Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Único por zion no bara

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Fic dedicado a Amorosa quien me sugirió que utilizara a esta pareja, espero que sea de tu agrado.

 

Nunca había utilizado a estos dos caballeros como pareja pero espero que les guste.

 

Este Shaka es un tanto particular, como me han dejado saber en algunos comentarios que les gustaría que fuera más viril y masculino, intente compensar que casi no sale así en mis otros fics, queda a su juicio como se ve el de Virgo.

 

Esperaba que la historia fuera de un capítulo pero se alargó, no sé como hago eso pero lo hago, así que tuve que dividirla en partes.

 

 

Notas del capitulo:

Es la primera parte, espero que les interese.

 

Capitulo I

 

Un llamado del patriarca no era de ninguna manera algo que se pudiera ignorar, eso lo sabía muy bien el caballero de la onceava casa, Camus de Acuario, así que en cuanto supo que era requerido en el templo principal no dudó en ir. Caminaba con firmeza, nunca miraba hacia otros lados, como si dijera que no pensaba distraerse con nada, no en vano un caballero de los hielos pero no solo era por eso. La verdad era que el caballero de ojos y cabellos azules nunca había sido una persona muy sociable ni dada a comportarse con mucha familiaridad, con nadie. Desde que dejara su natal Francia para convertirse en un caballero dorado todo su mundo había sido servir a Atenea y al Santuario.

Mientras se acercaba al sitio al que necesitaba llegar pensaba solamente en la razón por la cual lo llamaban a él. No era inusual pero también tenía ciertas dudas, siempre había caballeros disponibles para cualquier tipo de misión pero que lo llamaran significaba que esperaban algo específicamente de él ¿Qué podría ser? Se dijo que fuera lo que fuera lo haría. Por ir en medio de sus pensamientos no se dio cuenta del tiempo que tardó pero ya estaba en los aposentos del patriarca, el renovado y rejuvenecido Shion de Aries.

  • Gracias por venir tan pronto Camus—decía el de Aries.

  • ¿En qué puedo ser de ayuda patriarca?—preguntaba educadamente el de Acuario.

  • Es un plan necesario para el Santuario—comenzó a decirle el caballero de cabellos verdes y ojos rosas.

  • ¿Qué sucede?

  • Nada grave pero si importante, Camus, en estos nuevos tiempos de paz es necesario que nos ocupemos de nuevas metas como parte del Santuario, ya no hay batallas y es necesario reconstruir todo aquello que la guerra se fue llevando poco a poco de los alrededores.

  • Me temo que aún no comprendo porque fui llamado.

  • Deseo encomendarte una misión—le explicaba el patriarca con amabilidad—No es algo complicado para ti, se trataría de que supervisaras la creación de viviendas para otros miembros del Santuario.

  • Comprendo.

  • Sabes bien que muchas construcciones fueron devastadas durante los últimos conflictos y otros ya no son habitables, es necesario tener sitios apropiados para la gente que vive aquí.

El de Acuario comprendía perfectamente, ellos como caballeros dorados habían tenido preferencia sobre los demás al ser reconstruidos los templos, de hecho fueron de las primeras construcciones que se pusieron de pie en cuanto la batalla contra Hades quedó terminada y regresaron a la vida por la gracia de Atenea. Pero para otros caballeros y miembros del Santuario, además de los aprendices, las cosas no marchaban con la misma velocidad, estaban en lugares temporales pero sin duda lo mejor era darles sitios propios para que se sintieran parte del Santuario pero que contaban con un lugar para si mismos. Sin duda era una buena idea y estaba dispuesto a cooperar.

  • Quiero que alguien que sepa sobre el tema esté supervisándolo Camus—continuaba el patriarca—Confío en que tu aplomo y conocimiento del tema sea de ayuda—concluía el de mirada rosa.

  • Será un placer ayudar patriarca.

No era muy sabido pero el caballero de Acuario era prácticamente autodidacta en cuestiones arquitectónicas, y más importante aún, por cuenta propia había estudiado la historia del Santuario, su suelo y arquitectura, ante lo cual tenía excelentes conocimientos de la labor que se llevaba a cabo.

  • Que bueno que llegaste Shaka—dijo de pronto Shion.

Camus volteó y no estaba seguro del motivo por el cual el rubio caballero de Virgo se encontraba en ese sitio, aunque no tardó en enterarse del motivo de esa adición a los planes que le comunicaron.

  • Patriarca—dijo el de la sexta casa a manera de saludo.

  • Que bueno que llegas Shaka, justamente le explicaba a Camus que deseábamos su ayuda en esta labor.

El de cabellos azules prestó atención a la palabra deseábamos en la oración, así que no se trataba solamente del patriarca.

