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Enamórame por Fullbuster

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Natsu Dragneel POV


 


Ver llorar a Gray, me había afectado, no esperé jamás que verle llorar me afectaría de esta forma, hasta me había hecho llorar a mí del miedo que había pasado sin saber nada de él en todas estas horas. Me encantaba Gray y no podía hacer nada para evitarlo, lo sentía por Lyon, pero lo que sentía por su hermano pequeño era demasiado fuerte para poder olvidarlo.


Obligué a Gray a sentarse en el sofá, quería que me explicara muchas cosas, quería saber donde estuvo anoche, quería saber si había asistido a la universidad, quería saber porque no me había hecho caso y había vuelto aquí y sobre todo… quería saber donde narices iba por las noches que le hacía llegar a las seis de la madrugada caminando solo por las calles ¿Es que no se daba cuenta que podía haberle pasado cualquier cosa?


Fui a la cocina a prepararle una infusión, porque él estaba casi más nervioso que yo y creo que necesitaba relajarse. Cuando volví tras prepararla y llegué al sofá donde había dejado a Gray, éste luchaba por no cerrar sus párpados y caer dormido allí mismo ¡Debía estar muy cansado! Me dio tanta lástima tenerle allí soportando su sueño sólo porque buscaba una explicación, que me acerqué a él para cogerle en brazos y llevarle a su habitación.


~ Voy a llevarte a tu habitación – le dije a Gray acercándome para cogerle


No llegué a cogerle, Gray se levantó de golpe evitando que lo hiciera y me comentó que podía ir él solo, yo aluciné. ¿Qué le pasaba con la habitación? ¿Por qué no quería que entrase?


~ ¿Qué te pasa? – le pregunté.


~ No la tengo arreglada – me dijo.


~ Me da igual, te llevaré.


~ No puedes entrar, enserio, está fatal.


~ Ya te he dicho que me da exactamente lo mismo, voy a llevarte hasta tu cama.


~ No puedes – me dijo esta vez casi gritando – me da vergüenza que la veas así – me dijo ahora bajando su voz y sonrojándose.


¿Tanta vergüenza le daba no tener su cuarto recogido? No me apetecía discutir más con él por hoy. Por suerte para mí, había venido con el coche, así que pensé algún plan para que durmiera tranquilo.


~ Recoge tus cosas, te vienes a mi casa este fin de semana.


~ ¿Qué? – me preguntó.


~ Ya me has oído, venga recoge, te espero en el coche.


Tal y como le dije, le esperé apoyado en mi todoterreno negro hasta que le vi salir con su pequeña mochila. ¡Supongo que no había cogido muchas cosas! Tampoco es que tuviera muchas, le había prometido llevarle a comprar este fin de semana lo que necesitase.


Los dos subimos en el coche y conduje con cuidado, por el simple hecho de que Gray me había confesado que tenía miedo a los accidentes de tráfico después de lo que le pasó a Ur. Yo me centré en conducir, me centré en la carretera que a estas horas, estaba prácticamente vacía. Cuando llegué a mi piso, guardé el coche en el aparcamiento subterráneo y tras colocar el freno de mano y quitar la llave, me di cuenta de que Gray se había quedado dormido.


Me quedé allí unos segundos observándole ¡De verdad que estaba reventado! ¿Qué le pasaba a este chaval? ¿No dormía por las noches o qué? Bueno por lo menos tenía seguro que llevaba dos noches que no había dormido en casa, así que debía ser eso, la cuestión era… ¿Por qué no dormía por las noches?


No podía dejar de mirarle allí sentado en el asiento, con su cabeza inclinada hacia mí, sus labios entreabiertos, su flequillo cayendo sobre su frente y con aquellos párpados cubriendo aquellos preciosos ojos azules. ¡No podía evitar pensar que era realmente guapo! Sobre todo cuando dormía.


Le desabroché el cinturón y bajé del coche abriendo su puerta para cogerle en brazos. Cerré con el mando a distancia cuando tuve a Gray ya entre mis brazos y avancé por el parking hasta el ascensor. Buscar las llaves de casa en el bolsillo de mi pantalón con Gray en brazos fue una de las tareas más complicadas que había tenido que realizar en mi vida y aún con mis bruscos movimientos, Gray no se despertó ¡si que estaba cansado!


