba. Oliver lo miraba como si fuera algo sorprendente y eso lo enloqueció todavía más.

Ana corrió para entregarle el ramo de rosas y abrazarlo también, mientras que en ese instante Kelle y Tomás llegaron para ver la función. Salomón llegó instantes después, quedándose anonadado con su hijo y esperando a que terminara de abrazar a Kelle y a Tomás.

Los únicos que faltaban eran  Yael y Salomón, dejando a todos con el alma en un hilo. Nicolás quedó libre y miró por un instante a su esposo, percatándose de cómo éste se dirigía hacia él y lo cargaba, obligándolo a rodear su cintura con las piernas —. Tenía tantas ganas de verte, pequeño —susurró Oliver en su oído, abrazándolo con más fuerzas. Kelle sacó la cámara,  capturando el momento mientras que las compañeras de Nicolás observaban bien el asunto. Era sorprendente ver a un guapísimo y varonil hombre cargando a un adolescente pelirrojo. Murmuraron cosas, diciéndose a sí mismas que a lo mejor era un amigo lejano, pero al ver el cálido beso que Nicolás le dio en los labios, quedaron estupefactas.  

El beso duró poco, pero la manera en cómo se veían y trataban era gravemente especial. Sin embargo de un momento a otro llegó Salomón, obligando al pelinegro a que dejara a su hijo libre para poder abrazarlo.

—Me toca a mí —bromeó Salomón, cargando a su hijo casi de la misma manera en que su amigo lo hizo, la única diferencia  fue que comenzó a dar vueltas hasta quedar mareado al igual que Nicolás.

Al bajarlo, Oliver palmeó el hombro de Salomón y volvió a cargar a Noah, oliéndolo profundamente y quedándose impregnado de su riquísimo aroma. Salomón debía dejar de ponerse celoso porque se notaba demasiado, incluso la noche anterior tuvo una plática con Nicolás en donde le pidió que no lo hiciera a un lado. Francamente, Salomón se sentía con miedo de volver a perder a su hijo, porque sabía que Oliver le ganaba y por mucho, no obstante, el pequeño le dijo que lo quería demasiado y que lo que sentía por Oliver era un amor diferente al que sentía por él, pero que quería a ambos. Salomón comprendió, pero algunas veces actuaba como un adolescente y era bastante gracioso más que nada para Kelle.

Al concluir la bienvenida, Nicolás corrió a seguirse preparando. Los invitados pasaron a los asientos principales, percibiendo la mirada de muchas personas que parecían criticar. Olivia y Ana se mantuvieron cerca, a un costado se encontraba Kelle y Tomás, y por el otro Oliver y Salomón. Kelle gritó muchas veces el nombre de Nicolás para animarlo mucho y fue reprendida porque debía guardar silencio. Ella entendió, pero pensaba gritar bastante cuando salieran del lugar y festejaran. 

Luego de varios minutos en espera y de desconocidos nervios, la presentación comenzó. El sonido de música de piano suavizó la pista, llevando con su ritmo a que los estudiantes de Ballet comenzaran con sus movimientos de manera coordinada y fuerte. Sobre el escenario, Nicolás podía sentir la mirada en su nuca; su esposo lo veía y tras mirar de re ojo, se dio cuenta que además de ver, Oliver sonreía de una manera que jamás había visto. Luego de varios Pirouettes y consecuentes movimientos básicos, Oliver quedó satisfecho, pero faltaban varios minutos más para darlo por terminado.

Las piernas del pequeño Nico se miraban fuertes y frágiles a la vez, pero lo más sorprendente era que eran bastante elásticas. Podía notarse el esfuerzo en cada práctica y más con esa suma concentración que portaba y ese gesto de goce al llevar a cabo cada desplazamiento, inclusive se miraba más fuerte y perfeccionista que todas sus compañeras. A pesar de ser hombre se llevó la aprobación de todos. Apenas al terminar con una última Pirouette, los presentes aplaudieron el acto. Kelle gritó nuevamente el nombre de Nico y éste levantó la mano para darle un escaso saludo amistoso, luego rodó los ojos para ver a su esposo y se encontró con una mirada llena de emoción. Yael estaba feliz, bastante contento.