  • Gracias por tu cooperación Camus de Acuario—dijo el de cabello rubio mirándolo directamente.

  • No es nada Shaka de Virgo—respondió en el mismo tono.

Los dos caballeros dorados se miraron por un instante pero terminaron por volver a centrar su atención en el patriarca.

  • Shaka te pondrá al tanto de todo lo que se ha hecho hasta este momento Camus—le informaba con calma Shion—Espero de ambos una buena colaboración y trabajo, es por el bien de la gente que convive con nosotros día tras día.

  • Así se hará patriarca—respondió el de Acuario.

Pero el de la sexta casa tan solo asintió de un movimiento. Parecía que sería todo lo que diría, así que el de cabellos verdes los despidió y ambos caballeros pudieron retirarse sin inconvenientes. Dieron vuelta y pudieron abandonar el templo principal, aunque no decían nada y no lo hicieron hasta quedar en la amplia entrada, parecía suficiente de silencio para los dos.

  • Si te parece bien mañana mismo estaré en el sitio para apoyarte—decía Camus de manera casual a su compañero.

  • Gracias Camus, te pondré al tanto.

Si bien se dijeron algunas cuestiones más sobre su misión no parecía que necesitaran mucho para comunicarse y se despidieron, quedándose el de cabellos azules en la onceaba casa mientras el rubio seguía su camino hasta su templo.

Una vez en Acuario su custodio pensaba en su labor y la manera de llevarlo a cabo, aunque resultó inevitable que pensara también en su compañero de misión (de alguna manera debía llamar a su labor) y no era que estuviera en contra de trabajar con Shaka pero sabía como cualquiera que ese caballero siempre era buscado por los demás ya que lo consideraban muy guapo. No le molestaba ciertamente aunque tampoco le atraía la situación, al menos esperaba que pudieran concentrarse en su trabajo y que no fueran distraídos por los asiduos al de cabellos rubios.

En cuanto Shaka llegó a su templo se sintió dispuesto a descansar unos instantes, al menos sabía que trabajaría con el caballero de Acuario, que mejor, era un caballero serio que no perdía el tiempo ni tenía un gusto en especial por andar coqueteando. No era que se considerara irresistible ni nada por el estilo sino que siempre parecía haber alguien acechándolo, pues así lo consideraba ¿acaso no tenían vida propia? Pero mientras más silencioso y retraído era más parecían buscarlo. Por lo menos podía sentirse tranquilo con el de cabellos azules, no era de ese tipo, los que lo buscaban todo el tiempo lo enervaban mientras que Camus era una persona silenciosa y privada en sus asuntos.

No pudo sino suspirar.

  • Lo que necesito es un compañero, un novio—se decía a si mismo.

Pero ¿Quién? A todos los que conocía terminaba por importarles más su apariencia y su poder y su lugar en el Santuario y quien sabía que más pero no él. Era mejor dejar todo eso por el momento, descansaría y se alistaría para el día siguiente.

 

**********

 

Durante los días siguientes Camus de Acuario se entregó a su labor pues no dejó un solo detalle de lado para llevarla a cabo, nada de eso, era un caballero dorado y como tal cumpliría. Lo primero que hizo fue estar al tanto de todo aquello que tenía que ver con las construcciones que ya estaban siendo levantadas y los planes para las demás. Se trataba de sitios sencillos pero que debían resultar confortables, la gente viviría en ellos después de todo. Sabiendo como sabía del suelo en el que se estaba construyendo dio las primeras indicaciones para no tener en el futuro problemas mayores de estructura, observó con cuidado la región y diseñó mapas para que fuera más sencillo trabajar, aparte de eso organizó bien a los cuerpos de trabajadores e instruyó un poco más a los que prestaban sus servicios sobre lo que se debía hacer.

Resultaba sin duda un excelente elemento de trabajo ese caballero de cabellos azules, pero al estar trabajando en su misión pasó tiempo con el de Virgo, no demasiado realmente pues el de cabello dorado estaba ocupado con sus propias labores y con sus admiradores, que no eran pocos, siempre había alguien al lado de Shaka. Aún así ocasionalmente estaban juntos y parecía que al de la sexta casa no le molestaba compartir puntos de vista sobre su labor y los dos se entendían perfectamente en esos terrenos.

Todo eso sin embargo llevaba a un asunto más y que el de la onceava casa iba a tener que enfrentar, aunque no lo esperaba en definitiva.

Estaba en compañía de otros de sus caballeros dorados, se veían temprano para entrenar, no estaba nada mal el mantenerse en forma para enfrentar sus nuevas actividades, después de todo seguían siendo guerreros aunque ya no hubiera batallas. El entrenamiento fue bastante bien y no hubo inconvenientes, así que al final podían simplemente dedicarse a sus actividades del día o a convivir un poco, según fuera su elección.

