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Enamórame por Fullbuster

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Natsu Dragneel POV


 


Intenté que Jellal hablase conmigo cuando Silver se marchó, pero seguía allí tirado en el suelo, cogiéndose el brazo, llorando y sin contestarme.  No podía moverme para estar con él, no podía ir a cogerle, no podía ir a consolarle ¡era un completo inútil! No podía hacer nada, no podía defender a nadie y estaba llorando.


~ Jellal por favor… háblame – le dije – por favor.


Siguió allí quieto, sin moverse y llorando, no podía dejar de llorar yo tampoco y aunque intentaba acercarme, estas estúpidas piernas no respondían para ir, no habían respondido cuando Silver estaba allí y no respondían ahora.


~ Jellal – volví a llamarle y sí contestó esta vez.


~ No se lo cuentes a Loke – me dijo llorando


~ Pero…


~ No se lo cuentes a Loke – me repitió – por favor Natsu… no se lo cuentes.


~ Te lo va a notar, Jellal – le dije – mira como estás.


~ Estaré bien para cuando venga – me dijo – estaré bien.


~ No lo estarás – le dije pero no parecía querer escucharme, sólo lloraba en el suelo.


Yo estaba harto de ser inválido y sentirme inútil. Decidí que quería acercarme a él, decidí que quería abrazarle, necesitaba hacerlo, él necesitaba que lo hiciera. Me incorporé en la cama y me tiré de la camilla dándome un buen golpe contra el suelo.


~ ¿Qué estás haciendo? – me gritó Jellal – estas loco.


~ Puede ser – le dije – pero voy a ir hasta ti, de todas formas… ahora ya no puedo volver a subir a la camilla – le contesté gateando con los brazos hasta que llegué a él para abrazarle.


Pasé mi brazo bajo su cuello y le atraje la cabeza hasta mi pecho para que llorase. Así nos quedamos un buen rato tumbados en el suelo, él llorando y yo abrazándole hasta que terminase de desahogarse.


~ Eres idiota – me dijo Jellal – te podías haber hecho daño.


~ Ya bueno… no me importa mucho hacerme daño después de no poder mover las piernas – le dije – lo siento Jellal – me disculpé


~ No es tu culpa, no podías hacer nada.


~ Ya, por eso no puedo estar con tu hermano ¿Quién va a defenderle si le pasa algo?


~ ¿Qué estás diciendo? – me preguntó Jellal.


~ La verdad, no puedo defenderle.


~ Te quiere y le quieres, es lo que importa, vamos, no puedes dejarle.


~ Pero…


~ No hay peros, si le dejas no te lo perdonaré en la vida – me dijo enfadado – no pienso permitir que te sientas culpable por esto y quieras dejar a mi hermano. Quizá no puedas defenderle pero eres tú quien le hace feliz ¿no te das cuenta?, sólo necesita que estés a su lado y le apoyes.


~ Eres un capullo – le comenté sonriendo – no hay quien pueda contigo. Tú ganas, iré a rehabilitación y hablaré con Gray, pero por favor… ocúpate de eso de la custodia.


~ Ya están haciendo los trámites desde hace unos días, pero no sé si ganaré el caso


~ ¿por lo de tu padre?


~ Algo así – me dijo – es mejor que no sepas nada, no te gustaría saber a qué clase de persona estas abrazando intentando consolar.


~ ¿Qué hiciste, matar a alguien? – le pregunté bromeando y él sólo contestó un “no” – tienes que hablar con Loke – le dije.


~ No – fue su única contestación.


~ Pero tiene que saber lo que está ocurriendo.


~ No puedo decírselo, le matarán – me confesó


~ Jellal… hay pasados que es mejor no remover, pero el tuyo tienes que hacerlo, porque no está en tú pasado, acaba de alcanzarte, ahora es tu presente, tienes que pedirle ayuda. No puedes dejar que tu padre te haga esto todas las veces que él quiera.


~ Te aseguro… que cuando mi pasado me alcance, Loke ya no querrá estar conmigo – me dijo muy seguro.


¿Qué es lo que se guardaba Jellal? ¿Tan malo era para que Loke no quisiera estar con él si se enteraba? No podía ser peor que esto… su padre le violaba, su propio padre… se supone que los padres nos protegen, nos cuidan, no se acuestan con sus hijos por la noche. ¿Qué era el gran misterio que Jellal mantenía oculto?