Segundos después salieron del escenario y los actos individuales comenzaron. Nico fue el tercero en participar, tocando el piano. Su vestimenta no había cambiado mucho, sólo que ahora llevaba un suéter color blanco de tejido grueso, llevaba las mismas mallas, pero esta vez se puso unos zapatos bajos de color negros. La melodía era algo que Oliver no se imaginaba, se trataba de ‘Traumerei’. La delicadeza con la que acariciaba las teclas del  instrumento era casi mágica. La obra de Schumann fue aplaudida por todos segundos después de ser terminada. Nicolás sonrió y se retiró de ahí con una ligera inclinación. Anteriormente tocaría  ‘Rapsodia Española’ de Liszt, pero como era algo larga, prefirió tocar ‘Traumerei’, que fue amada en esos tres minutos de exposición.  

Como última presentación individual agendaron a Nicolás, justo dándole tiempo para que se cambiara de ropa a una más llamativa. Era baile arábico y había escogido unas hermosas mallas de estilo cagao color verdes, un cinturón color plateado con decoraciones verdes y nuevamente se había puesto brillo en el abdomen y pecho. Iba desnudo por la parte de arriba y llevaba un grueso listón color plateado brillante que meneaba cada vez que movía la cadera de manera lenta y sensual.

Los ojos de todos los presentes se entornaron varias veces al ver los perfectos movimientos que Nicolás hacía sobre el escenario y a pesar de que estaba bailando solo, lucía completamente excitante. Brillaba ahí arriba y aunque la danza era delicada, tenía el toque fuerte en cada contoneo. Después de tres minutos danzando, Nicolás meneó por última vez el listón y la cadera, inclinándose, dando por terminada la función. El público se miraba extasiado por el exótico baile. Eran pocas personas las que bailaban árabe y que un hombre lo bailara era demasiado sorprendente, pero Noah tenía habilidades en el baile y en la música, habilidades que más de 100 personas disfrutaron en vivo.

Cuando el evento terminó, Oliver esperó a Nico, decidido a llevarlo a comer y luego a casa. Necesitaba llevarlo a su lecho. Necesitaba sentirlo de manera íntima y no había mejor lugar que en su cama matrimonial. Pero antes necesitaba de su aprobación, porque si Nico no quería, entonces lo entendería.

Debido a que era muy temprano, Kelle y Tomás se fueron. Salomón también lo hizo. Los únicos que se quedaron fueron Olivia, Oliver, Ana y Nicolás. Éstos se dirigieron a comer y tiempo posterior al aeropuerto para despedir a Olivia y a Ana. Cuando recién lo hicieron, Nicolás se cohibió y no dijo nada durante el trayecto en carretera, sólo abrió la boca al darse cuenta que estaban en la casa de Oliver, sí, también su casa…

—¿Qué hacemos aquí? Creía que no querías que pisara aquí hasta que nuestras dudas se aclararan —musitó el crío, mirando la entrada. Oliver abrió la puerta y desabrochó su cinturón de seguridad.

—Te quiero tener aquí todo el tiempo —arguyó, sonriendo de lado y bajándose del vehículo. Nicolás bajó después que él, situándose a su lado, pero sin entrar todavía.

Requetemiau estaba dando a luz, apenas hoy nos enteramos que estaba embarazada y que era hembra. Todos pensamos que estaba muy gorda porque no paraba de comer, pero lo cierto era que se chiflaba con Hunter y supongo que los gatitos están vagando por ahí.

—¿Qué? ¡Tengo que verlos! —Nicolás corrió hasta la puerta y entró. La poca gente de servicio no estaba, Oliver les había dado el día libre especialmente para un asunto importante.   

Ambos se dirigieron hasta los gatos y encontraron a los pequeñitos llenos de frío y en las patas de Requetemiau.  Nicolás había jurado que los dos eran machos, pero se arrepentía por no haberle visto bien a Requetemiau su partecita íntima.

—Hemos sido engañados todo este tiempo —murmuró el pecoso, acariciando a Hunter y a Requetemiau.

—Me encantaría verte bailar en privado —aseguró Oliver con una curvatura de labios.

Nicolás se tensó. Oliver ya se había tardado en no mencionar lo ocurrido en el teatro. Pero era tan jodidamente sexy cuando hablaba con indirectas. Sin embargo, Noah guardó silencio, pensando en si decir algo o no. Oliver notó su estado incómodo, pero siguió esperando. Eran esposos y eran libres de hacer lo que quisiesen, y aunque el chiquillo estaba consciente de ello, tardaba en decir lo que anhelaba.

—¿Quieres hacerme el amor? —El pelirrojo se volvió hasta su esposo, estando todavía sentado en el suelo.

