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Colores del Amor por LunaPieces

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Notas del capitulo:

Colores del Amor: Capítulo 5 ~Violeta~
Pareja principal: Kid x Law
Parejas secundarias: Marco x Ace, Sanji x Zoro y Doflamingo x Crocodrile
Género: Romance/Angst
Autor: Manato
Traducción japonés-inglés: Amaitsumi
Corrección inglés: Beposbutt
Traducción inglés-español: LunaPieces
Corrección español: LunaPieces

 

Algunas palabras japonesas permanecen intactas para preservar el sabor de la historia. Las traducciones respectivas serán dadas al final de la página.

¡Siento tan terrible espera! Pero este capítulo es bastante reconfortante para aquellos que esperaron esta historia con mucha paciencia!

 

Capítulo 5 ~Violeta~

 

~Kid’s pov~

Los hombres compraban a Trafalgar por sexo y placer. Ésa era una realidad me derrumbaba.

La escena de la que había sido testigo en la recepción de los suburbios de placer no dejaba mi mente. Sentía que mi pecho explotaba mientras sentía un dolor punzante cada vez que lo recordaba.

¿Qué le diría Trafalgar a un cerdo como ése? ¿Qué expresiones le mostraría? ¿Qué clase de sonidos haría mientras el bastardo profanaba cada rincón de su cuerpo?

—¡No, no, no! ¡Yo no soy gay!

—¡Cállate Eustass!

—¡Lo siento!

Recuperé la compostura rápidamente, avergonzado de mi propio arrebato. Estaba en el trabajo, pero no podía dejar de pensar en Trafalgar. Sabía que era un prostituto y que el dar placer a los hombres era una parte de su trabajo.

Pero no podía evitar sentirme atraído por él. Mi cabeza estaba llena de pensamientos suyos día tras día y me reconfortaba diciéndome a mí mismo que lo olvidaría al día siguiente, pero ya había pasado mucho tiempo y el recuerdo de su sonrisa no dejaba mi mente.

Me preguntaba si algún hombre lo había comprado la noche anterior; si alguien lo compraría esa noche.

—¡Ahhh! ¡Maldición! ¡Es tan frustrante!

Su cabello color azul intenso, piel lisa como porcelana, un cuerpo delgado con piernas largas. Una cintura tan delgada que seguramente se rompería con la mínima presión, esas clavículas distinguidas que se asomaban por ese kimono color azul intenso que halagaba su impecable figura tan bien. Siempre envuelto en tal elegancia, pero con cierto nivel de sensualidad.

Esa voz tan suave y calmada, ligeramente sensual. Cuando reía, sonaba mucho más joven, una característica que yo encontraba muy adorable.

Y ese rostro hermoso con esos labios muy bien definidos… y esos ojos, esos profundos ojos color zafiro.

“Eustass-ya”.

La imagen azulada de Trafalgar sonreía mientras decía mi nombre con ese sufijo propio de él.

—...Ahh, mierda. Debe ser una broma…

Lo sabía. Sabía por qué me atraía tanto, por qué me sentía tan frustrado, por qué los pensamientos que tenía de él,no dejaban mi cabeza y por qué mi corazón dolía.

Estaba perdidamente enamorado de Trafalgar.



XXXX

 

Pocos días después, tuve que hacer un trabajo que me llevó cerca de las inmediaciones de los suburbios de placer. Una vez que mi trabajo estuvo listo, llegué caminando sin pensarlo al área, pero me detuve a una distancia del harimise. Quería ver a Trafalgar, pero no me atreví a acercarme un poco más.

—¡Eustass-ya!

Era él. Comencé a caminar hacia la mansión, guiado por el sonido de su voz. Trafalgar estaba sentado detrás del harimise y se dirigió hacia a mí mientras me acercaba, tomando el enrejado que nos separaba. Él sonrió, aparentemente feliz de verme.

Mis ojos inmediatamente se enfocaron en su esbelto cuello, donde varias marcas rojas destacaban con el color de su piel.

De nuevo regresé a la realidad con ese pensamiento. Law era un prostituto. Él le pertenecía a alguien que estuviera dispuesto a pagar por su cuerpo. Y pensar que yo había caído por tal hombre…

—¡Trafalgar-san! ¡Tienes un cliente!

