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-Casado con el mismo hombre- por Monnyca16

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Notas del capitulo:

No tengo perdón :C Pero bueno, he tenido algunos problemas, trabajo finale, fallas de la pc y esas mierdas.

Lo lamento mucho. Igual y ya procuraré no tardarme tanto para lo otros caps, el jueves cumplo años por cierto xD.

 

Capítulo 25

 

 

 

 

 

3 de enero.

 

3:28 Pm

 

—¿Entonces te vas a ir de fiesta?

 

Nicolás levantó la cabeza para prestarle atención a su marido. Se encontraban en la habitación, con los niños, y al mismo tiempo que Nicolás les prestaba atención, buscaba ropa para su fiesta de más tarde. Tomás lo había invitado a la fiesta que organizaría por la bienvenida del nuevo año y Nicolás nunca faltaba a las fiestas que su amigo organizaba.  Además creía necesario despejarse y alejarse un poco de sus actividades de madre-padre y de esposo. Necesitaba a sus amigos, bailar, y ver diferentes caras. 

 

—¿Puedo ir? —Preguntó, plantándole un casto beso en los labios —. Estaba pensando en distraerme un poco, en dejar a los niños contigo esta noche. ¿Qué dices? Esto no significa que seré fiestero todo el tiempo, es sólo que… necesito distraerme y tú también lo necesitas…¿No sé si me entiendes? —Dudó un poco, no sabía cómo explicarlo de la mejor manera.

 

Oliver levantó una ceja, pensante.

 

—Entiendo. Me piensas dejar a cargo de los niños mientras tú te vas a quién sabe dónde.

 

—No, yo…sólo necesito alejarme de la rutina. Siento que cargo con muchas responsabilidades desde que nacieron y no las pienso dejar, sólo…sólo quiero tener esta noche para alejarme, para darme un respiro. ¿Tú no lo necesitas?

 

—No, no necesito darme ningún respiro, me gusta mucho estar aquí, con ustedes.

 

—A mí también me encanta, no hay ningún problema, pero me siento estresado. Así que estaba pensando en salir a divertirme esta noche, disfrutar con gente de mi edad, lo necesito —Bajó la cabeza, apenado. Pero era cierto: se sentía demasiado estresado y necesitaba alejarse un poco, despejarse. Sólo tenía 17 años y no quería cortar esa etapa de su vida.

 

Oliver le acarició la mejilla, levantándole la cabeza. En cuanto sus miradas chocaron, supo que Nicolás necesitaba realmente un respiro. No era común que cuidara a mellizos, atendiera a su marido y que hiciera mil y un actividades relacionadas con la familia, incluso había dejado de ir a sus clases de ballet y ya no subía vídeos en su canal de youtube. Su vida social se había arruinado y sólo se comunicaba con Tomás y con Kelle. Y Oliver tampoco quería ocultarlo de todos y menos a su edad, porque  habían tenido un embarazo no planeado con los mellizos y en todo caso Nico se había hecho cargo con bastante responsabilidad a pesar de todavía no cuidar bien de sí mismo.

 

Además, Oliver suponía que no sería mucho problema pues sólo serían unas cuantas veces. En todo caso, Nicolás se había vuelto un preocupón de primera y Oliver estaba seguro que se la pasaría con el pendiente todo el tiempo.

 

—¿Y a qué hora regresarías? —No pensaba recogerlo ni llevarlo porque últimamente Nicolás manejaba su camioneta y quería ser muy independiente en ese aspecto. Y, sinceramente, eso a Oliver le aterraba porque a todo momento deseaba cuidarlo, pero no podía, y tampoco pretendía hacerlo un inútil.

 

—¿A qué hora me quieres aquí?  —Inquirió, entre curioso y ocupado en ver qué pantalón elegía, si el negro liso o el negro con estampado.

 

—Antes de la una de la mañana. ¿Te parece bien?

