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Enamórame por Fullbuster

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Loke Heartfilia POV

 

 

 

Me encontraba en mi casa y es que no me apetecía salir de la cama, llevaba ya varios días metido allí y seguía sin tener ánimo para nada. No entendía como Jellal no confió en mí para decirme esas cosas ¿Pero como iba a confiar en mí? Ni le importaba yo, sólo quería el dinero de mi familia, mi padre tenía razón, era sólo un prostituto más y me sentía sucio y traicionado. Me había enamorado de él y ahora me daba cuenta que todo era mentira, sólo estaba conmigo por mi dinero.

 

Escuché la puerta de mi casa abrirse y cerrarse, supuse que sería mi hermana que venía a intentar sacarme de casa… o por lo menos de la cama, de donde no me había movido desde el juicio. ¿Cómo podía llorar tanto a una persona a la que no le importé? No lo entendía.

 

Lucy entró por mi habitación pegando gritos para que me levantase de una vez, que tenía la casa echa una pocilga ¡Algo que dudaba porque no me había movido de la cama excepto para ir al baño! Y por supuesto… me trajo algo para que comiese.

 

El móvil sonó de golpe y fui más rápido que mi hermana cogiéndolo de la mesilla para comprobar quien me llamaba ¡porque nadie me había llamado desde lo del juicio! Me sorprendió cuando vi el nombre de Jellal ¿Por qué me llamaba? No quise cogerlo, no quería saber nada de él. Lancé el móvil por encima de mí hacia la cama y al final quien lo cogió, fue Lucy, mirando el nombre.

 

~ ¿No vas a cogerle la llamada? – me preguntó.

 

~ No – le dije de forma cortante.

 

~ ¿Y si es importante?

 

~ No será importante – le contesté mientras el teléfono dejaba de sonar para volver a hacerlo. – Oh, apaga eso ¿Cuántas veces va a llamar?

 

~ Dígame – escuché de Lucy y me giré para ver que había cogido la llamada ¿yo no hablaba claro cuando decía que no quería saber nada? – Loke es mi hermano – comentó ahora.

 

Iba a decirle de todo enfadado cuando vi su cara de sorpresa y me detuve. Presté atención a la voz tras el teléfono y no parecía de Jellal, es más, no parecía de un hombre, sonaba como una niña pequeña.

 

~ Creo que deberías cogerlo – me dijo mi hermana – es la hermana pequeña de Jellal, está preocupada por él.

 

~ Pasa – le dije cogiendo el teléfono – soy Loke Heartfilia – me presenté.

 

~ Hola – escuché una suave voz al otro lado, desde luego era una niña – me llamo Wendy, soy la hermana de Jellal. Verás… creo que mi hermano está metido en algún problema y es mi culpa – me dijo llorando – creo que va a volver a hacerlo – comentó sin parar de llorar.

 

~ ¿Qué va a hace el qué?

 

~ Creo que va a volver a vender su cuerpo – me dijo de forma suave – por favor, ayúdale, sé que eras compañero de él en el trabajo, vi tu nombre tras la foto del equipo y te busqué en su móvil.

 

~ No lo entiendo, ¿Por qué iba a ser tú culpa?

 

~ Porque mamá está muy enferma, sus medicinas son muy caras y yo no puedo trabajar. Por favor, ayúdale – me pidió llorando - ¿Eres policía no? Se supone que vosotros estáis para ayudar a gente como nosotros.

 

Aquello sí me llegó y le pedí a mi hermana que me diera un papel y un bolígrafo para apuntar la dirección a la que tenía que ir.

 

~ Vale, dame la dirección, iré para allí.

 

Cuando ya tenía todo apuntado, resulta que lo último que dijo fue Gokayama, en Nanto ¡Madre de Dios! No podía haber estado un poco más cerca no… tenía que irse a Nanto el chaval. Desde luego Jellal era todo un caso, ya podían estar los demás buscándole, había intentado desaparecer.

