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잊어 버린 [EXO] por A-chan

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Notas del capitulo:

Esta ya es la última parte. Disfruté muchísimo escribiendola, y espero que ustedes disfruten leyéndola :3

 

        Cuatro años atrás, Seúl, Corea del Sur.

        Lay se encontraba frente a un espejo de cuerpo completo, con ojos llorosos y el vientre descubierto. No sabía si llorar de alegría o preocupación. Su rostro apenas comenzaba a tomar color, después de haber estado pálido como el papel.

        Hacía unas semanas, había dejado de comer, el hambre lo llenaba y se atarragaba de comida, para después vomitar ante la sensibilidad de ciertos olores.

 

—¡Increíble! ¡Simplemente increíble, estoy impactado! —le había dicho el doctor— he visto casos alrededor de todo el mundo de donceles; jamás había tenido la oportunidad de presenciar alguno.

—¿Algún que? —preguntó Lay con la boca seca.

—¡Pues un doncel! —exclamó el doctor con obviedad.

—¿Un don- que?

—Doncel

—¿Doncel?

—Sí, seguro. Un doncel.

—¿Seguro?

—Sipi.

—Debe ser un error —Sí, eso debía ser. Ningún doctor respetable decía la palabra sipi.

—No, no lo es —el doctor sonrió— lo dicen sus análisis. Es más, felicidades —la sangre se drenó del rostro de Lay— tiene aproximadamente un mes de embarazo.

 

Miró una vez más su reflejo y pensó ¿Qué demonios le diría a Suho?

        "Oye, amor ¿Adivina qué? ¡Soy un doncel y puedo quedar embarazado. Así que tendremos que usar protección la próxima vez dentro de nueve meses porque estoy esperando un hijo!"

         No, eso no sonaba convincente. Tan concentrado estaba en sus pensamientos que no escuchó cuando la puerta se abrió, y tampoco vio a su novio, atrás de él, por lo que se sorprendió al sentir su aliento sobre su oreja.

        Esa tarde Lay no tuvo el tiempo de confesarle su embarazo. Suho estaba a meses de partir a China a estudiar medicina. No le haría eso, lo mantendría oculto hasta que fuese oportuno y le avisara al fin que tendrían un bebé.

        Cuando Suho se fue, pasaron algunos meses de llamados y constantes cartas. Pero el paso del tiempo deteriora las relaciones a distancia y la suya no fue la excepción. Pasados los tres meses Junmyeon hizo una corta llamada a Yixing y jamás volvió a llamar, tampoco lo vio de nuevo, hasta cuatro años después.

 

        Presente día de Julio, Seúl, Corea del Sur.

 

       Yixing corrió a abrir la puerta, hacía un rato que estaban sacando un documental muy interesante acerca de las larvas, y por culpa de la persona que tocaba la puerta como bestia se iba a perder la parte más interesante.
       Por supuesto que abrir la puerta, no se esperó un puño directo en su cara, mucho menos esperó que aquélla fuerza perteneciera al amiguito de Junmyeon.

 

—¡¿Qué diablos te pasa?! —Sehun respiraba con dificultad con el puño lleno de sangre. Se abalanzó sobre Yixing y ambos cayeron al piso, Sehun le brindaba golpes a la cara de su contrincante mientras que él lanzaba patadas a su estómago con confusión, y de vez en cuando atinaba uno que otro golpe a su cara.

—¿De qué hablas? —preguntó Yixing cuando logró separarse de Sehun, estaba completamente desorientado, los hematomas comenzaban a marcarse lentamente sobre su piel.

—¡No finjas que no sabes nada! —Sehun habló, mientras parecía desgarrarse la garganta— tú bien sabes de lo que hablo —murmuró con voz venenosa, y se formó un nudo en la garganta— tú… tú... —el sólo hablar de ello le dejaba un nudo en la garganta.

 

        Se lanzó de nuevo y le propinó un gancho en el estómago que dejó a Yixing tumbado de dolor en el suelo, le lanzó una patada a la espalda que le hizo soltar otro alarido de dolor.

        —¡Creíste que nunca me daría cuenta! —le gritó y el chico tirado comenzó a derramar dolorosas lágrimas de culpa— ¡¿Cómo pudiste hacerlo?! —pateó una vez más el cuerpo tembloroso en el suelo

        —¡Lo siento! —gritó hecho un ovillo sobre el suelo— De verdad... Yo... Lo siento —. Sollozó con la poca fuerza que tenía.