  • ¿Qué les parece si desayunamos juntos?—les decía el caballero de Aries con amabilidad.

  • No se escucha mal—fue la respuesta de Saga de Géminis.

  • Lo lamento—intervino el de Acuario con cierta prisa—Tengo que supervisar algunas cuestiones y no tendré tiempo pero de todas maneras gracias por invitarme Mu.

  • ¿Tienes que ir tan temprano?—le preguntó Aioria de Leo.

  • Debo asegurarme que las cosas marchen bien y prefiero supervisarlas—les explicaba el de la onceava casa—Además Shaka estará ahí sin duda, necesitamos ver algunos planos.

  • Así que te verás con Shaka—mencionó con un tono peculiar Death Mask de Cáncer.

  • Si pero ya saben eso—decía extrañado el de Acuario.

  • Eso es tener suerte—intervino Milo de Escorpión—No sé si yo podría concentrarme al tenerlo a un lado tanto tiempo.

  • ¿Por qué no?

  • Por favor Camus, no me dirás que no ves lo bellísimo que es—retomó el del quinto templo.

  • ¿De verdad lo creen?

  • Nadie diría que es feo, definitivamente—confesó Aioros de Sagitario.

  • No es tan bello como yo—agregó Afrodita de Piscis pero tuvo que admitir—aunque si me lo pregunta me iría a meditar con él.

Decía esas últimas palabras moviendo las caderas y la espalda de manera sugestiva, los otros se rieron, menos el de la onceava casa que no terminaba de entender el porqué decían todo eso de Shaka de Virgo.

Todos los demás parecían estar de acuerdo en que si Shaka hiciera una indicación no iban a decir que no, no a esa cara y a ese cuerpo. Camus no pudo sino escuchar varios comentarios que siguieron del mismo tipo, lo guapo que era Shaka, que si sus ojos eran destellantes, sus largos cabellos dorados, la mirada que te robaba el corazón, la manera de caminar como si no tocara el suelo.

  • Y con eso que viene de la India se sabe todo el Kamasutra—decía sonriendo Death Mask.

  • Eso es bueno en definitiva—agregó Afrodita de Piscis.

Al de Acuario solo le quedaba pensar que para los demás el caballero de Virgo era algo así como el soltero de oro o algo parecido, sin embargo él no estaba interesado en nada de eso. El caballero de la onceava casa no era de los que tenían muchas relaciones en su haber, de hecho eran pocas, contadas, y ya que no fueron exactamente buenas se guardaba muy bien de lanzarse a otra, de ninguna manera iba a caer en eso de nuevo. El de cabellos azules de Acuario quería estabilidad, compromiso, algo formal, no una quimera inventada por los demás.

Siendo así solo se despidió y se decidió a cumplir con su trabajo, no tenía porque pensar en nada más, era un caballero y por el momento eso llenaba su vida.

Solo por el momento.

 

**********

 

Camus había estado trabajando de manera bastante veloz, el proyecto marchaba bastante bien y no había razones para preocuparse de ninguna manera, de no ser porque el de Acuario no se encontraba tan inmune como hubiera deseado a la presencia de Shaka de Virgo en su vida. Era verdad que como compañeros dorados se conocían y se habían tratado pero era algo muy diferente el pasar más tiempo con él, antes de las batallas y su regreso a la vida se podía decir que su trato con el rubio era mínimo, escaso, como fuera ahora ese no era el caso. Podía verlo más, escucharlo, tratarlo y no le resultaba sencillo quedar inmune al de cabellos dorados.

  • Es por que llevo solo mucho tiempo—se decía.

Sin embargo no podía asegurar que fuera simplemente por eso pero por el momento servía mantenerse en esa postura. Así que seguía con rumbo al onceavo templo, no había visto a su compañero de la sexta casa y tal vez era lo mejor, así se quitaría de la cabeza todas esas ideas sobre…

  • Camus.

Justo lo que necesitaba, que su corazón latiera con fuerza solo por escuchar su nombre de esa voz.

Se giró lentamente y en ese instante se encontró de frente con el de la casa de Virgo, en tan solo dos pasos y ya estaba  a su lado, lo que resultó en una experiencia algo curiosa tratándose del de Acuario, quien generalmente era sereno y reservado. Se dio cuenta de lo alto que era su compañero, que sus largos cabellos parecían más dorados que rubios, tenía los ojos azules más fascinantes que recordara haber visto en su vida, justo en ese instante esa delicada boca se curvaba para dibujar una suave sonrisa. Posiblemente era el hombre más guapo que hubiera visto en persona.

¿Desde cuándo él pensaba de esa manera?