—Te lo quiero hacer toda la tarde —respondió con simpleza.

Las mejillas del pequeño ardieron, pero logró tomárselo con calma. Acarició a los gatitos y se quedó pensando en que también lo quería hacer toda la tarde. Extrañaba tanto estar de ese modo con su esposo, que incluso su miembro comenzaba a endurecerse.

—¿Por eso me trajiste aquí? —Sin balbucear, pidió una explicación.

Oliver no tardó en responder.

—Sí.

—Ya tenemos mucho tiempo que no lo hacemos… ¿No lo has hecho con alguien más? —Se mordió el labio, hablando con sinceridad. No desconfiaba de Oliver, pero tenía esa espinita.

—Por supuesto que no.

—¿Te has masturbado?

Los grisáceos ojos de Oliver brillaron con suficiente emoción, contestando:

—Pensando en ti

—Yo también quiero que me hagas el amor, pero no estoy preparado. —Recordó no haberse puesto ropa sexy, sólo traía una mini prenda de encaje negro y además todavía no se bañaba. Y aunque pensaba que tampoco estaba limpio del recto, recapituló haberse hecho el enema la noche  anterior, asimismo  se lo hacía cada tres o cuatro días, así que no habría problemas, pero… pero no llevaba su ropa sexy y eso era demasiado desafortunado. 

—¿Por qué? ¿Qué tienes?

—No es nada. Son tonterías —confirmó con un mohín. Oliver asintió, pero seguía sin entender demasiado —. Necesito darme una ducha.

—Me quiero bañar contigo —Oliver añadió rápidamente. Nico  se encogió de hombros—. No te obligaré a nada, lo sabes. Es por eso que si no quieres hacerlo lo respetaré.

—Quiero hacerlo —concluyó Nico, levantándose del suelo para darle un suave beso —. Pero primero nos bañamos y vemos una película de Disney. La de ‘La bella y la bestia’ me gusta, ¿la buscas en internet?

Con semblante confundido, Oliver dijo que sí. No entendía por qué una película de Disney, pero si su pequeño deseaba ver La bella y la bestia, entonces la pondría. Al entrar al baño, Nicolás se puso a caminar en círculos; estaba nervioso y no podía controlarse.  Ese día su esposo fue muy directo y estaban a punto de hacerlo, lo bueno era que pondrían una película antes. Para la  buena suerte del mayor, Nico salió rápido del baño y se sentó en la cama, permitiéndole al otro pasar a la ducha.

Al estar bañados y concentrados en dos cosas, se pusieron a ver la película, Oliver abrazando a Nico por detrás mientras éste se recargaba en su pecho. En varias ocasiones Oliver ocupaba el tiempo que se perdía cuando los personajes cantaban para dejar suaves besos en la base del cuello del chiquillo. Nico se estremeció mucho, pero dejaba espacio para que su esposo le chupara todo el cuello. En instantes jadeaban con la película a la mitad de su transmisión y cuando se acababan los espacios musicales, volvían a ver la historia.

Cuando el film se acabó, Oliver abrazó con fuerzas al enano, estando todavía sobre la cama. Extendió la mano en todo su abdomen plano y lo aplanó para sentirlo incluso más cerca. Nicolás cerró los ojos y ladeó la cabeza, dejándole espacio para que continuara besándole la longitud de su delgado cuello, jadeó y sostuvo las manos de Oliver con las propias, obligándolo a seguir con el tacto húmedo.

—Te amo —susurró apenas en su oído, deslizando la lengua por la pecosa piel de su hombro. Los ojos de Nico se abrieron, retorciéndose al ritmo de los besos que recibía y alcanzando a jadear alto, viéndose incapaz de poder hablar por los martillazos que pegaban duro en su corazón.

Inesperadamente, Nicolás ladeó la cabeza para buscar sus labios. Lamió su labio inferior para abrirle la boca y metió la lengua, envolviéndola lentamente con la contraria, danzando  y repitiendo la acción por un instante más, mordiéndole los labios al concluir. Oliver ronroneó, besándolo de nuevo, pero esta vez obligándolo a que se acostara sobre su cuerpo. Cuando apenas lo hizo, el pelirrojo sintió la erección de Oliver y la frotó con la suya, deteniéndose para desvestirlo por la parte de arriba. Apartó la camiseta de tirantes rápidamente y con entusiasmo buscó sacarle el falo del pantalón de chándal. Oliver no se había puesto bóxer y tal acto lo enloqueció, pero le gustó. Palpó la longitud y pasó el pulgar por la rejilla, viendo que de ahí comenzaba a salir esperma.  Con cuidado se echó para atrás y dejó que Oliver lo desvistiera, dejándolo solamente con la prenda de encaje puesta.