        —Un "lo siento" no arregla nada —sonrió con furia y lo obligó a mirarlo a los ojos.

        —Por favor... —Sehun estaba a punto de golpearlo de nuevo, sin consideración alguna ante sus peticiones de piedad, pero lo que Yixing dijo lo dejó desconcertado, al punto de aventarlo adentro de su casa y marcharse: —Golpéame más.

 

 △▼△

 

 

         Al llegar a su casa Sehun azotó la puerta.

—¿A dónde fuiste? —Preguntó Junmeyon asomándose por la cocina— ¡Ay por dios! ¿Que te sucedió? —el menor continuó con su camino, directo al baño para lavar sus heridas— Sehun, te estoy hablando —gruñó Suho— Sehun —dijo y caminó hacia él; se adentró en el baño, sólo para encontrarlo sin camisa, lleno de golpes y moretones, y una que otra herida que comenzaba a sangrar.

        Suho tomó el botiquín de emergencias y se sentó sobre la taza del baño, al tiempo que se agachaba para quedar a su altura. Tomó algodón y desinfectante, y comenzó a curarlo.

—Ahora sí, Sehun. ¿Me vas a decir qué te paso? —El nombrado, ceñudo, bajó la mirada y mantuvo una mueca seria por varios minutos, mientras apretaba los puños. Aquella etiqueta sobre el frasco de desinfectante de heridas, que decía que no ardía mentía. ¡Mierda sí! ¡Y ardía como el infierno!

—Yo —gimió Sehun, soltando a la par un pequeño grito de dolor— fui a golpear al bastardo ese —el menor notó como el rostro de Junmyeon se oscureció con miedo.

—Te dejó horrible —tomó otra borla de algodón y la mojó con el desinfectante, tiró la que estaba llena de sangre y el herido sonrió de lado, con burla.

—Ja, él quedó peor —de nuevo otro berrido de dolor.

—Lo siento.

—No te preocupes hyung —Sehun levantó la mirada, como un cachorrillo perdido—me estás ayudando —le regaló una blanca, tímida y sincera sonrisa, una de esas del Sehun inocente de cinco años que algún día fue.

—No, Hunnie —Junmyeon retiró la mano de su rostro y bajó la mirada, mientras comenzaba bajar e, tono de su voz, apagandolo cada vez más—. No quería causarte problemas —miró el suelo con un gesto triste— al final no sólo terminaste lastimado, yo también salí... Mal.

—Hyung, no digas eso —Sehun se acercó a su hyung con una mueca de dolor— lo hice porque yo quería. No fue tu culpa. No debí haberte dejado ir, no te hubiera pasado nada si hubiera llegado a tiempo.

 —¡Sabes que no! ¡No sé ni quien me hizo esto! —Comenzó a sollozar.

 —Y no necesitas saberlo —le respondió— Ya basta, Junnie. Todo ya pasó y ahora estas, no, estamos bien —se corrigió y tomó el rostro de Junmyeon en sus manos, mientras el sollozaba y el menos acariciaba suavemente sus mejillas.
  El castaño lloró un rato más en sus brazos, desahogándose en su amigo.

 —¿Porqué haces esto? —preguntó el mayor a Sehun, mientras temblaba su labio.

—Esto es, obvio porque eres mi mejor amigo —dijo seriamente, con una pizca de sarcasmo.

—¿Enserio? —el rostro de Junmyeon se iluminó un poco— Gracias Sehun…

—Hyung torpe —interrumpió con un susurro el menor— de verdad que nunca te enteras de nada.

—¿Que? —preguntó confundido.

  —Junmyeon —murmuró Sehun y se acercó a su rostro y pasó sus manos por la cintura del bajo.

  —¿Sehun? —preguntó de nuevo, aún más desorientado.

  —Yo... Te amo.

 

Y Sehun... Lo besó.

△▼△

 

          Por ahí donde las aves se escondían, en la quinta ventana del octavo piso, un gato lamía las heridas de un chico de pelo negro.
  Hacía algunas horas, un chico alto de cabello plata lo había golpeado, después de reclamarle un par de cosas que se tenía merecido.