Cuando Jellal se recompuso, decidió levantarse y volver a su habitación. Me ayudó a mí a incorporarme y me levantó hasta la cama dejándome en ella tumbado de nuevo. Me habría gustado decirle a Jellal que todo estaba bien, pero no lo estaba, no le había ayudado, es más… había sido un impedimento, por mi culpa y para que no me hicieran nada a mí, Jellal había decidido que se lo hicieran a él, estaba siendo el obstáculo de todos y era por mis malditas piernas.


Pensé mientras veía como Jellal se marchaba por el pasillo, en contarle yo todo lo que estaba sucediendo a Loke, pero luego recapacité sobre ello, porque perder la amistad de Jellal era algo que no pondría en juego, era muy importante para mí, era mi apoyo, mi red de seguridad, fue prácticamente mi primer amigo en el escuadrón de asalto exceptuando Rogue.


Esa noche no dormí mucho entre los nervios, lo que había sucedido y mis pensamientos sobre qué hacer. Cuando Gray apareció por la habitación y dudó si entrar o no por el mal humor que traía estos días, yo ya estaba despierto y le indiqué que pasase.


Se acercó hacia mi cama con cierto miedo a mi reacción, podía verlo en sus ojos, tenía dudas o no sabía como iba a reaccionar yo y le ponía nervioso, en cualquier caso, me dolía verle así y sé que era mi culpa, mi comportamiento últimamente no era bueno y me cabreaba enseguida con la gente, pero como dijo Jellal, supongo que tenía que empezar a ver a los demás y no sólo mis problemas, Gray también lo estaría pasando mal con todo esto, yo no era el único aunque sí era el más afectado.


~ Voy a ir a rehabilitación – le dije y se sorprendió.


~ ¿Y ese cambio?


~ No me resigno a esto de quedarme en una cama toda la vida – le comenté – quiero intentar volver a caminar.


Cuando el enfermero vino para hacer la rehabilitación me desanimé un poco, porque eso de no poder hacer nada, de no sentir las piernas, de no poder caminar, me asustaba. Ya sé que no era ir a rehabilitación el primer día y salir corriendo, que había que tener paciencia, pero desanimaba un poco al ver que no parecía haber resultados, al menos no los que yo esperaba.


Jellal también estaba en rehabilitación de su brazo, aunque le costaba mucho moverlo hoy, imagino que porque casi le rompen el brazo esta noche. Lo que no me explicaba era como era posible que nadie nos hubiera visto, el hospital siempre estaba lleno de gente ¿Cómo entrar y salir sin ser visto? Y más aún… ¿En toda la planta no había nadie para ayudarnos? A mí algo me olía mal.


Me fijé en Loke que animaba a Jellal con su rehabilitación del brazo ¡Tenía que contarle lo que ocurría! Pero no sabía como hacerlo sin traicionar a mi amigo y es que… si Loke lo hubiera visto tan destrozado como yo le vi anoche, no sé si lo habría soportado. Tenía y quería sacar a Jellal de todo este lío, pero no sabía como ayudarle sin traicionar su confianza. Encima era el padre de Gray y eso me causaba un miedo terrible a que quisiera hacerle lo mismo que le hacía a Jellal, porque si ya mi compañero siendo capaz de defenderse estaba en esta situación metido hasta el cuello, no quería imaginarme a Gray.


Me acerqué hacia Jellal y le indiqué si podíamos hablar un segundo a solas. Aunque se extrañó se separó de Loke y me siguió ayudándome a empujar la silla de ruedas que me habían dado hacia una esquina.


~ ¿Qué sucede Natsu? – me preguntó


~ Estaba pensando… que mi casa ahora vacía no es segura para Gray, si son capaces de entrar en el hospital, pues imagínate una casa vacía.


~ Sí, eso es cierto, pero no creo que quieras que vuelva a casa de Loke – me dijo sonriendo después de la que montaron esos dos.


~ Ni de coña y eso que ahora confío algo más porque sale contigo, pero no.


~ ¿Entonces que quieres hacer?


~ Me gustaría pedirte, ya que tú sales mañana del hospital, si podrías llevártelo a tu casa un tiempo, al menos hasta que me dejen salir a mí o un poco más, porque tampoco podría defenderle aunque estuviera en casa.


~ Está bien – me contestó –me lo llevaré unos días, no creo que le importe mucho, es mi hermano al fin y al cabo.


Cuando se marchó, escuché que Loke preguntaba y Jellal solo le contestó con una sonrisa antes de besarle. Supongo que era su forma de disimular todo lo que pasaba, sonreía y besaba, con eso ya tenía a un Loke contento y sin preguntarle por sus cosas ¡Necesitaba ayuda! Tenía un lío muy gordo, era incapaz de pedir ayuda y la necesitaba urgentemente. Esos tipos no se andaban con rodeos.


 


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