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Enamórame por Fullbuster

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Juvia Loxar POV

 

Había llegado ayer de Estados Unidos y lo primero que ocurrió cuando llegué al hotel donde se hospedaba mi padre, fue discutir con él, porque como siempre, José quería que me casara con Gray ¡Cosa que no me disgustaba porque le conocía y siempre estuve enamorada de él! Pero tampoco quería forzarle a hacer algo así, él tenía su vida y había pasado tanto tiempo, que estaba segura de que él ya ni siquiera me reconocería.

~ ¿Por qué no dejamos las cosas como están papá? No nos hace falta esa fusión

~ Sería algo muy ventajoso para la empresa esa fusión, así que debes casarte con él, ya está todo programado y planeado.

~ ¿Leíste mi informe? – le pregunté – te escribí una gran lista de términos para mejorar la empresa – le comenté.

~ No son más que un montón de tonterías, aún te falta mucha experiencia para llegar a controlar bien una empresa de este tamaño, por el momento, cásate con él, es la forma en que mejor nos ayudas.

~ ¿Eso soy para ti? ¿Un negocio? ¿Sólo sirvo para casarme y servir a un hombre?

~ Hija… no te lo tomes a mal, pero es una función muy importante, nos dará mucho dinero si conseguimos esto.

Me fastidiaba mucho que mi padre pensara así de mí, en la niña que debía estar supeditada a un hombre, yo era independiente, me había valido por mi misma en la universidad, había estudiado para poder llevar la empresa y mi padre no veía nada de lo que yo hacía, seguía viéndome como la chica frágil que necesitaba un hombre en su vida y no era así, yo era fuerte ¿Por qué no lo veía? ¿Por qué no me daba el control de la empresa? Mis ideas eran buenas, podía llevar esta revista a lo más alto sin tener que casarme.

Mi padre ni siquiera me escuchaba y se había marchado a seguir haciendo pactos y acuerdos, seguramente con Purehito que estaba también por la ciudad tratando de convencer a Gray de que me tomara en matrimonio. Mentiría si dijera que no quería casarme con él, porque fue y era el amor de mi vida, pero no quería que se casara conmigo obligado, eso sólo nos traería desgracias en el matrimonio, yo quería que se enamorase de mí antes de casarnos y si eso no era posible, lo mejor era dejar el acuerdo aquí, porque no quería meterme en ningún problema, no nos hacía falta, la empresa era fuerte de por si.

El pacto con mi padre y que ya estaba firmado ante notario, era que me traspasaba toda la empresa a mí sí me casaba con Gray Fullbuster. Quería la empresa, quería que fuera mía para poder hacer lo que quisiera en ella, quería que mi padre desapareciera de mi camino y me dejase a mí actuar, porque podía llevarla más alto de lo que ya era, estaba segura de ello.

Aquel día me quedé en casa y es que mi padre tampoco me permitía salir, me trataba como una niña que no podía tomar sus propias decisiones, una niña pequeña a la que debía proteger las veinticuatro horas del día, no se daba cuenta de que había crecido, que ya no era esa niña que le miraba con admiración, ahora tomaba mis decisiones y mi primera decisión, fue aceptar quedar con Gray para el día siguiente tras haber recibido su llamada y me dio igual si él estaba de acuerdo o no.

Aquella noche no dormí muy bien, pero porque estaba muy nerviosa, quería ver a Gray, quería saber cómo le fue en la vida, quería ver lo guapo que se había vuelto tras tantos años sin verle, quería saber muchas cosas de él.

Por la mañana me duché y me arreglé con un vestido y un abrigo azul, porque hoy hacía algo de frío. Salí a la calle para ver que el cielo estaba encapotado, seguramente esta tarde llovería, pero no me importaba, me gustaba la lluvia, me gustaba mojarme bajo ella, sentir las gotas caer en mi cuerpo ¡quizá era algo rara! Pero no me importaba, era lo que me gustaba y estaba muy convencida de las cosas.

Japón me gustaba como ciudad, de hecho, teníamos una sede de la revista aquí y aunque muchas veces le pedí a mi padre que me diera la dirección de ésta sede, él se negó, como siempre hacía cuando yo proponía algo, porque mis opiniones nunca le interesaban, estaba segura de que ni siquiera había leído mi propuesta.

