El sol salía haciendo que la ciudad dorada de los dioses brillara, se veía hermosa.
En una de las tantas habitaciones del palacio de Odín se encontraba durmiendo plácidamente Vali, sus deberes y lecciones comenzaban temprano como de costumbre pero por alguna razón al príncipe le valía tres piernas de cordero eso. Prefería soñar, soñar que llegaría a ser una persona poderosa, soñar que caminaba por las frías tierras de su raza y soñar con aquellos que ya no estaban con él.
Pero no siempre se le hacía justicia al príncipe y sus dulces sueños eran interrumpidos siempre por su linda hermana que siempre tenía un motivo bueno o malo, que si escondió sus flechas, que si escondió sus libros o simplemente quería molestar.
-¡Hermano!- entro Helga estrellando la puerta y haciendo un gran estruendo en la habitación.
Vali despierto (de mal humor) rodo sus ojos y vio a su hermana, esta tenía puesta su tiara (o casco como le decía ella) que era adornada con esas grandes alas y runas mágicas, vestía con un vestido largo de color turquesa y unas blancas telas caían sobre sus hombros.
-¿Qué quieres Hel?- pregunto disgustado a su hermana, Helga al escuchar el sobrenombre de “Hel” frunció el ceño y enfurruñada se le acerco a encararlo.
-Te dicho miles de veces que no me llames así- le dijo molesta pero a su hermano le dio igual.
Vali a veces para enojar a su querida hermana le llamaba Hel que era una relación a la diosa de la muerte Hela y su reino Hel, ella lo odiaba y también por eso no le gustaba su nombre ya que gracias a esto muchos niños le hacían burla con que ella podría ser la próxima Hela.
Dejando el lio de su hermana Vali se levantó y estiro sus brazos, se supone que hace dos horas debería estar con su mentor y a esta hora ya debería estar desayunando junto a su abuelo y a las madres de todo. Helga empezó a caminar inspeccionando la habitación de su hermano, había montañas de libros (seguramente la mayoría eran notas de su progenitor Loki) dibujos pegados por todas partes y ropa tirada en el suelo, esto incomodo a la princesa.
-Sabes deberías de ser un poco más ordenado con tus cosas o alguien saldría lastimado por tanto desorden- Helga veía de un lado a otro las montañas de libros- y también devolver todos los libros a la biblioteca-
-mi habitación está bien y aparte esos libros no corresponden a la biblioteca, me pertenecen por herencia así que se quedan aquí- le contesto Vali sin mucha importancia al asunto.
-Por respeto a nuestro padre deberías dejarlos en sus aposentos o por lo menos en la biblioteca de Padre de todo- trato de razonar Helga con su hermano pero él era muy terco como para razonar.
-Las cosas de nuestro padre no son reliquias para admirar, nos podrían ayudar ¡Eh aprendido nuevos conjuros!- dijo al final orgulloso por su capacidad de conjurar magia del tipo de su padre.
-Loki no dejaría que estuvieses jugando con sus libros…-susurro un poco enojada.
-¡Loki está muerto!- grito Vali ya desesperado de la insistencia de su hermana- ¡Padre ya está muerto! No importa si juego o no con sus libros ¡¿Qué más da?!- Rápidamente agarro su chaleco y salió de la habitación a paso veloz para evitar otra pelea con su hermana.
“Ya sé que están muertos no tenías que recordarlo….tonto” pensó Helga triste pero a la vez enfadada.
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La tarde, la parte favorita del día para Helga, Lady Sif siempre le cuenta a ella sola o junto a su hermano una historia acerca de sus padres, le encantaba escuchar como libraban un batalla, como se amaban y peleaban entre ellos, esas historias que un día pudo vivirlas junto a ellos.
Helga había llegado al lugar de encuentro con Lady Sif, una sala extensa donde había sillones con muchos cojines y mantas, una chimenea y grandes ventanales que dejaban ver las lunas, estrellas y soles de Asgard.
“No creo que él venga” pensó mientras se sentaba sobre un cojín, ella empezaba a meditar sobre la charla que tuvo con su hermano en la mañana y talvez tenía razón, las pertenencias de sus padres no eran reliquias para admirar ni basura a desechar o dejar en el olvido, entendía que su hermano le tenía aprecio a las cosas de sus padres y quisiera guárdalas pero a ella le habían enseñado que por honrar a sus padres debería respetar sus cosas, dejar de lado un poco el tema y seguir adelante aunque parecía que su hermano jamás podría hacerlo.