 —Entiendo si no quieres decirme nada —Wufan entró al cuarto— ¡Fuera de aquí Meme! ¡Vas a infectar las heridas de Yixing! —el rubio ahuyentó al gato— pero no creo que digas que te lo mereces. Cualquier cosa que hiciste no puede ser tan mala para que digas eso —Su única respuesta fue silencio inminente.

—Ven, cambiaré tus gasas, su zapato te dejó horrible el hombro.

         Se acercó a Yixing, y lo sentó sobre la cama. El rostro del pelinegro tenía un ojo hinchado, el cual tenía un poco de sangre seca, un curita sobre la nariz, el labio roto, un montón de moretones repartidos por su cuerpo y algunas heridas abiertas.

—Ayer, en la universidad —se escuchó un débil susurro de Yixing, y Wufan prestó atención especial— vi a Junmyoen. Yo lo vi con otro chico, era su novio. Hable con el y se desmayó, yo lo traje a casa y lo ayude —hablaba despacio, muy lento y de forma pausada, Yixing comenzó a llorar, al doctor no le gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación— yo…

—No es necesario que me cuentes, cuando estés listo…

—No, Kris. Yo… necesito decírtelo —guardo silencio unos minutos, tomando valor para decir lo que tuvise que decir— abusé de Junmyeon

 

△▼△

 

         Junmyeon siguió el beso por inercia, pero colocó sus manos sobre el pecho de Sehun, y lo empujó suavemente.
Sehun bajó la cabeza.

 

—No... Lo siento —murmuró— yo amo a alguien más.

 —¿Es por Lay, cierto? —dijo, con la voz a punto de quebrarse.

 —Sehunnie, no es sólo eso. Necesitas a alguien que te quiera de verdad, que te de el amor que te mereces. Y yo no puedo entregarte algo que no me corresponde darte.

 —¿Porqué no? —preguntó desesperado— ¿Qué tiene él que yo no?

 —Sabes que no es eso, son cosas diferentes...

 —¿Entonces por qué no puedes amarme?

—Sehun...

—Dame una oportunidad —Sehun se arrodilló, y colocó su cabeza en las rodillas de Jumyeon— por favor, te enseñaré a quererme...

—No, no aprendes a amar a alguien. El sentimiento nace de más que una simple propuesta. Es más que todo...

—¿Porqué lo quieres? —preguntó Sehun— ¡Es un egoísta! ¡No lo necesitas!

—Cállate —musitó Junmyeon.

—¡Jamás te dijo que estaba esperando un hijo tuyo! —Sehun alzó la voz.

—Que te calles —susurró con dolor.

—¡¿Que no lo entiendes?! ¡Él no te ama!

—¡Cállate ya! —de la garganta de Junmyeon salió un grito desgarrador, seguido de un puño que estampó en la mejilla del menor.

—¡No! ¡Lay te usó! ¡No es más que un maldito niño de la calle! ¡Si no lo hubieras recogido no sería mas que un...

—¡No hables así de Yixing!

         El silencio rotundo dejó escuchar el goteo de la ventana. Y luego un rayo.

         —¿Yixing? —la garganta de Sehun se secó— ¿Qué no..

  —Su nombre real es Yixing —argumentó Junmyeon con brusquedad. Sehun pareció respirar pesadamente mientras su cara se deformaba en molestia.

—¡NO! —gritó con furia, y su puño estampó contra la puerta de madera, provocando que ésta se hiciera una grieta enorme y astillas volaran por los aires. Las heridas en los nudillos de Sehun se abrieron de nuevo, y dejó una mancha de sangre en la puerta— ¿Porqué, Junmyeon? —preguntó con la voz totalmente temblorosa, mientras sus lágrimas salían sin retención alguna— ¡¿Porqué?!

—¿De qué estás hablando ahora? —preguntó cansado.

—Deberías saberlo —resopló— Después de todo, él te cuidó mientras estabas enfermo —el mayor abrió los ojos y su respiración se aceleró. Pensó que la pelea con Lay había sido un sueño...

—Sí, Junmyeon. Él te hizo eso.

 

△▼△

 

 

—¡Otra copa más! —Junmyeon arrastró las palabras, sintiendo un profundo éxtasis en su interior. Esa noche estaba animado, tal vez eran las luces parpadeantes de colores, tal vez era la música o la energía de las personas a su alrededor fluyendo por todo el lugar.
O tal vez, sólo tal vez, era que se había pasado de copas un poco.