  • Espero que no tuvieras ningún inconveniente por mi ausencia Camus—le dijo amablemente el rubio.

  • No te preocupes—le respondió el de cabellos azules intentando parecer tranquilo—Supuse que tendrías cosas que hacer.

  • No te molesta eso, espero.

  • No, no, no…

Pero sentía muchas cosas en realidad, estaba confundido con la manera en que estaba reaccionando su cuerpo ante el de cabellera dorada, sin duda se sentía acalorado, algo cansado y con un poco de apetito pero molesto no.

  • Gracias por tu comprensión Camus.

Pero el de Acuario sinceramente tan solo estaba esperando que el rubio dijera algo más y se despidiera para que tuviera que marcharse de… rayos, estaban en la sexta casa, era mejor que se fuera de una buena vez. Aunque haciendo honor a la verdad era el de Virgo el que más interesado parecía al mantenerse en pie en ese sitio, lo miraba de una manera que el de cabellos azules no comprendía y respiró profundo, no pensaba dejarse afectar por esos ojos azules, aunque no era una labor muy sencilla.

  • No te entretengo más Shaka—dijo con suavidad el de la onceava casa—Me vendrá bien un descanso.

  • Te acompaño.

  • ¿Cómo?—preguntó desconcertado.

  • Si, hasta la salida de mi templo.

Sin otra palabra le puso la mano en la parte baja de su espalada, como si lo fuera guiando. Camus solo pudo moverse intentando no prestar atención al estremecimiento que lo recorría por todas partes. El calor emanaba de esa mano, un calor que lo hizo desear un contacto entre sus pieles desnudas y sobre todo a solas con ese guapísimo rubio.

  • Es el cansancio, solo eso—se decía con intensidad el de cabellos azules en su interior.

  • Te prometo que te ayudaré más Camus, lamento estos retrasos, pero han salido algunas cuestiones que debo atender. Necesito ajustar mejor mis tiempos—finalizó el rubio.

  • ¿Shaka de Virgo es desorganizado?—preguntó un poco incrédulo el caballero de Acuario.

  • Bueno, solo digamos que a veces no tengo el tiempo que quiero para las cosas que quiero, pero si ves el interior de mi templo te aseguro que lo que pasó no fue un huracán—dijo con cierto humor el de la sexta casa.

Camus solo se rió, de manera abierta y franca soltó una risa que el de Virgo no sabía que poseía, un sonido tan especial que lo hizo estremecer.

  • Eso de ser ordenado está sobrevalorado—agregó el rubio.

  • No te juzgo Shaka.

Pero el de Acuario no pudo sino pensar que él había aprendido a velar sobre si mismo desde muy joven, no podía evitar sentir cierta envidia por las personas despreocupadas, de la gente por la que los demás siempre estaban al pendiente. Jamás pudo vivir de esa manera.

Como fuera ya estaban a la salida del sexto templo, casi respiró aliviado, en cuanto saliera de ahí se iría a su templo y de ahí derechito a su recámara, guardaba un sentimiento de que era un sitio en el que podía estar a salvo, algo que desde que ocupara ese sitio había sentido. Casi llegaban a la salida pero antes de poder poner en marcha su plan el de cabellos dorados se le atravesó en el camino.

  • Deberíamos vernos para hacer algo un día Camus—le dijo como si nada pero mirándolo con esos ojos azules.

  • Gracias…gracias por invitarme Shaka… yo…—tartamudeaba el de cabellos azules.

  • ¿Pasa algo Camus?

  • No.

  • Bueno, supongo que soy algo aburrido para tratar con los demás.

  • No, no es eso…

  • Así que aquí estabas Shaka.

La última voz que interrumpía era la de el caballero de Cáncer que para mayores señales iba impecablemente vestido, o como dirían algunos, vestido para seducir, además de llevar una botella en la mano de vino. El de Acuario no sabía que pensar de eso pero al final se decidió por la idea de que no debía extrañarle, sin duda los demás se turnaban para ir a ese templo y estar al lado del caballero de Virgo, dorados o no, no había nada que hacer al respecto.

  • Te veo mañana Shaka—se despidió finalmente—Nos vemos Death.

  • Hasta luego Camus—dijo el de Cáncer.

  • Adiós—escuchó del de Virgo.

Pero con esa escena el de la onceava casa sintió que se le había quitado lo que tenía. Era lo mejor.