Rudel lo contempló, inclinándose para meterse el pezón derecho a su boca hasta lamerlo con delicadeza, mordiéndolo al final de su degustación. Nicolás impulsó la pelvis a consecuencia de consecuentes espasmos, posicionándose momentáneamente sobre la polla del más grande. Se aseguró de poner cómodo a Oliver, tomó su enorme mano y la posó sobre su pecho, descendiendo lentamente al ritmo de sus seductores movimientos de cadera. Al ver que su esposo mantenía una mano en su cintura y otra en su cadera, levantó los brazos y los cruzó por detrás de su cabeza, bailándole de ese modo. En cada movimiento existía un gemido ronco por parte del pelinegro, que Nicolás usó a la perfección para restregar su trasero con el falo de su marido. Sin dudarlo volvió a bailarle de cerca,  provocando que en cada movimiento la punta de su pene saliera por arriba de la prenda de encaje. Oliver detuvo la danza, sosteniéndolo con mucha presión, lo miró bien y  enderezó medio cuerpo para besarlo en la boca, dejando varios besos más en su clavícula y hombros.

Perdiéndose en varios besos más, Nicolás masturbó varias veces al más grande, sintiendo totalmente el calor de la carne y la dureza que ésta poseía, dejando que Oliver masturbara la suya y que lo manipulara para caer sobre él. Una caricia pasajera se halló en el muslo del pequeño, que se sintió más profunda cuando la mano de Oliver vagó hasta su erección hasta masturbarlo condenadamente bien. Noah tomó la polla de Yael y la masturbó también, casi con la misma fuerza que su esposo ejercía con su miembro. Ambos aceleraron el movimiento hasta provocar doble eyaculación. Nicolás derramó el semen por todo su estómago y Oliver lo hizo sobre la polla de Nicolás, llenándola por completo para luego masajearle.  

Sin calma, le abrió las piernas, besó su cadera y rápidamente le dio la media vuelta, dejándolo en cuatro patas. Depositó un beso en su nalga derecha, haciéndose espacio entre los dos hemisferios traseros para hundir su lengua en la abertura rosada. El orificio anal estaba completamente pequeño, como en los viejos tiempos, lo que hizo que Oliver se apresurara a lamer con satisfacción, viendo a cada momento que mientras los minutos pasaban el apretado interior estaba comenzando a abrirse y cerrarse.

Con una almohada para poner ahí la cabeza, Nicolás se dejó caer en la cama, manteniendo el trasero elevado. Oliver se acostó en la cama también, bocabajo y con las manos puestas en cada cacha, apretándolas con fuerzas cada vez que escuchaba los jadeos estimulantes del ojiazul. Sin querer dejar ese espacio, Oliver se apresuró a sacar lubricante de su cajón. Después de tanto tiempo sin tocar a Noah, podía decir que podía hacerle daño si penetraba como ya estaba acostumbrado a hacer. Dejó gran cantidad entre sus nalgas para esparcirlo por fuera y adentrarlo cuidadosamente. Apretó su dedo índice en el esfínter y metió la punta, colando el lubricante ahí dentro, hasta deslizar un dedo en su interior y moverlo lentamente, rotándolo y volviéndolo a sacar para frotar el exterior de la cavidad.  De un momento a otro, Nicolás empujó el culo, rogando para que el dedo entrara de nuevo, cuando entró, jadeó y movió el trasero, penetrándose de ese modo con el largo dedo de Oliver, hasta sentir que ahora había dos dedos en su interior. Hundió el rostro en la almohada y continuó meneándose, enterrándose nuevamente los dedos con desesperación. Al detenerse, Oliver bajó para besarle la espalda, se acomodó a la perfección poniéndolo en cuatro de nuevo, y guiando su erección lo sujetó del vientre hasta embestirlo  con lentitud, hundiéndose tanto como pudo. El rostro del pelirrojo cayó de nuevo en la almohada, gimiendo de dolor y de excitación. Oliver se detuvo. No quería lastimarlo y era como volverle a quitar la virginidad. Cautelosamente le acarició el abdomen, salió varios centímetros del agujero y se empujó nuevamente, buscando hacerse de espacio y aliviar el dolor rápido. Le acarició la espalda con una mano, penetrando con cuidado, pero esta vez constantemente, masajeándole el vientre y la espalda al mismo tiempo.

