-Pero lo estás disfrutando.- me miró, asentí lento. –Dilo sin penas, hijo, lo estás gozando.-
-Es que me siento mal por Key.-
-Bueno, pero cuando regreses harás todo lo que no has podido.-
-Sí, ya lo acordamos.- susurré asintiendo.
-Pero lo estás disfrutando.- reí levemente.
-¿Por qué la duda de si lo estoy gozando o no?- pregunté tomando un cojín para abrazarlo.
-Porque habías estado bajo mucha presión, el diplomado, ser entrenador, tu imperio, odio decirlo pero también vives solo, y Taemin sigue siendo tu pareja, sé lo estresante que es tener una pareja en donde trabajas.- suspiré. –Por eso te pregunto tanto si esto te está gustando.-
-También creo eso.- susurré dejando el cojín a mi lado. –Voy a dejar de ser su entrenador.- susurré asintiendo. –Deje mi carta de renuncia en el salón de profesores.-
-¿Crees que es lo mejor?- susurró mi mamá, tomando mi mano así que la miré.
-Creo que es lo mejor.- contesté asintiendo. –Es lo mejor para mí.- para mi salud y estabilidad emocional, porque tantas limitaciones me estaban matando.
-¿Tus alumnos te van a extrañar?- me encogí de hombros, la mitad de ellos me odiaron y la otra mitad también, de menos el primer día de ejercicio.
-Lo hago por mí.- contesté apretando mi mano en la suya. –Por Taemin también.-
-¿Él ya sabe que renunciaste?- negué lento. –¿Se lo vas a decir o esperares a que el día de su clase lo diga el Director?-
-Se lo diré más tarde.- contesté. –¿Usted cómo ha estado?-
-Bien, hijo, el trabajo está siendo cómodo, llevo un ritmo ligero.-
-¿Y la boda?- pregunté. –¿Seré el chico de las flores?-
-No si no quieres.- susurró riendo. –¿Le has dicho algo de eso a alguno de tus amigos?- preguntó mirándome, pero negué.
-No.- todavía no. –Me pediste que no dijera nada.- que sería ella junto con el Tío Andy quienes lo darían a conocer. –¿Cómo van los arreglos?-
-Todo va bien.- susurró sonriendo, eso me dio escalofríos. –Lo haremos en cuatro semanas más.- ¿un mes?
-¿No lo olvidarás?- susurré.
-No.- contestó suspirando. –Será un acto de ceremonia íntimo, sólo para treinta personas, pequeño, pero memorable.-
-Hablaba de mi papá.-
-Te conteste que no.- dijo mirándome. –Tu papá siempre será el amor de mi vida, Andy es sólo un lugar cómodo.-
-No tenías que decirlo.-
-Es lo que querías escuchar.-
-Gracias.- susurré sonriendo. –Pero no tenías que decirlo.-
-También quería oírlo.- contestó riendo levemente. –Quiero que tú y Taemin estén ahí. Con nosotros.- asentí.
-Nosotros ahí estaremos.- susurré.
…
-Cuando llegue a Seúl y esté en casa le llamaré.- susurré saliendo del elevador, pues ya se tiene que ir y quería estar con ella un poco más.
-Espero que sigas disfrutándolo, también de Taemin.- alcé las cejas y sentí que mis mejillas se sonrojaron, pero las puertas se cerraron y me quedé ahí, avergonzado.
Suspiré y troné los huesos de mi cuello para regresar a la habitación.
Metí mis manos a los bolsillos del pantalón, alcé las cejas extrañado al sentir algo. Lo saqué para ver qué cosa, porque mi mamá lo metió, pero sólo vi que era un par de billetes doblados, no esperé que hubiera algo entre ellos.
-Regresé.- susurré abriendo la puerta, Taemin estaba en el sofá frente al tv. Oh~ a la mamá de Taemin se le ve mejor, o me siento más cómodo cuando es ella quien me da condones a cuando lo hace mi mamá.
Pero, esto podría ser una especie de bomba de humo, en el sentido de hay algo detrás de esta “buena acción” bien pudo haber sido un intercambio, yo te doy el viaje pero tú estarás presente el día de las nupcias. Suspiré, luego me pongo a pensar sobre ello.
Cerré la puerta y caminé hacia donde estaba Taemin, miraba un programa de música.
-¿Cómo te sientes?- pregunté sentándome a su lado.
-Bien, supongo.- se rió mientras me miraba, luego sólo recargó su cabeza contra mi hombro. –¿Tú cómo te sientes?- bueno, creo que me siento cómodo. Ya tendré el tiempo como dijo mi mamá, de dedicarle cinco minutos a Key y arreglar todo el lio en el que se ha metido y arrastrado a Jonghyun.
-Tengo miedo a que las cosas que yo disfrute tú las estés odiando.- susurré.
-¿A qué te refieres?- preguntó mirándome, pero sin quitar su cabellera de mi hombro, eso le daba un aspecto bien lindo.