 

—Junnie, no deberías pedir más. No sabes cómo te pones cuando estás borracho

—¡No estoy borracho!

 —¡Que sí!

 —¡Que no!

 —¡Que sí!

 —¡Que no!

 —¡Que sí, joder!

—No, no, no, no no —dijo rápidamente y le enseñó la lengua a Chen en un gesto infantil, salpicándolo levemente de saliva.

—Ew —espetó el sobrio.

         Dos días atras, Chen había ido al departamento de Junmyeon, a devolverle a Sehun algunos videojuegos que el menor le había prestado. Pero sólo lo encontró solo, en su departamento con los ojos hinchados y mucha gripa y tos.

"—Chen, Sehun me dijo que está enamorado de mí. ¿Tienes idea de lo que es eso? ¡No puede ser! ¡Nunca dijo nada! —parecía desesperado.

—Hyung... —Chen miró el suelo, mientras rascaba su cabeza de forma incómoda.

—¿Tú lo sabías? —preguntó. Junmyeon estaba confundido, sólo faltaba que él lo supiera y no se lo hubiera mencionado.

—Era bastante obvio Hyung, para cuando él me lo confirmó yo fingí que no sabía nada.

—¡Hubiera podido evitarme todo esto! —espetó furioso.

  —Claro, Junmyeon, porque uno hace lo que Sehun hace por ti sólo porque son mejores amigos.

 —¡Pues sí! —el castaño agitó sus brazos.

 —No, es diferente. Sehun me había dicho lo que había pasado con él antes de que lo conocieras. Era antipático y gruñón. Tú mismo me lo has dicho. ¿Crees que alguien cambiaría así de la nada?

 —Pero...

 —No, ¿cierto? —el dueño de la casa estaba estático— a veces me pregunto si eres estúpido o lo finges. Pero ya veo que es verdad."

 

—Amber —dijo Chen a la chica que hacía el papel de barman.

—Dime Chen —. Respondió la rubia de espaldas a él, mientras preparaba cocteles.

 —Te dejo a Junmyeon —El nombrado resopló, mientras hablaba con el televisor y le gritaba incoherencias— Si te pide otra copa engáñalo y dale agua o refresco.

 —Vale, yo lo cuido mientras intenta ligar con Donghae —señaló la televisión y vio el comercial en la televisión, al cual Junmyeon le hablaba como si fuera un chico real.

—Ahora vengo, cuídalo bien, nadie sabe a ciencia cierta cómo se pone ebrio.

           Chen se colocó en la puerta del bar, y se acercó a un muchacho alto y rubio de espaldas.

 —Hola Kris —saludó atrás del muchacho.

  —JongDae —se volteó, y mencionó su nombre de forma tan directa que se sintió incómodo.

  —Llámame Chen. ¿Está aquí Yixing?

  —Sí, fue al baño —Kris suspiró— si esto no funciona y Yixing termina peor te irá mal enano —sus brazos fuertes y gesto serio, complementados con su gruesa y ronca voz no ayudaban para nada a los nervios de Chen, quien comenzaba a ponerse histérico y a preguntarse si su plan funcionaría realmente.

  —No se preocupe, tengo todo bajo control.

  —No suenas muy convencido —dijo Kris.

  —Ni lo estoy —susurró pero su acompañante no logró escucharlo bien debido a los estruendos de la música.

  —¿Me hablaste?

  —No, no —respondió JongDae nervioso— Junmyeon ya está ebrio, creo que esto sí podría funcionar.

  —De acuerdo, llevaré a Yixing a la habitación y el resto lo dejo en sus manos —Yifan se acercó al rostro de JongDae de una manera muy intimidante— Más te vale que esto funcione, o te juro que tu cara va a terminar peor —musitó con un gesto intimidante y sobreprotector JongDae asintió asustado y corrió directo a Junmyeon, quien lloraba abrazado a una planta de plástico, contándole el porque Cinna no debió morir.

  —Él era un gran hombre —sollozó— la perra de Katniss sí merecía la muerte, es decir. ¡Peeta la amaba!

  —Sí, sí. Así es Junnie —JongDae lo levantó y colocó su brazo sobre su hombro— Ven, vamos.

