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Enamórame por Fullbuster

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Loke Heartfilia POV


 


Me lamenté por no haber podido sacar a Jellal de todo aquel lío, pero aún así, pasé por la casa de la familia de Jellal a disculparme con Wendy por no haber podido ayudar a su hermano, aunque le dije que seguiría intentando sacarle de ahí. No tuve más remedio que volver a Tokyo y estuve investigando casos parecidos, aunque casi todos acababan de la misma forma, policías que habían sido encontrados asesinados tras días de secuestro por la mafia y yo no estaba dispuesto a permitir que le matasen a él también.


Hoy me tocaba trabajar y mientras no tuvimos alarmas, estuve investigando sobre todo el asunto de Jellal, desde su documentación, hasta el informe que teníamos de la mafia y los miembros que yo había conseguido ver, como Jackal. Hasta que Natsu y Jellal pudieran volver, habían colocado a dos nuevos, pero a mí no me gustaban, no porque no fueran buenos, sino porque estaban en el puesto de mis compañeros. Supongo que de Natsu aún creían que volvería porque estaba haciendo grandes progresos, pero de Jellal, después de todo lo del juicio, estaba difícil.


Yo de todas formas no quería rendirme, quería que volviera, era el mejor en esto y todos lo sabíamos, sin embargo, iban a mandar una comisión de asuntos internos para comprobar toda la documentación de Jellal y decidir si sería conveniente que volviera tras su recuperación o no. Casi todos pensaban, que no era apto para volver y tenía que encontrar aquella información de su pasado, quería ocultarla, destruirla, lo que fuera necesario para que no perdiera también su trabajo por esa estupidez.


Laxus apareció tras de mí en el archivo y prácticamente cerró la puerta con rapidez y me quitó el expediente de la mano. Claro que también es verdad que yo no podía estar aquí, era un acceso privado para los superiores.


~ Loke… si te vas ahora haré que no he visto nada – me dijo Laxus.


~ No voy a irme hasta que no encuentre esos documentos.


~ No están aquí – me dijo Laxus - los expedientes de Natsu y de Jellal se los ha llevado el psicólogo de la unidad, él es quien va a entregarlos a asuntos internos.


~ No puede entregarlos así, saldrá lo de Jellal.


~ ¿Crees que no lo sé? Pero si modificamos sus expedientes es causa de despido para nosotros también. No podemos manipular la información.


~ Sólo es un par de líneas, sólo quiero eliminar donde dice que se prostituyó voluntariamente, nada más – le comenté.


~ Créeme que a mí todo esto también me afecta, pero no podemos jugar a ser dios, ellos decidirán lo que tiene que pasar.


~ ¿Cómo puedes abandonarle así? Es el hermano de la persona con quien ibas a compartir el resto de tu vida, no puedes hacerle esto.


~ No puedo hacer otra cosa, se ha metido en el lío él solo – me dijo – si no se hubiera largado ahora con ellos hablaríamos de otra forma, pero lo ha vuelto a hacer y eso es lo que verán los de asuntos internos. No pueden permitirse un policía así, porque no saben si trabajará para los de la mafia o no.


~ ¿Cómo va a trabajar para ellos? Si creéis eso es que no conocéis a Jellal, tiene una ética por encima de todos nosotros, es borde y antipático pero también es el que sigue las normas al pie de la letra, venga ni siquiera le he visto cruzar un semáforo en rojo, respeta todas las normas le parezcan bien o no. Ayúdame a sacarle de ahí – le pedí – por favor, no puedo hacerlo solo.


~ No puedo ayudarte – me comentó – no ahora, me están investigando a mí también.


~ ¿Tu padre? – le pregunté.


~ Sí, quieren tirarme a mí también y mi padre no parará hasta que lo consiga.


~ Tu abuelo te puede sacar de ese lío.


~ Lo sé, el problema es que mientras me investigan a mí no puedo ayudar a mi equipo, eso incluye a Jellal y a Natsu.


