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-Casado con el mismo hombre- por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Este capítulo me ha encantado. Hoy veremos la inseguridad de Nicolás con sus senos y cómo Oliver logra hacerlo sentir seguro.

Capítulo 16


“Seguridad”


Nicolás abrió mucho los ojos. Se suponía que hace días le pidió a Oliver privacidad cuando les tocaba la ducha. Sin embargo ahora su esposo lo miraba y casi desnudo si no fuera porque traía unos bóxer puestos.


—¡No me veas! —Gritó en completo shock.


Justo se haría el masaje en los senos para acostumbrarse un poco y no quería que Oliver lo viera.  Por suerte se los había cubierto con las manos al escuchar pisadas y la puerta abrirse, y eso  al menos era algo. Con las mejillas totalmente encendidas, cerró los ojos y a como pudo los volvió a abrir.


Estaba aterrado. Ni él mismo se acostumbraba a llevar pechos abultados y le daba vergüenza. Oliver conocía todo su cuerpo, pero no sus pechos y aunque tenía en cuenta que algún día se los vería, no se podía aguantar la vergüenza. Era un nuevo cuerpo y tenía miedo a que a Oliver no le gustaran. Tenía miedo inclusive al tocárselos. Y por el momento su esposo no podía ni debía hacer nada al respecto; Nicolás podía arreglar su problema solo y primeramente necesitaba que el hombre sobrante abandonara la habitación de servicio.


—¿Por qué no? Me perteneces y verte desnudo no es nada fuera de lo común —opinó, sonriendo de lado. Esa era su oportunidad para conocer el ‘cambio más interesante’ de Noah.


—Tener pechos es algo fuera de lo común —arremetió, viéndose las piernas para evitar mantener contacto visual con el pelinegro.


Oliver se cruzó de brazos, inquieto.


—Es algo natural —defendió su punto, acercándose más al pelirrojo. Se inclinó lo suficiente para verlo a los ojos, añadiendo: —Tienes pezones como yo, somos similares.


—Mis pezones son ahora diferentes y además tengo estrías —gruñó, esquivando los insistentes y grises orbes de su marido.


—También conozco las estrías, no hay nada de malo con tener y lo sabes.


—Me da mucha vergüenza que me veas —asumió, acompañado de una voz calmada, logrando que Oliver se alejara y le diera espacio para que al menos respirara bien. Aprovechando lo anterior, Nicolás se puso de pie con todavía los pechos ocultos en las manos y se dirigió a la puerta para buscar una toalla o algo que pudiera cubrirle por un segundo.


Yael lo siguió, cuidándolo desde atrás.


—Sólo muéstramelos —se empecinó, deteniéndolo y poniéndose justo al frente.


—¡No!


—No te daré el pan de las tres —persistió, sabiendo que estaba tomando el ‘pan relleno’ como carnada —. Si me los enseñas, te daré el pan y si no… pues no te lo podrás comer.


—¡Eso no es justo! ¡Con mi pan no te metas! —Elevó la voz, encogiéndose de hombros y expresando un puchero aniñado en todo su rostro.


—No es nada malo mostrarle los pechos a tu esposo, no soy ningún desconocido.


—¡Es por eso que no te los quiero enseñar! ¡No eres cualquiera, y me da mucha vergüenza mostrarte algo que todavía no me hace sentir seguro! —Respiró profundo, sintiendo los brazos cansados por mantenerse sobre sus senos, pero los dejó ahí.


—Vamos, chiquito…No es nada malo, no me voy a burlar ni tampoco voy a tocar si no quieres. Sólo enséñamelos. —Le acarició la mejilla a manera de persuasión. Nicolás pensó un poco. Le encantaba que Oliver le dijera ‘chiquito’ —. Vamos, bonito —complementó. Oh no, también le encantaba que le dijera ‘bonito’.


Pero no caería en sus trampas.


—Conozco tus truquitos —se defendió el enano, pasándole de largo para buscar con la vista algo que lo pudiera cubrir.


A Oliver lo único que le quedaba por probar era su auténtica voz molesta, así que inmediatamente la utilizó:


—¡¿Te quitas las manos o te las quito yo?!


La espalda de Noah se tensó. Se dio la media vuelta y alzó una ceja, retando a su marido. Aunque se enojara no le mostraría sus pechos.