Le llevé hasta mi dormitorio y le dejé en la cama con cuidado mientras pensaba qué hacer con él. ¿Le quitaba la ropa y le ponía un pijama? ¿le dejaba en ropa interior? ¿Le dejaba tal cual estaba? Miré por la gran ventana las luces de la ciudad bajo nuestros pies y estuve un rato allí pensando qué hacer, al final decidí quitarle esa ropa y dejarle una de mis camisetas por lo menos.


Me costó desnudarle y más cuando vi su abdomen perfecto ¡este fin de semana iba a ser una verdadera tortura con él aquí! Le había dicho muy convencido a Rogue que aguantaría, pero ahora no estaba tan seguro. Sinceramente… Lyon también estaba últimamente tan ocupado que no tenía tiempo para mí, ni siquiera para practicar el sexo aunque fuera algo rápido y sinceramente… entre mi necesidad y lo atractivo de Gray, no me ayudaba nada para tener que controlarme.


Iba a ponerle una de mis camisetas cuando me di cuenta que llevaba una quemadura en la cara interna de la parte superior de su brazo. ¡Eso no se lo podía haber hecho él! Tenía que habérselo hecho alguien. ¡Ahora sí me estaba preocupando!


Busqué por todo su cuerpo por si tenía más marcas y no encontré nada, al menos hasta que le di la vuelta y vi su espalda. A esa zona él tampoco llegaba, así que no podía habérselo hecho él mismo. ¿Sería Lyon? ¿Tenía razón Rogue en que Lyon podría hacerle daño? Pero si yo no había visto nada extraño a parte de que no le hiciera caso. No sé si Gray me contaría esto aunque le preguntase. ¿Cómo podía tener tantas heridas? Las de la espalda incluso parecían antiguas, ya estaban hasta cicatrizadas, pero aún así… no podía creerme como podía alguien haberle hecho esto.


Le coloqué una de mis camisetas viejas por encima y lo metí dentro de la cama tapándolo con la sábana y la manta. Me cambié rápido tras comprobar que Gray ya estaba arreglado y me metí dentro de las mantas apagando la luz. No pude evitar girarme hacia su lado y aunque estaba de espaldas a mí, le pasé el brazo por la cintura acercándole a mí. No podía dejar de pensar en aquellas marcas mientras intentaba dormirme y finalmente, me dormí ¡no sé ni cómo ni cuando! Lo único que tenía claro, es que tenía a un Gray profundamente dormido entre mis brazos.


El sol entrando por la gran cristalera me despertó y es que… se me olvidó bajar las persianas. Con tanto ajetreo con Gray anoche, algo se me tenía que olvidar. Abrí los ojos para encontrarme al moreno aún aprisionado bajo mi brazo derecho y dormido ¡Si que estaba cansado! ¿Qué le pasaba? ¿No podía dormir en su casa o qué? Parecía estar agotado, como si estuviera recuperando aquí todo el sueño perdido.


Me levanté para preparar el desayuno antes de que Gray se despertara, quería por lo menos, prepararle el desayuno y aunque hice mucho ruido en la cocina, cuando volví a la habitación, seguía durmiendo.


Dejé la bandeja con el desayuno encima de la mesilla de noche y toqué el brazo que tenía por fuera de la manta  intentando despertarle. Toqué su piel descubriendo lo suave que era aunque el brazo estaba frío de haber pasado toda la noche fuera de las mantas. No pude evitar sonreír. Me encantaba verle en mi cama dormido con aquella cara de ángel que tenía ¡porque cuando dormía hasta parecía un buen chico que nunca ha roto un plato! Aunque pensándolo… yo no creí que Gray hubiera roto un plato en su vida.


Cuando mi caricia llegó a su hombro, se despertó sobresaltado tirándose todo lo atrás de la cama que pudo mientras se cubría con la manta ¿Qué le pasaba ahora? ¿Tanto miedo por una simple caricia?


~ ¿Estás bien? – le pregunté intentando no asustarle más y pareció reaccionar tras ver dónde estaba.


~ Sí – me dijo – lo siento, me he asustado un poco.


~ Ya lo veo, no era mi intención. Te he traído el desayuno, debes de tener hambre.


~ Sí, mucha – me comentó y me senté a su lado cogiendo la bandeja con el desayuno.


