Erik y Emma están perdidos en su propio mundo, no escuchaban nada que no fuera sus voces hablando un poco bajo, ni siquiera notaron que la música y hasta el habiente en la casa había cambiado, solo la voz de Sebastian fue lo suficientemente fuerte como para sacarlos de donde sea que se encontraban sus mentes en ese momento.
—Erik, Emma—. Los llamo el otro que se encontraba parado dándoles la espalda. —No quiero ser aguafiestas, pero… —.
— ¿Ya le diste a Charles los papeles de divorcio?—. Pregunto Erik sin dejar de abrazar a Emma, esto ocasiono que la rubia sonriera y se abrazara aún más a Erik.
—No, No he podido—. Dijo Sebastian dándoles por fin la cara. Los gritos que se escuchaban desde dentro, robaron la atención del trio, ahora si notaron el nuevo habiente y hasta el cambio de música que hubo.
— ¿Qué rayos está pasando ahí dentro?—. Pregunto Erik alejándose de Emma y caminando en dirección a la casa. Lo que no esperaba encontrar era tremendo alboroto, música electrónica a todo volumen, gritos y gritos de algunos jóvenes que rondaban la casa y que él no reconocía, así que podía estar seguro de que no eran amigos de Charles.
Pronto unos gritos comenzaron a llamar su atención, cuando desvió la mirada al centro de todo el tumulto pudo ver a como Charles se paraba sobre la mesa de centro y como Alex le pasaba una jarra llena de cerveza. “Pero que mierda…”. Pensó Erik al ver a Charles tomando con total entusiasmo de aquella jarra y para colmo, el resto de los presentes animándolo con el típico grito de “¡Fondo, fondo, fondo!” y entre ellos sus hijos.
Erik frunció el ceño, ¿Qué estaba pensando con Charles?, ¿Acaso quería dejar en ridículo a la familia?, si era así, lo estaba logrando. Erik se acercó a la multitud la cual al ver la cara de molestia del hombre no dudaron en alejarse, pero no así de seguir animando al castaño a terminar aquella bebida.
Cuando Charles termino la bebida con total éxito y de un solo sorbo fue que alzo los brazos en señal de victoria y los gritos de júbilo de los demás no se hizo esperar, Charles reía como idiota, ¿Hace cuánto no se divertía así?, pero toda aquella felicidad desapareció, al menos un poco, cuando fue jalado para que bajara de donde se encontraba parado, Erik lo había tomado del brazo para comenzar a alejarlo de la multitud.
— ¿Qué rayos estás haciendo?—. Pregunto Erik una vez lejos del grupo que seguía con la siguiente víctima de aquella jarra de cerveza.
— ¿Yo?—. Al castaño no le importo ser arrastrado a la fuerza por su, aun, esposo. —Pff… nada, solo me divierto en mi cumpleaños—. Le dijo con una sonrisa estúpida causada por la gran cantidad de alcohol que había entrado de golpe en su sistema.
—Charles, eres un maldito adulto, no estás en edad para comportarte así—. Le reprocho Erik. — ¿Qué van a decir tus hijos?—. Charles alzo una ceja.
—Pero si ellos fueron los que me animaron—. Sonrió. —Además, no pensé que te importara, como estás tan bien acompañado—. Dijo desviando la mirada a donde se encontraban Sebastian y Emma aparentemente hablando, Erik no dudo en fruncir el ceño ante las insinuantes palabras del castaño.
—Eso no es pretexto para…—.
— ¡Papá!—. Wanda llego corriendo a lado de ambos hombres, tomando sin delicadeza el brazo de Charles. —A que no sabes quién llego—. Le dijo la morena con una sonrisa, Charles se la correspondió. — ¡Ven, ven, tienes que verlo!—. Le dijo con alegría, logrando que el adulto la siguiera por la fuerza, dejando a Erik con la palabra en la boca.
— ¿Y ahora qué?—. Dijo el alemán con algo de molestia, siguiendo los pasos que su hija y su, aun, esposo habían dado.
***
Charles seguía a su hija con pasos torpes a causa de lo mareado que estaba a causa de su pequeña competencia sana con aquella exuberante jarra cerveza, el castaño aún tenía aquella sonrisa que solo borracho podría tener, porque estaba seguro de que si se encontraba sobrio ahora mismo estaría llorando en su habitación.
¡Bendita la persona que invento la cerveza para aliviar las penas!