  —¡No! ¡No quiero! ¡No! —Junmyeon se sacudía— No puedo dejar a Trixie sola —lloriquéo.

  —¿Trixie?

  —Ella, si la dejo se pone triste —señaló la planta de plastico con la que anteriormente estaba y se echó a reír en una estruendosa carcajada que dejó su mentón lleno de saliva.

  —Sí, claro, ven —El castaño era arrastrado por su amigo mientras susurraba y gritaba incoherencias— Vamos campeón, hay alguien a quien quiero que conozcas.

  —¡Trixieeee! ¡Trixieeee! —Junmyeon comenzó a gritar— ¡Volveré por ti nena! ¡M amor por ti es infinito!

  —Junmyeon, ya cállate —Amber comenzó a reír— yo me aseguraré de que nadie toque a Trixie —el chico ebrio se soltó del agarre de Chen y corrió entre tropezones a la barra. Para desconcierto de todo, abrazó a la barista.

  —Dongsaeng es un buen amigo —Junmyeon la abrazó y la jaló de manera que su oído quedara al alcance de boca— Hyung promete comprarle licor y cocteles más seguido —susurró de forma rasposa.

  —Junmyeon, Amber es chica —Chen rió ante las ocurrencias de su Hyung— ven, vamos a ver a mi amigo.

  —¡Amigos! ¡Wiiiii!

  —Junnie, compórtate.

  —¡Amigos, amigos! ¡Voy a conocer amigos!

 

          Chen arrastró a su amigo medio ebrio por toda la pista de baile, pasando entre roces descarados e insinuantes miradas furtivas de una que otra muchacha por ahí. Junmyeon se tambaleaba mientras seguía escupiendo baba. Hablando de Dora la exploradora, Botas y Napoleón.
           Era una lástima que estuviesen en ese lugar, ya que de otra manera, el menor se habría aprovechado de él y hubiera grabado en su celular las estupideces de su amigo.

 

△▼△

 

 —Dora, dora, dora la exploradora… ¡Pasa un tiburón y se la devora! —ya estando en una pequeña habitación JongDae aventó a Junmyeon sobre la cama. Estaban en la habitación del conserje, quien al parecer había sido despedido hace un tiempo. JongDae abandonó a Junmyeon en la habitación, a la lar que cerraba la puerta mientras el encerrado sólo se dignaba en gritar cada vez más, desesperado por salir de ahí.

       Junmyeon miró la habitación. Sencilla, sin decoración alguna y sólo con lo necesario. Una lámpara de noche sobre un pequeño buró, una puerta que –muy probablemente– era un baño y un colchón sobre el suelo con una gruesa y grande manta. 

          Afuera llovía, las paredes de cemento desnudo alcanzaban a infiltrar un poco de la humedad externa, como pudo se acercó a ella y se tapó.

         Junmyeon no sabe si fueron minutos o segundos, pero durmió por unos instantes –no lo suficiente para ahuyentar el estado de ebriedad–, fueron pequeños instantes de gloria en los cuales el constante golpeteo cruel del alcohol sobre su cerebro desapareció casi por completo. Sólo para ser reemplazado por algunos golpes secos y una voz extrañamente familiar gritando cosas que en su estado de semi-inconsciencia apenas alcanzaba a escuchar.

 

—¡Kris! ¡Esto no es divertido! ¡Sácame de aquí! —Denotaba miedo e inseguridad— ¡No quiero estar aquí! ¡Está oscuro y no veo nada! —la voz tembló por unos instantes y murmuró— Encima que hay alguien medio muerto en el colchón…

 —No estoy muerto —atacó Junmyeon de forma imprudente, importándole un comino quien fuera la persona que decía que él estaba muerto— ¿Que? —el ebrio se levantó con pesadez y se puso en una patética posición de defensa— ¿Quiere pelea? ¿Eh? ¿Eh? Yo sé ajedrez… cuidado, ¡eh! ¿Que pasa? ¿Tienes miedo?

 —Junmyeon… —murmuró Yixing.

 —¡Ven acá, cobarde! —gritó Junmyeon en cuanto hubo recapacitado. Al darse cuenta de quién estaba frente a él se bajó casi completamente el estado de ebriedad, llegando al punto de sólo bloquear su cordura. Se levantó y lo empujó de forma brusca hacia la puerta. 