 

—¿De verdad? Pensé que me querías más temprano. —Sonrió, sacando unas botitas nuevas de su caja secreta. Eran unos botines de tacón corrido  color negros, se miraban bastante elegantes y a la vez rebeldes.

 

—Sólo dame las instrucciones del medicamento de Dominik.

 

—Sí, sí, oh…muchas gracias, amor —Dio un brinco y cargó a ambos bebés para ponerlos en el corral.

 

—Pero sabes lo que no debes hacer ¿verdad?

 

—Sí: No debo beber alcohol, tampoco debo fumar ni tomar alguna otra droga. No debo agarrar nada de lo que los desconocidos me ofrezcan y debo conducir con mucho cuidado, respetando todos los señalamientos, y en caso de sentirme muy cansado para manejar, avisarte para que me recojas.

 

—Exactamente. Nada de alcohol, ¿me escuchaste?

 

Nico se mordió el labio. —¿Acaso no confías en mí?

 

—Confío, sólo te lo estoy recordando.

 

—No te preocupes, nada va a pasarme. Ya no soy un bebé, Oliver…

 

Luego de la seriedad, Nico soltó una risilla al sentir que su esposo lo abrazaba por la espalda, dejando un corto beso en uno de sus hombros descubiertos.

 

—Sigues siendo mi bebé —compuso, sonriendo al ver el gesto ingenuo que Nicolás ponía.

 

—Cuando llegue te recompensaré, tenlo por seguro.

 

—¿Cómo lo harás?

 

Noah pensó, echando la cabeza para atrás, recargándola en el pecho de Oliver, moviendo su cadera suavemente, frotándose. — ¿Un baile erótico te parece bien?

 

Oliver le dio una nalgada, acariciándole poco después.

 

—¿Qué quiere decir eso, eh? —Nico se rió nuevamente, dándose la media vuelta para encarar a Oliver.

 

—Me encantaría un baile —murmuró, dirigiendo ambas palmas hasta la espalda baja de Nico, descendiendo un poco más hasta llegar a apretar sus nalgas y alzarlo. Nico comprendió, enredado sus piernas en la cadera del más alto, irguiéndose para abrazarlo por el cuello y darle un beso. Acarició la nariz de Oliver con la suya y surcó los labios, divertido.

 

*

 

Ya vestido con unos bonitos leggins negros para invierno, y un enorme suéter tejido  color café en combinación con una linda chaqueta, Nicolás estuvo casi listo. Dejó los botines de tacón corrido y alto a un lado y se enfocó en aplicarse un poco de delineador negro y máscara para pestañas, alcanzando a maquillarse un poco la ceja. Ya listo, se arregló el cabello, poniéndose sobre la cabeza un gorro tejido de lana color café. Se le miraba genial, además hacía mucho frío afuera. Oliver entró a la habitación con ropa más cómoda, prestándole toda su atención a Nico, que se acomodaba las ropas frente al gran espejo del tocador. 

 

—¿Te vas a poner estos? —Oliver levantó los botines altos de tacón corrido, zangoloteándolos. Esos zapatos conformaban la carga de zapatos de tacón que Nico se compraba para ocasiones especiales, pues algunas veces se le antojaba verse más femenino que masculino, además los caminaba demasiado bien como para no ponérselos. Nicolás amaba los zapatos de tacones anchos y altos y también los de tacón corrido, aunque también le parecían bonitos los zapatos con tacón delgado y plataforma grande. Y Oliver ya se había acostumbrado a verlo con algunos accesorios de mujer también, así que no existía ningún problema, salvo que se veía demasiado bonito. 

 

—Síp, ¿me los pasas? —Esta vez se sentó en su preciada silla de tocador, levantando los pies juguetonamente. Oliver entendió, yendo hasta él e hincándose, poniéndole primero las cortas medias de seda y luego los calentadores de pies, terminando  por acomodarle los zapatos, abrochándoselos a su manera. Nicolás sonrió, no sabía por qué, pero le encantaba que Oliver le pusiera los zapatos.