—Mira quien está aquí—. Canturreo la morena mientras aventaba a su padre frente a ella, Charles se llevó una mano sobre la cabeza, como mero gesto antes de elevar la mirada y toparse con unos ojos de un azul obscuro y una media sonrisa que mostraba aquellos ligeros, pero sobresalientes colmillos.
—Charles—. Fue todo lo que dijo aquel hombre, y el castaño no pudo evitar tener una cara de sorpresa en su rostro para después cambiarla a una de total alegría.
— ¡Logan!—. Grito con entusiasmo antes de abalanzarse al azabache que se encontraba frente al él. Logan inmediatamente envolvió a Charles con sus brazos. —Cuanto tiempo sin verte… ¿Cómo estás?—. Howlett pasó unos de sus brazos por los hombros de Charles.
—Bien, ahora que pude verte después de tanto—. Sonrió y Charles le correspondió. — ¿Te parece si vamos por unas bebidas?—. Le dijo mientras lo guiaba hasta la barra que se encontraba en la estancia y que estaba siendo atendida, aunque parezca raro, por Hank.
Wanda solo pudo entrelazar ambas manos para llevárselas a la barbilla con una sonrisa que difícilmente podía contener, el plan ya estaba iniciado, solo hacía falta que…
— ¡¿Pero qué demonios haces tú aquí?!—. Erik lo viera. Y era evidente que así había sido.
***
Erik regreso inmediatamente a la estancia de la casa, encontrándose con el grupo de gente que ahora bailaba al ritmo de las canciones que ponía Sean, Erik frunció el ceño, era mucho ruido, y seguramente los vecinos se quejarían al día siguiente.
No le dio más importancia y regreso a buscar a Charles, pero solo pudo dar con su hija y con la entrañable sonrisa que tenía en su rostro mientras veía algo en específico. Intrigado por eso, Erik miro a donde Wanda veía, topándose con algo que creyó no volver a ver. Logan Howlett sentado frente a la barra y bebiendo de una de sus botellas de licor favorito, y eso no era todo, Logan se encontraba riendo y charlando con Charles, ¡Charles! No lo pensó dos veces para acercarse al par de hombres con un rostro que bien podría inspirar miedo.
— ¡¿Pero qué demonios haces tú aquí?!—. Grito Erik una vez estuvo frente a Logan. El moreno simplemente miro a Erik con molestia.
—Él habla conmigo—. Contesto Charles mientras se llevaba otro vaso de licor a su boca, después le sonrió a Erik. — ¿Te acuerdas de Logan?—. Erik rodo los ojos, ¿Qué si lo recordaba?... ¡Claro que lo recordaba!, ¿Cómo olvidar al ex novio de tu esposo?
—Por la cara que tienes creo que Charles ha hecho una pregunta estúpida—. Finalmente hablo Logan. — ¿Cómo olvidar al hombre que me robo a mi novio?—. Erik frunció el ceño.
—Yo no te robe nada, fue él el que te dejo—. Apunto a Charles el cual miro con sorpresa a Erik.
—Me dejo porque lo preñaste, idiota—. Contesto Logan con el ceño fruncido. —Además Charles sabe perfectamente que no me importaba que hubiera tenido una aventura contigo, en especial porque estaba igual que ahora, ebrio—.
—No dijo lo mismo cuando llego conmigo llorando porque tú le habías gritado—. Ahora Erik era el que fruncía el ceño, si pensaba atacar así, así atacaría él.
— ¡Erik, Logan, basta!—. Grito Charles mientras se interponía entre ambos. —Es mi cumpleaños, ¿Podrían dejar de lado su irrelevante odio por unas horas?—. Ambos hombres se vieron con odio, Erik finalmente se alejó del par para irse a otro lado.
Erik vio que Sebastian se encontraba parado cerca de la puerta, también pudo notar que no había rastro de Emma por ningún lado.
—Se ha ido amigo—. Le dijo el otro. —Bonita escena de celos la de allá—. Se mofo, Erik solo bufo.
— ¿Dónde está Emma?—. Pregunto Erik con los brazos cruzados.