Tras varias caladas, Nicolás se desarmó en jadeos placenteros, sintiendo las manos de Oliver desanclarle una pierna para que se acostara totalmente en la cama. Nicolás se derrumbó cómodamente, sintiendo el movimiento en su recto. Apenas queriendo llegar de nuevo al punto, Oliver salió de su interior y cuidadosamente le dio la vuelta, haciendo que se vieran a la cara, bajó para besarlo en la mejilla y poco después se abrió paso de nuevo, tomando las piernas del pecoso en su poder. Las abrió lo suficiente para ver que su pene entraba sin ningún problema en  el orificio. Apenas sintió el pene dentro, Nicolás meneó la cadera, introduciéndose incontables veces el falo, danzando gustoso con la deliciosa sensación. Al detenerse, abrazó a Oliver, quien se tumbó totalmente, sosteniéndose con los antebrazos y empujándose al mismo tiempo que las manos de Nico se colaban en su trasero para obligarlo a seguir embistiendo duro.

Las penetraciones sumaban velocidad a cada segundo, llevando a Nicolás al segundo orgasmo. Pero a pesar del fuerte estremecimiento, Oliver prosiguió, empalando con fuerza y hundiéndose en su cuello, olfateando inconscientemente su dulce aroma a bebé. Se incorporó un poco para verlo a los ojos y cuando apenas sus miradas brillantes  se cruzaron, eyaculó, dejándole todo el fluido dentro. Antes de salir, embistió hasta deslizarse hacia afuera y abrazarlo con las pocas fuerzas que le quedaban.

 

*¨¨*¨¨*

 

Esa noche, Nicolás durmió con Oliver, pero antes asistió al festejo que su padre le organizó. Kelle y Tomás se enteraron al día siguiente que los gatos de Nico habían tenido crías y que las regalarían a personas que quisieran gatos, ya que eran siete y Oliver no los quería; decía  que eran muchos animales y que además les harían daño los pelos. Después de la presentación de ballet, Nico se quedó con Oliver, no queriendo dejarlo solo pues su hermana y sobrina se habían marchado. Durante la primera semana viviendo de nuevo juntos, Kelle visitaba a Nico a diario y salían, hacían de comer juntos y tejían porque el frío estaba llegando muy fuerte. Tomás se había ido a un viaje con Caroline y ahora estaban el pelirrojo y la mujer completamente solos e ideando planes para matar su aburrimiento. Durante la estancia en ahora su casa, Nicolás subió siete vídeos a su canal, enterándose después de que su esposo lo veía por internet.

 

En ese corto tiempo de nuevo como esposos, Nicolás seguía yendo a sus clases de yoga y ballet, además de no tener control de la sexualidad. Había perdido la cuenta de cuántas veces lo hizo con su esposo y no le interesaba demasiado, era lógico que mantuvieran una vida sexual activa ya que ambos lo querían de ese modo, además Nicolás era el insaciable pues  debido a él, incluso llegaron a tener sexo telefónico y por webcam porque Oliver estaba en el trabajo y Nicolás se calentaba muy a menudo.

Las actividades de Nico aumentaron, Kelle lo distraía y lo hacía divertirse de más. Algunas ocasiones los tres jugaban juegos de mesa y la vencedora mayoritaria era Kelle, pero algunas ocasiones Oliver ganaba. Oliver y Nicolás se acostumbraban a sus roles y a las actividades. La mitad del tiempo el mayor se comportaba como un  adolescente y otras, Nicolás se veía como un estricto vejete, pero sólo cuando la situación lo requería.

Salomón seguía en contacto con Nicolás, sin embargo el trabajo lo agotaba demasiado, además recientemente había conocido a una mujer muy guapa de 30 años y que cumplía todas sus expectativas. Nicolás se enteró que estaba comenzando a salir con ella y por hasta momento sólo había cenado con ésta una sola vez.

Pero el tiempo pasaba rápido. Tanto que justo se cumplía un mes de estar estable con Oliver. Se sentía un poco descolocado porque quería más citas, pero luego descubrió que aunque viviera con el pelinegro, seguían teniendo citas en su propia casa e incluso fuera de ella. El frío llegó a la ciudad demasiado rápido, pero por suerte logró terminar el gorro, la bufanda y los guantes para Oliver. Él también se hizo accesorios, y conservó el gorro que Kelle le tejió la primera vez que habló con ella.