 

Cuando terminó, Oliver le acarició los muslos y se levantó, dándole la mano para que se pusiera de pie también. Al hacerlo, Nico se sintió bien al ya no ser tan bajito. Con esos zapatos, fácil podía alcanzar los labios de Oliver con un simple brinquito. 

 

—La comida de los niños te la dejé cerca del microondas, está la porción de cada uno, pero no te olvides de darle su medicamento a Domi antes de que cene. Te dejé la cantidad que le debes de dar en una notita que está pegada en el refrigerador —suspiró, terminando por ponerse la bufanda —. Cuando repitan los pones en el corral para que jueguen y cuando veas que se tallan los ojitos, los tomas y los llevas a la cama, poniéndoles la grabación que les hice para que duerman, y los cubres. Acuéstalos de lado,  espalda a espalda  porque Domi siempre busca pelear. Se duermen muy rápido, no tendrás problemas.

 

—Se te ven muy bien los ojos —sacó Oliver, sonriendo de lado.

 

Nico le golpeó en el brazo. —¿Me estás poniendo atención?

 

—Sé todo lo que me estás diciendo, ya me repetiste como diez veces y desde hace como dos horas. —Levantó la ceja, sacándole a Nico un gruñido—. Algunas veces eres demasiado exagerado.

 

—Yo no soy ningún exagerado, sólo quería recordártelo por si acaso se te olvidaba.

 

—Nada se me olvida.

 

—Quizá pudiste haberlo olvidado —siguió, rodando los ojos.

 

—Me conoces y sabes que nada se me olvida.

 

Era cierto, pero Nico no podía evitar repetirlo una y otra vez. Le gustaba que todo  lo que correspondía  a medicación y alimentación estuviera bajo control.

 

—De acuerdo, lo siento —apresuradamente buscó su cartera y se agachó para guardar lo que anteriormente había sacado del closet —. ¿Me vas a extrañar?

 

—¿Por qué lo preguntas?

 

Nico se mordió el labio, volteando hacia atrás y todavía estando en cuclillas —. Quiero que me extrañes y que cuando regrese estés despierto. Quiero que me folles duro e incontables veces esta noche, Oliver —añadió, entornando los ojos tan lentamente que Oliver se contuvo para no tirársele encima ahí mismo.  

 

Cada vez que Nico le hablaba de esa forma le encantaba. Eso era lo magnifico de su relación; algunas veces eran tan serios con sus peticiones y deseos que se complementaban a la perfección. A pesar de todo lograban expandir sus escenas sexuales, probaban de todo y practicaban lo que querían.  

 

—Te voy a extrañar, tenlo por seguro. 

 

Nico sonrió, complacido. —Te amo.

 

—Yo también te amo, bebé.

 

Luego de escucharlo, prosiguió aventando la ropa. Al terminar se puso de pie y se dirigió hasta su bolso.  Oliver le sujetó la muñeca, atrayéndolo:

 

—¿Ningún beso de ‘nos vemos luego’? —Acarició su barbilla con las yemas de los dedos, sacándole una coqueta sonrisa.

 

Sin pensárselo, Nico situó las manos en el pecho de Oliver, subiendo lentamente hasta abrazarlo por el cuello y plantarle un suave beso en los labios. Separándose un poco, Nico ladeó el rostro, abriendo un poco más la boca hasta capturar nuevamente los labios del contrario en un beso suave, dulce. Para terminar chocó sus labios de nuevo, esta vez escuchando el sonido provocado. 

 

Ambos bajaron las escaleras, Oliver llevando consigo a los niños.  Fue fugaz cuando volvieron a despedirse, dejándose un aviso de que en unas horas volverían a estar juntos. 

 

Ya con todo en sus manos, Oliver fue a jugar un rato con los niños, hasta que la hora de la cena se diera. Aunque no pudo evitar pensar si Nico había llegado bien, logrando tranquilizarse cuando éste le llamó, avisándole que había llegado sano y salvo. Desde ahí a cada media hora le hablaba Nico, preguntando por los niños. Oliver le comentaba todo, tranquilizándolo y pidiéndole que se divirtiera, que sus hijos ya habían cenado y que ya lo pondría a jugar otra vez.