 

**********

 

A pesar de la escena que se dio en Virgo los dos caballeros, el de la sexta y la onceava casa, seguían viéndose con regularidad aunque estrictamente bajo el motivo de su labor, Camus decidió que era lo mejor y por parte de Shaka no hubo intentos de cambiar eso, paseaban por el lugar y supervisaban todo lo que se estaba haciendo, si era necesario corregir algo o darle otra posición ellos lo llevaban a cabo y el trabajo se estaba cumpliendo con velocidad. Sin duda no faltaba mucho para poder decirle al patriarca que todo estaba terminado y ellos dos seguirían sus vidas como siempre, cada uno por su lado.

A Camus le gustaba la responsabilidad que conllevaba ser un miembro del Santuario, sentirse útil después de las batallas vividas y decirse que era más que un combatiente pero ¿Qué era? Eso aún no terminaba de respondérselo. Tal vez un poco de descanso después de un largo día lo ayudara a relajarse.

  • Una copa de vino y la compañía de Ravel*—se decía a si mismo haciendo planes.

Incluso podría elegir una lectura en especial para acompañar pero debería pensar primero en…

  • ¿Estás ocupado Camus?

El de cabellos azules lo miró y tuvo que parpadear ¿acaso era más guapo cada vez que lo veía?

  • No ¿Sucede algo Shaka?

  • Nada grave, solamente quería pedirte si me acompañas a supervisar la zona cercana al acantilado.

  • No está cerca del acantilado.

  • Así la identifico.

  • Está bien.

¿Qué se suponía que iba a decir? Se trataba de parte de su misión. Siendo así ambos caballeros dorados se pusieron en camino por las veredas hasta llegar al sitio que debían supervisar. No estaban realmente tan lejos y aunque no hablaron mucho durante el traslado no sintieron ansiedad de ninguna manera, más bien se mantuvieron serenos. Al menos fue así hasta que el de cabellos azules se dedicó a mirar de reojo a su compañero de la orden, no podía evitarlo, era un hombre sobradamente atractivo pero intentaba resistirse.

  • No te dejes llevar Camus—se decía a si mismo.

Su compañero rubio podría ser muy guapo y misterioso y fascinante pero sabía perfectamente que siempre había alguien con él.

  • Todo está en orden—decía Shaka.

Habían pasado entre las construcciones, al menos los cimientos, se veían bien y no mostraban problemas de estructura, así que sería sencillo continuar con el resto o por lo menos era lo que esperaban.

  • Me gusta que se esté haciendo esto Camus, de verdad aprecio tu ayuda—mencionó el rubio.

  • ¿A qué te refieres?

  • Fui yo quien le sugirió al patriarca que debía hacerse.

  • No lo sabía.

  • Me pareció buena idea, necesitaba hacer algo más que simplemente permanecer en  mi templo todo el tiempo—le explicaba el de cabellos dorados—Si podemos hacer algo más en beneficio de los servidores del Santuario creo que es nuestra responsabilidad llevarlo a cabo.

  • Creo que fue una magnífica idea Shaka—dijo con sinceridad el de cabellos azules—Antes no nos ocupábamos de nada de esto.

  • En realidad lo pensé porque recordé como era la vida en mi tierra natal—dijo mirando hacia el frente el de cabello rubio.

Ante eso el de Acuario no se atrevió a decirle nada, se limitó a esperar, al notarlo el de Virgo continuó.

  • En la India las cosas eran muy diferentes con lo que encontré aquí—explicaba el de la sexta casa—Pero en algo era igual: las oportunidades son muy pocas. Quiero hacer algo para mejorar la situación en el Santuario, que no sea tan duro como era antes, es verdad, seremos el origen de caballeros pero no por eso debemos mostrar tal indiferencia hacia aquellos que deberán encontrar su camino entre nosotros.

Sin poderlo evitar el de cabellos dorados siguió hablando, le contó lo que recordaba de su infancia y de sus primeros años entrenando para ser un caballero, de cierta manera le resultó liberador poder decirle algo de todo eso a alguien, una persona que se mostró genuinamente interesado por escucharlo.

  • Cuando yo llegué de Francia todo me resultó tan distinto—le contó a su vez el de Acuario.

También el de la onceava casa habló de su experiencia al entrenar y de lo que pensaba de su deber como un caballero en esos momentos, lo más inusual es que le resultó sencillo hacerlo.

Pero al final los dos sabían que era mejor despedirse, entre hablar y compartir estaban ya de vuelta en los templos, sin más estaban en Virgo apenas sin darse cuenta, era el momento de despedirse.

  • Ya es un poco tarde Shaka—dijo con naturalidad el de Acuario—Necesito descansar.

  • Perdona por tenerte fuera hasta esta hora Camus.

  • Está bien, era importante, nos vemos.

  • Hasta mañana.

Con eso el de la onceava casa siguió tranquilamente su camino dejando a un joven rubio mirándolo mientras se alejaba.