—Se fue, dijo que estabas poniéndole demasiada atención a Charles—. Dijo con simpleza, Erik frunció el ceño mientras veía como Logan y Charles volvía a platicar tan amenamente, veía como el castaño reía y soltaba de vez en cuando una carcajada, ¿Hace cuánto que no lo ve reír?, ¿Qué no lo escucha?, apretó su mandíbula, eso no estaba bien, no debería estar molesto, mas sin embargo lo estaba, se alejó de Sebastian para dirigirse a donde se encontraba Sean con la ruidosa música. — ¿Vas a querer que le entregue a Charles los papeles de divorcio?—. Pregunto Sebastian, pero Erik no lo escucho, el otro se encogió de hombros, pensando que se debía a la música, termino de un trago el resto de su bebida y salió de la casa.
***
Erik llego con Sean, le arrebato su reproductor y practicante arranco el cable que lo conectaba a las bocinas que estaban en la estancia, el silencio reino y las luces terminaron de encenderse, revelando a un hombre completamente molesto.
— ¡Se acabó la fiesta!—. Dijo con autoridad. —Salgan todos de aquí…. ¡Ahora!—. Los jóvenes no dudaron ni dos segundos en salir corriendo de aquel lugar, dejando la estancia solamente con cuatro personas. Erik vio con el ceño fruncido a los que ahí se encontraban. Azazel abrazado a Raven y Wanda comenzaba a recoger los vasos vacíos para depositarlos en una bolsa que cargaba un hombre detrás de ella. De la nada una nube de humo apareció en el centro de la estancia.
—Kurt, te dije que no lo hicieras—. Pietro se encontraba tratando de arreglar un poco sus ropas y su cabello blanco lucia bastante desordenado, al igual que el cabello azul de Kurt al cual no le importaba lo más mínimo.
— ¡¿Qué demonios es esto Pietro?!—. El peliblanco se quedó petrificado ante el grito de su padre, Kurt elevo la vista topándose con los ojos furiosos de Erik. — ¿Quién es él? ¿Y quién eres tú?—. Pregunto viendo al hombre que estaba cerca de su hija ayudándole a limpiar un poco la estancia.
—Soy Kurt Wagner—. Dijo el chico de cabello azul. —Y soy el novio de Pietro—. Dijo abrazando al de cabellos blancos por la espalda.
—Yo soy Remy LeBeau—. Dijo el castaño mientras abrazaba a Wanda por la cintura. —Y soy el novio de Wanda—. Erik frunció más el ceño, su cara estaba roja de ira.
—Largo—. Dijo con una mirada que bien podría llegar a matar a cualquiera. — ¡Ahora!—. El mayor tomo uno de los vasos que quedan a su lado y se lo arrojo a Remy, el cual lo esquivo con facilidad, le dio un beso a Wanda, lo cual termino de enfurecer a Erik, Remy tuvo que salir esquivando lo que parecía ser un florero. Kurt no fue tan atrevido como Remy, pero igual beso la mejilla de Pietro y desapareció en una nueva nube de humo.
— ¡Papá!—. Exclamaron ambos gemelos con molestia al ver de qué forma su Padre había corrido a sus respectivos novios.
—Ustedes y yo tenemos que hablar muy seriamente—. Los menores solo bufaron mientras se cruzaba de brazos. Finalmente Raven y Azazel se despidieron antes de ser echados por Erik. El hombre al verse solo en la estancia, solo acompañado de sus hijos, le hizo preguntarse, donde demonios se había metido Charles. — ¿Dónde está su Papá?—. Pregunto Erik a sus mellizos.
—Salió—. Dijeron al unísono sin dirigirle la mirada mientras seguían recogiendo la basura.
— ¿A dónde?—. Los mellizos se encogieron.
—Salió con Logan, Moira y Scott—. Dijo Wanda como no importándole el asunto, pero una sonrisa maliciosa se asomaba por la comisura de sus labios.
— ¡¿Esta con quién?!—. Pregunto Erik más con preocupación que con molestia, Wanda borro todo rastro de sonrisa y miro a su Padre.
—Con Logan, Moira y Scott—. Dijo como si nada y le dio la espalda a su padre, Pietro la siguió, ambos jóvenes luchaban para contener la sonrisa en sus bocas.
Erik se llevó una mano a la frente y aparto un poco sus cabellos, ¿Acaso esto era un complot en su contra?, tenía que serlo, era muy extraño que los exnovios de Charles llegara ahí por casualidad, y lo peor es que Charles se había ido con ellos, con todos, con los tres… ¡Los tres!