Me perdí por la ciudad, por suerte había estudiado japonés, bueno… no por suerte, fue voluntario cuando decidí que quería hacerme cargo de la empresa de Japón, aunque luego no lo consiguiera por mandato de mi padre. La verdad es que todo el mundo me veía como la niña rica y pija, la hija del jefe, pero yo no era así, nadie se molestaba en conocerme un poco y yo tenía muchas más cosas que ofrecer que una cara bonita y ser buena en labores de la casa, yo quería ser una dura ejecutiva, podía llevar la empresa y lo sabía.

Cuando conseguí llegar al bar tras preguntar a veinte mil personas ¡claro que exageraba con la cifra! El camarero me indicó la mesa donde iba a tener lugar mi encuentro de “negocios”, pero cuando llegué, no había nadie. Me quité el abrigo dejándolo en la silla y me senté un rato, aunque no venían. Al final acabé decidiendo que iría un segundo al aseo mientras hacía tiempo y retocaría mi maquillaje.

Toqué la puerta y abrí, el pestillo no estaba puesto así que pensé que estaba vacío, no esperé encontrarme de frente a un chico de cabello extrañamente rosa chupándole el miembro a… ¡A Gray! ¿Qué narices era esto? Si dijera ahora mismo que la escena no me excitaba, mentía, porque me excitó y creo que a ellos también les excitó un poco eso de ser pillados, aunque se sorprendieron también.

Me disculpé y salí de allí con rapidez apoyando la espalda en la puerta y empezando a reírme ¡De verdad que la escena me daba risa! Sentía haberles pillado… o quizá no, porque no olvidaría esa escena en mi vida.

Volví a mi sitio y cuando ambos salieron ya arreglados, prefería no mirarles por la vergüenza que me daba haberles pillado en esas condiciones, con los pantalones por los tobillos.

Aunque Gray me explicó todo lo que ocurría, a mí ya me había quedado claro con la escenita del baño, de que aquel chico y él, eran algo más que amigos, más por los jadeos que pegaban los dos antes de ser pillados.

Le expliqué a Gray mi plan y es que era muy simple, darles lo que querían para quedarnos con la empresa, casarnos aunque no como ellos planeaban por todo lo alto, para que la gente se enterase, el contrato era casarnos, no decía nada de que la gente tuviera que enterarse, así que planteamos una boda por lo civil, rápida y en secreto, ni siquiera me hacía falta un vestido, sólo necesitábamos los papeles y tras presentarlos en la empresa como que el acuerdo estaba realizado, divorciarnos, él se quedaba su empresa y yo la mía aunque con una buena amistad y por supuesto… luego podíamos fusionarlas si queríamos, porque serían nuestras y no de nuestros padres o en su caso… de su abuelo.

Gray aceptó rapidísimo tras mirar un par de veces a Natsu que dudaba algo de eso de que su novio se casara con otra, pero al final accedió. Decidimos hacerlo cuanto antes y fuimos al ayuntamiento a pedir vez para el matrimonio. No tenían ¡Qué típico! Pero lo arreglé con unos cuantos billetes ¡Algo había aprendido de mi padre!

Me puse muy nerviosa cuando me comentaron que debía besar a Gray y realmente… cuando lo hizo, yo no paraba de pensar que Natsu iba a matarme por esto, pero no lo hizo y también habría mentido si dijera que no me gustaba su forma de besar, porque era impresionante, besaba muy bien.

Desde luego no fue mi boda deseada… ni vestí de blanco, ni era el novio perfecto para mí, ni él estaba enamorado, pero puestos a que mi padre quisiera controlarme la vida, iba a darle una gran muestra de rebeldía y de independencia, porque iba a demostrarle, que no era la niña pequeña que él acostumbraba a ver en mí.

Aquella misma tarde, entregué los papeles en la empresa y por supuesto… pasaron todas las acciones e incluso la dirección a mí, porque el contrato se había cumplido como pedían. Estaba contenta porque tenía la empresa, aunque no un esposo, porque él se volvió con Natsu a su casa y yo al hotel, desde luego ni luna de miel ni nada, todo era un convenio.

Cuando llegué a la habitación, la alegría se esfumó de mi cara cuando recibí el bofetón de mi padre por la estupidez que había hecho, pero a mí me daba igual, la empresa de José era mía, la empresa de Purehito era de Gray y ambos… la llevaríamos lejos, porque ya habíamos acordado la fusión dejando al margen a todo el mundo, ahora éramos nosotros los directores y haríamos lo que quisiéramos.

 


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