Yixing temblaba de asombro, era su turno de desconcertarse. ¿Suho ebrio?

—¿Quién demonios piensas que eres? —musitó de forma venenosa, el pelinegro no respondió— habla de una vez, niño bonito —dijo citando sus propias palabras casi con odio— ¡Habla ya!
        Junmyeon lo jaló de las muñecas mientras lo aventaba al colchón.

—¿Crees que fue divertido lo que me hiciste? —en el suelo, Yixing había comenzado a temblar, estaba asustado, y se sentía culpable.

—Suho, yo…

—¿Ahora sí me dices Suho, no? —sus ojos despedían fuertes llamaradas de fuego.

 —Te juro que me arrepiento —musitó con los ojos cerrados y llenos de lágrimas. Se mordió el labio con culpa.

 —Sí, claro. Lo dices después de que ya lo hiciste —el castaño se acercó a Yixing y se pocisionó sobre el con brusquedad.

 —Suho… no…

 —Sentirás… lo que yo pasé ese día.

 

         Yixing cayó en cuenta de lo que hablaba, se sintió culpable y negó con fuerza, pero el chico no se detuvo, rasgó su camisa con fuerza y comenzó a morder su cuello de forma salvaje. Yixing sentía desesperación, no asco o repulsión; era tristeza de no poder estar con él como se debía. 

        De no poder hacer el amor.

       Con cada mordida en su cuello los sollozos iban aumentando, Yixing sabía que lo tenía bien merecido, le había hecho daño y ahora, entonces, pagaba las consecuencias.
De pronto todo se detuvo. Y sobre las mejillas del pelinegro aparecieron gotas que no pertenecían a sus lágrimas. Junmyeon estaba llorando.

       Sus lágrimas caían libremente y paseaban por el rostro ajeno sin decoro alguno. Ojos hinchados, aliento alcohólico y mejillas sonrosadas.

—No puedo… —se mordió el labio y soltó un doloroso suspiro que habría desgarrado el alma de cualquiera. Zafó el agarre y se sentó al otro extremo del colchón a llorar— ¿Porqué?

—¿Que? —Yixing aún estaba asustado, pero más que eso desconcertado.

—¿Porqué nunca me hablaste del bebé? —pasaron unos minutos, suspiros entrecortados y respiraciones lentas, principalmente, jamás una palabra del susodicho— ¡Maldita sea, Yixing contéstame!

 —¡¿Qué demonios querías que hiciera?! —se atrevió al fin a responder. Sin tener algún argumento— ¡Tu estabas por irte a China! ¡No podía simplemente arruinarte con eso! —exclamó con desespero— ¡¿Y tú qué demonios reclamas Junmyeon?!

 —Ah, pero hace un rato era Suho —añadió con sarcasmo el nombrado.

 —¡No te atrevas a quejarte conmigo cuando fuiste tú quien me abandonó por tres años y medio!

 —¿Perdón? —preguntó enojado el mayor.

 —No, no. Nada de perdón —gritó Yixing— Tres meses después de que te fueras no te volviste a poner en contacto conmigo. ¡Tres años y medio, con un carajo! ¡No!

 —¡No me cambies el tema! —gritó Junmyeon en un intento desesperado por distraerlo de su bombardeo de preguntas.

 —¡Bien! ¡No te dije del bebé porque no quería que dejaras tus sueños por mí! —Yixing se levantó con las manos hechas puños— ¡¿Y eso que?! ¡Pensaba decírtelo de cualquier manera! En cambio tú… —resopló con coraje— Tú no te dignaste a decirme que ya no me querías —soltó una risotada amarga— en cambio sólo me olvidaste, me desechaste como un maldito pañuelo. ¡Niegalo!

 —¡Eso no es cierto! —se defendió Junmyeon, quien parecía ya no estar tan ebrio.

 —¿Ah, no? ¿Entonces que fue? —espetó con fiereza Yixing, el mayor tomó asiento de nuevo sobre el suelo y pasó sus manos por su cabello con exasperación.