Era sábado treinta de noviembre y lo más importante en ese día era celebrar el cumpleaños de Salomón. El restaurante estaba reservado y la gente invitada. Sólo faltaba que Nicolás se levantara para que comenzara a ducharse, pero aunque Oliver le hablara y lo estrujara, era imposible despertarlo. Recientemente le daba mucho sueño y se quedaba dormido la mayor parte del día, a Oliver no le molestaba, pero era demasiado extraño en Nicolás.

—Nicolás…Nicolás…Despierta, se nos hará tarde y sabes que no me gusta llegar tarde a ningún lugar —espetó Oliver, ya algo molesto por las chiflasones del menor. Movió a Nico, pero éste sólo abrió un ojo—. ¿Te sientes mal? ¿Estás enfermo? ¿Qué te pasa, mi amor? Me tienes desesperado, llevas varios días comportándote así. Me preocupas —dijo seriamente, mirándolo de cerca para ver que no estuviera pálido o algo.

—Sólo he tenido sueño, no hay nada de qué preocuparse, te lo prometo. Todo está bien —anunció, sentándose en la cama. Oliver le acarició la frente, verificando que no tuviera fiebre —. No me pasa nada, de verdad. ¿Qué horas es?

—Las cuatro de la tarde —murmuró—. Te has dormido a las ocho de la noche y te has despertado a las cuatro de la tarde del siguiente día. ¿De verdad estás bien? ¿Has tomado algo?

Nico se negó, parándose de la cama y dirigiéndose al guardarropa. Ese día no había ido al yoga y Ballet porque de hecho se quedó dormido.

—¿Qué debería ponerme hoy? —Resopló, volteándose para ver directamente a Oliver. Éste se acercó a él.

—¿Qué es lo que te pasa? ¿Estás tomando pastillas para dormir? ¿Cualquier otra píldora? ¿Qué haces durante las tardes para que te canses tanto?

—Pero no es nada. Sólo he tenido sueño.

—Puedes decirme la verdad —insistió, acariciándole la mejilla.

Nico abrió mucho los ojos y se encogió de hombros.

—¡Estás desconfiando de mí, Oliver! ¿Por qué lo haces? Ya te dije que no, sólo he tenido mucho sueño. No me gusta que desconfíes de mí. No te estoy mintiendo —soltó con desesperación, apartando la mano de Oliver y dirigiéndose al baño. Cerró la puerta con seguro y se quedó ahí, duchándose por cortos diez minutos.

Ya listo para salir, el ojigris esperó a Nicolás sentado en la cama, sin embargo se levantó cuando escuchó que Nicolás había comenzado a vomitar. Quiso girar la perilla, pero Nicolás tenía asegurada la puerta.

—Ábreme la puerta. —Tocó la madera tres veces con los nudillos. No hubo respuesta, pero sí más náuseas y vómito —. ¡Ábreme la maldita puerta, joder!—Gritó totalmente cabreado. Le enojaba que Nicolás se encerrara y más en momentos de enfermedad.

A los pocos segundos, Nico apartó el seguro, dejando que su esposo entrara al cuarto de baño. Cuando estuvo dentro, vio a Nicolás totalmente mojado, desnudo y con la cabeza hundida en el retrete. Fácil se puso en cuclillas y a su lado para amansarlo, cuando apenas lo hizo, Nicolás levantó la cabeza.

—Es hora de ir al doctor y no me importa si no te gusta ir, Nicolás. Si es necesario te llevaré a la fuerza.

Notas finales:

Hagan las apuestas. ¿Cómo es que le está sucediendo esto a Nicolás? ¿Qué es lo que le pasa? ¿Cómo se enterará de lo que le pasa? De una vez les digo que no será algo típico, el siguiente capítulo tendrá mucha información y los que se vienen también. Aunque todo parezca fácil de procesar, no lo es. ¿Lograrán ir al médico? ¿Nicolás discutirá? ¿Qué tontería hará Kelle?

Saludos y si eres lectora de L'S, te digo que si no actualizo esa historia y ésta sí, es porque estos caps ya los tenía escritos y que el problema de las manos no se me ha quitado. Así que no se enojen, he dejado un mensaje en mi grupo oficial y en mi facebook personal. 

(L'S lo dejaré de actualizar por dos semanas aproximadamente, todavía tengo caps de esta historia, así que publicaré el otro fin de semana) 

Gracias por leer.


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