—¿Eh? ¡Bien, ya voy!... Lo siento Eustass-ya, tengo que irme.

Ahí de nuevo. Alguien lo había comprado. Me giré para irme, incapaz de aceptar lo que mis ojos veían, pero un impulso desconocido, me hizo encarar de nuevo a Trafalgar.

—Oye…

—¿Sí?

Trafalgar inclinó la cabeza inocentemente, exponiendo su cuello y esas obscenas mordidas. Quería desgarrar su piel marcada junto con el hecho de que los hombres compraban y seguirían comprando su cuerpo.

Comprándolo y follándolo.

—¿Así que te divierte ser follado por hombres, eh…?

“No, eso no era lo que quería decir”...

Me inmovilicé, incapaz de creer las palabras que se habían deslizado por mis labios.

Los ojos de Trafalgar se ensancharon ante el impacto de mis palabras antes de nublarse de confusión y desconcierto. Y entonces, al comprender lo que yo había dicho, su rostro, visiblemente, se llenó de desesperación.

“¡No! ¡Yo no quería decir eso!”

Pero yo no podía borrar las palabras que había dicho. Sin saber qué hacer, me giré de nuevo, desesperado por escapar.

—¡Espera! ¡Eustass-ya! ¡Esto no es…!

La voz de Trafalgar sonaba débil desde lo lejos, pero pretendí no escucharla mientras me alejaba de ese lugar.

 

XXXX

 

Regresé a los suburbios de nuevo al día siguiente.

Tenía que disculparme con Trafalgar. Necesitaba hablar con él y decirle mis sentimientos.

—Lo siento señor. La suite 16 está reservada por completo hoy… ¿Le gustaría escoger a otro prostituto?

—¡Tengo que hablar con Trafalgar! ¡Sólo denme cinco minutos después de que haya terminado con su cliente actual! ¡Necesito verlo!

—...Lo siento señor. Su siguiente cliente ya está esperando. En realidad no hay tiempo, toda la noche está ocupada.

—¡¿Qué?!  ¡¿Entonces tengo que esperar hasta mañana?!

—Sí… lo siento.

—¡¿Quieres decir que él no tiene ni siquiera descanso...?! ¡Tienes que estar bromeando! ¡Eso lo matará!

—Intentamos hablar de eso con él también, pero él insistió en ello…

—...¡¿Él insistió en eso por su cuenta?!

Sin rendirme, seguí discutiendo con el recepcionista. Al final llamó a seguridad y me arrastraron hasta la salida de los suburbios.

Día tras día, regresaba para ver a Trafalgar, pero su horario siempre estaba lleno y nunca tenía ninguna oportunidad. Cada vez que iba, peleaba y alegaba con el recepcionista, sólo para que me sacaran de ahí.

Descubrí que en los suburbios, les prohibían a sus prostitutos ver a sus clientes en sus días de descanso, así que ésa, definitivamente no era una buena opción. Mi única opción era regresar día con día esperando que Trafalgar tuviera un espacio libre.

Desesperado, una noche intenté hacer una reserva para mí, pero me dijeron que tenía que esperar varios meses. El horario de Trafalgar estaba lleno.

Una semana de esfuerzos inútiles pasó y de nuevo me encontraba discutiendo con el recepcionista, tratando de negociar una forma de reunirme con Trafalgar, cuando sucedió.

—Señor, como le hemos dicho muchas veces, no hay…

—¡Sólo cinco minutos! ¡Pagaré todo lo que quieran!

—¿Qué es todo este alboroto?

—…¡T-Trafalgar…!

Era Trafalgar, caminando hacia a mí con los pies descalzos. Vestía un kimono que lucía bastante costoso, bordado con arañas y telarañas en un llamativo y adictivo diseño.

Vestir, no es precisamente la palabra correcta para describir cómo estaba usando su kimono. Colgaba de su cuerpo como un abrigo, abierto de par en par en la parte delantera para revelar una indecente extensión de piel.

Sus hombros y su pecho estaban descubiertos y mientras se dirigía hacia mí, vislumbré sus muslos entre el kimono que revoloteaba sobre sus pies.

Su cuerpo entero estaba cubierto por marcas rojas.