Estando a solas Shaka pensaba el lo sucedido en el Santuario en el pasado, las batallas, siempre las batallas, pero esas mismas peleas eran las que habían definido su existencia, toda su vida se había transformado debido a ello. Pero tuvo que recordar algo más: desde que las batallas dieran inicio no había estado con nadie ¿Por qué pensaba en ello en ese momento?

  • Camus—dijo en voz alta.

No valía la pena que intentara negarlo, algo en ese hombre era especial aunque no terminaba de definir que era, tal vez que lo había escuchado, solo eso, tenía esa manera tan conservadora de ser ¿Qué había con él? Pero mientras se lo preguntaba no pudo evitar pensar en lo que sería apartar lentamente esa ropa, descubrir esa suave piel. Aunque también quería hablar, hablar con ese hombre que lo escuchaba.

Camus en realidad no pensó demasiado en lo ocurrido, aunque le agradó charlar con el rubio, era un compañero agradable. Después de cenar solamente se fue a dormir, era mejor para estar listo al día siguiente.

 

**********

 

No parecía que nada fuera cambiar, Camus y Shaka convivían por el proyecto que les habían encomendado, las cosas marchaban bien, hablaban con cierta naturalidad que les permitía relajarse, aunque lo que si cambiaba era esa mutua atracción que ambos estaban sintiendo. No lo discutían de ninguna manera, no se había dado la oportunidad y se encontraban en un punto en que no estaban seguros de si debían intentar algo, más bien se centraban en seguir con su labor.

El de Acuario se había mantenido en su labor, le gustaba sentir que participaba en nuevas actividades en el Santuario, pero a veces también necesitaba tiempo para si mismo, por eso siempre le gustaba tener algo más que hacer. Pero curiosamente una noche no se encontró de ánimos para hacer lo que usualmente hacía y terminó por decidirse a hacer algo más, algo nuevo.

  • Dar un paseo no se escucha mal—se dijo a si mismo.

Con esa idea el de Acuario se dispuso a dar la vuelta, no estaba tan mal, aire fresco, la brisa, nadie alrededor, noche despejada, las cosas marchaban bien hasta ese punto. Se dispuso a seguir una senda despejada bajo el brillo de las estrellas, hasta que finalmente se dijo que era suficiente y que lo mejor era regresar. La cuestión fue que al empezar su camino de regreso escuchó un sonido, dio vuelta y su mirada se encontró con una cabellera dorada bajo el brillo de la luna.

  • Shaka—dijo un poco sorprendido.

El de la India lo miró a su vez y cuando se aproximó al de Acuario el caballero solo le dijo lo primero que tuvo en la mente.

  • No sabía que alguien más andaba por aquí.

  • Tampoco lo sabía—dijo el rubio.

El de la onceaba casa se mostraba más curioso que inquisitivo, lo cual ayudaba a evadir su reacción ante el de Virgo, aún sentía un cosquilleo pero también deseaba saber lo que hacía el otro ahí, no actuar como si fuera un gato en celo. Era mejor que se esforzara en hablar que en permitir que sus hormonas tomaran el control.

  • ¿Acaso te gusta pasear por las noches a solas Shaka?

  • Me ayuda a relajarme Camus.

Al verlo más de cerca el de Acuario se dio cuenta que estaba un poco despeinado por la brisa, de hecho ese paseo le desordenaba su aspecto alineado.

  • Te aseguro que es por el viento Camus, generalmente no ando así—decía el rubio al darse cuenta de cómo lo miraba.

  • Cuando te ven llegar a tu templo despeinado y con la ropa desordenada deben pensar que es por algo más.

  • ¿Por qué? ¿por sexo?

  • Si.

  • ¿Acaso tú creías eso Camus?

  • Siempre tienes a alguien al lado Shaka, vi a Death Mask llegar a tu templo con vino—se explicó el de Acuario.

Pero el de cabellos dorados se limitó a sonreír de manera abierta y luminosa, al de la onceava casa le temblaron las rodillas por mirarlo.

  • La gente siempre habla Camus.

  • Si.

No podía decir nada más, estaba tan guapo en ese instante con sus cabellos llevados por la brisa.

  • ¿Paseas seguido por las noches?—preguntó el venido de Francia.

Shaka no pudo sino mirarlo, como si buscara saber algo, tal vez averiguar si podía confiar en él. El caballero de Acuario se dio cuenta, sintió el impulso de decirle que podía hacerlo, confiar en él, que nunca traicionaría su confianza, que siempre lo apoyaría ¿De dónde salían esas ideas? De verdad que sus hormonas se estaban dando un festín.

  • Si, me gusta dar estos paseos por las noches Camus.