—¡No, no y no! —Contraatacó, mordiéndose el labio —. Ni si quiera te atrevas a ponerme una mano encima.


—Entonces enséñame, tengo derecho a saber todo de ti, a conocer cada centímetro…


—Esto es simple: sólo imagínate que son los pechos de algunas de tus antiguas parejas de cama, pero más pequeños —espetó con desdén, poniendo los ojos en blanco.


No evitó ponerse celoso de aquellas mujeres que disfrutaban anteriormente de Oliver.


—No me los puedo imaginar —dijo, acercándose lentamente para acorralarlo hasta abrazarlo por la espalda y situar las manos sobre el las de Nicolás, estando solo a poco de tocarlo en la parte que por el momento los mantenía en discusión.


—¿Qué haces? —El pequeño se removió, quedándose estático al sentir que estaba completamente acorralado por Oliver —. Tus hijos te están viendo, Rudel —regañó con tono cabreado.


—Los bebés también quieren que me enseñes los senos, ¿verdad, panecillos rellenos? —Para obtener una respuesta de los bebés, acarició la barriga, percibiendo dos pataditas simultáneas y fuertes. A los bebés les gustaba que Oliver los llamara ‘Panecillos rellenos’ ‘tacitas de mantequilla’ ‘Pastelillos’ entre otros cuantos sobrenombres. Al escucharlos éstos se ponían a brincotear mucho, incluso incomodando a Noah a veces. Muchas veces Nicolás intentó llamarlos como Oliver, pero no funcionaba. Los gemelos amaban más a su padre y eso le enojaba.


—Ellos no quieren —protestó, cubriendo con más esmero sus pechos.


—Sí quieren —susurró en su oído, lamiéndole el lóbulo y bajando un poco para besarle el cuello —. Me sigues gustando tal y como eres, no importa nada ¿de acuerdo? —Se acercó a su oído y sopló cálidamente en la carne de su oreja, produciendo unos descontrolados espasmos en el chiquillo.


Nicolás cerró los ojos para pensárselo un poco, dejando también que disimuladamente Oliver metiera las yemas de los dedos por debajo de sus manos para tocar la carne que escondía. Estaba a poco de tocarle los pechos y se sentía gravemente extraño.


—Pero no me quites el pan —balbuceó el enano, sintiendo dos besos en su mejilla —. ¿No me lo vas a quitar, verdad?


Oliver sabía que el pan relleno que Noah se comía cada madrugada sin falta, era muy importante. Además cuando por primera vez se lo quitó se puso a llorar y se prometió jamás hacerlo llorar.


—Por supuesto que no lo haré —le plasmó en el oído, acariciándole la sien con la nariz de manera lenta y vertical.


—¿Entonces me darás un pan de pilón? —Inquirió, ladeando el rostro para ver a su esposo. Oliver alzó una ceja. Se suponía que sólo sería un pan, pero Nico se estaba emocionando bastante como para pedir otro.


Pero al fin de cuentas era solamente un pan de más ¿qué podía pasar?


—Te daré dos panes esta madrugada, pero sólo por esta vez.


—¿Por qué? Puedes darme dos cuernitos rellenos hasta el otro sábado. —Razonó, pensando en que enseñar sus pechos valía lo suficiente como para deleitarse con cuernitos dobles de aquí hasta el sábado próximo.


La situación ahora era que tratar de convencer a Nicolás con comida estaba muy mal, porque éste siempre pedía de más y sin importar qué, se salía con la suya. Oliver jamás volvería a hacer transacciones con alimentos.


—Lo haré de aquí al martes, ¿lo tomas o lo dejas?


—¿Qué? ¿Tan poquito? Sólo recibiré… —Quiso contar con los dedos, pero sabía que si lo hacía accidentalmente descubriría sus senos, así que mejor se quedó callado. Le daba mucha pereza contar mentalmente —. Recibiré muy poquitos —finalizó.


Oliver sonrió, olfateando sin ningún despiste el pómulo derecho de Noah, hasta aspirar todo el perfume de las cremas que se esparcía.


—¿Lo tomas o lo dejas?


—¡Oliver! —Hizo puchero, marchando en su lugar con excelente rapidez —. ¿De aquí hasta el jueves? ¿Sí?


—De aquí hasta el martes, no hay otra oferta.