Salí de allí enfadado pero aún así, entendía la posición de Laxus. Cuando llegué al pasillo, el abuelo de Laxus estaba en la recepción buscándole y vino enseguida hacia mí saludándome como siempre hacía cuando nos veía, con una cálida y gran sonrisa.


~ Loke cuanto tiempo – me dijo


~ Sí, bastante ¿Qué hace por aquí usted?


~ Oh… deja de tratarme de usted y tutéame, nos conocemos desde hace demasiado tiempo – yo sonreí – he venido a ver a Laxus y ya de paso, me han citado para testificar sobre algunos casos.


~ ¿De cuando estaba en el cuerpo? –le pregunté.


~ No lo sé – me dijo – pero de Iván no puedo fiarme mucho, de todas formas todo se arreglará. ¿Cómo van los heridos?


~ Bueno, Natsu recuperándose, ya prácticamente está caminando solo sin ayuda y Jellal… bueno de él no sé nada.


~ Siempre tuvo mucho carácter ese chico – me sonrió – estará bien, ya lo verás.


~ No creo que esté bien – le dije – pero no puedo hacer mucho ahora mismo, es una decisión suya. Supongo que me merezco esto de no tener noticias suyas o que no se deje ayudar por mí, al fin y al cabo, le di la espalda cuando me necesitaba.


~ Pues eso tiene solución – me dijo sonriendo – no vuelvas a darle la espalda, de los errores se aprenden valiosas lecciones.


Sonreí y pude ver a un hombre vestido con un elegante traje negro y camisa blanca llamar a Makarov para que fuera hacia la oficina. Supuse que era por lo de la investigación. No me sorprendió en exceso aquello, pero sí me sorprendió cuando tras meterse Makarov en la oficina de aquellos hombres, Laxus salió de la suya para meterse en la del psicólogo cerrando las cortinas.


Eso lo había visto antes, todo ese secretismo yo lo había vivido, le había visto hacerlo cuando se acostaba con Jellal ¿Se estaba acostando con Freed quizá para convencerle de que no entregase aquellos documentos perjudiciales para Jellal? De Laxus me creía cualquier cosa, porque por su equipo era capaz de hacer lo que fuera, aunque tampoco sé si Freed sería manejable, o al menos tanto como para que Laxus le manejase a su voluntad, ni siquiera podía con Jellal, aunque también es cierto que el gran parecido con su antiguo novio le dificultaba controlar a Jellal… sinceramente… hasta a mí me costaba controlar a Jellal, era indomable ese chico.


Desde luego… yo quería saber qué es lo que estaba pasando aquí así que volví a meterme por el archivo, pero esta vez, para ir hacia la pared del despacho del psicólogo. ¡Estaban teniendo sexo! De eso no me cabía duda, pero yo sólo pensaba en cuanto tiempo llevarían haciendo esto, porque ni siquiera de Jellal que llevaban años, me enteré, así que estos dos, podían haber estado bastante tiempo. Claro que teniendo en cuenta que Laxus y Jellal dejaron sus encuentros cuando yo empecé a salir con Jellal… pues seguramente Laxus empezaría esta relación con el psicólogo, aunque jamás sospeché nada hasta hoy.


Una de las cosas que más me extrañó, fue la conversación de Laxus intentando convencer a Freed de que quitase ese par de líneas o que al menos, explicase que había estado coaccionado para hacerlo, que no fue voluntariamente y es que el psicólogo sí podía hacerlo. Freed estuvo dudando un tiempo, era algo lógico, podía perder su licencia por esto que le pedía Laxus, pero al final, aceptó hacer algo para ayudar a Jellal, aunque no especificó el qué, yo creo…que no tocaría su expediente, quizá hablaría de él a favor o simplemente, les diría que lo había tratado y Jellal declaró haber sido coaccionado en sus consultas. Sus notas personales si podía modificarlas y aunque era un delito, era mucho más complicado de identificar, porque nadie sabría si realmente lo había dicho o no o cuando escribió esas notas.