 —¡Lo siento! —gritó— lo siento… Debí haberte buscado —su voz se apagaba poco a poco— la última vez que te llamé, estaba cansado. Había sido una semana muy pesada. Me robaron el celular, mis libros y mi computadora… Perdí todo relacionado contigo. La universidad se llevó todo mi tiempo la muy bastarda, pero nunca dejé de pensar en ti —tragó saliva y miró a Yixing— ¿Y tú que? No finjas que te importo… ahora tienes a alguien más. El chico ese de la moto… ¿Crees que te voy a creer? —guardó silencio— ¡Aunque me disculpe tú ya no me vas a querer!

 —No es cierto —declaró en un susurro— Ese chico no es mi novio… es mi mejor amigo, eso es todo.

 —¿Cómo puedo creerte? —mencionó Junmyeon de forma amarga— ¿Cómo pretendes que te crea? —Yixing lo pensó unos instantes antes de contestarle.

 —No gano nada mintiéndote ahora —Yixing comenzó a juguetear con sus manos— creo que ya estoy lo suficientemente jodido como para que quede peor frente a ti —se escuchó un soplido resonar— Estoy celoso. Quisiera ser ese chico que vive contigo y tiene todo el día para poderte ver —suavizó la expresión y se sentó junto a él.

 —Vivía —Junmyeon sonrió amargamente— sólo eramos amigos él se me declaró, aunque ya sabía que estaba enamorado de alguien más. Lo rechacé y no ha pasado por el departamento. Fue por sus cosas mientras no estaba ahí… Lo conocí en China. Ambos pagábamos juntos la renta.

—¿Ah sí? —murmuró Yixing con cierto deje de celos— ¿De quién te enamoraste? —Junmyeon soltó una carcajada que le hizo recordar al menor que su ex amante no estaba del todo sobrio, y se sintió mal. Supo que no recordaría nada de lo que hablaran.

—¿Tú de quien crees? —el castaño alzó una ceja y sonrió de lado.

—No lo sé —Yixing bajó la cabeza fingiendo indiferencia, sabía que se refería a el.

—Idiota —el menor estuvo a punto de reclamar, pero sintió la presión de un par de labios de cereza sobre los suyos.

 

        El beso era dulce, cálido y nostálgico. Dos amantes que se encontraban nuevamente.
Hambriento y necesitado, como el deseo que aparecía nuevamente, tal cual cuatro años había aparecido de nuevo. Yixing era, ahora, más maduro, su cuerpo estaba tallado por el ejercicio que hacía y sus facciones habían sido compuestas por el embarnecimiento de su rostro.

        La camisa de Junmyeon, luego los pantalones de ambos y al final nada más que una fina capa de sudor cubriendo sus cuerpos y besos dulces sobre ellos.
  Pronto se fundieron en uno nuevamente, volvían a ser Suho y Lay. No eran Junmyeon ni Yixing, sus pieles pedían a gritos silenciosos más del otro.
En ese momento se necesitaron, se amaron con tal intensidad, que no importó el pasado que tuvieron. Sólo importaban ellos

          Afuera comenzaba a caer granizo. El agua fría y la humedad se colaba por las paredes grises y opacas, pero a ellos no les importó. El calor de sus corazones y ellos mismos fundidos en uno eran mucho más que un abrigo o una manta de lana.

 

△▼△

 

          Yixing despertó con un par de besos sobre sus párpados de porcelana blancos. Se sintió protegido y con una sensación extrañamente familiar rodeándolo. Al abrir los ojos vio una preciosa de ángel, aquella que había extrañado por cuatro años de su vida, y se preguntó cómo había sobrevivido cada mañana sin ella.
          Inmediatamente se asustó y levantó de golpe, intentando huir de Junmyeon, pero éste le jaló el brazo y lo tiró de nuevo junto a él.

—No te vas a escapar tan fácilmente de mí —ronroneó a su oído mientras deslizaba sus frías manos por su vientre y acariciaba con cierta nostalgia sus cicatrices— te perdí una vez —depositó un suave beso en su frente— no pienso perderte de nuevo —. Junmyeon volteó a Yixing y ambos quedaron de frente.

—Yo no…

—No, tú sí —interrumpió— te quedarás conmigo y te amarraré si es necesario.

—¡Uh! ¡Alguien está hablando de amarrar! —JongDae entró con una pervertida sonrisa en su rostro y una cámara en mano, seguramente grabando.

—¿Chen? —preguntó Yixing confundido— ¿Tú fuiste el responsable de esto?