 

Más tarde, Oliver durmió a los niños y  se dirigió hasta su habitación, acomodando primero el maquillaje que Noah había dejado en el escritorio.  Fue hasta el ropero y guardó algunos pantalones en su lugar y le acomodó todos los zapatos, notando que en verdad poseía una gran cantidad. Ya con todo acomodado, se sentó en el tocador, viendo el calendario del chiquillo, recordando que todavía seguía con retraso, sintiendo una terrible ansiedad y terminando por dirigirse a la habitación de los niños.

 

Habían hecho cita con Frank para el diez de enero  y sólo esperaba que Nico  estuviera bien y que no fuera incapaz de procrear, porque lo conocía y sabía que lloraría mucho.  Oliver soñaba con tener mucho niño más, y también deseaba casarse con Nico por segunda ocasión cuando estuvieran sin mucha presión. Quería viajar a la playa con él, y salir a otros países, divertirse. Sin dudarlo, también deseaba que Nico siguiera con sus clases de Ballet y conseguirle una escuela para que fuese profesor de música y baile.

 

Lo bueno era que Oliver todavía no estaba en sus treinta y que ese año el pequeño Nico tendría ya 18 mientras él próximamente 28. Fue así que se gastó horas, pensando en sus planes futuros para compartir junto a su familia y viendo a sus hijos dormir. Se sentía muy orgulloso por tener a unos mellizos tan preciosos y grandes. Estaban idénticos a él, salvo por el calor de cabello y el de ojos, pero fácil podían reconocerlos como sus hijos. Oliver sólo sentía que se parecían a Nico en lo tiernos y un poco en el color de ojos, pero nada más.

 

Cuidando de no despertarlos, les acarició la cabeza, peinándoles el cabellito rubio. Interiormente esperaba que Nico estuviese de nuevo embarazado para ampliar la familia, quería tener al menos un hijo más, quería dejar su genética por todos lados, deseaba dar consejos como padre y llevar a sus hijos a la escuela. También quería hacer feliz de todas las maneras posibles a Nicolás, innovar con él, evolucionar a su lado.

 

Acabando de acariciarlos,  escuchó que la puerta de la recámara de sus hijos se abría y que el perfume de Nico se hacía presente. Sin voltear pudo reconocerlo de inmediato, más al percibir que lo abrazaba por la espalda y le daba dos besos en la mejilla. Con fuerza, Oliver subió la mano derecha y le acarició la palma, apretándosela. Lo había extrañado esas cinco horas.

 

Nicolás se desprendió de él, alejándose un poco para ir a tocar a los niños y darles su besito de buenas noches.

 

—He perdido la cuenta de cuantas veces me he vuelto a enamorar de ti cada vez que te veo —musitó, sacándole una enorme sonrisa al más pequeño.

 

—Me encanta cuando te pones todo romántico —asumió, mandándole un beso desde su sitio. Oliver sonrió y Nicolás aprovechó,  comenzando a sacarse los abrigos hasta quedarse en los leggins y el brasier puesto. Se dirigió hasta la puerta contoneando la  cadera y se retiró primero de ahí para ir a su habitación, notando que Oliver lo seguía.

 

Entonces Oliver se sentó en la cama y observó los eróticos movimientos que Nicolás hacía en la puerta cerrada, recargándose en ella y tocándose al ritmo de la música que sonaba bajita. Se trataba de Madness de Muse. Al paso de la canción, se acercaba, llevando las manos de Oliver hasta su cuerpo, dejándolo de ese modo que lo tocara. Fue corto el tiempo que Oliver tocó, pues Nico se dirigió hasta el tocador y jaló la silla hasta quedar a una distancia considerada de su esposo, una  no muy larga para que tuviese una mejor visión.