 

Tras tranquilizar a Wendy y decirle que me ponía en camino en ese preciso momento, me duché, me arreglé lo más rápido que pude y bajé al parking tras coger algo de comida que me preparó Lucy para el viaje. ¡No creí que tendría que ver a Jellal tan pronto! Pero no iba a permitir que cometiera más errores en su vida, no podía dejarle hacer esto. Pensaba en todo lo que habíamos vivido y realmente… no es que no quisiera que hiciera esto en sí, no quería que le tocasen, no quería que se rebajase a ese nivel porque necesitase el dinero rápido para la medicación de su madre. ¡Podía habérmelo pedido si tanta falta le hacía! Pero claro… ¿Cómo iba a pedirme algo cuando yo le acusé de querer solo mi dinero? No me di cuenta de porque estaba haciendo todo aquello y no me sentía bien conmigo mismo en este momento, le había traicionado dejándome influenciar por mi padre.

 

Cuando salí del aparcamiento me crucé con Laxus y eso no me lo esperaba. Paré el coche y me coloqué a su lado bajando la ventanilla.

 

~ ¿Te vas? – me preguntó Laxus.

 

~ Si – le dije – me voy a por Jellal – le comuniqué.

 

~ Entonces es mejor que sepas algo – me dijo – no quiere tu dinero – me comentó muy directo – no sé lo que te habrá dicho tu padre, pero yo conozco a Jellal.

 

~ ¿Sabías a lo que se había dedicado? – le pregunté extrañado.

 

~ Sí – me dijo muy seguro – salía con su hermano gemelo, me lo contaba todo. Verás… cuando su padre les abandonó, su madre cayó muy enferma, necesita medicamentos demasiado caros y ninguno podía trabajar – me explicó – no tenían la edad para trabajar y su madre con la enfermedad… al final Jellal decidió seguir acostándose por dinero con los clientes de su padre y poder mantener a la familia. Así que todo lo que hace, es por su familia, créeme que no estaba contigo por el dinero, pero creo… que ha podido volver a caer en la misma vida de antes.

 

~ No sabía lo de su familia ¿Tan mal están?

 

~ Sí – me dijo – Jellal manda todos los meses parte de su sueldo a la familia – me dijo – pero ahora que se ha quedado sin trabajo, no sé, supongo que es capaz de cualquier cosa por sacar a la familia adelante. De todas formas, no sé qué vas a hacer con él, porque no aceptará tú dinero después de la que le montaste diciéndole que sólo te quería por eso. No va a coger nada de ti, haría cualquier cosa antes que coger tu dinero, ya sabes cómo es, orgulloso hasta la médula. No le digas que te lo he contado anda – Me dijo y tras su conversación, me puse en marcha.

 

Llegué a la casa de Jellal y cuando bajé del coche viendo a su hermana venir hacia mí, sentía mi corazón acelerarse, estaba nervioso y no podía dejar de mirar la casa, la verdad es que le hacía falta unas cuantas reformas. Wendy se presentó y me agradeció que hubiera venido.

 

~ ¿Dónde está? – le pregunté.

 

~ No lo sé – me dijo – se fue anoche, llegó muy tarde y hace un rato se ha vuelto a ir.

 

¿En qué lío se estaba metiendo éste chico? Lo peor de todo… es que aunque había pensado muchas cosas sobre que decirle cuando le viera… ninguna me sonaba bien ¿Cómo iba a convencerle cuando yo mismo le había rechazado? Fui yo quien le hizo daño, si hacía esto es porque ya todo le daba igual, yo le había empujado a esta situación cuando le negué mi ayuda.

 

~ Estuvo hablando con su padre el otro día y después de eso empezó a ir al pueblo.

 

~ Vale, eso me sirve – le dije – voy a buscarle.

 

Volví a subir al coche y conduje hasta el pueblo para empezar a buscar en que hotel se alojaba el padre de Jellal, no sería muy complicado encontrarle. Tras varias llamadas a los hoteles identificándome como policía, averigüé el hotel en el que estaban y me puse en camino. Aparqué en la entrada y entré preguntando a la recepcionista por la habitación de Silver, una vez la tuve, subí al piso correspondiente.

 

Toqué a la puerta correspondiente y escuché la voz de aquel cabrón decir que ya venía a abrir y no sabía si darle un puñetazo directamente o preguntarle por Jellal de forma educada. Cuando abrió y me vio, se quedó paralizado ¡no me esperaba aquí! De eso estaba seguro.

 

~ Vaya, el niño rico – dijo con ironía.

 

~ ¿Dónde está? – le pregunté.

 

~ ¿Quién? – intentó hacerse el despistado.

 

~ Tu madre ¿Tu que crees? Jellal – le dije enfadado.