—Tal vez… —sonrió con misterio. Yixing bufó y Junmyeon sonrió.

—Él me contó del bebé —agregó Junmyeon mientras se aferraba al pelinegro para asegurarse de que no se iría.

—¿Porqué no le contaste completamente lo que sucedió? —cuestionó Yixing con cierto enfado, pensando que tal vez, si le hubiera explicado lo ocurrido se hubieran ahorrado algunas cosas.

 —Creo que eso no me corresponde a mí decirlo —dijo, y después de unos minutos de silencio concluyó y dejó la habitación— creo que los dejaré un rato a solas.

         Yixing se encontraba entre las piernas de Junmyeon, con éste abrazándole por la espalda. El mayor dejaba ligeros besos en su nuca mientras Yixing suspiraba. Sintió como accidentalmente rozó la punta de su cicatriz y recordó las palabras de Kris en su mente

                     “No puedes huir para siempre”

          Suspiró, y después de un par de besos más en la nuca, habló.

—Fue la segunda semana que abandoné el departamento —Junmyeon cesó por un instante los besos, y luego continuó, esta vez con su atención en Yixing— recuerdo haber estado cocinando. Levanté la mano para tomar el estragón —su voz se quebró— ¡No hice esfuerzo, lo juro! —jaló aire y sollozó— me caí, y comencé a gritar, estaba asustado, Chen no estaba en casa. Yo sólo me desmayé, y cuando desperté —se llevó una mano a su boca y comenzó a respirar hondo— cuando desperté estaba en el hospital. El doctor me había dicho que el había muerto dentro de mí, y que yo había estado en grave peligro.

         Yixing fue envuelto en los brazos cálidos de Junmyeon y pronto ambos quedaron dormidos. Ambos con la satisfacción de tenerse cerca.
  Porque Junmyeon era todo lo que el otro necesitaba.
  Y Yixing tenía todo lo que a su compañero le faltaba.

 

          Ambos se complementaban perfectamente.

 

  Presente día de Septiembre, Seúl, Corea del Sur.

       

          Había pasado un rato ya desde que aquel perro molesto no dejaba de ladrar. Yixing había estado esperando aquel momento para decir lo que tenía que decir a su prometido y el perro no se callaba. Su dueño parecía no importarle que su rata comúnmente conocida como Pomerania estuviera masacrando su garganta a ladridos.
Yixing frunció el ceño y sin importarle que tan alto lo gritase, lo dijo.

      —Suho… vamos a tener un bebé.

         Junmyeon sonrió. Se levantó y con lágrimas en los ojos, cargó a su prometido en sus brazos. Repartiendo besos por su rostro se mantuvieron unidos por un buen rato. La atmósfera romántica y bella en la que estaban encerrados no les permitió hacer nada más que mirarse al otro y retirarse entre besos y caricias.

          De nuevo quedaron sólo restos de lo que alguna vez fue un escenario romántico; la pequeña rata dejó de ladrar y su dueño retiró el periódico de su cara.
Lágrimas agrias corrían por el rostro de Sehun, quien sólo atinó a romper su periódico en pedazos y aventarlo al basurero. Continuó llorando por varios segundos hasta que una mano se posó en su hombro.

  —¿Estás bien? —cuando levantó la cara, admiró una de las sonrisas más hermosas que alguna vez hubiese visto, le era tan familiar que no pudo evitar el nombre que salió de sus labios.

  —Junmyeon… —el desconocido negó con una sonrisa en el rostro y le ofreció un pañuelo desechable.

  —Mi nombre es Xiao LuHan.

 

Notas finales:

Si hay alguna duda pregunten. Son libres. Acepto críticas constructivas, señaladas de errores, agradecimientos, rosas, jitomatazos, propuestas de matrimonio... O C S NO

No se olviden de comentar si les gustó, si no les gustó, la escritura, e te ce. Paaaaaasen por mi twitter para hablar un rato de estupideces y fanfics, y si quieren un pedido, ¿porqué no? @AnnieChanL

De nuevo, les repito, esta totalmente dedicado a Aurorita, muchas gracias por todo ^^ no olvides que aquí estoy para hacerte bullim y quererte! 

pasen por mi cuenta, -les abre las puertas-

¡Gracias por leer! ¡Besos de salmón! °3°

¡Nos leemos pronto! XOXO

A-chan~


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