 

Al sentarse en ella, abrió las piernas de un lado a otro, aventando la cabeza hacia el frente y dejando que el cabello ocultara su rostro para que luego este cayera en su espalda. Cerró las piernas y fue entonces que dejó una extendida para que Oliver le quitara el zapato y luego siguiera con el otro. Éste obedeció, dejándolos a un lado y percatándose de cómo Nicolás se movía sobre la silla y se paraba, rodeándola, marcando cada uno de sus pasos con sutileza y sin miedo. Subió un pie hasta el asiento de la silla, flexionando las rodillas mientras se acariciaba el muslo y se daba dos sutiles nalgadas, dándole a entender a Oliver que estaba dispuesto a dejar que lo nalgueara esa noche. 

 

Tras sonreír, se acercó a Oliver, tomando el elástico de los leggins para írselos bajando lentamente, con movimientos tentativos, seductores, lo que provocó que Oliver llevara ambas manos para ayudarlo, bajándoselos con bastante cuidado, hasta los tobillos. Nico terminó por aventarlos con su pie hacia un lado del cuarto, quedando en una bonita lencería de encaje. Al acercarse un poco más, Oliver le besó la barriga, tomándolo entre sus manos y subiendo, acariciando con sus labios la línea de sus pechos, que Nicolás comenzaba a desnudar por completo.

 

Teniendo espasmos, Nico comenzó a desvestir a Oliver, aventando toda la ropa a las esquinas del cuarto y gruñendo de placer. Las ganas de sentir el pene de Oliver dentro, lo carcomía. Adoraba sentir esa riquísima sensación, y la necesitaba.

 

 A los pocos segundos, Oliver estuvo desnudo y erecto, preparado al cien para tomar a Nico como suyo. Le quitó la pantaleta y lo acostó en la cama, llevando consigo  un botecito de lubricante. Le abrió las piernas y se puso entre ellas, untó un poco de lubricante en su esfínter y se ocupó de estimularlo un poco, acariciándolo primero y luego metiendo un dedo.

 

—No me prepares —susurró Nico—. Te quiero dentro lo antes posible, por favor.

 

Oliver sonrió de lado, agarrándose el pene y guiándolo hasta el apretado agujero, rosando el glande y empujándose por completo, llenando a Nico de una sola estocada. La embestida meció el delgado cuerpo, sacando un gemido delicioso, melodioso. Viendo el complacido rostro de Nico, se retiró y volvió a penetrar esta vez constantemente, situando los brazos en los costados del pequeño para verlo de cerca, respirar su aroma y disfrutar. Nico abrió mucho la boca, cubriéndosela con el antebrazo cuando el vaivén aumentaba. Quería más. Ambos querían más, pero la fuerza que ponía Oliver era la máxima y los movimientos que Nico hacia desde abajo también lo estaban agotando en demasía.

 

Mordiéndose el labio, Nico atrajo con sus piernas la pelvi de su esposo, obligándolo a clavar su polla más profundamente.  El choque poderoso de la entre pierna de Oliver  causó un sonido húmedo en su trasero, señalando que estaban a punto de correrse, de venirse muy rápido. Nicolás eyaculó primero, estremeciéndose y apretando con sus paredes la palpitante polla del contrario, haciéndolo correrse también, llenarlo.

 

Esa no era la primera vez que llegaban al orgasmo rápido, de hecho eso significaba que venían muchas rondas más para disfrutar. Riéndose como bobo, Nico abrazó a Oliver y le besó los labios, haciendo todo lo posible para tumbarlo en la cama y esta vez ser él quien se le subía para abrazarlo y calmar su respiración. Estaba sofocado y bastante sonrojado, lo supo al sentir que Oliver le acariciaba las mejillas con los dedos. 