Dolía, sí que dolía perder a sus padres, era horrible crecer solos, con poco apoyo pero no podían hacer nada y tal vez esos objetos que pertenecieron a sus progenitores eran los pocos recuerdos que tendrían de ellos. ¿Podrían ayudarlos?
“Venga que madre era el mejor hechicero en los nueve mundos, se sabía de magia negra y blanca y padre era el dios del trueno, un gran peleador asgardiano ¿Por qué dudar de ellos y sus cosas? ¿Qué diablos estoy pensando?” pensó Helga y una lucha mental comenzó.
Esta lucha no duro mucho ya que fue interrumpida por la llegada de Lady sif acompañada por los tres guerreros.
-¡Helga!- saludo con un abrazo Lady sif y la princesa le correspondió.
-Saludos mi lady- le beso la mano Fandral el fogoso.
Hogun solo asintió en forma de saludo y Volstagg venia bebiendo por lo que se le olvido de la pequeña princesa.
-Dime querida princesa ¿Cómo le ha ido en este glorioso día?- le pregunto Fandral jugando con uno de los mechones negros.
-¡Amigo Frandral! ¡¿No estarás tratando de cortejar a nuestra princesa, hija de nuestro querido y difunto Thor verdad?!- le pregunto un Volstagg ya un tanto borracho.
-¡Oh no! Claro que no, solo le mimo- dijo a su defensa Fandral.
Sif miro a ambos con desaprobación y luego se dirigió a Helga- Tranquila querida, están ebrios-
-Ya me lo esperaba- una voz arribo en la sala y todos voltearon de donde provenía.
-Si viniste…-pronuncio Helga con sorpresa hacia la aparición de su hermano mayor.
-Oye yo no me perdería una historia de mis padres por nada del mundo- se acercó para sentarse junto a su hermana y luego le agarro de las manos para mirarla fijo y con un poco de vergüenza- Perdóname hermana por lo de la mañana, fue un comentario horrible el que hice- Helga suspiro y lo abrazo.
-También es mi culpa, sus libros no son reliquias y si te perdono- le sonrió.
Después de un momento emotivo entre hermanos y que todos estuviesen sentados, podrían comenzar con la anécdota.
-Bien ¿Qué historia les puedo contar hoy?- pensó Sif y entonces a Fandral se le ocurrió una idea.
-¡Hay que contarles cuando Volstagg estuvo a punto de enflacar!- dijo emocionado y divertido.
-Esa es una buena historia- pronuncio por primera vez Hogun con satisfacción.
-Esos son malos recuerdos, épocas donde la comida se acababa pronto- entristeció un poco Volstagg pero para recuperar el ánimo siguió bebiendo.
-¿Volstagg el flaco?- pregunto divertido Vali y miro al pronunciado- Eso sería gracioso-
-No puedo imaginarlo, ¡él siempre está comiendo!- rio un poco Helga.
-Bueno tendrán que escuchar que si paso…-
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Una noche en la ciudad de los dioses, estaban comiendo los dos príncipes de Asgard un gran festín o eso se podría decir más por cierto pelinegro en pleno estado de gestación. Loki nunca fue de comer mucho, su comida siempre consistía en un plato de porción mediana o a veces pequeña pero ahora él tenía que alimentar a dos niños, dos criaturas en su vientre que le exigían mayor alimento, Thor luego se sorprendía de verle saciarse de muchos platillos.
-¡Por la barba de Odín, Loki! Es increíble la cantidad de comida que consumes- dijo fascinado el dios del trueno.
-Culpo a tus hijos- le respondió divertido mientras disfrutaba una pierna de cordero.
En eso llegaron los tres guerreros junto a Sif, Volstagg se sorprendió de ver que el banquete está a punto de acabarse, ellos o en específico él había llegado con hambre (nada fuera de lo común) después de un intenso entrenamiento pero ver esto, de los últimos banquetes…
-Esos niños en un futuro arrasaran con los banquetes- dijo pensativo Fandral quien todavía se le hacía raro pensar en la existencia de los próximos herederos de Asgard.
-Dejaran sin platillos a Volstagg- rio un poco Hogun al imaginarlo.