 

~ En la habitación de al lado – me dijo mientras yo ya caminaba hacia allí – pero yo de ti no les interrumpía

 

Aquello me cabreó más, ¡claro que iba a interrumpirles! No pensaba dejar que siguieran haciendo lo que les daba la gana con Jellal. Toqué la puerta y no respondieron, tampoco quisieron abrir. Volví a llamar y al ver que no contestaban, tomé impulso para derribar la puerta. A la primera no rompió, ni a la segunda, pero al tercer golpe la puerta abrió ¡y es que tendrían que impedir el paso a alguien de la unidad de asalto con algo más que una puerta!

 

La escena que me encontré no me gustó nada, porque eso de ver a Jellal atado a la cama mientras el otro tipo estaba encima metiéndole mano me enfadó hasta tal punto, que estuve a punto de tirarme encima de aquel hombre y no parar de darle hasta que suplicara por su vida.

 

~ Apártate de él – le grité y el tipo no se movió, en su lugar colocó una sonrisa mientras Jellal pronunció en susurro mi nombre como si no se creyese que estaba aquí – sal de encima – le volví a gritar.

 

~ El único que tiene que salir de aquí eres tú – me dijo aquel hombre rubio – espera tu turno – me dijo sonriendo

 

~ No voy a esperar ningún turno, no quiero nada con él, voy a llevármelo de este sitio, te guste o no.

 

~ No puedes llevártelo – me dijo – está aquí voluntariamente ¿Verdad Jellal? – le preguntó a él

 

~ Loke marchate – me dijo Jellal y me sorprendí.

 

~ No me voy sin ti, así que ya puedes ir desatándole – le dije al otro tipo.

 

Extrañamente, le desató, pero me quedé atónito cuando al levantarse Jellal que iba ya sin camiseta, le ofreció el doble de dinero si se quedaba a tener sexo con él. Le vi dudar y no me lo podía creer ¿Tanto necesitaba el dinero?

 

~ Te pago el triple si vienes conmigo Jellal – le comenté y me miró sorprendido

 

~ ¿Y con qué vas a pagarle? – me preguntó el otro tipo sonriendo – el dinero es de tu padre ¿No? Y yo lo tengo en mano justo aquí, sólo es sexo una vez y puedes irte a darle todo esto a tu familia – le sobornó.

 

~ Yo… - Jellal dudaba ahora de qué hacer.

 

~ Jellal no lo hagas – le dije – no tienes por qué hacer esto

 

~ ¿Por qué no le dejas en paz? – volvió a decirme aquel tipo que me estaba sacando de los nervios.

 

~ Jackal… ya vale – le dijo de golpe Jellal – se defenderme sólo, no necesito intermediarios, y Loke… vete de aquí – me dijo - ¿Me pagas todo eso por hacer exactamente qué? – le preguntó al tal Jackal y aluciné, no creí que de verdad fuera a hacerlo.

 

~ Que seas tu mismo – le dijo – no quiero que te tumbes y te dejes hacer lo que sea, quiero ver como eres cuando lo haces voluntariamente – Jellal sonrió.

 

~ ¿Sexo salvaje? – me preguntó – perfecto

 

No pude creerme lo que vi después, porque Jellal se había abalanzado sobre él y le estaba besando con fuerza, metiendo su lengua sin miramiento alguno mientras lo empujaba a la cama tirándolo encima y subiéndose él encima del cuerpo del otro para seguir besándole.

 

~ Jellal para – le dije enfadado.

 

~ Loke, he dicho que te vayas, me da igual hacerlo contigo mirando, tú y yo ya no somos nada, me lo dejaste muy claro, así que lárgate por donde has venido.

 

Me enfadé aún más si es que podía con sus palabras, sé que no éramos nada ya, pero seguía enamorado de él y no podía permitir que hiciera esto, estaba destrozando su vida, o lo que quedaba de ella… Me acerqué hasta él y cogiéndole del brazo lo levanté apartándole de aquel tipo, ganándome un quejido de dolor por su parte y es que luego recordé que su brazo no se había curado.

 

~ Lo siento – le dije soltándole el brazo.