Desayuné con él mientras pensaba como preguntarle por las marcas de su espalda, seguramente se pondría a la defensiva e intentaría evitarme el tema. Como no sabía lo que solía desayunar, le hice un poco de todo lo que vi, yo me tomé mi desayuno de siempre. Le vi tomar leche en vez de café y sonreí ¡Me encantaba! Era como un niño inocente. Dejé mi taza encima de la mesilla de mi lado y le miré ahora serio.


~ Gray… ¿Quién te ha quemado el brazo? – le pregunté empezando por la parte suave.


Se miró de golpe descubriendo ahora algo más despejado que no llevaba su ropa, que llevaba una camiseta mía para dormir.


~ Me quemé cocinando – me dijo agachando la mirada.


~ ¡Eh! – le dije colocando mi dedo bajo su barbilla para obligarle a mirarme – no me mientas, agachas la mirada cada vez que lo haces.


~ Un compañero de la facultad – me dijo de golpe avergonzado – me quemó con un mechero.


~ Dime quien es – le dije ahora.


Gray ahora estaba temblando, supongo que no quería decírmelo o es que no confiaba en mí como para contármelo.


~ No me trates como a un niño – me dijo de golpe – puedo arreglarme sólo, te estás comportando como si fuera tu hijo y no lo soy, yo no tengo padres - me dijo casi gritando.


Aquello me dolió, porque no le veía como a un hijo y tampoco quería recordarle que era huérfano, sólo quería saber que estaba bien, pero ahora pensándolo, la verdad es que quizá sí me estaba metiendo demasiado en su vida como haría un padre.


~ No te veo como a mi hijo – le dije de golpe ante su sorpresa – si te viera como algo de mi familia no haría esto – le comenté ahora acercándome para besarle.


No se opuso a mi beso, más bien todo lo contrario, me seguía perfectamente, me estaba correspondiendo e incluso él mismo abrió la boca dejándome entrar en ella. Sus manos acabaron agarrando con fuerza mi camiseta a la altura de la cintura y sé que estaba temblando levemente, se le notaba en las manos y en su agarre que se negaba a soltar, como si estar allí cogido le tranquilizase.


Pasé mi mano por su nuca acariciándola antes de agarrarla con fuerza para acercarle aún más a mí. Podía ver ahora los ojos cerrados de Gray disfrutando de mi beso y me resultó extraño, pero sólo pensaba en él, pensaba en lo que me atraía, pensaba en su forma de ser, pensaba en que era un chico inocente al que sólo con un beso conseguías hacerle feliz.


Metí la mano que tenía libre bajo la camiseta de él para acariciarle la espalda, cando de golpe, él cogió mi mano soltando mi camiseta para apartarme la mano temblando. Luego recordé lo de las cicatrices.


~ Shh – le dije para calmarle – está todo bien, déjame acariciarte Gray – le comenté en susurro y apartó su mano de la mía con suavidad.


Bajo las yemas de mis dedos, noté aquellas cicatrices, su piel irregular y me dolía, me dolía saber que alguien le había hecho esto. No se lo dije, me dediqué a besarle y acariciarle la espalda intentando hacerle ver, que no me importaban sus marcas, sólo le deseaba a él.


Me incorporé con lentitud poniéndome de rodillas y colocando mis manos en sus hombros obligándole a tumbarse. Me miraba con aquellos ojos que tanto me gustaban, eran tan azules, tan inocentes. Se tumbó boca arriba, mirándome, viendo como yo me colocaba encima de su cuerpo con cuidado, ahora que me fijaba ¡Estaba temblando! No creí que Gray estuviera preparado para lo que yo estaba pensando, además, pensé en Rogue diciéndome que no aguantaría y la verdad… si seguía así, llevaba toda la razón, tenía que parar… ¡y tenía que parar ahora! Le besé el cuello por tranquilizarle un poco y subí hacia su oreja para susurrarle.


~ Puedes darte una ducha si quieres y puedo ayudarte con tus apuntes – le comenté sonriendo levantándome


Gray dudó unos segundos… creo que no entendía por qué había parado de golpe. ¡No iba a darle la razón a Rogue! Y no iba a hacer algo que Gray no quisiera, menos mientras estaba temblando de miedo bajo mí.


 


 


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