—Entonces no te mostraré nada, quítate. —Le dio un codazo, buscando con ello alejarse lo antes posible. No obstante, se rindió al notar que jamás podría quitarse a Oliver se encima —. Bueno, de aquí hasta el miércoles, ¿lo tomas o lo dejas? —Se resignó.


—Hasta el martes.


—Miércoles —momentáneamente rogó Nico.


—Bueno, de aquí al miércoles, pero  si hacemos el amor en uno de estos días —negoció su apetito sexual también.


Nicolás volvió a hacer un berrinche infantil, llegando incluso a pisar a Oliver y subirse a sus pies descansos.


—De acuerdo, pero hoy no —declaró, restregando su espalda descaradamente en el pecho de su esposo —. Pero sólo los podrás ver poquito ¿sí?


—¿Los podré tocar también? —Interrogó.


Noah asintió.


—Sí, pero poquito porque me duelen. Sólo poquito tiempo, Oliver.


—De acuerdo, vamos al espejo —abrazándolo por la espalda lo llevó hasta el espejo para poderlo ver completamente. Depositó un beso en la base de su cuello y esperó ahí, viendo fijamente hacia el frente, esperando a que Noah apartara las manos, pero antes apartó las suyas para tener mejor visión —. Descúbrete cuando estés listo.


Noah asintió, suavizando el amarre que tenía en sus pechos. Respiró profundo y  viéndose al espejo comenzó a descubrirse. La lentitud de los hechos fue tormentoso para Oliver, pero era perfecto porque podía sentir que era especial ver aquella ‘parte oculta’


La visión de Oliver se profundizó en un punto demasiado atractivo, que eran los rosados pezones de Noah. Desde que vio el comienzo de ellos, se extasió. El punto era que sus pezones estaban preciosos y aunque el tamaño de sus pechos no fuera tan grande, fácil podían ser de una talla 36B. Oliver subió lentamente las manos para acariciar, pero se detuvo al ver que Nicolás evadía la mirada del espejo y se volteaba al lado contrario.


Sus pechos estaban al descubierto y se sentía muy apenado. Demasiado inseguro.


—Son perfectos así —murmuró Yael, encerrando cada pecho en una mano. Con las dos manos ocupadas, estremeció los pulgares en cada pezón, produciendo en estos un endurecimiento rápido. Con delicadeza, lamió el cuello de Nicolás y le aplanó los botones erectos. Noah gimió, removiéndose y volviendo la vista al espejo. Se observó bien y Oliver también se miraba en excelentes condiciones.


—Estás precioso, igual que antes —susurró en su oído, mirando de re ojo su reflejo en el espejo.


—¿De verdad? ¿Aunque tenga unas cuantas estrías aquí? —Se señaló el pecho izquierdo, que automáticamente fue acariciado por Oliver. Ese pecho sólo tenía algunas líneas rojas, pero eran muy chiquitas, casi invisibles —. Y aquí —añadió, señalando su otro pecho, que apenas estaba teniendo algunas alrededor de la areola rosada del pezón. A pesar de que a las mujeres se les oscurecían los pezones durante el embarazo, Nico los tenía muy claros y rosas, que lo hacían ver adorable.


—Aunque las tengas —confirmó —. Eres totalmente perfecto para mí.


—Dame un beso aquí —Esta vez señaló su nariz. Oliver se la besó castamente inmediatamente después de escuchar la petición —. Y aquí —articuló, aplanándose la mejilla. Oliver lo obedeció —. Te amo. Te amo mucho, mucho mucho —canturreó, agarrando las enormes manos de Oliver y abrazándose totalmente.


—¿Mucho mucho?


—Sí, mucho mucho.


—También te amo —voceó—.Los amo —incluyó, acariciándole la barriga, recibiendo a cambio algunas pataditas.


Antes de dormir, Oliver le buscó una blusa de tirantes a Nico y le ayudó a ponérsela. Esa noche durmió sin el brasier suave de siempre. Esa noche fue diferente a las demás.


 


Esa noche Noah se sintió seguro con su cuerpo. 

Notas finales:

Este capítulo se queda en uno de mis favoritos. Sin dramatizar, Nicolás ahora se siente seguro con sus pechos. Hay algo muy importante y es la de mostrarse desnudos al espejo, que también es utilizado para los tratamientos de personas anorexicas. Verse al espejo y reconocer tu propio cuerpo, al mismo tiempo que escuchas que es "normal" 

Me gustó mucho n_n


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