-Solo espero que no saque los “modales” de Thor en la mesa- dijo Loki mientras se limpiaba su boca.
Comía a montones pero lo hacía con clase.
-Vamos Loki no es para tanto- se paró Thor de la mesa para ayudar a su esposo caballerosamente a levantarse igual.
-Si tú lo dices- dijo feliz Loki.
Volstagg tenía la esperanza de obtener comida esa noche, para su mala suerte ese fue el último banquete…de los dos últimos que había pedido Loki.
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Era ya muy noche y todos dormían, se podría decir que eran las 3 de la mañana en la ciudad dorada. Loki y Thor compartían una habitación digna como esposos en la cual dormían en la misma cama a pesar de que se acostumbraba algunos matrimonios a dormir por separado ellos se habían acostumbrado a hacerlo juntos, ya que en sus estadías en Midgard en la torre Avengers ellos dormían juntos.
Los dos dormían plácidamente, entonces Loki despertó de sorpresa.
-Shawarma…-susurro para él y volteo a ver a Thor que estaba profundamente dormido. Los antojos, algo de lo que le habían advertido los médicos y en cierta manera los mortales de Bruce Banner y Tony Stark.
“Antojos que le harán la vida en cuadros a nuestro beach boy” recordó lo dicho por Stark y sí que tenía razón.
Loki movió de un lado a otro a Thor para que despertara pero no lo hizo hasta que una cachetada le fue dada.
-¡¿Por qué fue eso?!- le pregunto alterado Thor a Loki- es tarde por si no lo sabias-
-Quiero shawarma- sentencio el pelinegro.
-¿Qué?- le pregunto confuso pensaba que había oído mal.
-Quiero shawarma, quiero comer esa cosa, ese platillo de los mortales que una vez comí allá y lo quiero ahora- se cruzó de brazos decidido y frunciendo su ceño.
-¿En serio quieres comer eso? ¿No podemos esperar mañana e ir a midgard?- le pregunto cansado, el hijo de Odín y dios del trueno no iría a comprarla a esta hora.
-Si no me lo traes dentro de 30 minutos tus hijos no nacerán y no volveremos a fornicar JAMAS- recalco y Thor enojado y cansado rodo sus ojos y se dispuso a salir por la petición del príncipe de las mentiras, Loki solo sonreía la ver que su pedido de volvería realidad.
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En el Bifrost se encontraba Thor junto a Frandal y Heimdall vigilando el puente.
-Repite de nuevo por qué tengo que acompañarte en hacer realidad el capricho de TU esposo- le dijo molesto a su rubio amigo.
-Porque quiero que alguien impida que destruya algo del enojo y me ayuda a buscar una tienda en donde vendan shawarma- dijo Thor poniéndose una capa.
La risa de Heimdall se escuchó y los dos asgardianos voltearon a ver al vigilante.
-Debería acostumbrarse a esto príncipe, no será la última vez que lo vea aquí a esta hora…- dijo divertido Heimdall al ver la desgracia del dios del trueno.
Los dos amigos partieron a Midgad y tardaron una hora en encontrar la única tienda abierta las 24 horas de shawarma, Thor no quería lidiar con Loki a esas horas de la noche y mejor pidió todos los tipos de Shawarma que existieran en ella. Regresaron cansados y cada uno se dirigió a sus aposentos, Thor vio que Loki dormía (aun con sus brazos cruzados).
-Hey cariño- le trato de despertar y el pelinegro abrió un poco sus ojos.
-¿Thor..?- pregunto confundido, su vista estaba un poco nublada.
-Te traje muchos Shawarmas para ti solo- le sonrió y Loki al escuchar esto rápidamente se levantó y cogió los shawarmas que traía su esposo.
Loki fue feliz esa noche y Thor descanso un poco.
Las próximas semanas fueron el terros tanto para Volstagg como para Thor, todos los banquetes se acababan rápido y por la boca de Loki, su vientre se vio crecer un poco y el estómago de Volstagg se encogió igual…noche tras noche sin cenar tuvo sus efectos y para Thor...bueno el dios del trueno dejo el sueño de un lado por varios días.
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Finalizo Sif con las historia y no quedaron más satisfecho los hermanos Thorson, lo mejor de día siempre era terminar con una buenas historia acerca de sus amados padres.