 

~ ¿Qué narices quieres Loke? – me preguntó casi a gritos - ¿No me has hecho ya suficiente daño? Déjame vivir lo que me queda como me de la gana, tú no sabes lo que es tener que hacer cualquier cosa para comprar los medicamentos o incluso la comida, para pagar las facturas, arreglar la casa, no… tú no sabes nada, porque a ti te lo dan todo hecho siempre. Vuelve a tu mundo de ricachones y déjame en paz. No vuelvas a tocarme, aún recuerdo que te daba asco – me lanzó a la cara todo aquel sermón y fue el otro tipo quien enrolló sus manos a la cintura de Jellal y se lo llevó hacia la cama.

 

~ Jellal – le dije ya como último recurso – te lo dije una vez y te lo repetiré una vez más, me prometiste que si alguna vez necesitabas ayuda, me lo harías saber fuera como fuera. Cúmplelo – le dije – por favor, si necesitas ayuda, pídemela.

 

No soporté quedarme más allí cuando vi como Jackal volvía a besarle y le tiraba sobre la cama aunque Jellal no dejaba de mirarme como si estuviera confundido ¡Este chaval estaba perdido! ¿Qué quería su hermana que hiciera yo, si él me odiaba ahora? No se vendría conmigo por nada de lo que pudiera decirle, no creería mis palabras. Salí por la puerta y no miré ni atrás, no había nada que hacer, así que… ¿para que intentar algo para convencer a Jellal? Nada lo haría, estaba convencido en acabar

 

Aún así, decidí esperar fuera a esperar a ese tal Jackal y salió, pero salió con Silver también allí. No les tenía miedo, quería sacar a Jellal de sus manos pero no sabía cómo hacerlo.

 

~ ¿A qué esperas para marcharte? – me preguntó Silver – ya te ha dicho mi hijo que está bien.

 

~ Tú hijo no está bien, sólo está pensando en que su familia no se muera de hambre.

 

~ Y no lo hará – me dijo sonriendo Silver – le estoy pagando bien por sus servicios, además, mis clientes quedan satisfechos con él y puedo cerrar unos sugerentes negocios sin problemas. Tú ya conocerás bien a mi hijo – me comentó – es capaz de fingir hasta estar enamorado con tal de conseguir lo que se propone, hasta tú caíste a sus encantos y eras un heterosexual bien definido – comenzó a reír.

 

~ Puedes irte tranquilo – dijo Jackal – le cuidaré muy bien – sonrió – es un gran chico y si encima hace todo lo que le pido, tranquilo que estará en buenas manos.

 

~ Dejadle ya, ¿No veis como tiene el brazo? Necesita un médico – ambos empezaron a reír a carcajadas y no supe por qué.

 

~ Encanto – me dijo Jackal – sé muy bien lo que necesita su brazo, fui yo quien le disparé

 

~ Serás cabrón – me lancé a golpearle, pero Silver fue más rápido interceptándome – ¿le has arruinado la vida y encima ahora vienes a follártelo? Cuando se entere de eso puedes darte por muerto, dejara de hacer lo que tu quieras, intentará matarte él mismo.

 

~ No puede hacerlo – me dijo – está muy ocupado gimiendo como para matarme.

 

~ No le conoces – le sonreí – no está interesado en ti aunque pueda parecerlo, finge muy bien – Jackal se extrañó con lo que le dije, pero al menos le había borrado su estúpida sonrisa de la cara – a Jellal, no podéis controlarlo, es completamente indomable, hace lo que le da la gana cuando le da la gana. Sólo te está siguiendo el juego y tú estás cayendo en su red. Si dejas que él te domine estás muerto y aún no conozco a la persona que no haya caído ante él.

 

~ ¿Estás celoso? – me preguntó Jackal

 

~ Jellal es sólo mío ¿Te queda claro? No te atrevas a ponerle un dedo encima – le amenacé – soy capaz de matarte si es necesario como le hagas daño.

 

~ ¿No fuiste tú quien le dejó? Tú y tu familia le despreciasteis, porque claro… ¿Cómo alguien de tu clase social va a salir con una puta como él?, no podías permitirte que te emparentasen con un escándalo así, “hijo millonario del magnate Jude Heartfilia, saliendo con una puta” – se reía Jackal – no te preocupes, yo lo cuidaré muy bien.

 

Después de todo aquello… al final no conseguí llevarme a Jellal y no sabía que hacer para sacarle de allí, pero de lo que tenía claro, es que iban a llevarle de nuevo a Tokyo con ellos. Puede que cuando regresasen a la ciudad… tuviera más suerte para poder sacarle de sus manos. Supongo que Jellal, tendría que aguantar un poco más.

 

 


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