By Bill.
Levantarme por la mañana ¡fue un completo reto! En algún momento, en medio de mi sueño escuche sonar de nuevo el teléfono pero preferí ignorarlo, después cuando creí que al fin podría descansar en completo silencio, escuche a Simone llegando tirando todo a su paso y subiendo torpemente las escaleras a su habitación. Al parecer había bebido de más.
En conclusión, había pasado una noche terrible; dormí muy poco y encima con el estómago vacío.
Al llegar a la escuela (obviamente sin tarea ni nada) se me ocurrió volarme la clase de matemáticas para evitar el reporte que me condenaría ante la orientadora. Sin embargo no Salió tan fácil como lo había pensado.
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De: Andreas.
“Bill, el maestro de matemáticas ya se dio cuenta de que no estás en el salón y eso lo hace sospechar ten cuidado que no te pillen”.
Tragué saliva nerviosamente, miré a través de los espejos del lavamanos para vigilar la puerta y escuché algunos murmullos. Lo único que se me ocurrió fue meterme a una caseta y quedarme en silencio por completo
Kaulitz sabemos que estás aquí –Afirmó un sujeto cuya voz pude reconocer como la de Gilbert; la risa de otra persona sacudió mis oídos resonando por el silencioso lugar… Dustin –pensé.
Cuidado que te pillan marica –ésta vez ambos rieron y pateando la puerta en donde yo estaba (por suerte bien cerrada) se marcharon al fin.
Chequé nuevamente el móvil y ya tenía 2 llamadas perdidas de Andreas.
¡Joder! –murmuré para mí mismo.
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De: Andreas.
El profesor de matemáticas va hacia los baños, al parecer alguien le ha dicho que te vio allá. ¡No se te ocurra salir o te atraparán”
En ese momento verdaderamente entré en pánico.
¡Vamos Bill, piensa, piensa algo! –Me presionaba a mí mismo limpiándome sobre la camiseta las sudorosas manos.
¡Ya sé! Le diré que sentía enfermo. –Me incliné hacia el retrete llevando mi dedo índice a mi garganta en un intento desesperado de hacer vomitar; a pesar de las arcadas fue inútil mi esfuerzo debido a que mi estómago se mantenía vacío desde la tarde anterior.
¿¡Qué hago?! –De pronto otra loca idea me trepó a la cabeza.
Saqué de mi bolsillo un sacapuntas, lo tiré al suelo y lo pise hasta romperlo. Tomé la navaja y la acerqué a mi dedo índice temblorosamente. –Vamos Bill hazlo, ¡es nuestra única oportunidad de sacarnos de encima un reporte! –Rocé ligeramente la hoja en mi dedo pero de inmediato me detuve; no había valor suficiente para hacer eso. –Escuché repiquetear unos tacones sobre el suelo y por alguna extraña razón me llegó a la mente Simone, después su jefe Gordon, Jörg y finalmente… Una conversación telefónica que había escuchado la otra noche sin querer.
Yo también te amo –susurró por lo bajo Simone- Sí, sabes que sí y me haces muy feliz… Nos vemos mañana temprano mi amor.
Sentí mis ojos humedecerse mientras el nudo en la garganta y las punzadas en el corazón atacaban dolorosamente… –De un solo tajo me había rajado la yema del dedo índice, la sangre comenzó a escurrir. -¿Dolía? Sí, pero no tanto como lo que sentía dentro.
El mal encarado maestro apareció ante la puerta de entrada de los baños y con una sonrisa maliciosa comentó –Sr. Kaulitz… Acaso ¿intentaba evadir mi clase? –No profesor, de ninguna manera es sólo que… -¡Levanté la cara Kaulitz! Así lo hice mostrándole la “hemorragia nasal” que sufría en ese momento –Ha sido una emergencia –Sollocé dramatizando un poco. El profesor Frederick sin cambiar su expresión de serenidad e indiferencia comentó –Debió ir a enfermería u orientación en lugar de esto. –Bueno es que yo me asusté y un amigo sugirió que viniera a lavarme. –De acuerdo vaya con la enfermera y de vuelta al salón. –Si maestro.