 

Pasados cinco minutos, Nico le sujetó el pene y comenzó a masturbarlo, aprovechando que se encontraba duro y muy mojado. Oliver se puso una almohada en la cabeza  y ayudó a Nico a sentarse sobre él, con las piernas en los costados de su cadera. Nico tomó con una mano el pene y lo llevó hasta su parte trasera, sentándose y metiéndolo hasta el fondo. Oliver agarró sus caderas con fuerza, sintiendo el precioso baile que Nico efectuaba sobre su cuerpo, montando su pene, al principio lento, luego rápido, envolvente, a su ritmo, a su mando.

 

Fue así que los gemidos se emitieron, sonoros, gloriosos, hasta volver a llegar al orgasmo, esta vez durando más tiempo durante el acto y siendo Oliver el primero en gotear leche. Con el cabello todo despeinado, Nicolás siguió subiendo y bajando, meneándose sobre el falo, gozando todavía de su dureza, sintiendo las enormes manos de Oliver acariciarle el estómago y los muslos sin descanso y llegando a su segundo orgasmo, gimiendo fuerte, erótico, agotado. Al derrumbarse sobre el cuerpo de Oliver, se arrastró más arriba para que el pene saliera de entre su trasero y reposara entre él.

 

Oliver sonrió, tumbando a Nico cuidadosamente en la cama y acariciándole las costillas a la vez que besaba sus labios, esperando que su respiración volviera a la normalidad y su corazón a sus latidos comunes. Fue corto el tiempo que esperaron para volver a otra ronda, hasta terminar realmente cansados y rogar por un baño para descansar.

 

Esa, definitivamente, había sido una de las noches en las cuales el sexo no acababa, y mientras ambos lo soportaran, estaba bien. Lograron dormirse a las cuatro de la mañana, abrazados como siempre, desnudos y cubiertos con una caliente cobija.

 

Nicolás no había bebido ni una gota de alcohol, pero había logrado divertirse, ver diferentes caras y aunque no podía disfrutarlo del todo por estar siempre con el pendiente de sus hijos, se sentía más relajado. Ese día pudo sentirse como un verdadero adolescente con novio, como un jovencito común y corriente.

 

Algunas veces era bueno salirse de su cotidianidad para darse un respiro.

 

 

 

***

 

En la enorme sala los niños jugaban, algunas veces balbuceando solos, entre ellos, mientras Kelle, Nicolás y Oliver se encontraban cerca. Se encontraban a diez de enero y ese día era el indicado para ir con Frank para que revisara a Nico y le diera un diagnóstico por lo de su falta de menstruación.

 

—Como que estás más panzoncito, pasiva. ¿Cuántas semanas dijiste que tenías?

 

—No estoy embarazado, te lo he dicho desde diciembre, Kelle.

 

—¿De veras? Pero si estás súper embarazado —rezongó, acariciándole la panza. Nico se negó con la cabeza, viendo que Oliver los veía y se reía. 

 

Desde ya varios días Oliver comenzaba a decirle a Nico que estaba embarazado, que se veía diferente y que su vientre estaba creciendo considerablemente, pero Nico se negaba, poniendo su escudo protector. No quería que todo fuese una falsa alarma. Si bien, Oliver incluso le pidió hacerse otra prueba, pero Nico no quiso, asumiendo que no quería hacerse falsas ilusiones.

 

—No lo estoy —repitió.

 

—Lo estás —habló Oliver, entrometiéndose.

 

Kelle se rió. ¿Cómo no podía darse cuenta? Era demasiado evidente; tenía un retraso, y le estaba creciendo la barriga ¿Qué otras pruebas quería?

 

—No. No tengo ningún síntoma, no lo estoy, no me siento diferente…de verdad —les platicó a ambos, pidiéndoles paciencia y tiempo. Aunque en el fondo ya se estaba acostumbrando a escuchar que estaba embarazado, y se reía íntimamente, pero no quería sufrir. Y eso nadie lo entendía. Lo único que quería era estar embarazado, pero no quería decirlo antes de consultar con Frank. Era mejor tener pruebas y luego disfrutar de la noticia.

