CAPITULO 2
8:00 AM, Casa de México
Chile tocaba la puerta desesperado, hacía 5 minutos que México debía estar en el avión.
- ¡Ya voy, chinga´!
La puerta se abrió violentamente, México, con ojeras y en bóxers, salió y miro fijamente a Chile.
- ¿Qué quieres? – gruño el moreno
- ¿Sabes qué hora es?- Dijo Chile, muy tranquilo
- Las... ¿siete?- Dijo México mirando a Chile, ahora más despierto y nervioso.
Chile sonrió, pero su sonrisa no era la misma de siempre, está daba miedo.
- LAS OCHO
Aquellas palabras se atoraron en la cabeza de México.
- Las... ocho...
Hizo ademán de pensar con fuerza y después dijo gritando y sonriendo:
- ¡El avión!- Su mirada se ensombreció- El avión... Puta madre...
México se metió corriendo seguido por Chile, quien furioso se restregaba los nudillos contra las manos.
- ¡Qué imbécil eres!- Miró como México metía ropa al azar en la maleta y como después se ponía una camiseta hawaiana- Oye... ¿de dónde sacaste eso?
- Me la dio Estados Unidos, dijo que era para visitar otros países...
- Pero en casa de Rusia hace frio ¿no?
- Nha, estás tonto, haya hace tanto calor como en casa de Brasil.
- No lo creo...- Reviso el closet de México y saco la ropa cálida- Llévate esto México, tal vez lo necesites...
- NOPE- Cerró la maleta ruidosamente y la puso en el piso- Pásame las chanclas azules esas...
Chile suspiro, le paso las sandalias y miro a México.
- ¿Qué te parece una apuesta?- Le dijo sonriendo.
México lo pensó durante un minuto, mientras se colocaba sus sandalias.
- Mmmm, de acuerdo, si yo gano, pagas las chelas.
- Vale, la apuesta consiste en que te voy a poner está ropa en otra maleta y te la llevas, si te da frio y usas está ropa, - señalo la maleta- tú pagas las bebidas de Argentina y las mías.
- Órale- Respondo México pasándose el cepillo por la cabeza
México salió corriendo con Chile tras sus talones, ambos sosteniendo una maleta.
Llegaron a una esquina y México le hizo la parada a un microbús.
Llegaron al aeropuerto, Chile casi vomitando, y compraron otro boleto de avión. Esperaron media hora y después se despidieron.
México estaba nervioso. ¿Qué haría cuando llegara con Rusia? ¿Le gritaría "sorpresa"? No sabía qué hacer.
º/º/º/º/º/º/º/º/º/º
Llego al aeropuerto de Rusia al otro día, estaba muy cansado, pues no pudo dormir. Salió del avión y una ráfaga de viento le dio en la cara, congelándosela.
- ¡Puta madre! –Gritó, Un grito que nadie, más que un grupito de chicas entendió.
México corrió hacía el baño y se puso la ropa de la maleta de Chile.
- No soy tan tarado, le diré a Chile que no use la ropa de su maleta...
Salió con un pantalón de mezclilla, una bufanda y una camisa de cuello y manga largos color café.
Llego a un taxi y se quedó pasmado cuando le hablo en taxista.
- disidisjek- Escucho (o entendió) que dijo el taxista.
~*Casa de Argentina*~
Argentina tenía a Chile acorralado en el sillón, mientras le metía la mano por la camisa y oía como se quejaba.
- D-detente... todavía no...
Dijo Chile mientras Argentina metía su pierna entre las suyas.
- A mí no me engañas, sé que tu querés que te haga mío...
Agarro un poco el trasero y de repente, esté comenzó a vibrar.
- ¿Que Mier...?-Sacó el teléfono del bolsillo y bufo enojado- ¿qué quiere esté boludo ahora?
Chile le arrebató el teléfono y contestó.
- ¿Qué?
- ¡Ayúdame cabrón, me están hablando alíen!
Chile suspiro.
- ¿Dónde estás?
- En el aeropuerto, con un taxista que creo me está insultando...
Chile volvió a suspirar, pero ahora por que Argentina le mordió el cuello.
- Solo agarra el diccionario de español-inglés que metí a la maleta y dile que te lleve a casa de Rusia.
- Si, bueno... ese es el otro problema...- Respondió México.
Chile espero, molesto, a que México siguiera.
- No sé dónde vive....
Los insultos fueron algo que hicieron a México colgar, ya tenía suficiente con los que el ruso le gritaba.
- Uan momen plis....- Dijo México y el ruso se quedó callado, pero estaba rojo.
Sacó el diccionario y empezó a leer.
- Teik... mi... jom...from... Russia...plis.
El ruso lo miro molesto, pero entendió y encendió el coche, el marcador ya estaba encendido.
Llegaron a una gran mansión. México se quedó pasmado viendo lo grande y bonita que se veía.
El ruso extendió la mano hacia México y con voz cansada dijo:
- They are seven hundred rubles.
México corrió fuera del coche y llamó al timbre, Lituania salió y se sorprendió al verlo.
- Señor México ¿qué tal está...?
- No hay tiempo para estás mamadas, Págale al ruso ese, no sé qué me dice y tengo miedo...
Lituania abrió el portón y dejo pasar a México.
Le pago al ruso, quien le grito a Lituania también, y entraron a la mansión.
Entró y platicó con los países Bálticos durante un largo rato, entonces lo invitaron a tomar una taza de chocolate caliente.
- En mi casa también se hace- Dijo, con una sonrisa, México.
Estonia entró con una taza de chocolate, la colocó en las manos del mexicano y este lo miro serio.
- ¿Qué es esto?- Dijo señalando unos bombones que estaban sobre la bebida.
- Chocolate caliente- Respondió Letonia, ahora retrocediendo.
México suspiro melancólico.
- En mi casa no se hace así...- Se sentó en un sillón, los países Bálticos se asustaron cuando se sentó- En mi casa se pone una tableta de chocolate duro con leche y canela, y luego se le mueve así- Juntó ambas manos, poniendo la taza en una mesita de por ahí, y las movió como si las estuviera calentando- con...- pensó- una especie de palita ¿entienden? pero está es circular y tiene agujeros. Después se sirve en tazas de barro y se puede comer con pan dulce- se relamió los labios.
Lituania lo miro y, temblando, le dijo.
- S-señor, eso suena delicioso, pero... – antes de poder terminar una voz se dejó escuchar, interrumpiéndolo.
- ¿Qué haces sentado en mi sillón-da?