Paso el resto de la noche paseando de aquí para allá como león enjaulado, pensando en que estaría haciendo Charles en ese momento, el castaño estaba un poco pasado de copas, y estaba completamente seguro de que eso no impediría que Moira o Scott aprovecharan tal “descuido” como cuando eran jóvenes y él, Erik, tenía que estar al pendiente de que el idiota de Summers o la arpía de McTagger no se llevaran a Charles al rincón más obscuro que tenía el local, por Logan… por Logan se preocupaba demasiado, bien sabia como era Howlett, y el moreno no habría dudado en llevar a Charles a alguna de las habitaciones de la casa desde el momento en que vio que Charles se encontraba ebrio.
Preocupado, no quería admitirlo pero lo estaba y molesto, muy molesto. Eran las seis de la mañana y aun no había rastro de Charles por ningún lado. Y entonces se reprendió que él, Erik Lehnsherr, no debería estar molesto, ni mucho menos preocupado, él le daría los papeles de divorcio a Charles y así tendría luz verde para comenzar aun relación con Emma, sin prejuicios. Pero que demonios… ¡si estaba molesto!
— ¡Llegueeee!—. Erik se puso de pie, pues había pasado los últimos cinco minutos sentado en el sofá de la sala, solo hasta que escucho como Charles azotaba la puerta al abrirla y gritaba, evidentemente, ebrio anunciando su llegada. — ¡Hola amiguitos... los extrañe mucho!—. Erik pudo ver el preciso instante en el que el castaño se había abrazado a una maseta con una enorme planta llena de hojas, las cuales acariciaba con sumo cuidado.
Finalmente el castaño dejo la planta en su lugar y se dio la vuelta, con paso tambaleante, hasta toparse con la mirada verdosa de Erik, Charles sonrió. — ¡Erik!—. El de ojos azules intento dar un par de pasos hacia el nombrado, pero parecía que su tapete de bienvenida se había enamorado de su pie izquierdo pues el castaño no pudo evitar tropezar con él, cayendo al piso. El otro no dudo en acercarse a Charles el cual parecía no tener intenciones de ponerse de pie.
— ¡Mierda, Charles!—. Gruño Erik cuando lo hizo darse la vuelta aun en el piso. — ¿Cómo te atreves a aparecerte así? ¿Has pensado en que dirán tus hijos?—. El castaño palmeo una de las mejillas de Erik mientras reía tontamente.
—Dirán que su papá es un hijo de puta, que sabe disfrutar una fiesta—. Dijo para después soltar una sonora carcajada que bien podría despertar a Wanda y a Pietro, pero ese no fue el caso. — ¡Mira Erik!—. Señalo un punto en su muñeca. —Una chica muy bonita se me acerco en el bar donde estábamos y me escribió algo, ¡Que linda!—. Le dijo con voz totalmente arrastrada, Erik pudo notar una serie de palabras que no le agradaron del todo, además de un número telefónico.
—Te llevare a tu habitación—. Dijo Erik para tomar del brazo a Charles y levantarlo, todo iba bien, hasta que Erik quiso llevarlo al baño para que se duchara, ya que el castaño apestaba a cerveza y a cigarrillo, seguramente esto último por culpa de Logan.
— ¡No!—. Grito Charles tratando de zafarse del agarre de Erik, lo cual solo hizo que ambos cayeran al suelo, Erik encima de Charles.
— ¡Charles, deja de…!—. Dejo su grito a medias, pues aunque no pudiera creerlo, Charles había caído dormido al suelo, Erik suspiro y se le quedo viendo por unos minutos, ¿Hace cuánto que no veía detenidamente el rostro de su esposo? Había olvidado lo largas que eran aquellas pestanas, la manera que el castaño tenía al mover sus ojos debajo de sus parpados cuando un sueño lo perseguía. Había olvidado el ritmo que llevaba la respiración de Charles cuando dormía profundamente. Y entonces… se perdió, se perdió en aquella imagen de su esposo dormido, con un ligero sonrojo el cual solo había presente en las mejillas del más bajo cuando terminaban de tener intimidad, pero que ahora se debía al alcohol en su sangre, se perdió en el agraciado rosto que aun, a pesar de los años, tenía Charles.
Entonces algo más termino por perturbarlo. Las dudas, ¿Estaba seguro de que quería divorciarse de Charles?, ¿Estaba seguro de que quería divorciarse de aquel hombre con el que ha compartido la mayor parte de su vida?... ahora, no estaba tan seguro.