Para mi gran suerte “la visita a enfermería” me quito unos minutos más y al volver al salón la clase finalizó antes que Frederick pudiera revisar las tareas.
Ya cuando creí que mi día había sido bueno algo malo surgió de repente.
Caminaba tranquilamente de vuelta a mi casa cuando alguien me cogió por el cuello entre su antebrazo a la altura del codo consiguiendo inmovilizarme, sentí de inmediato que el aire me faltaba. Frente a mí se paró Dustin recibiéndome con un sonoro puñetazo en el estómago acabando con el escaso aire que aún tenía.
Nos hiciste quedar como idiotas chismosos ante el profesor de matemáticas, jodido marica –susurró contra mí oído Gilbert- y eso te va a pesar.
Me soltó al fin y caí al suelo pero al hacerlo los golpes se multiplicaron; patadas a las costillas, puñetazos, pisotones… Lo único que pude hacer fue encoger el cuerpo y cubrirme la cabeza con ambas manos.
Caminé como pude las últimas calles hacia mi casa, jodidamente adolorido por la paliza recién recibida.
Al llegar me senté en el sofá y al notar que no había nadie de nuevo, me solté a llorar, quizás muy escandalosamente pero no me sentía nada bien.
Encendí la pc en busca de Tom pero no se hallaba en línea.
Mordí mi labio sintiéndome de pronto muy desesperado, cogí la navaja de ese mismo día y sin pensarlo dos veces hice que cortara de lado a lado mi muñeca. -¡Ah! –Solté un grito de dolor –Eso había dolido aún más que una simple cortada en el dedo.
Me recosté en posición fetal sobre el sofá y fue inevitable pensar en lo vivido con mi hermano mayor justamente en ese mismo sofá.
Bill… Bill. –Abrí los ojos encontrándome con Simone frente a mí.
Se te hará tarde para ir a la escuela.
Me… quedé dormido aquí desde ayer? –Cariño anoche intente despertarte para que fueras a tu cama pero fue en vano. –Besó mi frente y se sentó a los pies del sofá- Vamos levántate ya. –Ah lo… olvidaba, es que hoy no habrá clases. –¿no hay, por qué? –Cursos de profesores. –De acuerdo Bill ¡oye! ¡¿Qué te pasó en el pómulo?! –Ah… Esto –me palpé suavemente- un… Una estupidez en la escuela pero no es nada, un pequeño descuido. –Está hinchado –me miraba con el ceño fruncido- por favor ten cuidado amor. Ponte hielo para desinflamar.
En eso estaba con Simone cuando el teléfono sonó
-Simone.
- ……
-¡Dios mío! ¿Ayer?
- ……
-No, no sabía gracias por avisar.
- ……
-Ya lo veré, de verdad gracias por llamar orientadora, yo pensé que usted no trabajaría hoy tampoco.
- ……
-Quiero decir, por los cursos que habrá hoy de profesores…
- ……
-Ah… disculpe entonces. Lo entiendo. Hasta luego.
Haber Bill… -Me miró Simone con expresión de disgustada; me encogí en mi lugar comprendiendo que mi pequeña mentira había sido descubierta.
Estás castigado. –Pero… -Nada de televisión, ni música. -¡¿Música?! ¡Mamá por favor no seas cruel! –¿Te parece acaso, que lo que tu hiciste es para ser premiado? –Pues no pero… ¡No es justo! –Tienes razón, no es justo porque tú me ocultaste 2 cosas así que 2 castigos mereces, no sólo unos. –Mordí mi labio lleno de impotencia- No verás a Tom en vacaciones. -¡¿qué?! –Vuelve a mentirme respecto a la escuela Bill, anda vuelve a hacerlo. –Me solté a llorar y levantándome del sofá subí a mi habitación no sin antes gritarle inconscientemente a Simone- ¡te odio!