 

—Qué sí, mira… hoy es tu consulta con el gine ¿no? —Nico rodó los ojos, asintiendo en pausas—. Entonces hagamos una apuesta.

 

—¿Dijeron apuesta? —Tomás de pronto se apareció en la sala de la casa de Nico, con un café en la mano.

 

—Mh, sí. ¿Quieres estar de mi lado?  —Kelle brincó, preguntándole de ese modo.

 

Nico respiró profundo, sintiendo que Oliver lo miraba con atención.

 

—¿De qué se trata? —Tomás se animó, escuchando atentamente a Kelle.

 

—Bueno… Yo opino que Nicolás está embarazado pero que no quiere aceptarlo, así que si en verdad hoy le dicen que está embarazado, me encantaría que me dejara vestirlo de colegiala.

 

—¿Por qué de colegiala?  —Los azules ojos de Nico estuvieron a punto de salir de sus orbitas. Kelle estaba realmente loca. Sí…

 

Oliver desde el otro sillón apoyó la idea, asintiendo mientras leía el periódico.

 

—Porque te ha crecido el culo y porque tus piernas están muy buenas para lucir una minifalda —argumentó la mujer. Oliver siguió estando de acuerdo con ello, levantando la vista para ver los berrinches que Nico efectuaba en esos momentos.

 

—Acepto. —Tomás sonrió en grande, yéndose hasta Kelle para estar físicamente de su lado y abrazarla por los hombros—. Kelle siempre tiene la razón, además como que te está creciendo la barriga ¿o son lombrices?

 

—Me hice la prueba  y no estoy —siguió defendiendo su punto.

 

—Las pruebas de equivocan o tú te equivocaste…quizá la checaste muy rápido o no fue la primera orina de la mañana —Kelle le explicó,  viéndole directo la barriga —. Los embarazos son diferentes y no en todos se presentan los síntomas. Existe gente que no se da cuenta que está embarazada.

 

Oliver asintió una vez más, cerrando el periódico.

 

—¿Tú qué opinas, Wolff? —Le preguntó, sonriendo en grande, realmente emocionada, viendo  a la vez que Nico se hacía el desentendido.

 

—No puedo esperar para verlo vestido de colegiala —propinó, recibiendo un golpe en el brazo por parte de Noah. 

 

—Esta noche te vas a dormir con Requetemiau y con Hunter ¿me escuchaste? —Discutió el chiquillo, mirando seriamente a su esposo.

 

—No seas tan duro con Wolff, sólo tienes que abrir los ojos y saber que estás en estado prenatal y tienes que cuidarte. Lo juro por mi colección de películas porno y mis más preciados consoladores —explayó ella, haciendo reír a Tomás.

 

Oliver se puso de pie y con su mano acercó la cabeza de Noah hasta su pecho, tranquilizándolo un poco.

 

***

 

Había pasado vario tiempo que no pisaban el consultorio de Frank, y se veía diferente. Con las pruebas en mano, el hombre  fue hasta su silla y se sentó, abriendo el sobre. Frank había optado por hacerle una prueba de sangre para saber si estaba esperando o no. Era preferible ver sus niveles hormonales primero que nada. Nico le había comentado que no tenía ningún síntoma y eso asustó a Frank, haciéndolo pensar lo peor, sin embargo con los resultados se podía saber la respuesta a todo el conflicto.

 

Temblando, Nicolás sintió que Oliver le agarraba una de sus manos.

 

—Entonces ¿dices que han pasado 59 días desde la última menstruación? —Cuestionó Frank. Nico movió la cabeza de arriba abajo.

 

—¿Y qué salió? —Nico se sobresaltó al ver que Frank lo miraba fijamente, neutro.

 

—Es positivo, felicitaciones.

Notas finales:

Amo a Kelle xD.

Gracias por leer y esperar. Me da miedo leer los reviews del cap anterior, :C puede que estén enojadas o algo así.

Pero bueno, nos leemos el otro fin de semana (Sí es seguro)


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