Levanto a Charles del suelo, el cual se agazapó en su pecho mientras apretaba fuertemente la camisa que traía puesta, lo deposito con cuidado en la cama, y le quito los zapatos, Charles al sentirse un poco más libre procedió a hacerse bolita a un lado de la cama, lucia adorable a los ojos de Erik, ¿Hace cuanto que no lo veía hacer eso?... en realidad, ¿Hace cuánto que no notaba a Charles en su vida?
El de ojos verdes soltó un suspiro, ya mañana seria otro día, procedió a irse de la habitación, no sin antes claro, borrar aquel recado indecoroso escrito en el brazo del castaño, solo por si las dudas.
***
Erik se había levantado un poco más tarde de lo habitual, ese día era lunes y aunque parezca raro no tenía trabajo que hacer, así que se la pasaría todo el día en la casa y si tenía la posibilidad hablaría con Charles y sus hijos.
— ¡Bendito café! ¿Por qué tardas tanto?—. A Erik le sorprendió oír la voz de Charles en la cocina, ciertamente creyó que el castaño no despertaría hasta pasado el mediodía, pues apenas eran las diez de la mañana.
—Papá, deja de abrazar a la cafetera, el hacerlo no hará que tu café este antes—. La voz de Wanda regañado a su papa no se quedó atrás. Erik se adentró en la cocina solo para ver a Wanda preparando el desayuno y al castaño de su esposo abrazar con sumo cariño a la cafetera.
— ¿Qué hacen despiertos tan temprano?—. Pregunto el rubio mientras entraba en la cocina y se sentaba en la barra.
—Nosotros tenemos escuela—. Contesto Pietro, el cual apareció de pronto en la cocina, Erik dio un salto al verlo a su lado de un momento a otro, a Erik siempre le sorprendía aquella habilidad que tenía su hijo de aparecer de repente, pero aun así no le evitaba hacerlo.
—Y yo inicio con clases de literatura y genética en la universidad—. Escucho decir a Charles, esto sorprendió mas a Erik de lo que había hecho la repentina aparición de Pietro en la cocina.
— ¿Inicias clases?—. Pregunto, Charles asintió sirviéndose una taza de café al cual dio un sorbo.
—Moira me dijo que en su universidad le hacía falta un maestro de genética, así que le dije que yo podría ayudarla—. Le dijo con simpleza. — Lo de maestro de literatura estaba de más. Había una vacante y no quería desperdiciarla—. Dio otro sorbo a su café.
— ¿Por qué decidiste volver a trabajar como profesor?—. Pregunto Erik bastante curiosos, Charles alzo una ceja, dio un último sorbo a su café.
—Quieres el divorcio ¿No es así?—. Pregunto el castaño mientras dejaba la taza vacía en el fregadero.
—Yo…—. De un momento a otro, Erik no supo que contestar.
—Si es así, tengo que regresar a trabajar. Pietro y Wanda todavía tienen gastos—. Le dijo el castaño mientras comenzaba a prepararse para salir de la casa. —Y quieras que no, la casa no se mantiene sola—. Charles había entrado a la sala para recoger lo que ocuparía para su primer día como profesor, seguido de un Erik que aún no contestaba a la primer pregunta hecha.
—Pe-pero… aún tengo la obligación de darte una pensión para Wanda y Pietro—. Le dijo Erik con algo de desesperación, aunque el rubio no lo admitiría como tal. —Y con eso, estoy seguro de que la casa y tú podrán mantenerse bien—. Charles negó con la cabeza.
—No, Erik. Esta es mi decisión, si ya no estás en la casa, tengo que salir a conseguir mi propio sustento y el de mis hijos—. Contesto mientras se encaminaba a la puerta. —No puedo depender de ti. ¡Wanda, Pietro, hora de irnos!—. De inmediato los menores salieron de la casa, pues Charles se encargaría de llevarlo a la escuela. —Dile a Sebastian que espero los papeles para cuando quieras que los firme—.
—Pero…—.
—Nos vemos después—. Charles no dio tiempo a Erik de contestarle, para cuando el alemán reacciono, Charles ya estaba poniendo en marcha el auto.
—Pero… ya no estoy tan seguro del divorcio—. Dijo el de ojos verdes a la nada, mientras veía el auto del castaño alejarse de la casa.