El rostro de Trafalgar era igual de hermoso como lo recordaba, pero sus ojos parecían muy distantes.

—Oh… así que es Eustass-ya.

—¡Trafalgar...! ¡Lo que pasó esa vez, yo…

—He estado ocupado teniendo sexo del anochecer al amanecer, así que no tengo tiempo para hablar contigo. ¿Sabes cuán popular soy entre los hombres, Eustass-ya…?

—…¡!

—Si quieres follarme, entonces haz una reserva y espera como un buen chico.

Ahí estaba el Trafalgar que tanto había querido ver todo este tiempo, pero ése no era el Trafalgar que quería encontrar.

Sabía que era mi culpa. Era debido a lo que había pasado ese día. A pesar de las palabras que decía ahora, no podía olvidar la mirada de desesperación de su rostro aquella noche.

Nunca quise hacerlo sentir de esa forma. Sólo quería que sonriera de la misma forma que lo había hecho cuando nos conocimos.

—¡Espera Trafalgar!

Trafalgar estaba dispuesto a irse, quise seguirlo; pero fui retenido por los guardias de seguridad. Sabía que él me escuchaba llamándolo en voz alta, pero siguió caminando, rehúsandose a dar la vuelta, entonces le grité.

—¡Trafalgar, lo siento! ¡Nunca quise decirte esas cosas...! ¡Trafalgar!

Luchando con todo lo que tenía, logré liberarme. Haciéndome espacio entre los clientes y prostitutos, corrí por todo el corredor tras Trafalgar. Sintiendo mi persecusión, Trafalgar rápidamente recogió su kimono y corrió por las escaleras.

—¡Oye! ¡No huyas!

Subiendo varios escalones y bajando numerosos corredores, finalmente logré alcanzarlo.

—¡Haa! ¡Ahh…! ¡¿De dónde sacaste, toda esa energía?!

Negándose a mirarme a los ojos, Trafalgar luchó contra mí desesperadamente, logrando escapar de mi agarre.

—¡Trafalgar! ¡Lo siento! ¡Por favor, escúchame!

—…¡Cállate! ¡¿Tú me odias, no?! ¡Piensas que soy horrible…!

—....¡Idiota! ¡Lo malinterpretaste!

—¿Malinterpretar? ¿Qué estás dicien…

—¡Estoy enamorado de ti...! ¡Law!

—¡¿...?!

Impactado por mi confesión repentina, Trafalgar se tropezó con el dobladillo de su kimono. Estiré mi mano y tomé su brazo antes de que cayera, tirando de él y envolviéndolo en un abrazo.

No quería que las cosas fueran de esa forma, pero con tan sólo verlo perdía todos mis sentidos.

—Siento mucho lo que dije. Nunca quise decirte eso. Fue sólo el patético pensamiento de que fueras follado por todos esos hombres… en verdad lo siento. Siento mucho que me tomara tanto tiempo ponerme de acuerdo con mis sentimientos… pero te amo… Law.

Su espalda estaba contra mi pecho, así que no podía ver su expresión, pero pude sentir su cuerpo temblando.

—Oye, mírame…

Le di la vuelta y levanté su barbilla para encontrar nuestras miradas. Levantando mi mano hacia su rostro, pasé mis dedos por su cabello azul oscuro suavemente, sintiendo la ligera humedad de su sudor. Él se sonrojó y desvió su mirada hacia el piso.

—...No...Eustass-ya…

—...Lo siento, pero no soy un buen chico. Odio esperar mi turno…

Inclinándome hacia él, atrapé sus labios en un beso. Sus ojos se ensancharon en estado de shock, pero no me alejó.

—Siempre obtengo lo que quiero. Así que será mejor que estés preparado por mí, Trafalgar.

Me perdí profundamente en esos ojos color zafiro, notando que parecían casi violetas en ese oscuro corredor.

Era un cautivante y seductor color, como el más inestimable tesoro.

Y yo quería robarlo a él, justo como un pirata.

 

...

Notas finales:

Kimono: Vestimenta japonesa tradicional~

Harimise: Enrejados enfrente de los burdeles donde las prostitutas eran exhibidas.

 

¡Muchas gracias por apoyar esta historia! ¡Por favor dejen su review si pueden, recuerden que serán traducidos a su autora original! :D

 


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