Por la noche que estuve en casa, no paró de sonar mi móvil y me extrañaba porque me salía el móvil de Jellal todo el rato. Intenté cogerlo un par de veces pero sólo estaba haciendo perdidas, eso me extrañaba más. ¿Por qué colgarme? ¿Era porque no podía hablar conmigo? Creo que pasaba algo y llamé a la oficina para que identificasen de donde venían sus llamadas. Lo único que consiguieron decirme, es que estaba en Tokyo y fui a su casa a buscarle. Abrí la puerta con las llaves que me había dado la última vez y entré con linterna y pistola en mano, pero la casa, estaba vacía ¿Dónde narices estaba y qué quería con tanta perdida? Ayuda estaba claro, pero necesitaba localizar donde le tenían.


Al día siguiente apenas pude descansar bien y es que me había pasado el día intentando desvelar con un mapa donde se podía encontrar Jellal. Llamé a todos los departamentos que tenían relación con bandas para que me dijeran donde se encontraban sus bases, algunas las tenían localizadas y las marqué en el mapa de la ciudad, pero muchas otras no las habían descubierto. Podía estar en cualquier sitio, pero yo me pasé el día frente a aquel mapa llamando a unos y otros intentando descubrir donde se lo habían podido llevar.


Me estaba empezando a asustar porque desde anoche, no volvió a sonar mi teléfono y tuve miedo de que le hubieran matado. Cuando sonó la única vez en todo el día, me sorprendí al ver el número de Jellal en la pantalla, aunque no era su voz, era Jackal pidiéndome que fuera al piso de Jellal porque le habían disparado, que él no podía llevarlo al hospital y necesitaba ayuda urgente.


Salí lo más rápido que pude y ni siquiera cogí el ascensor cuando llegué a su apartamento, directamente subí por las escaleras por esperar menos tiempo. La puerta de su casa estaba abierta y Jackal se encontraba al lado de un bulto malherido, lleno de sangre, moratones y heridas. Jackal intentaba parar la hemorragia y le indiqué que se largase de aquí antes de que viniera la policía y la ambulancia, si se quedaba le harían preguntas.


~ Cuídale – me dijo Jackal antes de salir del apartamento.


~ Sí, lárgate – le dije justo cuando salió corriendo de allí.


Jellal no parecía estar consciente, al menos cuando llegué, porque a los cinco o diez minutos creo que sus ojos estaban abiertos mirándome. Me pareció que sus labios se estaban moviendo y estaba sonriendo, supongo que por verme allí.


~ Ey, tranquilo ¿vale? La ambulancia está en camino.


Tenía miedo de que muriese allí mismo y es que no podía parar la sangre, salía demasiada y creo que se moría, no era como la vez que le dispararon en el brazo, sé que se desmayó por el dolor, pero si se me desmayaba ahora, no era de dolor, era por la sangre que estaba perdiendo y eso era un problema, porque lo perdía.


Jellal intentó alzar su brazo hacia mí, pero no tenía fuerza para ello, al final fui yo quien me acerqué hacia su rostro hasta que entendí entre sus susurros un “te quiero” aquello sí me asustó, porque Jellal no era sentimentalista, si me estaba diciendo aquello es porque se moría y no quería hacerlo sin dejarme las cosas claras.


~ No me jodas – le dije enfadado – si te mueres aquí no te perdonaré ¿Me oyes? – le grité y él sonreía o lo intentaba – no puedes decirme esto sólo cuando te estás muriendo pedazo de imbécil, quiero que me lo digas a la cara cuando estés bien, quiero verte sonrojarte, eres un maldito cabrón.


Cogió mi mano con la suya y me pasó algo, era un papel, podía sentirlo, pero no quise mirarlo, más que nada porque le vi desmayarse en aquel momento y sólo me dio tiempo a cogerle la mano antes de que los de la ambulancia entrasen, lo cargasen y se lo llevasen. Me dejaron ir con él y no solté su mano. Aún notaba el papel que me había dado bajo mi puño, pero no quería soltar su mano ni siquiera para mirar qué es lo que me había dado.


 


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