El de cabello rubio dudaba en decirle la verdad pero ahora que lo había hecho no se arrepentía, quizás quería que alguien supiera algo de él, o tal vez era que le sentaban tan bien esos pantalones, o a lo mejor era que lo miraba de una manera que lo hacía sentir que en verdad deseaba conocerlo. Pero también se daba cuenta que entre tantas cosas que se decían en el Santuario el de Acuario no parecía tener una opinión intachable sobre él.

Caminaron uno al lado del otro, no estaba nada mal hablar.

  • Paseo a veces por las noches Camus, me agrada porque así no hay nadie alrededor.

  • Si deseabas estar a solas…

  • No, no te digo que me desagradas, de hecho me parece bien habernos encontrado.

Con eso siguieron caminando hasta que estaban de regreso a la senda que los llevaría a sus templos, hablaban un poco más sobre lo que los demás decían del rubio.

  • Así que es por estas salidas que los demás piensan que tienes a un montón de chicos cada noche—dijo con humor el de cabellos azules.

  • Una fama que no busqué y que no tiene ningún fundamento—respondió el de Virgo.

Camus solamente se rió, algo en ese sonido hizo que el de cabellos dorados sonriera, era tan sencillo estar con ese joven venido de Francia.

  • Creo que ya es tarde, será mejor descansar Shaka, nos vemos mañana.

  • Hasta mañana Camus.

  • Ten cuidado con tus admiradores—le dijo a manera de despedida el de cabellos azules.

  • Lo tendré.

Al de Virgo no le quedó sino observar como se alejaba, era sin duda un hombre atractivo, de una manera muy discreta, sutil, el tipo de persona que sin importar los años resultaba atractiva a otros ¿Por qué pensaba en ello? Terminó por sonreír y sacudir la cabeza.

  • Tonterías—se dijo a si mismo.

Con eso se dispuso a quedarse en su templo y descansar.

 

**********

 

Siendo que las cosas iban tan bien a Camus no le costaba trabajo centrarse en su trabajo, deseaba que la labor fuera terminada y no encontraba razones para que no fuera así. De vez en cuando todavía tenía que escuchar charlas sobre su suerte por estar tan cerca de Shaka y le preguntaban si no había hecho un movimiento hacia él. Se limitaba a pensar que el de cabellos dorados era solo un compañero del Santuario y que debía concluir una misión que les encomendaron, eso era todo, nada más.

Por su parte Shaka también dedicaba parte de su tiempo a la labor que estaba supervisando, no había problemas, más bien todo marchaba en orden. Sin embargo no era todo lo que ocupaba su mente, sin más en su papel de caballero se proponía que sus deberes debían ampliarse, ser más que una imagen o un símbolo, tal vez acercarse más a la formación de los otros caballeros fuera una buena idea.

Aunque cada uno hiciera sus planes la verdad era que la vida les tenía otros. Para los dos caballeros más allá de los proyectos que pudieran hacerse al final quedaban las preocupaciones. Camus notaba claramente el tiempo que llevaba solo y lo cierto era que Shaka también. Lo que no pensaron era la manera en que tendrían que enfrentar el que hubiera un compañero tan deseable y disponible a su lado.

Ya era tarde, el de Acuario se había decidido a terminar con su inspección, después de eso se quedó charlando sobre algunos asuntos relacionados con los que estaban trabajando en el proyecto, no había dudas y estaba estimado el tiempo para terminar con el proyecto. Así que parecía que todo estaba bien. El de cabellos azules se dispuso a regresar a su templo pero dio una vuelta, tomando un camino más largo, dejándose llevar por el clima y la frescura de la noche, no estaba nada mal. Finalmente tomó un sendero que se le hizo conocido y guió sus pasos suavemente por el lugar.

Se preguntaba involuntariamente por lo que sería terminar con su labor.

  • Ya no veré tanto a Shaka—se dijo a si mismo.

Aún pensando en ello no se percató de que esa noche en especial era nublada, no se veía ni la luna ni las estrellas, daba a todo un aspecto de oscuridad y silencio. Logró reconocer que estaba cerca de los templos a pesar de la espesa noche, necesitaba concentrarse para avanzar, tan solo tenía que seguir el camino y alcanzar su propio templo. Y sus pensamientos recayeron de pronto en el de cabellos rubios ¿Por qué no se animaba a decirle nada? Sencillo, todos estaban demasiado al pendiente de lo que hacía o dejaba de hacer Shaka, a él le gustaba su privacidad, hacer las cosas sin que nadie más estuviera observándolo, si intentaba algo con el de Virgo habría más miradas de las que estaba dispuesto a soportar.

  • Es mejor dejar las cosas así—dijo en voz alta.

  • ¿Qué dejaras así?

Se dio vuelta aprisa por la sorpresa y casi chocó con algo, masculino, cálido, de inmediato supo quien era y sin poderlo evitar su cuerpo respondió en el acto con intensidad.

  • ¿Te encuentras bien Camus?

  • ¿Cómo es que estás aquí Shaka?

  • Estamos cerca de mi templo, me pareció ver a alguien acercarse así que vine y me encontré contigo.

  • Ya veo.

  • Por eso y por tu colonia—dijo el rubio de manera sugerente.

  • No lo creo, más bien debe ser mi acondicionador—decía intentando llevar una conversación el de cabellos azules.

  • La noche no está exactamente para pasear Camus ¿Qué hacías aquí?

  • Me quedé arreglando algunas cuestiones y se me hizo tarde, quise dar una pequeña vuelta antes de regresar a mi templo y creo que me alejé de más, después vine hacia aquí y nos encontramos—explicaba con algo de prisa en la voz.

  • Creo que es mejor que vayamos directo a mi templo—dijo el de Virgo tomándolo de la mano.

Se pusieron en camino y el de Acuario sentía que casi flotaba por ir al lado del de Virgo, como si no fuera él mismo, quizás ese era el problema. No pudo sino pensar en sus relaciones pasadas, pocas, contadas, discretas y todas desilusionantes, por eso era que estaba solo en esos momentos de su vida ¿Qué estaba haciendo con el de la sexta casa entonces? ¿Por qué se sentía de esa manera? Recordaba cuando se sintió de una forma similar en el pasado y solo podía compararlo con algo: el descubrimiento de su sensualidad. Había sido a los quince años, tal vez muy pronto o tal vez muy tarde, no lo sabía, fue algo bastante incidental de hecho, había quedado dormido boca abajo y su cuerpo se frotó contra las sábanas, sintió un estremecimiento pero no se detuvo y siguió haciéndolo hasta que sintió una oleada de placer recorrerlo.

Otra vez se sentía un muchachito pero al mismo tiempo era completamente distinto, y no tenía la menor idea de cómo manejarlo.

  • ¿Estás bien Camus?

  • Si—contestó débilmente.

Pero estaban tan cerca, tan solo sentía la fuerza de ese cuerpo a su lado, como si esos brazos pudieran tomarlo sin el menor esfuerzo.

Llegaron hasta Virgo, parecía que sería todo, tan solo tenía que avanzar e irse a su templo, no necesitaba hacer más. Aunque no pudo hacerlo y no lo hizo ya que el de cabellos dorados se plantó ante él, cerca, muy cerca, acarició su mejilla y le resultó delicioso.

  • No lo sabes—decía Shaka.

  • ¿Qué?

El de Virgo no respondió sino que lo besó de manera cálida, firme y suave, lo hacían con una destreza que no parecía posible, le gustaba besar sin duda alguna. No se trataba de una especie de requisito a lo que los dos deseaban, era una verdadera caricia que lo hacía estremecer. La verdad era que el de Acuario estaba impactado pero su cuerpo quería actuar y se relajó casi de inmediato contra el de cabellos dorados, lo rodeó por el cuello y se entregó a las sensaciones que llenaban su cuerpo. El de la sexta casa lo sujetó por la cintura y lo acercó más contra él, separó sus labios y sin más se coló tan rápido como pudo en la deliciosa boca del caballero del penúltimo templo que no pudo objeciones.

El de Acuario sentía como era acariciado, el deseo lo recorría, luchaba por contenerse para no suplicar pero ardía por dentro mientras la pasión aumentaba más y más. Sus pezones se irguieron y su entrepierna se inflamaba por el deseo. Mientras era besado se entregaba y acariciaba al rubio, quería que lo llevara hasta una habitación, que lo desnudara, que entrara a su cuerpo y lo poseyera con intensidad. La imagen en su mente era muy vívida, los músculos tensos listos para el placer, lo deseaba tanto…y ese deseo tan poderosamente vivo lo asustó, tanto que tuvo que apartarse de un solo movimiento decidido.

Camus no pudo mirar al otro caballero, no podía enfrentarse a esos ojos azules, temía que viera los suyos, brillantes y llenos de pasión. Tan solo sentía que un paso en falso y estaría perdido, no creía poder rechazar al de cabellos dorados y tan solo una cosa llegó a su mente.

  • Camus…

Salió corriendo hacia su templo para encerrarse en su habitación, quedándose ahí, tratando de que el latido de su corazón se calmara y que esa pasión, rugiente y despierta, se adormeciera de nuevo.

 

**********

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

*Maurice Joseph Ravel fue un compositor, pianista y director de orquesta francés, sin duda reconocido por su famosísimo Bolero.

La próxima semana si nada sucede subo la segunda parte, nos leemos.

Atte. Zion no Bara

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).